Capítulo siete: Carta Astral.

06| Carta Astral.


–Buenas noches. –saluda Eliot cuando entra a la casa.

La casa tiene cierto olor a vainilla que jamás en mi vida había olido, todo está en perfecto orden, nada a comparación como en la mañana.

Habían hecho tantas cosas en el tiempo que me dormí.

La mesa está perfectamente servida y hay cinco platos puestos pero no veo rastro de mi papá, todavía no tenemos aquella platica que dijo que tendríamos, y cuando lo veo solo son al rededor de media hora porque siempre llega cuando estoy dormida y se va muy temprano en la mañana.

–Pasa, cariño. –mi abuela sonríe y lo invita a entrar a la casa.

–Les traje un pequeño detalle. –menciona y veo como saca de un pequeño maletín dos pequeñas cajas doradas.

¿Desde cuándo trae ese maletín?

–Son unos chocolates bajos en azúcar para usted y unos rellenos de Nutella para Salem –menciona cuando se los entrega a mi abuela, haciendo que está sonrisa de oreja a oreja.

–Estos chocolates son carísimos. –susurra/ grita Salem cuando recibe su caja.

Cierro los ojos fuertemente y me aguanto las ganas de darle un golpe en la cabeza por no ser nada discreta. Eliot solo ríe y hace como si no hubiera escuchado aquel comentario.

–Muchas gracias, cariño. –mi abuela le sonríe y deja la caja en una pequeña repisa donde hay varias fotos de todos nosotros.

Mi abuela lo invita a sentarse en los sillones en lo que esperamos que mi papá baje y Eliot le hace algunas preguntas sobre como ha ido su día, a lo cual mi abuela le responde encantada.

Ah, pero hace una semana le decía orejón. Que conveniente, abuela.

Si, últimamente ha estado muy caro el aguacate. –escucho atentamente la plática que tienen sobre las verduras del mercado y como todo ha aumentado exageradamente.

–Yo no lo podía creer, tuve que cambiar la receta totalmente. –le cuenta mi abuela.

–¿Segura que no es un viejito reencarnado en un guapo muchacho de veinti...

–siete.

–veintisiete años? –me susurra Salem, mientras observa conmigo como toma gustoso el té de manzanilla que le da mi abuela.

–Eso creo.

Salem ríe y regresa su atención a su celular, donde ve algunas historias de instagram.

–Buenas noches. –todos paramos lo que estamoss haciendo cuando escúchanos la voz de mi papá al borde de la escalera.

Eliot se levanta del sillón y camina hasta donde está mi papá, parándome atrás de él y sosteniendo una de sus manos fuertemente, más apoyo para mí que para él.

–Buenas noches señor, Eliot Holt. –le tiende su mano y mi padre no tarda en responder el saludo, apretándole un poco fuerte la mano.

–¡Mario! –lo regaña mi abuela, cuando Eliot hace una pequeña mueca con la boca, que borra rápidamente.

Mi padre suelta su mano y Eliot recupera la compostura, apretando un poco más mi mano.

–Un gusto tenerte está noche, Eliot –mi padre le da una sonrisa y lo invita a sentarse en la mesa, mi padre sentándose en la cabeza de la mesa.

De lado derecho se sienta mi abuela y a lado de ella Salem, dejándome a mi de lado izquierdo y a lado de mi Eliot, quedando él frente a Salem.

–Un enorme placer tener al esposo de mi hija del cual jamás había escuchado hablar jamás. –vuelve a repetir mi padre y oigo como algo suena bajo la mesa, suponiendo que es el zapato de mi abuela contra su pantorrilla.

–Una disculpa si jamás vine a presentarme con ustedes, Verónica y yo llevábamos algunos meses juntos mientras yo estaba en Nueva York manejando la sede más grande la empresa de mi padre. Pero no es culpa de Verónica, yo le pedí que todo fuera secreto, no quise que esto sucediera así pero cuando regresé de Nueva York y la vi no pude contener la necesidad de tenerla toda la vida a mi lado como mi esposa. –se disculpa Eliot en tono lamentoso.

Toma una de mis manos y la besa suavemente, mientras me mira tiernamente.

–Le prometo que yo cuidaré bien de Verónica, como ella se lo merece. –y me planta un pequeño beso en la frente, tan suave que cierro los ojos, disfrutando el pequeño roce de sus labios con mi frente.

Y eso es lo que mi papá necesitaba para relajar su ceño y sacar una pequeña sonrisa, que me hace que relaje el trasero, el cual lo he mantenido apretado de nervios desde que bajó.

Mi padre asiente, aprobando lo que el le ha dicho y le da una indicación a Salem de que lo ayude a traer los refractarios con lasaña, haciendo que mi abuela que también se levante porque ella iba sacarlos del horno.

