C U A T R O
Lloviznaba levemente. Maggie y Jack jugaban a las cartas mientras Dorian y yo mirábamos una película por segunda vez en el día. No podía creer que estuviéramos en esta situación. Los dos sentados en el sofá, tapados con un manta, viendo una película en un día de lluvia y pronto comiendo palomitas ¡Las palomitas!
– ¡Jack! ¿Y las palomitas?
Me miró con pánico y corrió hacia la cocina
–Diablos, se quemaron. – dijo volviendo con una olla en la mano.
– ¿Eres idiota? Te dije que no pusieras todo el paquete, ahora no hay más.
–Tranquilos, puede que haya en la despensa. – Maggie nos tranquilizó. –Dorian ¿Me acompañas?
Él asintió y la siguió. ¿Por qué necesitaba compañía? ¿No podía ir sola a la habitación de al lado?
–Perdón, Shelly, no te enojes conmigo.
–Cierra la boca, Jack.
Me hice la ofendida, aunque no lo estaba.
–Malas noticas, chicos, no había.
Por lo menos traía las barras de chocolate en sus manos.
La noche no tardaría en llegar y el cielo no parecía responder a mis oraciones. Hubiera sido genial meternos a la piscina.
– ¿Qué pasa, Shelly?
–Yo quería que vayamos a la piscina de tu padre, pero el estúpido clima no nos lo permite.
Los chicos se miraron y sonrieron. Automáticamente Dorian se acercó y me cargo en sus brazos, y Jack hizo lo mismo con Maggie.
Salieron al patio y empezaron a correr, de un momento para otro estábamos los cuatro zambullidos en el agua.
Estaba helada, sentí como todos mis huesos se congelaban. ¡Tan exagerada como siempre, Shelley!
–¿Están locos? Hace frio. –grité.
– ¿No querías meterte a la piscina, Shell? –se acercó a mí y frotó mis brazos.
–Quería que el clima este lindo para meterme, no meterme ahora.
Los tres empezaron a reír. Lo único que podía rescatar de esto era que Dorian me había cargado.
–Habrá una fiesta en la casa de Bratt Jefferson ¿Por qué no vamos?
Sip, esa fue Maggie y su bendito Bratt.
–Si hay chicas yo voy.
Y ese era Jack.
–Si ustedes van yo también, no es que me quedé otra.
Y ese Dorian.
– ¿No es mejor quedarnos viendo películas y comiendo pizza?
Y esa yo.
Eran tres contra uno, ya no servían mis suplicas. En este preciso momento me encontraba en la habitación de Margaret preparándonos para la dicha fiesta a la cual yo, no quería ir.
– ¿Qué dices? ¿Cómo me veo?
Se había puesto un short negro, que me provoco frío de solo verlo y un top que parecía más un corpiño.
–Pareces una prostituta. –bromeé.
– ¡Shelley! – gritó tirándome un almohadón en la cara.
Yo, en cambio, había optado por un pantalón de cuero color blanco y un top rosa.
–Y... ¿Qué hay entre tú y Bratt? – pregunté.
–Hmm nada importante, solo es algo de unas semanas.
– ¿Unas semanas, Maggie?
–Sí, solo quiero divertirme, tú también deberías hacerlo.
–No es realmente mi estilo. –acaricié el edredón de su cama.
–No seas así, a mí también me interesa alguien, y va enserio, pero hasta que él no se dé cuenta de lo que tiene me voy a divertir.
–Te cuidas, ¿verdad?
–Sí, no te preocupes.
–¡Chicas! ¿Ya están? –gritó Jack desde el primer piso.
Llegamos al último escalón y Jack nos silbó. Miré a Dorian emocionada, pero estaba con su celular.
La casa de Bratt era grande y de color blanco, tenía mínimo dos plantas y luces de colores por todos lados. Adentro era puro descontrol, no sé qué clase de padres dejan a sus hijos hacer una fiesta en su casa.
Me acerqué a la barra.
–Un daiquiri de frutilla. –pedí.
El chico me sonrió y empezó a prepararlo.
–Oh no, tu no beberás Shelly, eres muy pequeña y tus padres no te dejan. –me dijo Jack. – No le dé nada a esta niña. –el barman asintió.
Lo iba a matar. Además, tenía el descaro de sonreírme e irse con esa rubia que lo estaba rechazando desde el cumpleaños de Maggie. Pero no iba a quedar así, tenía una idea.
