Capítulo 18: Un sueño, una mentira, una decisión

Durante meses no solo Emma se sintió atrapada en un cuarto sin salida, alguien más estaba experimentando las mismas situaciones.
Del otro lado de la calle, en Kensington high Street, Alexandra veía con profundo dolor, como el hombre al que tanto amor le había guardado durante tantos años, besaba con pasión a otra mujer, una que no era ella. Su corazón se estrujó y la rabia comenzó a apoderarse de ella. Emma se había convertido en la piedra en el zapato de la peli roja, no la conocía, no sabía quien era, pero desde que Jacob y Emma se habían conocido, el cambio en la actitud hacia ella había sido notable, ahora no pasaban tanto tiempo juntos y si antes había logrado captar un poco de su atención, con la llegada de Emma, lo había perdido todo.
Sintiéndose furiosa intento caminar hacia donde estaban ellos dándose aquel beso, pero se detuvo al recordar la gran mentira que le había dicho a Emma en el café en un intento desesperado por hacer que se alejara del hombre que amaba
—voy a descubrir quién eres y voy a acabar contigo— dijo con sus ojos llenos de lágrimas y la mano empuñada jurándose a si misma acabar con cualquier ilusión de amor que hubiese en el corazón de Emma—
Sin embargo, esto no era lo que más preocupaba a Alexandra. Sí, quería tener el amor de Jacob, pero su alma estaba inquieta con los constantes sueños que había comenzado a tener un par de meses atrás. En ellos reconocía a Jacob como el hombre al que amaba, podía verlo pero también sentirlo, y al hacerlo, no podía notar más que un odio fuerte y profundo hacia ella. Cada vez que soñaba, despertaba inquieta, enojada, triste, con sentimiento de culpa, pero la peor sensación la tuvo la primer noche en la que soñó con Emma
—¡suéltame! —gritaba Emma en los sueños de Alexandra mientras ella la sostenía fuertemente—
Sus noches se habían vuelto angustiantes, pues dormir no le estaba brindando el descanso que quería. La noche anterior al encuentro con Emma, soñó que estaba junto a un charco de sangre, Jacob le gritaba con odio, con furia, y de repente una sensación de ahogo comenzaba a adueñarse de su cuerpo. Bruscamente despertó y su garganta dolía como si la hubiesen apretado al igual que su respiración, que se entrecortaba entre cada toma de aire
—¿Quién es esa mujer?—se preguntó tan pronto pudo abrir los ojos—¿Qué quieren decirme estos sueño?— se preguntaba con los ojos llenos de lágrimas al sentirse desprotegida y anhelaba, en algún momento, tener los brazos de Jacob libres para ella, para que la cuidara y la acompañara cuando más miedo tuviese.
Después de presenciar el desagradable momento entre Emma y Jacob, Alexandra regresó a su casa, limpió su rostro del llanto que había dejado salir, tomó una copa de vino, se tiró en su cama y pretendió que nada ocurría, pero poco a poco la bebida hizo efecto, y en un momento cayó rendida.
—¿por qué haces esto Abigail?— escuchaba Alexandra en el sueño mientras miraba de lado a lado el hermoso laberinto en el que se encontraba—
—¿Quién anda allí?— preguntó Alexandra dando un par de pasos hacia adelante—
—soy yo—respondió una voz similar a la suya—
—¿Quién eres?— preguntó la pelirroja—
—esa pregunta deberías hacértela tu misma, ¿Quién eres? ¿a caso eres la de antes?
—¿la de antes? ¿no entiendo, quién es la de antes?
—la de antes soy yo—respondió la voz tras ella haciendo que Alexandra volteara —
Las palabras parecían haber abandonado el cuerpo de la joven, pues enmudeció tan pronto como se giró, la sorpresa de verse a ella misma allí parada le quitó el aliento
—¿tu eres...?—preguntó Alexandra nerviosa temblando—
— tu eres yo y yo soy tu, somos una y la misma—respondió— Dime Abigail ¿harás las cosas de la misma manera o vas a tomar un camino diferente?—
Alexandra no tuvo tiempo de hacer más preguntas, pues aquella que se parecía a ella, había desaparecido en un abrir y cerrar de ojos, solo una voz quedó retumbando en su cabeza
—puedes cambiar el destino—
Al abrir los ojos, esto fue lo que Alexandra recordó
—cambiar el destino— dijo tan pronto como abrió sus ojos— me estoy volviendo loca— gritó agarrándose el cabello desesperada—
En efecto, tanto Emma como Alexandra estaban por vivir un suceso que cambiaría la vida de ambas, al final estaba en manos de cada una repetir el pasado o corregirlo y poder tener ambas un futuro.
