Capitulo seis: Culo chismoso.

06| Culo chismoso.

No pude dormir muy bien en toda la noche. No sé si fue porque había un grillo a fuera de mi ventana o por el hecho de que no dejaba de pensar en que mañana mi familia conocería a mi esposo.

La verdad es que me parecía increíble que no habían preguntado el por que no estoy viviendo con él o por que jamás les conté de él. Sinceramente era algo que agradecía infinitamente, no estaba preparada para invitarles algo.

–¿Qué crees que le guste a Eliot cenar? –mi abuela me da un pequeño golpe en el brazo al ver qué no le estoy prestando atención.

–¿Qué? –me giro de un golpe.

–¿Qué si que crees que sea bueno cocinar para Eliot? –me vuelve a preguntar.

–No lo sé, lo que quieras él lo comerá. –espero.

–Bueno, haré lasaña. –asiento y le doy las últimas mordidas a mi sandwich.

–Buenos días, reinas. –Salem baja por las escaleras con su pijama aún puesta, una blusa con la cara de Harry Stiles que le llega hasta el muslo y sus pantalones de dormir con renitos.

–Sal, son casi las 12 –mi abuela niega con la cabeza, mientras le pone su sandwich en la mesa–. ¿Otra vez te desvelaste?

–¡Abuela es que no se porque sacan canciones en la madrugada! Ser fan de 5 seconds of summer es un estilo de vida. –Salem le da una sonrisa inocente a mi abuela y agarra el control de la tele para poner alguna serie en Netflix y desayunar.

–Estilo de vida ni que nada, ay niña. –mi abuela se gira negando con la cabeza, mientras empieza a buscar los ingredientes que necesitará para la cena de hoy.

Fijo mi atención en la serie que está viendo Salem y me quedo viendola con ella, aunque sabría que la próxima vez que Salem pusiera algo en la tele sería otra serie ya que ella es una traga series y libros, no entendía como podía acabarse una serie en menos de una semana o al menos avanzarla demasiado.

Por ejemplo, Grey's anatomy se vio las primeras diez temporadas se las vio en menos de un mes, literalmente no había dormido en todo ese tiempo por verlas, cuando ella ya iba por la temporada once yo apenas estaba empezando la cuatro ¡Y las iniciamos al mismo tiempo!

–¡Nooooo! ¿¡Por qué debes de ser tan estúpida Devi? –lloriquea mientras le da su última mordida a su sandwich–. ¿Por qué ir detrás de Paxtón? ¿¡Por queeeeeé!?

Me río al oírla llorar porque la protagonista de la serie tenía dos novios y al parecer ambos chicos se acaban de entrerar que estaban una relación abierta.

–Ya, deja de llorar, Salem –mi abuela le da un golpe con el guante de cocina y niega con la cabeza–. Recuerda que hoy tienes que ir a trabajar, tu semana de descanso terminó.

Le recuerda mi abuela y está se queja en silencio porque sabía que mi abuela le daría otro golpe con el guante de cocina. Salem trabajaba en una pequeña tienda familiar que fundó mi abuela con mi mamá y al morir mamá se quedó a cargo ella con Salem, era una tienda de productos naturistas y a la vez como un pequeño spa que manejaba Laura, la mejor amiga de mi abuela.

–Abuela, ya te dije que me cambies de trabajo, si quieres voy a dar masajes con Laura pero no quiero ir a atender la tienda –se queja, mientras espera que cargue el otro capítulo de la serie.

–Solo porque te hayas confundido de chat y hayas enviado a todo tu salón un vídeo donde estabas fingiendo estar en un comercial y promocionaste todos los té reductivos como "Ideales para tener un culo chismoso porque soltará toda la sopa y bajará de peso para que tu crush te haga caso y no mueras soltero como tu profesor de química" y que para el colmo hayas dicho que confirmabas que te daba diarrea un año no es razón para faltar una semana más a la escuela.

Mi abuela le recuerda su famosa hazaña de hace dos semanas y yo me vuelvo a reír al recordar el tremendo grito que soltó al darse de cuenta que en vez de mandárselo a sus amigas lo mando al grupo de su salón, donde ahora todos se ríen de ella y le preguntan si todavía si su culo sigue de chismoso.

–¡Abuela algunos todavía pasan y me van a dejar sueros para que no me deshidrate por tanta diarrea! –se queja, roja por recordar tal humillación que se hizo sola–. Solo tomé ese té una semana, ya ni siquiera lo tomo porque sentí que en vez de adelgazar mi abdomen sería mi culo de tanto ir al baño.

Me vuelvo a reír fuertemente y Salem me da un golpe en el brazo, haciendo que me calle y me talle el brazo.

–¡Ya no puedo ver a la cara a Matías! –lloriquea mencionando como había podido tener acercamiento con el niño que le gustaba y ahora ya no puede por la pena–, y ni hablar de cómo Diego Collins solo se burla de mi. Lo odio y me dan ganas de darle un golpe en sus pelotas.

