Seúl, Corea del Sur

Primavera 2008

Corea del Sur se preparaba para el festival de la primavera, una celebración llena de alegría y color. Entre los preparativos, se encontraba la selección del príncipe y la princesa de la primavera de todos los colegios del país, roles que serían desempeñados por varios niños de la ciudad. 

Kim Seungmin y Park Penelope fueron dos de los afortunados en ser príncipes de la primavera. Las mamás de ambos, con gran entusiasmo y dedicación, se encargaron de confeccionar los trajes para sus hijos. El de Seungmin era un traje azul celeste adornado con flores doradas, mientras que el de Penny era un vestido verde esmeralda con detalles rosas. 

Cuando llegó el día del festival, el país entero se llenó de vida, el sonido de la música y las risas llenaban el aire mientras las personas bailaban y disfrutaban de la comida. 

Con sus trajes brillantes y llenos de alegría, Seungmin y Penny fueron coronados como príncipes de la primavera. Estuvieron acompañados por los reyes de la primavera que eran chicos de secundaria, bailaron juntos bajo el cielo primaveral, creando un ambiente de magia y encanto. 

En un momento del baile, Seungmin se acercó a Penny y le susurró al oído: 

- Eres la princesa más hermosa que he visto en mi vida. 

Penny sonrió con timidez y le contestó: 

- Y tu eres el príncipe más apuesto. 

En ese momento, ambos se miraron a los ojos y se dieron cuenta de que lo que sentían el uno por el otro era algo más que una simple amistad. Era amor.  

2018

Penny

Mientras observaba a las modelos desfilar por la pasarela durante la gala de primavera, no pude evitar que un aire de nostalgia cubriera mis ojos. El recuerdo del festival de primavera, del baile con Seungmin y de la confesión de amor  bajo las flores invadió mis pensamientos. 

A pesar del tiempo que había pasado,  la imagen de Seungmin con su sonrisa encantadora y sus ojos llenos de cariño permanecía intacta en mi memoria. El hilo rojo del destino nos había unido desde que éramos niños y ni el tiempo ni la distancia podían romper ese lazo tan precioso.