Los días pasaron después de lo ocurrido entre Emma y Jacob, la joven había decidido quedarse unas varias semanas más en casa de su amiga, no estaba preparada para regresar a su hogar y tener de nuevo los sueño que le hacían recordar a aquel hombre
—Emma ¿te gusta Jacob, lo quieres?—preguntó Cassie a su amiga una de tantas tardes que caminaban de regreso a casa—
—¿por qué me haces esas preguntas Cassandra? —cuestionó— lo único que quiero es olvidarme de él, se va a casar, ni siquiera comprendo por qué me besó
—admítelo, te gustó—dijo Cassie—
—Me gustó, y me gusta Jacob, hemos tenido situaciones tan poco convencionales, hemos sentido cosas juntos que de alguna forma me han atraído hacia él, el misterio que rodea todo esto hace que sea más emocionante y sobre todo, descubrirlo a él, ver como se comporta cuando está conmigo, cuando me ve mal, es imposible evitar que me guste, por eso me duele todo lo que esa mujer me dijo, entiende Cassie, se casará con ella, están saliendo, yo no puedo interferir—
—eso no es cierto—respondió Cassie—
—ella nos lo dijo, tu misma la escuchaste— respondió Emma—
—Tu no le diste el beneficio de la duda a Jacob, él intentó explicarte y tu no lo dejaste, cuando saliste corriendo de allí, él me dijo que todo era mentira
—Cassie ¿por qué esa mujer me iba a decir mentiras a mi? no me conoce, no sabe quien soy—
—probablemente también está enamorada de él y quiere tenerte lejos—respondió la amiga—
—no puede ser posible, ella no tendría por qué dudar de una completa extraña—
—pues, sea la verdad que sea, creo que te debes una charla con Jacob—respondió Cassandra—
Caminaron juntas un par de cuadras más y al llegar a casa el teléfono no hacía más que sonar y sonar
—yo contestaré—dijo Cassandra corriendo hacia la mesa— por favor lleva mi bolso al cuarto
—¿esperas llamada de algún enamorado?—preguntó Emma para luego irse riendo hasta la habitación—
—Hola—contestó Cassandra—
—Hola ¿hablo con Cassandra, la amiga de Emma? —preguntó Jacob del otro lado de la línea—
—Ella habla—
—¿Cómo estás?, soy Jacob, me diste tu tarjeta el otro día, quería saber como está Emma, hace días no sé nada de ella—
—ah, hola, eres tu—respondió Cassie emocionada— esperaba tu llamada con ansias, creo que deberíamos reunirnos, hay un par de cosas que debes saber
—¿te parece si te invito a un café en I park Coffe?—preguntó Jacob— necesito saber que fue lo que pasó—
—me parece bien, te veo a las 8 de la noche—dijo Cassie para luego despedirse antes de que su amiga la descubriera—
—¿vas a verte con alguien?—preguntó Emma entrando a la sala—
—Sí, saldré con un amigo a tomar un café esta noche, así que tienes la casa libre para ti
Emma sonrió ante las ocurrencias que su amiga decía. Un par de horas después Cassie estaba lista para enfrentar el tormento que no dejaba en paz a su amiga.
—muy bien, te veo más tarde, sabes que esta es tu casa y puedes hacer lo que quieras—dijo Cassie tomando su bolsa para salir al encuentro con Jacob—
—Lo sé, que te diviertas— respondió Emma desde la comodidad de la cama—
Cassandra no podía negar que el miedo la estaba llenando, pero tenía que hacerlo por su amiga. Emma llevaba días sin sentirse bien, después de recibir la noticia de que Jacob se casaría, no había vuelto a ser la misma, y Cassie, como su mejor amiga, estaba dispuesta a enfrentarse al hombre que había sido el causante de esa amargura.
