Capítulo 28
Capítulo 28
Yuri
Actualidad, Rusia
Estaba poseído por una rabia irrefrenable. Quería golpear algo, romperlo, destrozarlo. Sentía que la vida nunca volvería a ser lo que era, pero al menos podía hacer pagar por las injusticias.
Furioso era poco. Encolerizado, también.
Otabek lo miraba perplejo, sin mover un solo músculo. Yuri, por primera vez, sintió que lo odiaba. Toda la rabia que había acumulado hacia Viktor, ahora esta se deslizaba lentamente hacia su amigo.
¿Es mi amigo? ¿Alguien que una vez me abandonó?
El dolor y la ira iban de la mano en su alma.
Yuuri ha muerto.
No es como si no hubiera sabido que el pobre cerdo había fallecido para renacer en él. Lo que no sabía que había muerto muchísimos años atrás; sólo, humillado, abandonado.
Viktor no había regresado ni una sola vez. Yuri creyó que lo haría. Pero el tiempo no alcanzó.
Yuuri había aceptado todo aquello. Pero yo estoy enojado.
— Nos abandonaste — Repitió, en un susurro que sonó como el siseo de una serpiente—. Décadas atrás. Yuuri quedó tirado con el corazón en las manos mientras Viktor se fue a hacer quien sabe qué mierda.
— Viktor es tu bisabuelo — Dijo Otabek—. Y él no abandonó a Yuuri. No conoces sus motivos.
— ¿Acaso importan? ¿Era tan difícil decir adiós? ¿Tú vas a dejarme así, entonces?
— Nunca te abandonaría — Habló, con la voz quebrada—. Nunca. No importa lo que Viktor haya hecho, yo no cometeré el mismo error. Yuri — Murmuró, mientras se acercaba a él y tomaba su rostro entre sus manos—. Yo te quiero.
— Que conveniente — Bufó apartándose.
— Si tan solo me escucharas...
— ¡No tengo nada que escuchar! — Berreó el rubio. Se tironeó de los cabellos y soltó un grito entre dientes— ¿Por qué habría de creer algo de lo que dices? Eres él, Otabek. Luego de todos estos años. Y quizás para ti es fácil excusarte porque no has sentido la profunda tristeza de quien Viktor dejó atrás.
— Vaya, no sabía que tus sentimientos eran los únicos que aquí importaban — Dijo con sarcasmo—. Cómo si yo la hubiera tenido fácil todo este tiempo.
— No estamos hablando de nosotros.
— Siempre se trata de nosotros. Yuuri y Viktor son los ecos de nuestro pasado. Lo que importa ahora somos tú y yo.
— No puedo olvidarlos. Ni todo lo que pasó. Es más que un simple eco; es un grito constante en mis oídos — Confesó Yuri, con lágrimas de rabia en los ojos.
— Esto no va a acabar aquí
Yuri rió histéricamente. Divisó como Otabek parecía a punto de echarse a llorar.
— ¿Acabar? ¿Cuando hemos empezado? ¿Durante nuestro corto beso en Año Nuevo, dirás?
— Sabes que empezó mucho antes de eso. No quieras pretender que nuestra amistad ni cariño no significó nada.
— Para Viktor el amor de Yuuri no significó nada — Espetó. Otabek apretó los puños.
— No tienes idea.
— Ni quiero tenerla
Yuri se encaminó hacia la puerta, pero cuando pasó por el lado de Otabek, éste lo tomó del brazo con la fuerza suficiente para retenerlo sin dañarlo.
— Por favor. Escúchame — Dijo suplicante. Yuri le devolvió una mirada glacial.
— No.
La puerta se cerró de un golpe, tan fuerte que opacó el sonido de su alma fragmentándose en mil partes.
* * * *
Yuri corrió. No sabía a dónde, porque no tenía exactamente a dónde ir. Su casa se había vuelto un infierno donde el demonio de Viktor lo perseguía en cada rincón. Otabek se veía más como una amenaza que un aliado.
Mila, pensó. La chica estaría pasando el tiempo en el apartamento de los Crispino, así que allí es a dónde se dirigiría.
Entonces se largó a llover. Parecía una estúpida película dramática en la cual todo le ocurría al desdichado protagonista. Yuri quería hacerse bolita en su cama y desaparecer para siempre del mundo, con Beka a su lado. Ya no se sorprendió cuando se dio a cuál Beka se refería, pero eso no impidió que se sintiera como una puñalada.
Le abrió la puerta Michele, que lo miró perplejo.
— Esto no es un hotel, che cazzo (1) — Masculló en su idioma. Yuri se metió por el hueco que había entre el brazo del joven y la puerta.
— Que suerte porque no te iba a pagar una mierda por la estadía — Respondió con amargura. Unos pasos resonaron a la distancia y vio a la feliz pareja de novias aparecer.
— ¡Yuri! ¿Qué haces aquí? — Preguntó Mila preocupada.
