Capitulo I
El nombre de su madre rebota en su cabeza, porque se fue sin despedirse o el porque los sirvientes gritaban con horror cuando la encontraron. Padre no comentaba, prefería ocultar su dolor...Madre había sido lo que algunos dicen 'ejemplar' eso sí, se dedicaba profundamente a la cocina a pesar de las varias regañadas que recibió de padre, ¿por algo teníamos sirvientas no?.
Estar entre los brazos de aquella mujer lo consolaron incontables veces, no era verdaderamente su hijo, aún así el amor era recíproco, dulce de madre e hijo. Padre tenía un lado cariño con su familia de 3, que había formado a pesar del trato crudo en su infancia no deseando eso para nosotros.
La edad en dónde todos tenían vestidos hermosos pero exagerados, enormes sombreros, montar a caballo o utilizar un bastón...en el idioma de Miguel, la época victoria.
Los vestidos presentes en cualquier lugar, incluso llevaba uno puesto a pesar de ser un hombre. Pero, gracias a los ensayos extensiones o prioritarios que su Madre lo obligó, tener una voz suave y exquisita que tenía es comparable como la de una mujer joven. No tenía el cuerpo de un varón como tal, al ser una tortuga de caja no tenía mucho que mostrar al llevar caras vestimentas que su Padre le compro, no era 'gay', para ese entonces no estaba bien visto, pero aceptaban el hecho de que un hombre podía tener puesto un vestido, como su maestro Draxum pero, no específicamente uno, una prenda blanca similar a un kimono...A padre no le agradaba verlo con prendas de hombre, lo educaron en un ambiente de una mujer, no era como tal una. Si que le gustaba tener el carácter de padre, duro e inquebrantable.
-¿Porque la cara larga?...¿la comida no está bien preparada?.
-No es eso. -Menciono desanimado, se recostó en la silla queriendo salir de sus pensamientos.- Solo no se porque me recomiendan escribir una novela de amor...
-Supuse que era eso, después de todo esos son bien recibidos. Pero, no debería de molestarte. -Lo miro con suavidad, al parecer un libro que trate de fantasmas no era tan popular.
-Tengo entendido que mañana tienes una reunión, puedo ir?...de paso puedo ir a tu oficina y leer un poco en tu biblioteca...-En casa era otro tono, estar con padre era una ambiente tranquilo.
-Cambiar de tema no ayuda en nada...déjame pensarlo si?, además debes de terminar de comer. -Sentencio, no saldría de esa mesa sin terminar su plato..
Miguel frunció el ceño, antes de punzar su plato y llevárselo a la boca.
Diría que leer en su cama era tranquilizante, la lámpara al lado de la cama era suficiente para esa noche...tic tac tic tac, sonaba el reloj esperando a que toque sin falta las 9:30. Era tarde, pero tenía que aprovechar, estaba lloviendo con fuerza o eso notaba al mirar la ventana cada vez que podía...
Su madre mencionó que tenga cuidado con el apellido Hamato, no tenía conocidos con ese apellido que sonaba más del extranjero que de la cuidad en dónde se encontraba...Hamato, lo repetía varias veces, lo leyó en una de las tantas cartas que recibió de su madre al fallecer, ¿Cuándo las escribió? Ni idea...pero la mayoría eran de apoyo o que se despose con un hombre/mujer que lo ame a tal punto de compartir la cama. Se estaba burlando de padre.
-Hamato...me suena sereno u extravagante. -No le animaba tanto saber, pero si estaba interesado...
La duda era fácilmente sembrada en el, aunque no tenia mucho que pensar estando dentro del carruaje directo a aquel edifico que incontables veces fue con madre, solo con el capricho de poder visitar a su amigo que tanto cariño le agarro con los años, sus ojos observaban con detalle las calles por las cuales pasaban. Su padre estaba más ocupado conversando con un colega que fue con ellos, Draxum...al parecer era la mano de derecha de padre.
Ah, pensando en su maestro, tal vez le preguntaría sobre esas hierbas que vio en la vitrina la semana pasada... interesante si, pero al parecer Draxum estaba interesado en hacerlo su aprendiz.
Hamato...demonios, quemaría esa carta por haberlo leído.
El carruaje en cuestión podría ser un landó o un coupé, finamente decorado con detalles dorados, ruedas de madera con aros de hierro y cortinas de terciopelo en las ventanas. Los caballos, magníficamente engalanados con arneses de cuero brillante y borlas decorativas, se detenían con un suave tirón de las riendas por parte del cochero, que estaba sentado en lo alto, vestido con un uniforme formal y un sombrero de copa.
