Capitulo 25: Una oportunidad más
Mientras Emma disfrutaba junto con Jacob de su nuevo despertar, alguien por el contrario día tras día comenzaba a sentirse perdida en un pozo del cual no se creía capaz de salir. Alexandra había estado experimentando las mismas sensaciones que Emma antes de recordar por completo su vida pasada. Mientras Emma y Jacob gozaban en las mieles de su amor, la inquieta peli roja tenía un par de sueños que intentaban con maldad, mostrarle lo que antes había sido
—Ven por aquí—decía una voz en su sueño mientras ella intentaba reconocer el lugar en el que estaba—
—¿me hablas a mi?—preguntó la joven
—¿y a quien más si no es a ti?—respondió—tienes que ver la verdad antes de que se repita lo pasado, debes impedir tu infelicidad y vengarte de quienes te quitaron la posibilidad de ser feliz algún día—
—¿de qué hablas?—preguntó confundida Alexandra mientras seguía temerosa a la voz que la guiaba entre unos arbustos—
—de esto—dijo la voz abriendo lado a lado los arbustos frondosos frente a ella mostrándole a Emma y a Jacob dándose un cálido beso —
—Jacob—pronunció con su voz quebrada al contemplar la escena—
—¿vas a dejar que esa mujer te separe del hombre que amas?—preguntó con cizaña aquella voz maléfica— ¿no recuerdas cómo te lo arrebató?—mencionó aquel ser fantasmal que se veía como una sombra ante los ojos de la joven—
Alexandra poco a poco comenzó a tener recuerdos cortos de su vida anterior, a su mente llegaban momentos de discusiones con Elizabeth en su vida pasada, y los pequeños encuentros que había tenido con Emma en esta vida. Cada recuerdo lanzaba a su corazón una daga que llenaba de resentimiento su ser, incluso sin ella ser una persona malvada
En realidad Alexandra no había reencarnado como la enferma Abigail, aquella mujer llena de maldad, envidia y rencor, la vida le había dado la oportunidad de enmendar lo que en un pasado había mal obrado , y así lo había hecho hasta que se reencontró con August o hasta que conoció a Jacob, una vez más se enamoró de él, sin embargo, aunque su corazón desbordaba amor por él, nunca tuvo la valentía suficiente para confesarlo, temía profundamente ser rechazada, pero pese a eso, estuvo a su lado como una gran amiga, brindándole apoyo y siendo un gran consuelo cuando este le hablaba de la mujer que por tantos años buscó. Jacob se había vuelto un soporte para Alexandra, pues cuando lo conoció llevaba solo meses de haber perdido a sus padres en un accidente de auto, estaba recién llegada a Londres y no contaba con familiares que le pudiesen brindar auxilio, Jacob en cambio siempre estuvo para ella con una voz de aliento, animándola a seguir adelante con sus sueños; el sueño de ser una gran modista, y gracias a la presencia del joven en su vida, ella pudo lograr lo que se propuso, sin embargo la presencia de Emma había opacado un poco la bondad que Alexandra tenía. Ella no odiaba a Emma, pero temía en lo más profundo perder a Jacob y estaba dispuesta a luchar por él a costa de lo que fuese.
—No, esa mujer no se quedará con él, no lo permitiré—decía la joven peli roja enceguecida por la maldad de la sombra que tenía frente a sus ojos
Lo que el ente lograba en Alexandra, era manipularla para transformarla en Abigail, cada encuentro que había tenido con Emma había provocado desencadenar la maldad que había tenido en su interior en el pasado, por eso sentía la necesidad de desaparecer a Emma sin importa lo que ocurriese
—Me parece muy bien, debes abrir los ojos y seguir paso a paso a quien te quiere alejar del hombre que amas, no permitas que otros sean felices a costa de tu infelicidad—dijo la voz para luego desaparecer —
Tan pronto como la sombra se esfumo Alexandra abrió sus ojos, estaban llenos de lágrimas y su corazón palpitaba fuertemente, la voz maliciosa en su cabeza diciendo que no permitiera que le quitaran a Jacob, daba vueltas al punto de hacerla sentir mareada y las ganas de correr a ver a quien amaba, la invadían
—no quiero perderte—dijo sentada en su cama limpiando sus lágrimas al pensar en quedarse sin Jacob en su vida—aunque no tenga tu amor, no quiero perderte
Mientras Alexandra despertaba con una tristeza invadiéndola, Emma y Jacob abrían sus ojos uno al lado del otro despertando juntos en la misma cama por fin después de tantos años
—parece mentira que estás aquí, que eres tu —dijo Emma contemplando el rostro del hombre con el que había soñado tantas veces, y a quien había amado durante un siglo—
—parece mentira pero es real mi amor—respondió Jacob besando tiernamente los labios de su amada— es tan real como el amor que nos tenemos
—no quiero perderte nunca, no quiero que esto termine nunca mi amor, quiero quedarme así, a tu lado abrazada por el resto de mi vida, no quiero y no voy a permitir que nadie nos vuelva a separar—