–¡Salem! –la regaña mi abuela por su expresión–. Nadie te mandó a tener tan mala suerte y equivocarte.

–¡Es porque soy Géminis! –vuelve a lloriquear y está vez soy yo la que le da un golpe en el brazo para que se calle de una buena vez, amaba verla sufrir pero tanto lloriqueo me estaba dando dolor de cabeza.

–Deja de llorar, ni yo que soy Cáncer lo hago tanto –me burlo–. Apúrate y te vas a la tienda, nadie se debe de acordar de eso, estás en preparatoria, a los tres días nadie se acuerda de eso.

La aliento y tomo mi plato para lavarlo y dejarlo seco en su lugar. Le digo a mi abuela que subiría a alistarme para después ir con ella a comprar lo que le haga falta para la cena de hoy.

–Pues yo creo que soy diabética de tanto susto que recibo con ustedes. –oigo el comentario de mi abuela mientras subo las escaleras, sacándome una risa y acto seguido escucho como Salem le explica que es sobre su signo zodiacal y como ella es Acuario y no diabética.

Una vez en mi cuarto me cambio rápidamente por un vestido de tirantes delgado, unas sandalias a juego y me cambio la peluca castaña por una pelirroja. Algo que amaba de tener mil pelucas era que todos los días podría ser alguien diferente.

–¿Lista? –le pregunto mientras busco mi bolso en algún lugar de la sala.

Ya no habían rastros de Salem así que supongo se había ido a alistar para irse a la tienda antes de que mi abuela la lleve de la oreja. Ellas tenían una relación muy difícil y demasiado graciosa cuando se lo proponían y amaba que ambas se tuvieran una a la otra.

–Vamonos antes que se haga más tarde y solo encuentre los vegetales de sobras o los que están más tocados que muro de los lamentos. –me apura, mientras sale de la casa y abre la puerta de copiloto de Gloria.

–No puedo creer que te preocupes más por la cena que le harás a Eliot que a la que nos hace a nosotras –me quejo, mientras arranco–, ¡La vez pasada nos diste unas rebanadas de pizza más frías que la Antártida y ni contar que creo que tenían un pelo!

–Es que la tuya se me había caído al piso.

Mi abuela se ríe y yo niego, molesta.

–Como es eso posible, Vania. –la llamo por su nombre porque sé que le molesta que lo haga.

Mi abuela solo me da un manotazo en el brazo y empieza a regañarme sobre lo mucho que me ha dicho que no la llamé por su nombre porque así le decía mi abuelo y cada que recuerda a su ex marido le trae malos recuerdos, pero lo que no dice, es que así le decía mi madre también y aunque ella lo niegue, a veces todavía llora por su muerte al igual que lo hace mi papá.

Una vez llegamos al super me estaciono en un buen lugar y mi abuela no tarda en bajarse porque dice que luego se hace demasiada cola y le cansa estar tanto tiempo parada.

–Esperame, caminas demasiado rápido. –le grito cuando veo que ya está como a cinco metros de mí.

Mi abuela podría tener sesenta y seis años pero todavía cambinaba más rápido que yo y tenía más fuerza que yo.

Era el colmo, lo sé.

Una vez alcancé a mi abuela empecé a ayudarla a elegir y buscar todo lo que necesitaba para la cena de hoy, una deliciosa lasaña.

Después de tener todo listo para la cena, mi abuela me deja en la fila mientras ella dice que irá al baño pero la descubro yendose del otro lado, directo a la área de interiores del hogar donde tenían en exhibición un sillón masajeador. Niego con la cabeza con una pequeña sonrisa y me dedico a conectarme en la fila, faltaban tres para que yo pasara.

Una vez llegó mi turno, pague y embolse todos lo comprado en unas bolsas de papel que me entregó la cajera y las puse en el carrito de compra y me dediqué a esperar a mi abuela hasta que se decidiera que era hora de irnos.

–Había demasiada cola en el baño. –me cuenta, mientras guardo todo en la cajuela.

–Ya lo creo. –le respondo con los ojos entrecerrados, aunque sé que ella no puede verme porque ya está arriba de Gloria.

El camino a casa fue demasiado rápido a pesar de qué todavía era temprano y la gente estaba saliendo de trabajar o entrando.

Una vez dentro de la casa mi abuela no me dejó ayudarla en la cocina, lo cual agradecí internamente porque ella a veces se ponía demasiado delicada y exigente respecto a sus comidas.

–Mejor vete a empezar a alistar ya casi son las cinco. –sugiere cuando lo único que hago es verla moverse de un lugar a otro en la cocina.

–La cena es a las ocho. –le recuerdo.

–Pero luego tú tardas demasiado, que si que peluca te podrás o que vestido te queda mejor –se queja, mientras mueve algo en la estufa.

–Vania, cálmate.