Le gustaba ver los pequeños detalles pero, no de todo..
El carruaje se detuvo suavemente evitando cualquier sacudida que pudiera incomodar a los ocupantes. El lacayo, un hombre uniformado que viajaba de pie en la parte trasera del carruaje, rápidamente descendía y se apresuraba a la puerta del vehículo. Con movimientos rápidos y eficientes, abría la puerta, revelando el lujoso interior tapizado en terciopelo y seda.
Padre le gustaba mostrar que tenían dinero, hacer saber que podían pedir ayuda no importando si eran de la casta baja. Solo porque madre venia de ahí.
Esperaba con paciencia, su turno llegaría de salir del carruaje pero, total le gustaba quedarse dentro para evitar las miradas descaradas que todo hombre o mujer le daba, era un hombre muy bello según los periódicos y los titulares mentían, dijo padre. No le gustaba saber que su hijo era blanco de todo aquel que quería a alguien, y ese alguien era Miguel. Hasta que escucho el llamado de su maestro.
El lacayo le ofrecía una mano enguantada en un gesto cortés y respetuoso. El con gracia y dignidad, tomaba la mano del lacayo y descendía del carruaje, colocando cuidadosamente su pie en el estribo y luego en el suelo empedrado. Se acomodo al lado de su padre, con una sonrisa, su mirada se fue de inmediato a su frente, ¿Cuánto tiempo había pasado? Hace como 8 años dejo de visitar este edificio, Donnie fue mandado al extranjero a estudiar pero, con el pasar de los años se alargaron y las cartas dejaron de llegar.
El edificio de siete pisos se erige majestuoso en una de las calles más prestigiosas de la ciudad, con una arquitectura que refleja el esplendor de la época victoriana. La fachada es de ladrillo rojo, adornada con detalles de piedra caliza y decoraciones en hierro forjado. Las ventanas son altas y estrechas, con arcos en la parte superior, y cada piso tiene balcones con barandillas ornamentadas.
-Padre, se ve idéntico como la ultima vez que lo visite...-Sinceramente le agradaba, este edificio albergaba a diferentes profesionales de todo tipo, y no era suficiente para padre.
-Es mejor cuidarlo hijo mío, todo tiene su valor y un propósito. -Como siempre todo sabio el señor y eso que aun era joven, porque era un humano.
La entrada está enmarcada por columnas corintias y coronada por un frontón triangular decorado con motivos florales y esculturas de leones. Una gran puerta de madera tallada da la bienvenida a los visitantes. Sobre la puerta, una marquesina de hierro y vidrio protege a los visitantes del clima. Un letrero elegante con letras doradas anuncia el nombre del edificio: "Residencia Profesionales Huntington". Si, ese era su apellido.
En silencio camino al lado de su padre, entrando por las puertas recibidos por elogios de los pocos jardineros que cuidaban de la vegetación que rodeaba el edificio.
El lobby está elegantemente decorado con pisos de mármol blanco y negro en un patrón de tablero de ajedrez. Un gran candelabro de cristal cuelga del techo, iluminando el área con una luz cálida. En el centro, una recepción con mostrador de madera oscura atendida por un portero con uniforme impecable. Los muros están adornados con paneles de madera y cuadros de paisajes bucólicos.
-Si Miguel Ángel, no es necesario que estés a mi lado todo el tiempo, diviértete...-Agarro a su hijo del hombro acercándolo a el.- Deberías revisar el tercer piso...encontraras todo tipo de libros.
Esto lo emociono, le dio un beso en la mejilla como agradecimiento antes de dirigirse con prisa por las escaleras. Sentía la mirada alegre de su padre, se sentía orgulloso de ser su único hijo.
Su curiosidad lo llevo a investigar todo el edificio, no tenia a nadie que le negara entrar a cada puerta pero, se fijaría primero si estaba apunto de interrumpir algo. No deseaba meterse en problemas pero, se sentía como un niño de 5 años buscando su juguete y como excusa, aventurarse en este edificio.
Y comenzó su travesía, inconsciente ante la mirada de unos ojos esmeralda.
Sin saberlo, ignoro la advertencia de Madre, cuya persona solo deseaba que su hijo no conociera a esos monstruos. Habían encontrado un tesoro que llevaba años perdido.
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