Al entrar al café, lo vio allí, sentado en la mesa que tanto ella como Emma siempre elegían cuando iban juntas, a simple vista era un hombre normal, alto, guapo, con unos hermosos ojos color avellana, su cabello castaño claro, todo un adonis, y la pareja ideal para su mejor amiga.
—Hola ¿Jacob?—dijo Cassie acercándose a la mesa—
—Hola Cassandra ¿Cómo estás?— saludó amable poniéndose de pie—.
—Por favor solo dime Cassie, estoy bien—respondió— me alegra verte, hay mucho de qué hablar—
—¿Cómo está Emma?—preguntó Jacob yendo directo al grano—
—para serte franca, nunca la había visto tan apagada, parece que perdió su Luz, desde que esa mujer le dijo que tu y ella se casarían, Emma dejó de sonreír como lo hacía antes—confesó la joven—
—¿pero quién le dijo a ella que yo me casaría? no tengo siquiera pareja como para que alguien diga semejante disparate—respondió él—
—pues entonces pregúntale a la pelirroja por qué lo hizo—soltó Cassie—
—¿Qué pelirroja? ¿Alexandra?—cuestionó Jacob—
—esa misma, se acercó a nosotras, bueno, en particular a Emma, le dijo que había estado soñando con ella, que seguramente era el destino tratando de decirle algo y que ya los había visto un par de veces juntos—contó Cassie a Jacob quien escuchaba con total atención— le pidió que no interfiriera entre ustedes porque estaban a punto de casarse
Al escuchar esto, Jacob sintió miedo, temor, pues sabía lo que los sueños significaban, el despertar comenzaba por un par de sueño, lo que quería decir que Alexandra o Abigail al igual que Emma, estaban a poco de tenerlo
—¿Alexandra le dijo eso?— preguntó Jacob—
—así es, tal cual te lo estoy diciendo, así pasó. Por eso la reacción de mi amiga cuando la besaste, aunque, te confieso, a ella le encantó ese beso
—a mi también Cassie, anhele ese beso por mucho tiempo, pero no te puedo negar que su reacción me dejó sin palabras
—pues ahora ya sabes por qué lo hizo— dijo ella— desde que apareciste en la vida de Emma, muchas cosas en ella han cambiado, toda su vida está de cabeza, sin embargo tengo la corazonada de que ustedes dos deberían estar juntos
—Cassie, hay un millón de cosas que no entenderías y que así quiera, no puedo explicarte, de alguna forma, todavía no se cómo, tu haces parte del despertar de Emma y del mío también, pero decirte a ti, a ella o a quien sea, puede generar un desequilibro en la línea del tiempo y no estoy dispuesto a volver a perder al amor de mi vida
—estás igual de chiflado que mi amiga, por eso hacen pareja— respondió Cassie levantando una ceja al escuchar todo lo que Jacob le decía—
—posiblemente, pero tu debes hacerme un favor—pidió— cuida de Emma, explícale todo, dile que yo no estoy comprometido y que Alexandra solo es una conocida, jamás he dicho que voy a casarme con ella, pero sobre todo, cuida de que Emma no se encuentre a solas con Alexandra, bajo ninguna circunstancia
—¿es peligrosa o que? —preguntó Cassie asustada—
—no lo sé y tampoco estoy dispuesto a descubrirlo, solo haz lo que te pido
— muy bien—respondió ella— pero ¿por qué tanto misterio?— preguntó—
—con el tiempo lo vas a saber, dile a Emma que la espero en este lugar, mañana después del trabajo, si ella decide no venir, entonces yo voy a tratar de seguir con un camino diferente hasta que ella logre darse cuenta de todo
—muy bien, trataré de convencerla—respondió—
—Recuerda Cassie, tu eres importante en este despertar—dijo Jacob para luego levantarse e irse del lugar
Lo que Cassie no sabía era que, en efecto, ella era un manojo de piezas claves para armar el rompecabezas
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