V E I N T I S E I S
El sofocante calor de Los Ángeles me abrazó. Cuando salimos a la carretera y vi las intimidantes palmeras, respiré el olor a mar. Lo había extrañado.
Le mandé un mensaje a Cam, quedando en un rato para ir juntas a la graduación. Según me había dicho, no iría con nadie, y yo tampoco.
– Estás a nada de terminar con esto. ¡Dios! Yo estaría hiperventilando. – dijo Key mientras miraba por la ventana.
– Ni lo menciones, moriré en cualquier momento.
Edgar sonrió, no hablaba mucho.
Cuando estacionamos en casa, bajé rápidamente. Espero que Jack haya dejado todo ordenado.
Subí las escaleras, seguida de Key, y tiré la maleta al suelo.
– ¿Quieres que te prepare la bañera? – me preguntó.
– Claro, ahí está el baño. – dije señalando la puerta forrada con los inodoros.
Soltó una carcajada, pero no dijo nada. Tomé el vestido cubierto por un plástico y lo colgué de un perchero. Acomodé el maquillaje que usaría en mi tocador y mis zapatos blancos sobre la pequeña cómoda.
De un momento a otro la casa se movilizó. Cada uno se tenía que preparar y teníamos muy poco tiempo. Por suerte en esta casa había tres baños.
– Listo. – anunció saliendo del baño. – Empezaré a prepárame.
Puse un poco de música y me pasé la siguiente media hora en mi spa personal. En cuanto terminé, me sequé y le pedí a Key que me alcanzara el vestido.
Cuando salí me encontré a Cam sentada en mi cama, llevaba un vestido blanco que se ajustaba a su piel. Se veía fantástica, aunque parecía más delgada desde la última vez que la vi.
– ¡Te ves hermosa! – grité para luego abrazarla.
– Gracias. ¡Tú también!
Keyla terminaba de maquillarse, llevaba puesto un vestido azul Francia, era largo, pero sencillo.
– Bien, Shelly, ahora el maquillaje y peinado.
Mientras ella me maquillaba mi madre intentaba hacerme el peinado. El maquillaje era natural, pero se notaba más que el que usaba todos los días.
Mamá me obligó a pararme para poder terminar con su labor. Luego de unos minutos me soltó.
– Se ve muy bien, mi niña.
Me miré al espejo, tenía razón, mi pelo se veía bien. Una trenza de un lado, después todo el cabello suelto.
Escuché unos leves toquidos en la puerta. Era Edgar.
– Shelly, te buscan abajo.
Bajé las escaleras lentamente, el corazón me latía demasiado rápido. Cuando abrí la puerta lo vi sentado en el porche.
– Que típico, es muy de película para adolescentes. – dije.
Se dió la vuelta.
– Era mi oportunidad. Recuperar a la chica antes del último baile. –ironizó, teniendo en cuenta que yo no había asistido al baile de graduación.
– ¿Qué te hace pensar que me recuperaras? – fruncí el ceño fingiendo estar molesta.
– Intuición.
Caminé hasta llegar a su lado, y me senté, pobre vestido.
– Adelante, te escucho.
Cerró los ojos, respirando profundo, y comenzó a hablar.
– Tu forma de ser siempre me llamó la atención. Tu sarcasmo y buen humor a toda hora, te veía como una chica fuerte, pero sabía que eras inalcanzable, por lo menos para mí. Quise acercarme de algún modo, ya era de amigo de Jack y esperaba que él me ayudara, pero un día, cuando todavía no lo había mencionado, Maggie se me acercó y me dijo que me ayudaría...No sé cómo terminé cayendo en sus redes, incluso llegué a pensar que la quería, y durante ese mes me olvide de ti... hasta que la encontré con Bratt, ahí fue cuando me di cuenta de que ella no eras tú. –Me miró, sus ojos me traspasaron, y me sentí débil. – No supe que hacer, ella sabía mis debilidades y conocía la forma de manipularme, fueron varias las veces que caí después de lo que pasó. Esa misma noche, en la fiesta de Maggie, estuve a punto de dejarme llevar, pero la aparté. Cuando te empecé a conocer mejor, me di cuenta de que eso era lo que estaba buscando, que eras todo lo que yo quería y más, le dejé en claro cómo me sentía y no pareció contenta, pero tampoco hizo nada. Yo...– Volvió a cerrar los ojos con fuerza. –Siento no haberte dicho que salí con Maggie, fue un gran error.
