D I E Z
Tardé unos segundos en comprender lo que me estaba pidiendo. ¿Esa era una pregunta? Si, evidentemente, y esperaba la respuesta. Pero me había quedado en silencio.
Poco a poco él se empezó a acercar. Depositó sus labios sobre los míos, esperando mi reacción, y yo cedí. Era como si nuestras bocas encajaran perfectamente, como si estuvieran hechas la una para la otra.
Sentí que me faltaba el aire, y, aunque no quería, me separé.
Él sonrió ampliamente, aunque hubo un destello en su mirada que no supe descifrar.
– ¿Eso fue un sí?
–¿Tu qué opinas?
Nos volvimos a besar.
–Eres tan hermosa, Shell. Me alegra que hayas aceptado. No sabía cómo te lo tomarías.
–No hay muchas maneras de tomarlo.
–Bueno, podrías haber dicho que no. –dijo riendo.
–No lo creo. – bostecé involuntariamente.
–Por mucho que quiera tenerte a mi lado, debes descansar. Mañana hay que ir al instituto.
–Tienes razón, tú también luces cansado.
Abrí la puerta de copiloto, besé su mejilla y bajé torpemente.
Apoyé la cabeza en la almohada terminar de entenderlo. Dorian y yo éramos novios, y aún no me lo creía.
– ¡Tienes que contármelo todo! – gritó haciendo que algunos se voltearan a vernos.
–Me pidió que sea su novia Maggie, y no grites tanto.
–¡Eso es genial! Entonces... ¿estuvo bien?
–Claro que sí. Sabes lo que soñé con ese momento.
Por alguna razón que no conocía Maggie se puso seria y volteó rápidamente.
–Tengo que hacer algo. Nos vemos en clase.
Y así se fue, dejándome sola en medio del pasillo. Caminé hasta mi taquilla y busqué los libros de español, unos brazos rodearon mi cintura.
Me di vuelta y Dorian me besó rápidamente. Los demás alumnos lo notaron, y empezaron a gritar cosas y silbar.
–Shell, ¿dormiste bien, amor?
Casi me desintegro, ¿Había oído bien? ¿Amor?
–Sí, soñé que me pedias que fuera tu novia.
– ¡Que suerte la tuya!
Sonrió y acerco su boca a la mía; sentí el mundo detenerse, en mi mente no había nada más que la imagen de él, su olor, su sabor.
Alguien carraspeó.
–Demasiado exhibicionismo, los niños de la preparatoria los miran.
Jack mantenía el ceño fruncido, pero no estaba molesto, solo se divertida con la escena.
–Esos niños saben mucho más que nosotros tres juntos.
–Shelly, no quiero volver a verte intercambiando saliva con este sujeto. Y Dorian, eres mi amigo, pero te conviene tener cuidado.
No creía que él pudiera llegar a hacerle algo. Pero siempre fue así de celoso, recuerdo que una noche mi madre tuvo una cita, y ellos se quedaron a hacerme compañía. Al otro día, la bombardeó de preguntas y, según Jack, el hombre había estado preso. Nadie se lo creyó, pero de igual forma a mi madre no le había gustado su dicha cita.
–No te preocupes viejo, la próxima vez te pediré permiso.
–Mejor así.
Bufé, esto me parecía ridículo. La respuesta de Dorian, en cambio, fue sarcástica.
–Jack, ¿puedes no entrometerte en mi vida?
–Hmm, déjame pensarlo. ¡No!
Sonreí.
–Eres un idiota.
Caminamos juntos a la clase. Maggie llegó unos minutos después, no sé dónde se había metido. Su cara demostraba que no estaba bien, quizá, se había peleado con su padre.
Del mío no he tenido noticias, desde que me avisó que se iba a Las Vegas no me volvió a escribir, mejor así, estaba harta de llamadas hipócritas.
La profesora de español tenía una cara de querer suicidarse. Odia su trabajo, nos lo dejaba en claro. En su juventud estudio español para poder viajar España y vivir allí, pero por cuestiones desconocidas no pudo y tiene que conformarse con nosotros. No es nuestra culpa que haya fracasado, los directivos estaban cansados de decirle que no nos tratara mal, pero bueno, su hermana es la directora.
Los lugares estaban distribuidos de la siguiente manera; En el primer lugar estaba Maggie, a su lado Dorian, y yo detrás, a mi derecha se sentaba Jack y a mi izquierda Cam. Ingrid se sentaba del otro lado del salón, al lado de Tasha. Y es por tener a Cam a mi lado, que estaba tratando de preguntarme en susurros su Dorian y yo salíamos.
Le entendía, claramente, pero me gustaba ver su cara de frustración.
