Capitulo 2: Enlazados por un sueño

Y ahí estaba ella, Elizabeth Lexington  parada frente al que sería su futuro esposo, el hombre que invadía cada uno de sus sueños. Era imposible que tuviera parado justo delante suyo al hombre cuyo rostro juró no olvidar nunca, y sin embargo, por muy imposible que fuese, la realidad le demostraba que hasta lo utópico podía convertirse en verdad.

-pero que te ocurre Elizabeth -pensó para sí, mientras analizaba a detalle la situación intentando negarse ella misma  que era él-

-Bienvenidos a nuestra casa -dijo Nicholas, dando una calurosa bienvenida a los Chadburn y ofreciéndoles a su vez tomar asiento en la mesa que se encontraba dispuesta para tomar el té en el extenso jardín cerca al laberinto— en un momento comenzarán a servirnos— dijo— lamento mucho haberlos hecho esperar, pero estábamos dando tiempo a nuestra hija — mencionó su padre dirigiéndose a la joven en cuestión, quien  en medio de su embeleso  no lograba comprenderlo, sabía que hablaban, que su padre decía cosas, pero su mente estaba en otro lugar, Elizabeth sabía que era descortés y grosero mirar a aquel hombre de la forma en la que  lo estaba haciendo, pero cada segundo le resultaba más imposible ver que su sueño era real, no existía una forma de explicar que aquel que invadía sus noches al dormir, estaba ahí, en carne y hueso, tan palpable como la silla en la que estaba sentada.

-Beth hija -dijo  su madre moviéndole disimuladamente el  brazo para que reaccionara-

-¿Que ocurre madre? -preguntó tratando de volver  a la realidad

-¿Ocurre algo? llevas distraída con el joven desde que entraste al jardín -mencionó Joanne indicándole que había notado su comportamiento desde el primero momento y haciendo que todo el rubor subiera a sus mejillas

-¡cómo se te ocurre madre! solo estaba distraída pensando una y otra tonteria, en realidad no miraba nada, solo pensaba -aclaró, pero lo cierto es que la joven no podía dejar de observarlo, mientras él, evadía su mirada cada vez que sus ojos se encontraban

-Como decía Lord Chadburn, nuestra familia cuenta con grandes negocios en la ciudad de Londres, y uno que otro dentro de este pueblo- mencionaba Nicholas a su socio, o a mejor decir, al hombre que pronto sería parte de su familia—  el valor de la dote a disponer no representará ningún inconveniente para nosotros — aseguró—

Elizabeth estaba concentrada tratando de encontrarle sentido a la realidad que estaba viviendo, su mente necesitaba comprender por qué el sueño le había presentado a August como el hombre que la amaría, pero todos estos pensamientos se esfumaron tan pronto como su padre  mencionó la dote que se ofrecería para concretar el compromiso

-si me disculpan -dijo poniéndose de pie dispuesta a salir de allí, no quería pasar un solo minuto escuchando como su padre la vendía a quien más le convenía- quisiera retirarme a mi cuarto

-Elizabeth siéntate -ordenó su padre— por qué no salen a dar un paseo por los extensos jardines  August y tu, claro, acompañados por sus madres- reiteró-

—tienes razón querido— respondió Joanne—  a Rose y a mi no nos interesa mucho una charla de negocios

-Para mi sería un honor llevarla a dar un paseo Señorita Elizabeth- Intervino aquel hombre de mirada inocente y rostro angelical. Su voz era dulce y al mismo tiempo transmitía seguridad y calma ¿por qué le pasaba esto con alguien que no conocía? recién le había visto pero estar con él era reconfortante

-por su puesto -respondió fijando la mirada en él- será un placer

August le tendió su brazo y juntos comenzaron a caminar por los alrededores de la mansión hasta llegar a los hermosos laberintos que habían en el gran jardín

—¿Le apetece tomar un descanso por aquí señorita?— preguntó el joven deteniéndose junto a una  banca —

—Claro—mencionó ella  aceptando y tomando asiento— la tarde está  particularmente hermosa el día de hoy - dijo Elizabeth  elevando la mirada hacia el claro azul del cielo despejado, que se reflejaba maravillosamente en el lago frente a ellos

-Tiene usted toda la razón—respondió él— hoy particularmente ha sido un día hermoso—afirmó— Señorita Elizabeth, si no excedo los límites de la confianza ¿podría hacerle una pregunta? 

Claro, deja me acerco un poco mas para que nuestras madres no escuchen— dijo Elizabeth corriendose de una forma muy sutil ya que no era bien visto que dos jóvenes hablaran con tanta cercanía sin ser esposos— y por favor — pidió— deja de tratarme con tanto formalismo mientras estamos a solas, serás mi esposo, deberíamos  tener algo más de confianza, solo vigila que nuestras madres no nos vean

-Está bien -respondió con una sonrisa cómplice- si así lo deseas

-¿que quieres preguntarme? -cuestionó la curiosa señorita-

-Perdona si sueno un poco indiscreto, pero me fue inevitable no notarlo ¿por qué cuando entraste al jardín y me viste, dijiste que era yo? no recuerdo haberte visto en otro lugar, al menos no físicamente y de haberte visto estoy seguro que no te hubiese olvidado