Las lágrimas caían por mi mejilla, y estaba segura de que corrieron todo mi maquillaje. Un calor se extendió por mi cuerpo, y sentí una sensación extraña en mi estómago.
– Me lastimaste mucho.
Bajó la mirada, sentí sus dedos en mi pecho, tomó la cadenita. Nunca me la había sacado, la llevé conmigo como símbolo de algo incierto.
–¿Sabes lo que significa?
Negué con la cabeza.
– Representa la firmeza y estabilidad, su función es mantener el barco fijo en la tierra para que no se vaya a la deriva. Tú eres mi ancla, Shell, siempre fuiste aquello que me mantenía estable. Después de lo que pasó con Ben y el problema de mi madre, verte a ti era lo único que impedía que me vaya a la deriva. Puede que después del accidente perdiera la memoria, pero no mis sentimientos, eras una figura borrosa que me impulsaba a seguir, eres por lo que vale la pena levantarse cada día y no quedarme en el fondo de aquel oscuro pozo.
Me acerqué más a él y lo abracé. Cuando nos apartamos sus labios buscaron los míos.
–¿Tú fuiste el que me envió el mensaje y el poema?
Suspiró.
– Sí, bueno, tenía mis dudas, quería ver si lo mencionabas, pero no lo hiciste. En tu fiesta, empecé a recordar algunas cosas poco a poco, no sabes la furia que me dió cuando Maggie se me acercó sonriente con un refresco.
Oí el sonido del claxon proveniente de su jeep.
– ¡Eh, los vecinos los miran!
– ¿Qué hace Jack aquí? –pregunté sorprendida.
– Tenía que pasar a buscar a Cam. Es por eso que aproveché la oportunidad.
– Está bien, terminaré de prepararme y enseguida bajamos.
– ¡Espera! Oye... eh, ¿Quieres ser mi novia?
– Claro que quiero. - dije inclinándome para besarlo.
Cuando volví a subir ya estaban todos preparados. Mi madre con un vestido verde oscuro y Edgar con un traje gris.
Me acerqué a Cam y la tomé del brazo.
– ¿Fuiste al baile con Jack?
– Si, fue algo de último momento, se tardó mucho en proponérmelo. Y lo de hoy, era la excusa perfecta para que Dorian pudiera hablara contigo.
–¡Lo sabias! – exclamé.
– No te enojes conmigo, tu madre también.
La miré acusatoriamente, pero solo recibí una sonrisa como respuesta.
Bufé.
– ¿Cómo se ve mi maquillaje?
– Perfecto.
-Bueno, nosotras nos vamos. Nos vemos allí.
Me despedí de ellos y subimos al jeep.
– Muy bien jugado, chicos. – felicité.
– Lo estuvimos planeando desde hace dos semanas. Iba a ser muy distinto. Esta opción era la más discreta. Tu chico es muy tímido.
Lo tomé de la mano, mirando divertida las maniobras que hacía Jack al conducir.
Fue difícil encontrar un lugar en el estacionamiento. Pero conseguimos uno al final de la calle.
Adentro, la recepción estaba muy bien decorada. Todo llevaba los colores del instituto. Violeta y blanco. Pasamos por una mesa donde nos entregaban la túnica y los birretes. Me sentía eufórica.
Vi a Ingrid y su grupo. Tasha junto a su prima. A Evan no lo veía por ningún lado.
Tomamos asiento a un costado del escenario, desde donde podíamos ver todo. Una gran pantalla producía una imagen que rezaba "Egresados 2017". No podía creer que ya estuviera aquí.