–¿Qué fue eso? –le pregunto en un pequeño susurro cuando estamos solos.

–Lo necesario para que tu papá se relaje. –me dice con una sonrisa, mientras se levanta de la silla dispuesto a ayudar a mi abuela con la jarra de bebida.

Desde aquí puedo notar como mi abuela está encantada con él, y ni hablar de Salem, pero bueno, a Salem le caes bien nada más con que ella sienta que tienes buenas vibras.

–¿Así que manejas la empresa de tu padre? –le pregunta papá, mientras empieza a servirse un pedazo de lasaña.

–Si, mi padre tiene una pequeña empresa de periodismo en Nueva York y la manejo junto a mi hermana mayor, Larissa.

–¿Y tu madre a que se dedica? –esta vez es turno de mi abuela.

Sabía que ya se avecinaba la ronda de preguntas y estaba un poco nerviosa por eso, aunque yo ni siquiera he abierto la boca en toda la noche.

–Tiene igual una pequeña empresa de chocolates. –contesta amable mi esposo, mientras toma mi plato y me sirve un pedazo de lasaña. Le agradezco bajito cuando me da el plato.

–Oh, que bueno que tus padres tengan sus propias empresas –dice mi abuela, mientras se mete un bocado de comida y la mastica tranquilamente–. Mario es policía y yo tengo un pequeño negocio naturista y spa con mi mejor amiga.

Eliot escucha atento lo que le cuenta mi abuela y pregunta algunas cosas que mi abuela responde gustosa.

–Y dime, Eliot –por primera vez habla Salem, tiene una pequeña sonrisa traviesa y su celular en la mano–, ¿Cuál es tu nombre completo?

–Eliot Holt Woods. –responde, tranquilo.

–¿Día de nacimiento?

–6 de Noviembre de 1993.

En un mes era su cumpleaños, tomo nota internamente.

–¿Lugar de nacimiento?

–Miami, Florida.

Salem anota algunas cosas en su celular y entrecierro los ojos, mi papá y mi abuela no se han dado cuenta de los que Salem está tratando de hacer y comen como si nada, escuchando las respuestas de mi esposo.

–¿A qué hora?

–¡Salem! –salto, hablando un poco fuerte y haciendo que mi abuela se asuste y atragante con su vaso de agua, Eliot se levanta rápidamente y le palmea la espalda.

Salem solo me da una sonrisa culpable y abre la boca, pero le doy una mirada amenazadora y la cierra otra vez, ayudando a mi abuela mejor.

–¿Pero por qué gritas, V? –mi padre me mira con los ojos entrecerrados, esperando mi respuesta.

–Salem le quería leer su carta Astral. –le cuento y él solo ríe.

–Pero no era razón de gritar, cariño –esta vez es mi abuela la que habla–. Por eso les digo que yo soy diabética con tanto que me hacen pasar esto.

–Abuela, eres acuario no diabética. –le corrige Salem rápidamente y mi abuela hace un movimiento con la mano, restándole importancia.

–No tengo problema con que Salem me quería leer mi carta Astral –menciona con una sonrisa mi esposo, haciendo que Salem sonría abiertamente y tomé de regreso su celular–, si quieres más tarde te contesto bien todo y me la dices.

Salem asiente y regresa su atención hacia mí y me da una sonrisa como diciendo «ves, nadie me dice que no» y yo solo ruedo los ojos.

La cena transcurre demasiado pacífica, para mí suerte y sorpresa. Mi papá le pregunta algunas cosas más a Eliot sobre dónde estudió la carrera o cosas respecto a cosas que ya no entiendo y me pierdo en la lasaña la cual está demasiado deliciosa.

–La lasaña estuvo deliciosa, señora Vania. –le dice Eliot, antes de tomar un poco de su vaso.

–Vania, cariño, y me alegra demasiado que te haya gustado. –mi abuela le da una sonrisa que muestra sus dientes, demasiado feliz de que le haya gustado.

–Y dime Eliot, ¿Por qué no están viviendo juntos?

Cierro los ojos fuertemente.

Es la pregunta que he estado rezando porque no la hagan en toda la noche pero al parecer me hizo falta rezar más veces.

–Lo que sucede es que mi casa, y ahora casa de Veronica y de ustedes cuando quieran, está en remodelación –cuenta Eliot y volteo a verlo–, una vez este lista que será en dos semanas, Verónica se vendrá a vivir conmigo.

–¿En serio?

¿En serio?

Parezco la más sorprendida entre mi abuela y Salem, era algo que se esperaban pero a la vez no lo hacían.

–La casa queda a veinte minutos de aquí, está a la orilla del mar –les cuenta Eliot–, cuando esté lista haremos una pequeña cena allá.