— No me habías dicho que eras mi hermana mayor ¿eh? Pues tendrás que cumplir tu trabajo — Respondió, intentando parecer altanero. Luego, rompió a llorar.
* * * *
Sara y Mila se habían puesto en acción. Le habían secado el cabello a Yuri, dado una bata caliente, y lo habían arropado en el sofá, como si fuera un bebé. Quería quejarse, pero tantas atenciones lo habían dejado con los ánimos aun más por el piso.
Michele había aparecido en el salón con una bandeja con cuatro tazas, una de ellas más grande, que entregó a Yuri. Cuando la tomó en sus manos pudo sentir el amargo y fuerte olor del café.
— Pero ¿Qué clase de bastardo insensible eres como para darle café a alguien que está triste? — Se quejó Yuri. Michele chasqueó la lengua.
— Encima que estás en mi casa, tú...
— Micky — Lo cortó Sara—. Tiene razón. Tráele una chocolatada.
— Pero yo... es que... ¡Bah!
Mientras desaparecía, Yuri lo escuchó quejarse en italiano. Mila le acarició el cabello con dulzura.
— Te has peleado con Otabek — Dijo como una afirmación.
— Que desagradable ser tan obvio — Refunfuñó, mientras se echaba contra el respaldo.
— Es desagradable que dos personas que se llevan tan bien como ustedes estén peleados — Dijo la italiana— ¿Nos vas a contar que pasó?
— No tengo ganas ¿No prefieren mimarme un poco más?
— Ahora — Ordenó Sara, y Mila la secundó.
Yuri se apretó los ojos con las palmas de las manos. Estaba tan cansado. No quería hacer nada, ni hablar, ni llorar, ni existir ya que estaba.
Las chicas lo miraron impacientes. Mila, por la mirada que tenía, podía imaginarse lo que estaba ocurriendo en la cabeza de su mejor amigo.
Aún así no lo hace más fácil, se dijo.
De todas formas les habló, de todo, desde el verdadero principio hasta los hechos de hacía unas horas.
Para cuando finalmente acabó, Michele también se había sumado a la charla, y ahora había tres pares de ojos fijos en él. Se sintió un pequeño idiota.
— ¡Yuri! ¡De haberlo dicho antes! Mila y yo podíamos ayudarte.
— ¿Eh? — Preguntó desconcertado. Sara parecía emocionada.
— Sari, sabes que no es lo correcto intervenir.
— ¡Pero es que mira lo mal que le ha pegado a Yuri! Debió haber sido muy turbulenta la experiencia del pasado.
— ¿Se puede saber de que hablan? — Preguntó Michele, alzando la voz— Sara ¿Estás en drogas?
— Ay, Micky, yo ya te había contado sobre Seung-Gil Lee.
— ¡Creía que era una fantasía tuya!
— Alto ahí — Masculló Yuri, haciendo el símbolo futbolístico de alto— ¿Has dicho Seung-Gil Lee? Esto no puede ir peor.
Sara entonces le explicó lo que sabía, o más bien lo que ella había estado deduciendo aquellos meses. Sobre como tu alma te manifestaba las experiencias del pasado para no volver a equivocarte en tu presente.
También habló del hecho de que estuvieran todos allí, juntos, compartiendo vidas, no era más que culpa de la atracción física que sentían sus almas, o sus conjuntos de energía, si se ponían más técnicos.
El cerebro de Yuri parecía haber pasado por una máquina de fuerza centrífuga. Se lo había estirado y ahora era solo un montón de pulpa en su cabeza. Micky parecía estar en la misma posición.
— No sé si el loco aquí soy yo por no compartir sus cosas... ¡O los chiflados son ustedes! — Masculló.
— Micky — Rió Mila—, quizás tu tiempo de descubrir el pasado no ha llegado — Le guiñó un ojo.
— Pues si es así, entonces imagino que mi yo del pasado era alguien muy importante para Seung-Gil Lee — Dijo, poniendo un brazo sobre los hombros de Sara. Ella se recargó contra él.
— Yo tengo mis sospechas — Tras decir eso, besó su mejilla. Yuri hizo un sonido que sonó como un ugh.
— ¡Bueno! ¡Estábamos hablando de mi problema!
— Yuri, no hay nada más que hablar. Al menos no con nosotras. Tienes que ir con Otabek.
— Pues sigue soñando.
— ¡Sabes que tienes que hacerlo! ¡No puedes culparlo por algo que ya pasó! ¡Se supone que debes seguir adelante!
— ¿Y entonces qué? ¿Seremos felices para siempre? ¿Dos chalados no pudieron tener su final feliz y ahora yo estoy obligado a tenerlo con Otabek?
— ¿Me estás diciendo que no quieres?
— ¡Yo no dije eso! ¡Me voy! — Gritó, apoyando la taza fuertemente sobre la mesa. Agarró su ropa, todavía húmeda y se la puso como pudo, sin importar que lo estuvieran viendo— Al final aquí nadie me entiende.