–¿Nerviosa? – la voz de Dorian cosquilleó mi oído.
Sonreí y estaba a punto de responder cuando la vi. Llevaba puesto el vestido color turquesa que yo le había regalado. Luka caminaba a su lado.
La gente llegaba y se sentaba, todos parecían felices. Me pregunté si papá vendría. Entre la multitud reconocí el vestido de Keyla, que se sentó junto a mi madre.
Oí a alguien carraspear a través del micrófono.
– Bienvenidos Graduados y familiares. Es un honor para nosotros despedir a jóvenes tan inteligentes y con futuros brillantes. Esperamos que esta etapa que se cierra, haya sido provechosa en nuestra compañía. Sin mucho más que decir, recibamos a nuestros egresados.
Primero empezaron llamando a los alumnos de honor. Dorian era uno de ellos. Luego seguimos nosotros, los mortales.
–¡Shelley Evans!
Tardé unos segundos en reaccionar. Cuando por fin lo hice, caminé hasta la directora que me entregó el diploma, con unas palabras de aliento y volví a mi lugar.
Terminamos de pasar todos y Cam volvió a subir por su discurso.
– Bueno, sé que este es el momento en que todos lloran y eso, así que pensé que dijera lo que dijera, lo harían, no importan mis palabras. Pero creo que vale la pena decir esto. Año tras año, veíamos como esta etapa iba llegando a su fin, nos sentíamos entusiasmados, y muchas veces queríamos terminarla de una buena vez, pero ahora que estamos aquí creo que preferiríamos volver unos años atrás, ¿no es así? – todos asentimos. – Estos días, mientras escribía y reescribía mi discurso, me di cuenta de que cuando nos graduemos de la Universidad nos va a pasar lo mismo, cuando tengamos que dejar atrás un trabajo y a nuestros compañeros, nos va a doler, pero estas son el tipo de cosas que hay que soltar para crecer. Hemos tenido nuestro tiempo, nos acompañamos en los momentos difíciles, y sufrimos juntos con los exámenes finales, pero hemos llegado al fin. Después de todo ¿Quién quiere un libro interminable? se vuelve molesto, hay que avanzar y terminarlo para leer otro. Esta es una de las cosas que tendremos que dejar ir. A partir de hoy, nos convertimos en adultos y cosas como estas van a formar parte de nuestro día a día. ¡Ánimos! Hemos aprendido juntos las valiosas lecciones que el Instituto Saint Francis nos ha enseñado, ahora, ¡A volar Halcones!
El lugar estalló en aplausos y yo solo corrí a abrazarla. Juntos, subimos al escenario y lanzamos nuestros birretes al aire. Después del abrazo y la foto grupal nos empezamos a dispersar. Mi madre, Edgar y Keyla me felicitaron, y aproveché para hacer las presentaciones formales.
En el aparcamiento, quedamos en ir todos juntos a la fiesta que organizaba Bratt.
– Eso ha sido increíble. – le dijo Jack a Cam.
Miré detrás de ella. Evan vestía elegantemente, me hizo una seña para que me acercara.
– Felicitaciones.
– Gracias, ¿Cómo... cómo estás?
– Cómo puedo...Solo quería decirte que volveré a San Diego. Seguiré buscándola, allí deben estar todas las respuestas. Mi primo Dallas me pasará a buscar en la mañana.
– Bueno... supongo que es un adiós. – él asintió. –Ha sido muy bueno conocerte. – me acerqué para abrazarlo.
– Yo también espero que seas feliz, eres una gran chica. –Sonrió.
– Y tú un gran chico. Deseo que puedas encontrarla. Estaremos en contacto.
– Gracias, Shelly. Ahora, me tengo que ir a preparar las maletas, adiós.
Se dió la vuelta y yo volví con mis amigos.
Evan era una muy buena persona, se merecía lo mejor. Y verdaderamente esperaba que encontrara al amor de su vida, pero esa, sería su historia.
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