Capitulo 11: El comienzo de un gran nudo
Días después de retomar su trabajo, de pasar por alto cada cosa extraña que le ocurría, de llenar su cabeza de mil pendientes para no darle importancia a todo lo que soñaba, Emma decidió darse un respiro. Estaba harta de tomar una vez más la rutina de cada año, casa, trabajo y trabajo casa.
Siempre fue una mujer muy entregada a lo que hacía, no le interesaba mucho una vida social activa puesto que normalmente el ruido le molestaba, sus constantes migrañas no le permitirán ser amiga del bullicio y prefería mil veces el silencio de su aislamiento que la algarabía de un grupo de personas, pero a veces tanta soledad se volvia agobiante; continuamente tenía aquellos sueños en los que veía a ese misterioso hombre y esto ya estaba comenzando a afectar su vida, cuando dormía era tan feliz con aquel desconocido, ni siquiera era necesario cruzar palabras, el solo tomar su mano para dar un paseo para Emma era reconfortante, lo que no era tan agradable era despertar y ver que la realidad era otra, una en la que estaba realmente sola, en la que no tenia la mano de aquel hombre para dar un paseo, una realidad que seria gris. Aunque extrañamente las ultimas veces, después de un hermoso sueño con el hombre misterioso, siempre despertaba pensando en Jacob
Intentando salir de su rutina, Emma decidió salir a dar un pequeño paseo por el parque, y cerca al lago que poco a poco empezaba a descongelarse para dar paso a la hermosa primavera, no podía dejar de pensar en él
-que habrá ocurrido contigo- pensó mientras seguía con su paseo sin destino- ¿estarás bien?
-hola- escuché tras de ella una conocida voz que le hizo frenar en seco el paso- ¿has estado bien? -preguntó
una sonrisa se dibujó en el rostro de la joven-Jacob- dijo volteando a verlo-
-Emma -sonrió- puedo acompañarte un rato en tu paseo - preguntó extendiendo su brazo de la misma forma en la que el hombre de sus sueños lo hacia cada noche
-Claro- respondió sin dudarlo- ¿Dónde estuviste? han pasado varios días desde la ultima vez que nos vimos
- lo sé, la ultima vez nuestro encuentro no fue muy agradable, insinuaste que te seguía- dijo, lo que hizo que la vergüenza se apoderara de su rostro y de inmediato se ruborizara- así que quise darte tu espacio, alejarme un poco
-Discúlpame, había cosas en mi vida que no estaban del todo bien- respondió apenada-
-¿y ahora esas cosas están bien? -preguntó deteniendo el paso
Emma se detuvo igual que él y mientras lo miraba recordaba cada sueño que había tenido y el encuentro con aquella mujer que tan mal la había dejado
-No- respondió— solo me he ido acostumbrando a que las cosas se salgan de control un poco- dijo con una leve sonrisa
Sin darse cuenta los brazos de Jacob la estaban rodeando de la forma más protectora jamás imaginada, ni su padre le había dado un abrazo que la hiciera sentir de esa manera, estaba helada al sentir con él tantas emociones
-todo va a mejorar Emma, todo va a estar bien - dijo con su voz cálida y sincera provocando que inconscientemente ella correspondiera a su abrazo buscando refugio
Los segundos en aquel lugar seguro fueron eternos, no había otro momento ni otro lugar en el que ambos quisieran estar mas que allí, en la calidez de cada uno, pero cuando ya se habían acostumbrado ambos a sus brazos, tuvieron que separarse
-deja que te invite a un café, como compensación por mi comportamiento la última vez- dijo Emma brindándole a Jacob una sonrisa
-estaría encantado - respondió él mientras dirigía sus pasos hacia la cafetería más cercana
El corto paseo por la orilla del lago camino hacia el Coffe Bar fue mejor de lo esperado para ambos, no cruzaron una sola palabra, sin embargo sus miradas hablaban por ellos y Emma, sin decirlo, se admitía en lo profundo que allí se sentía cómoda, feliz y tranquila y que no hubiese querido estar tomada del brazo de alguien que no fuese Jacob
- y cuéntame que hiciste durante estos días - preguntó Jacob mientras disfrutaban del café
-En realidad no mucho, comencé nuevamente a trabajar, eso me mantiene realmente ocupada, normalmente nada nuevo ocurre en mi vida, aunque... - dijo recordando el encuentro con aquella mujer de cabello rojo, no sabía si era momento de abrirse completamente a él, pues aunque estar a su lado le hacía sentirse confiada, no sabía si contarle seria una buena idea, aun así, decidió arriesgarse, no era como si pudiese contarle a alguien más sobre ella
- ¿Aunque? -dijo
-¿puedo confiar en ti para contarte algo que me ha ocurrido?