— ¡El que no quiere entender eres tú! — Respondió Mila, también gritando— Me gustaría que dejaras de ser un necio testarudo alguna vez. No todo es cómo tú lo interpretas, para que sepas. Estás siendo un egoísta.
— Fíjate, el egoísta soy yo, por no querer que me lastimen.
— Exacto, sólo te preocupa si tú sales lastimado y te importa una mierda que Otabek, que no ha hecho más que preocuparse por ti y estar a tu lado, también se le esté rompiendo el corazón.
— ¡CÁLLATE!
Sara fue tras él pero Yuri no dejó que lo agarrara. Abandonó la casa y se largó al lugar que siempre lo calmaba: el Puente de los Besos.
* * * *
El lugar estaba lleno, pero eso relajaba a Yuri, puesto que nadie se iba a fijar en él. Nadie se detendría a ver los llorosos ojos de un adolescente local.
Todo era un desastre. Todo, todo. Y también era un completo disparate.
Se distrajo viendo a los niños corretear, mientras arrojaban comida a los peces ¡Cómo le gustaría volver a ser un mocoso sin preocupaciones! Lo había sido hasta hace poco sin darse cuenta. Ojalá hubiese podido aprovechar un poco más de esa vida, porque la que tenía ahora estaba cayéndose a pedazos.
— Yuri — Dijo una voz a sus espaldas.
— ¿Me has seguido? — Masculló, sin voltearse. El desconocido se sentó a su lado.
— Sabes que no puedo dejarte hacer locuras.
— Me puedo cuidar muy bien sin ti, Mila.
Su amiga solo lo miró. Yuri soltó el aire que estaba conteniendo, sin animarse a mirarla.
— No sé a que le temes tanto.
— No quieras hacerme sentir mal, vieja bruja ¿Acaso está mal que quiera cuidarme de ser herido? — Rezongó, mirándola a los ojos de golpe.
— No sabes si vas a salir herido.
— Se llama prevención.
— Se llama ser un cobarde — Le corrigió ella, hastiada—. El amor no se trata de estar seguro que no saldrás herido ¿Crees que cuando empecé a salir con Sara pensé que todo sería color de rosas para un par de lesbianas en el medio de San Petersburgo? ¿O que cuando decidí ser tu amiga sería fácil tener que soportarte?
— Nadie te obliga — Dijo, herido. La pelirroja se cruzó de brazos.
— No, nadie lo hace. Lo hago porque quiero, y porque aunque pueda ser difícil, yo todavía creo que vale la pena el riesgo.
— ¿Y si para mí no vale la pena? — Preguntó Yuri, con un nudo en la garganta. Mila lo acunó con su brazo.
— Lo que sí no valdrá la pena es "prevenir".
— Todo esto es una puta mierda.
— Tienes que dejar ir a esos dos. Las cosas que les pasaron a ellos, se quedan con ellos. Que te sirva de lección. Ya no son Viktor y Yuuri, ahora son Yuri y Otabek.
Yuri no dijo nada. El alma le estaba doliendo demasiado como para pensar con claridad. Mila le besó en la sien, y se levantó del banco.
— Hagas lo que hagas yo no voy a abandonarte. Eres mi bebé. Pero me gustaría que eligieras lo correcto para no tener que escucharte por el resto de nuestras vidas. Tú sabrás qué es correcto.
Tras decir eso, ella partió.
* * * *
De camino a casa comenzó a salir el sol. Parecía una estúpida analogía de su tonta vida.
El no está por salir para ti.
Pero se equivocó. Su móvil sonó. El nombre en pantalla hizo que su corazón latiera más rápido.
Dudó unos segundos, pero la voz de Mila en su cabeza lo hizo tomar una decisión.
— Otabek — Respondió, con la voz suave pero firme.
— Yuri, me alegra que contestes. Creo que tenemos que hablar — Dijo la dulce voz de su amigo. Sí, todavía es mi amigo.
— Tienes razón. Hablaremos al fin. Te veo mañana en el Puente.
* * * *
Glosario:
1- Che cazzo: Una especie de grosería en italiano. Tiene muchos significados, pero el equivalente en español podría ser algo así como "¡Joder!" o "¡Que fastidio!".
* * * *
¡Antepenúltimo capítulo! Penúltimo, si contamos el epílogo aparte </3 Realmente no puedo creer que esta pequeña historia ya casi llega a su fin.
Antes de agradecerles por los comentarios, votos, leídos, todo, quiero agradecerle a quienes me han votado en el concurso de #AwardsOnIce. De verdad, significa mucho <3 Quienes no lo hayan hecho y tengan intenciones, en la parte anterior a este capítulo sale como deben hacer :) ¡Muchísimas gracias de verdad!
Como ven, ya no hay más sueños. Fue un poco nostálgico escribir este capítulo sin la voz de Yuuri acompañando.
¡Nos vemos mañana en el último capítulo antes del epílogo! ¡Besos a todos!
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