—yo tampoco lo voy a permitir, haré hasta lo imposible para tenerte siempre a mi lado—respondió el joven, besando y abrazando de nuevo a la mujer que tenía junto a él
—Jacob, tengo curiosidad con algo—mencionó Emma— si tu y yo reencarnamos, si logramos pasar esa barrera de la muerte, ¿eso quiere decir que Abigail también lo hizo? ¿Alexandra es ella?—preguntó—
—Sí, Alexandra y Abigail son la misma persona, aunque no las mismas—respondió el joven acariciando el cabello de Emma— Ella no es esa joven envidiosa, rencorosa y llena de maldad que era en el pasado, hemos sido amigos por un buen tiempo y siempre le he hablado de ti, de la mujer que he estado esperando durante tanto tiempo y ella sabe que en mi corazón no hay espacio para nadie más
—¿Qué pasa si no es así? si cuando ella sepa quien soy quiere hacer lo mismo, separarnos a cualquier costo y hasta... terminar con mi vida—cuestionó Emma temerosa—
—también me he preguntado lo mismo, por eso no quiero que ella sepa que estamos juntos, quiero que todo lo que hagamos, lo mantengamos fuera de su alcance, no quiero ponerte en riesgo, no quiero imaginar siquiera perderte—contestó Jacob con un deje de preocupación en su voz—te prometo que nada malo nos va a ocurrir
—no te voy a negar que el miedo me invade cuando pienso en esa mujer, cada encuentro que he tenido con ella me ha dejado mal, incluso intentó llevarme a contra de mi voluntad un día, no creo que sea tan buena como dices, algo de maldad de Abigail debe haber en ella
—¿intentó llevarte?—preguntó—como es eso—dijo—
—El día que nos íbamos a ver en el café, ella fue a mi edificio, no sé como supo dónde trabajaba, pero llegó justo cuando yo iba camino a verte. Me tomó con fuerza y me haló hacia donde tenía su auto, gracias a los cielos Cassie estaba conmigo, porque de no ser así, no se que hubiera pasado conmigo
—¿Entonces fue por eso que no llegaste?—preguntó atónito Jacob—
—en parte—respondió Emma— mientras ella me sostenía por el brazo, nuestras miradas se cruzaron y mi cicatriz comenzó a doler fuertemente, en ese entonces no entendía por qué, pero ahora tengo claro que ella fue la causante, era como una alerta que me lanzaba mi propio cuerpo, después de eso terminé hospitalizada, perdí el conocimiento y cuando abrí los ojos ya estaba en la sala de emergencias—
—todo este tiempo creí que no quisiste verme, por eso tomé la decisión de irme—confesó Jacob— pensé que no te interesaba nada que viniera de mi y yo no estaba dispuesto a ganarme tu odio
—no mi amor—respondió Emma acariciando el rostro de su hombre— jamás podría odiarte. Esa tarde estaba dispuesta a arriesgarme contigo, estaba cansada de no tener respuestas a lo que me ocurría y de alguna forma siempre supe que tu eras la clave para todos mis acertijos, pero Alexandra me impidió llegar hasta ti. Días después me dijiste que te ibas y yo traté de explicarte por qué te dejé plantado, pero no me diste oportunidad, no tienes idea de lo mucho que me dolió saber que no te volvería a ver—confesó la joven—
—perdóname por haber pensado mal de ti, por haber creído que en esta vida tu corazón no iba a ser mío—pidió Jacob besando el rostro de la joven—
—no tengo nada que perdonarte—respondió Emma sonriendo— yo hubiese pensado lo mismo.
—entonces...—pensó Jacob— según esto, Alexandra tiene las mismas intenciones de Abigail, ella quiere separarnos
—¿crees que es capaz de alejarnos de la forma tan cruel en la que lo hizo antes?—cuestionó Emma preocupada—
—Al parecer sí, la maldad de Abigail no se ha ido de ella y mientras esté enamorada de mi, va a intentar tenerme solo para ella bajo cualquier circunstancia; por eso te pido que te cuides de ella, no te vayas a quedar sola en ningún lugar y no salgas sola, yo voy a tratar de estar contigo siempre que pueda, pero cuando no lo haga, no le des oportunidad a ella
—te lo prometo—dijo la joven—pero prométeme tu lo mismo, no vamos a darle oportunidad a la maldad de esa mujer, no vamos a permitir que nada ni nadie nos vuelva a separar
—Así será—respondió— ahora olvidémonos de todo lo malo y disfrutemos de esto que nos está ocurriendo—pidió Jacob—es tan mágico tenerte entre mis brazos Emma, no voy a soltarte nunca— dijo para luego sellar su promesa con un beso que poco a poco los llevo de nuevo a consumirse en la pasión que sentían.
Días después, Jacob se mudó junto con Emma a Kensington Street y Emma regresó de nuevo a su casa junto con el hombre que amaba. Llevaban un siglo separados y ahora que estaban juntos, no había nada que los apartara. Por fin es su solitaria y enorme casa se sentía el calor de hogar, ahora no habían noches con pesadillas ni fines de semana eternos y aburridos, Emma y Jacob estaban recuperando la vida que una vez les fue robada y su felicidad primaría pese a cualquier cosa, después de reencontrarse, ya no había nada que los pudiese volver a alejar.
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