Jacob tomó su mano y con una caricia suave confirmó
-claro que puedes confiar en mi-dijo-
-¿alguna vez sentiste que tu vida corría peligro junto a alguien?
-bueno no, realmente nunca he sentido algo parecido
-bueno, algo parecido me ocurrió hace unas semanas- dijo Emma- con una completa extraña
-Emma, con un extraño y en la calle es común sentirte amenazado
-Jacob- contestó golpeando suavemente su mano- esto es serio, cuando iba para mi trabajo me detuve a comprar el café de siempre, mientras esperaba, una mujer se acercó a la barra y pidió algo, pero cuando escuché su voz, te juro, quería salir corriendo
Tan pronto como Emma mención la situación, la postura de Jacob cambió a una mucho más seria, como preocupado, tal vez como si algo lo estuviese alarmando, poniéndolo en aviso
-¿sabes quién era?— pregunto con su tono un tanto inquieto—
-no, te digo que para mi era una completa extraña
-¿y recuerdas como era esa mujer? -cuestionó —
-sí, como olvidarla, si me dan escalofríos de recordar ese momento, ella era... - dijo la joven intentando describirla , pero tal fue su sorpresa al verse interrumpida por la voz de quien nunca pensó volver a ver
-Jacob querido - dijo la mujer tras de Emma— ¿Qué haces aquí?
Cuando la joven volteó, sintió como si su silla empezara a girar, como si fuese a desmayar, era esa mujer, la misma del café, y la sensación que le transmitía era exactamente igual, nada cambiaba, Emma solo quería salir corriendo de ese lugar
-Alexandra- dijo Jacob- ¿Cómo estás? -preguntó aun desde la mesa sin preocuparse por tener la más mínima educación con ella
-Ay hola- dijo ahora la mujer dirigiéndose a Emma al recordar su particular encuentro- ¿me recuerdas? me confundiste con alguien en el café el otro día-
Jacob volteo a ver a Emma y sus ojos se abrieron al ver su cara de angustia, tanto que tomó su mano para reconfortarle, pero nada era suficiente ante la presencia de Alexandra, sus sentido se apagaban por completo y el temor la invadía
-¿Ustedes se conocen? -fue lo único que logró decir Emma en medio del agobio-
-pero claro- respondió esa mujer acercándose a Jacob rápidamente-
-Somos conocidos- respondió Jacob rápidamente
-Yo diría que más que amigos- dijo Alexandra
-Claro que no Alexandra- alegó Jacob bastante molesto mirando desafiante a la mujer- no seas ridícula
-Discúlpame -dijo Emma reaccionando, tratando de salvarse de un paro cardiaco- tengo que irme— Dijo, para luego levantarse de la mesa tan rápido como el aturdimiento le permitía y salir de allí —
-No Emma, espera -dijo Jacob tomándola de la mano para detenerle—
-Déjame ir - suplicó mientras se soltaba bruscamente de su agarre para salir corriendo-
A lo lejos y antes de salir de aquel lugar se pudo escuchar que aquella mujer, Alexandra, le pedía a Jacob que dejara sola a Emma, finalmente no era alguien que tuviera importancia, o eso era lo que la peli roja creía
-Emma cálmate - dijo Jacob tratando de contenerla- ella no puede hacerte daño— aclaró mientras la halaba hacia su pecho para calmarla, pues Jacob, al verla salir tan desesperada, no dudo en correr tras ella—
Emma jamás había pasado por algo parecido, estaba temblando, y su corazón acelerado parecía estallar, no sabía ni donde estaba, solo quería llorar, había perdido el control de la situación y sus sentidos la habían abandonado
-¿Quién es ella?- preguntó la joven nerviosa
-solo una conocida- respondió- deja que te lleva a casa, no puedo permitirme dejarte sola y menos en ese estado
Emma lo miró y asintió con los ojos llenos de lágrimas, no quería estar cerca de aquel café, necesitaba sentirse segura en su hogar, lejos de cualquier cosa que le hiciera mal
¿Pero que estaba pasando? no era posible que una vez más esa mujer la descontrolara de esa manera, necesitaba respuestas, pero solo tenía mil preguntas, era el momento de comenzar a buscar el significado de todo
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