–¡Es que es tu esposo, Verónica! –y ahí es donde explota, la conocía demasiado bien, tan parecida a mi madre–. No sabía nada de él hasta hace una semana, solo se que tiene malísimos gustos respecto a lunas de miel pero muy buenos respecto a las mujeres porque vamos, tú eres su esposa.

Su adulación me hace reír pero sigo callada, esperando que saque todo lo que tiene que sacar para que pueda estar en paz y tranquila.

–Esto me recuerda cuando tu madre se escapó de la casa para casarse con Mario, ¿sabes cuándo regresó? Cuando nos confesó a Sergio y a mi que estaba embarazada de ti –me cuenta, aunque yo conozco esa historia hasta dormida.

Mi abuelo odiaba a mi papá, así que le tenía prohibido salir con mi mamá pero a mi mamá eso no le importaba, así que cuando terminó su carrera se escapó y se casó a escondidas de mis padres y regresó casi dos meses después diciendo que estaba embarazada de mi. Obviamente mi abuela se enojó tanto con mi abuelo que lo corrió de la casa, porque por su culpa se había perdido la boda de su única hija y los obligó a casarse una vez más religiosamente.

–Te pareces tanto a ella, Verónica. –mi abuela suelta todo el aire que tenía retenido y se limpia un par de lágrimas.

Era raro que mi abuela llorara frente a nosotras a mi madre, pero este mes era muy importante para ella y eso hacia que tenga sus emociones a flor de piel. Camino hasta donde está y la abrazo suavemente, dejando que saque todo lo que siente, y una vez ya lo hizo se separa de mi y regresa su atención a la estufa.

–Mira, por tu culpa se me está quemando la salsa. –mi abuela me empuja despacio hacia atrás y se concentra en mover la salsa para que no se le queme más.

Le doy una última mirada y camino escaleras arriba, directo a mi habitación. En mi habitación me acuesto en mi cama y abrazo una de mis tantas almohadas para poder acomodarme mejor, me sentía cansada y sabía que era normal así que coloco una pequeña alarma y cierro los ojos dispuesta descansar un poco.

-xxx-

Me despierto media hora antes de que den las siete. Maldición, no he escuchado el despertador y me he ido más de lo que quería.

No sé en qué tiempo me alisto exactamente, pero si fue lo suficientemente rápido porque cuando Eliot me avisa que está en el parque ya estoy lista.

–¡Abuela iré a la tienda! –le aviso mientras tomo un abrigo para ponerme arriba del vestido lila que traigo puesto, y sin esperar respuesta salgo de la casa.

El camino al parque fue bastante rápido y fresco, amaba que en las tardes se refrescara un poco en estás épocas del año.

Encuentro a Eliot sentado en uno de los columpios cerca del área de niños, trae un traje negro sin corbata y desabrochado de los primeros botones de su camisa, dándole un toque que no logro descifrar pero que me revuelve el estomago cuando fija su atención en mí.

–Hola –me saluda con un beso en la mejilla cuando estoy frente a él–, te ves muy guapa.

Sonrió y paso una mano por mi peluca castaña que me llega hasta los hombros, justo como lo tenía el día que decidí raparme para no tener que sufrir la caída de cabello.

–Gracias, tu también te ves bastante bien. –Eliot sonríe y me invita a sentarme en el columpio a su lado.

Eliot me pregunta algunas cosas sobre como iba mi día y después de que me contara que venía saliendo de su trabajo y como le iba, llega el momento por el cual lo he citado:

–¿Lista para saber todo de mi? –suelto una pequeña sonrisa y asiento, preparando mi mente para escuchar–. Vale, mi nombre completo es Eliot Holt, veintisiete años y tengo dos hermanas, Larissa de treinta y Ann de veinte, también tengo dos sobrinos: Samuel de cinco años y Sara de dos.

«Estudié periodismo y manejo la empresa de mi padre junto a Larissa, vivo en una casa a la orilla del mar y hace una semana me casé con una de las chicas más fuertes que conozco. Mi cantante favorito es John Legend y me gusta practicar deportes como el surf, y soy escorpio.»

Me río por lo último.

–Pues, vale, me llamo Verónica Harrison y vivo con mi abuela, mi padre y mi hermana menor, Salem que tiene dieciséis años. Mi madre murió hace varios años por causa del cáncer y meses después yo fui diagnosticada con la mi misma enfermedad.

«Antes de todo esto era Azafata, así que he ido a varios países pero cuando me diagnosticaron decidí renunciar porque sentí que era lo mejor estar con mi familia que estaba a penas superando lo de mi madre.  Sinceramente no tengo un cantante favorito, pero soy demasiado cambiante, y según Salem soy Cáncer»

No supe cuanto tiempo estuvimos sentados ahí pero intenté memorizar lo más que pude, cuando sonó mi celular indicando un mensaje decidí que era momento para entrar y afrontar todo esto.

***

¡Holaaa! Perdonenmee por estar desaparecida mucho tiempo:( pero les compenso con 3 capítulos jiji

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top