Mi abuela aplaude feliz, aprobando inmediatamente la idea.

–Eliot y yo recogeremos los platos. –digo rápidamente y tomo tres de los cinco platos y camino a la cocina con Eliot atrás con los otros dos– ¿¡Vivir juntos!?

Le susurro/ grito dejando los platos en el fregadero.

–Tranquila, solo lo dije para salir del hueco, si estás dispuesta a quedarte en mi casa podemos dormir en cuartos separados y yo no permanezco siempre aquí, hay semanas que me voy a Nueva York y te quedarás sola. –me cuenta en un tono tranquilo.

–¿Si? –pregunto un poco más tranquila.

–Si, Verónica. Mi casa es tu casa. –me pone su mano sobre mi hombro y me da una sonrisa relajada que me transmite lo mismo y logra calmarme un poco más.

–Okey, hablaremos de eso después. –Eliot asiente y me tiende la mano para salir juntos otra vez al comedor donde sigue mi familia.

–Eliot, no se si sabes que dentro de una semana se cumple el aniversario de la muerte de Irene, la mamá de Verónica y Salem, el domingo de la otra semana viajaremos a California y nos quedaremos ahí dos semanas ya que cada año le hacemos una pequeña ceremonia con su familia, y como eres de la familia nos gustaría que nos acompañes.

Me quedo estática en mi lugar antes la propuesta de mi padre. Nunca antes habíamos invitado a alguien a California por el aniversario de muerte de mi madre, y jamás creí que lo hicieran con Eliot.

–Claro, sería un placer ir con ustedes a California. –Eliot suena un poco sorprendido pero responde con una sonrisa amable y me da una pequeña mirada de reojo para comprobar que este bien a lo que yo asiento con la cabeza.

La mesa queda en silencio y yo solo me dedico a ver la mesa.

–¿Entonces a qué hora dices que naciste? –habla Salem, con su celular en la mano.

La volteo a ver y susurro un pequeño gracias.

-xxx-

Cuando dan casi las once Eliot dice que es hora de irse porque mañana tenía un pequeño viaje con Larissa a no se dónde, así que lo acompaño hasta la puerta.

–Muchisimas gracias por todo. –se despide Eliot y prosigue a darle un beso en la mejilla a mi abuela y a Salem y un apretón de manos a mi papá.

Caminamos hasta la puerta y salgo junto con él, sentandonos en la banqueta.

–Muchisimas gracias por venir, la cena salió bastante bien. –admito, mirando el oscuro cielo lleno de estrellas.

–A ti por invitarme, tu familia me cayó bastante bien, a la próxima te toca a ti conocer a la mía. –advierte y asiento con la cabeza mientras sonrió abiertamente.

–En serio, muchas gracias.

–No es nada, V, en serio tu familia me cayó demasiado bien.

Me da una sonrisa tranquila y regresamos la vista al cielo. Después de unos minutos, Eliot vuelve a hablar:

–Si te molesta o incómoda que vaya a California dímelo, no me gustaría causarte alguna incomodidad y más siendo aniversario de la muerte de tu mamá. –volteo a verlo y niego con una pequeña sonrisa.

–Seria agradable que nos acompañes, jamás hemos llevado a alguien más a la casa de mi abuelo, así que será divertido.

Eliot sonríe y revisa su reloj.

–Me tengo que ir, pero te mandaré mensaje. –Eliot se levanta de la banqueta y me tiende la mano para ayudarme.

Camino con él hasta su carro, el cual estaba más cerca de mi casa de lo que creía. Una vez estamos frente se gira y me sonríe.

–Hoy te ves muy guapa, V. –me da un pequeño en la mejilla y sin más camina hasta su carro para meterse.

Me quedo ahí parada viendo como se va hasta que caigo en cuenta que ya es tarde y necesito entrar a mi casa.

–Me cayó demasiado bien Eliot, V –me cuenta mi abuela mientras lavamos los trastes.

–Me alegra demasiado, abuela.

Me paso los últimos quince minutos escuchando como mi abuela está encantada con mi esposo, y como ella sabía que era él era el indicado para mí, que desde su corazón lo sabía.

Me acuesto en mi cama cambiada dos minutos para las doce, tenía tiempo que no me desvelaba tanto así, mi papá estaba acostado en su cuarto y Salem estaba viendo alguna serie en su cuarto.

Me dedico los últimos minutos a ver algunas historias de instagram y cuando empiezo a bostezar cada cinco minutos decido que es hora de dormir.

Cierro los ojos y empiezo a recordar la sensación de los labios de Eliot en mi piel, haciendo que mi mente de mil vueltas junto con mi estómago.

Y en algún punto de la noche me quedo dormida, con el recuerdo de Eliot sonriendome.

***

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