La hora de almorzar no tardó en llegar. El plato del día eran macarrones con queso de extraña procedencia. Lo admito, la cocinera hacia muy bien su trabajo, pero el queso tenía gusto raro.
–Shelly ¿Por qué no comes? – me preguntó Jack.
–Este queso es horrible.
–Para mí sabe bien. Por lo menos son mejores que los de mi mamá.
Solté una carcajada. Isabella era una mujer preciosa y era muy buena con respecto a la decoración del hogar, pero la cocina no era lo suyo, aun así, era la única que cocinaba, por lo tanto, no había otra alternativa.
– ¿Cuándo volverá Nora, Shelley? –Maggie actuaba extraño, y la forma en la que dijo mi nombre me causo escalofríos.
–No lo sé, supuestamente volverá el domingo, pero sabes cómo es...
–Mañana puedes venir a casa. Luka llegará desde Stanford y puedes quedarte hasta el sábado. La pasaremos súper.
Mañana era viernes, si iba a lo de Maggie y volvía el sábado a la mañana tendría tiempo para limpiar un poco la casa.
–Suena bien.
Dorian pasó su mano por mis hombros. ¡Dios! Todo ocurrió tan rápido que todavía no me lo creía. Porque vamos, era Dorian Williams, no era la única chica interesada en él, pero me había elegido a mí.
Fui al baño para poder lavarme los dientes y sacarme ese asqueroso gusto a queso de la boca, como era de esperarse Cam ya estaba allí, y no perdió el tiempo...
– ¿Estas saliendo con Dorian?
– Si, ¿Cómo lo sabes? –sequé mi boca con una toalla de papel.
– Lo sabe todo el Instituto, pero como esto es un mar de chismes prefería saberlo por ti.
– ¿Cómo es que se enteran de las cosas? –arrojé el papel en el cesto y volteé para mirarla de frente.
– Se besaron en medio del pasillo, ¿qué más quieres? – hizo un gesto con la mano mientras se reía. –Escucha, ¿Maggie lo sabe?
–Por supuesto que lo sabe, es mi mejor amiga. ¿Por qué lo preguntas? – el claro cambio de actitud me tomó por sorpresa.
–Por nada. –se apresuró a decir.
–No sabía que eras de esas que tiran la piedra y esconden la mano. Ahora dime. –exigí. Pero solo me dió una sonrisita nerviosa y salió apresurada.
Si seguían haciéndome este tipo de cosas terminaría por volverme loca.
El viernes por la tarde llegó rápidamente. Dorian no había asistido a clases debido a una nueva recaída de su madre y Jack le haría compañía. Margaret por su parte se pasó las clases enteras, incluido el almuerzo, con su celular.
Aparqué mi auto justo en la entrada de la casa de Maggie.
–Espérame aquí, ya vengo. – me dijo y entró al baño.
Era una casa muy pequeña, tenía dos habitaciones, un baño y una mini cocina. La habitación de mi amiga, era lo más alegre que haya visto jamás, sus paredes eran fucsias y todo puro color. Cuando Luka volvía tenía que dormir en la misma habitación, varias veces me confeso que vio a sus peluches moverse solos y le daba miedo.
–Tengo mucha hambre, ¿te parece si hacemos un pastel de chocolate? –dijo mientras entraba en la cocina.
Mi respuesta fue totalmente obvia.
–Bien, en la gaveta de arriba hay chocolate, yo tengo todo lo demás aquí abajo.
Con eso me dijo que me suba a la silla yo lo buscara yo misma. Estuve a punto de caer, pero lo conseguí. No era una gran fanática de la cocina, pero Maggie si, por lo que ni hice mucho. Cuando la metimos al horno, me dediqué a limpiar.
–¿Enserio lo amas? – su mirada parecía perdida. Por alguna razón necesitaba una respuesta, y la más sincera.
–Sí, y más de lo que pensaba. –suspiré– Creí que eso de las mariposas era ridículo, o que al ser tan común ya no era nada especial. Pensé que eso de encontrar a una persona con la que te sientas completa, de sentir el mundo detenerse a tu alrededor, era una estupidez, que no era posible. Pero Dorian consigue todos eso efectos en mí, y más... ¿Eso responde a tu pregunta?
Asintió, y siguió limpiando la mesa fuertemente con la intención de sacar todo el chocolate pegado.
De repente, me sentí mareada, una punzada en el estómago se hizo presente. Caminé hasta el baño y me apoyé en el lavabo. El verde de mi mirada se había oscurecido, y mis labios estaban tan blancos y finos que no pareciera que los tuviera. Lavé mi rostro, pero mi expresión mortífera no desapareció.
– ¿Shelly, estas bien?
–Sí, enseguida salgo. –titubeé.
Respondió algo que no alcancé a escuchar.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top