- Sus palabras no hicieron más que sonrojar a la hermosa señorita y hacer que su corazón palpitara fuertemente, no podía dejar que su nerviosismo fuese tan evidente, ya bastante había tenido con su comportamiento en la mesa, aunque estaba cautivada con aquel hombre sin razón alguna,  no podía permitirse ser tan evidente-  ¿a qué te refieres con físicamente? -preguntó, alejando cualquier deje de sonrojo y gusto de su rostro

-a que recuerdo verte, pero no de esta manera, no en un lugar en especifico, como un baile, o una cena

-Comprendo -dijo ella aún sin tener muy claro a qué se refería él, pero no quería parecer entrometida e  irrespetuosa preguntando de más— bueno pues... ¿crees en los sueños August? -le preguntó

-Sí, creo, y mucho —respondió—

-Bien, no sé si creerás lo que te diré, pero llevo varios días soñando con tu rostro—confesó aprovechando la oportunidad que se le presentaba, pues aún continuaba incrédula frente a lo que le estaba ocurriendo— son sueños extraños porque  nos veo a ambos con ropas diferentes, en lugares diferentes, pero siempre juntos, lo cierto es que cada vez que tengo esos sueños despierto feliz, mi día parece más iluminado -decía mientras observaba al cielo tratando de evitar su mirada- 

-Elizabeth - dijo tomando su pequeño rostro para que le viera- si te dijera que yo he pasado por lo mismo estos últimos días ¿Qué me dirías al respecto? -preguntó haciendo que la joven abriera su boca, estaba tan asombrada que fácilmente diez moscas podían entrar y salir de allí — Antes de venir aquí y conocerte, moría de miedo por enlazar mi vida a la de una completa extraña, pero ahora que puedo verte, confío en que la vida nos hará felices a los dos

Con toda la franqueza que lo caracterizaba, August confesó sin temor alguno el miedo que lo acompañaba desde el primer instante en el que sus padres le informaron que se encontraba comprometido, el miedo que sentía era el mismo que había invadido a Elizabeth en las últimas semanas, ella no quería enlazar su vida a la de un completo extraño, pero estar con él, de alguna forma le hacía entender que estarían bien, que sería feliz, su alma y todo su ser estaban dichosos al contemplar el amor de sus sueños

-Te prometo Elizabeth que haré todo lo que esté a mi alcance para hacerte feliz -dijo tomando su mano y regalándole una encantadora sonrisa

La elocuencia en sus palabra, la dejó prácticamente enmudecida, no hubo palabra alguna capaz de expresar todo lo que estaba sintiendo, estaba hipnotizada con cada cosa que salía de sus labios ¿de verdad estaban unidos por un sueño? ¿realmente era él quien la hacía tan feliz mientras dormía? sí, sin duda alguna era él aquel hombre  de mirada inocente y rostro de ángel, y estaba muy agradecida con el cielo por qué fuera a él, a quien entregaría su vida, Elizabeth poco a poco confiaba en que la vida ponía a cada uno en el lugar que correspondía.

-Elizabeth, August, debemos volver -dijo Joanne desde atrás de los arbustos- tu padre debe estar por terminar  de hablar con el señor Chadburn

Los jóvenes se miraron con pesar, pues el mágico momento que estaban teniendo poco a poco llegaba a su fin, pero algo de consuelo llegaba a sus almas, esta no era la ultima vez, sino la primera de una vida juntos

-Bien — dijo Nicholas—ahora que todo está acordado, vamos a que los instalen en sus habitaciones, deben estar cansados del viaje hasta aquí, además se deben preparar para la cena

—desde luego— respondió Edward— estaremos encantados de pasar una temporada con ustedes y desde ya agradecemos la hospitalidad que han tenido con nosotros

Dicho esto, cada uno fue rumbo al cuarto que correspondía, mientras en la planta baja Elizabeth conversaba un poco con sus padres acerca de lo ocurrido

-Me parece que congeniaron bastante bien -dijo Joanne a su hija  mientras caminaban hacia la escalera principal-

-Debo reconocer que tu comportamiento en la mesa me pareció inaceptable, pero tu madre me contó como había transcurrido el paseo— mencionó Nicholas—

-que puedo decirles, ahora siento que es el destino, y te agradezco padre por haber elegido a un buen hombre — dijo esta vez Elizabeth agradeciendo sinceramente—

-te dije que serías feliz —contestó su padre dando un pequeño abrazo a su hija— estoy seguro de que August así lo cumplirá- respondió mirándole alegre—

-yo también confío en que seremos felices— dijo Elizabeth, deseando con todas sus fuerzas que así fuera— los sueños nunca mienten padre-aclaró- ahora si me disculpan, quiero retirarme a mi habitación por un tiempo

-Claro que sí - aprobó su padre- recuerda la cena, pediremos que te indiquen cuando esté lista

Elizabeth subió a su cuarto tan rápido como pudo y tras cerrar la puerta, se arrojó sobre su cama sintiendo que la felicidad le caminaba por todo el cuerpo. Estaba segura que no amaba aun a August, pero le atraía mucho, era todo lo que veía en cada sueño y estaba segura de que pronto ocurriría, pronto terminaría enamorada de él.




Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top