–Jack, ven amor, acaba de llamarme la niñera me dijo que él bebe se despertó. – dicho esto y con una sonrisa triunfante, lo arrastré hacia donde Dorian todavía estaba con su celular.
– ¿Por qué diablos hiciste eso? – espetó.
–Tú me avergonzaste frente al barman, iba a pedir un daiquiri ¡Un daiquiri! No un vodka.
–¿Qué fue lo que ocurrió? –preguntó Dorian.
¡Por fin volvía al mundo real!
–Shelly estaba a punto de beber y se lo impedí.
–Está bien, ¿no era lo que habíamos acordado Shell?
–Ustedes lo acordaron dúo de anormales –bufé.
Jack se rió y se fue nuevamente tras la misma chica.
–Ya, no te pongas así, ¿Quieres ir afuera?
¿Si quería ir afuera con él? ¿Qué pregunta era esa?
–Claro.
Salimos al patio principal. No había nadie, los chicos pasaban solamente para entrar por la puerta principal. El cielo estaba lleno de estrellas. Ya se había despejado, cosa que agradecía.
– ¿Qué sucede? – le pregunté al ver su mirada perdida.
–Mi padre me avisó que mamá recayó otra vez... intentó suicidarse y no quiere tomar la medicina. Ella espera algo de mí que yo no puedo ser. Le gustaría que este en el equipo, que mis calificaciones sean mucho mejores de lo que ya son, que el año que viene estudie abogacía en vez de medicina y... no lo sé, a veces pienso que esos eran los sueños que ella tenía para Ben.
–Yo... no sé realmente que decir...
–No te preocupes, con que me escuches y estés aquí ya tengo suficiente.
Le sonreí. Él se acercó lentamente y me abrazó. Fueron segundos, pero parecieron mágicos.
–Chicos, lamento interrumpir, pero necesito que me ayuden con Jack. – dijo Maggie, parecía asustada.
Al parecer, esa tal Sabrina a la que mi amigo estaba persiguiendo, tenía novio y cuando se enteró de todo quiso golpear a Jack, él se defendió, y así sucesivamente.
Creo que lo que más me asustó fue cuando dijo "Estas muerto, Jackson Stone" para luego escupir la sangre salía de su boca. El tipo parecía peligroso, una mezcla de chico malo y prófugo de prisión.
– ¿Estás bien? – le pregunté.
Creo que era una experta en preguntas estúpidas.
–Sí, Shelly, solamente tengo un ojo morado, la mandíbula rota y uno de los pandilleros más peligrosos de Los Ángeles me busca para matarme, estoy genial.
–No te va el sarcasmo, no entiendo que tienes con esa chica.
–Esta buena, y una vez en una fiesta me dió su número. Creí que estaba interesada, pero se hacia la difícil.
Sí, claro.
Habíamos tenido que volver, porque un segundo más y todo habría sido peor.
Mi mente divagaba en lo que ocurrió esta noche, antes de que Maggie nos llamara. ¿Por qué Dorian se abría así conmigo?
No eran más de madia noche, y pese a todas las cosas buenas, el día no me había gustado para nada. En este mismo momento mis amigos están sentados frente a un televisor viendo la nueva película de "It: El Payaso Asesino", y, como no puedo ni ver a un payaso de circo, estoy en uno de los sillones individuales mirando sus reacciones.
Mi teléfono sonó.
Mamá hermosa:
Hola Shelly, ¿Cuándo piensas aparecer por casa?
Ella se había agendado así. Pensándolo bien, no sé qué hacía despierta a esta hora, ella dormía temprano. Redacté una respuesta;
Mañana en la tarde, seguramente. Besos, te quiero.
Mamá Hermosa:
Está bien, pero nada de Alcohol.
Como si el inepto de Jack y el perfecto de Dorian me lo fueran a permitir. Idiotas.
Los tres pegaron un grito.
–Esto es suficiente. –Maggie tomó el control y cambió el canal.
Me acerqué y vi que estaba viendo "Ralph el Demoledor". Los chicos asintieron con suficiencia.
Miré a mi alrededor, ya habíamos ordenado el desorden de ayer, bueno en realidad tiramos todo. Pero ahora había cosas por todos lados, en especial la ropa de Jack.
–Chicos, tengo sueño me iré a dormir. –dije saltando de mi sitio.
–Está bien Shelly, yo también tengo sueño.
Subimos las escaleras, Jack se despidió antes deentrar en la habitación de huéspedes y yo entré en la de Maggie.
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