Capítulo 57
El sol brillaba intensamente cuando nos subimos al mini autobús, todos listos para nuestra escapada de fin de semana. Dan y yo ocupamos los asientos del medio, rodeados por la energía contagiosa de los ocho chicos. Chan, con una sonrisa tranquila, tomó el volante y arrancó el motor. Este mini autobús, cedido generosamente por la empresa, sería nuestro transporte hacia la aventura.
—¡Vamos allá! —gritó Changbin desde el fondo, levantando los brazos con entusiasmo. Todos respondimos con vítores, listos para el viaje.
El aire dentro del autobús estaba lleno de emoción y risas. Los chicos habían preparado una serie de retos divertidos para pasar el tiempo durante el trayecto. El primero en sugerir uno fue Han.
—¡Empezamos con un reto de chistes! —anunció, con una mirada traviesa—. El que haga reír más, gana.
Félix fue el primero en aceptar el desafío. Se puso de pie en el pasillo del autobús y comenzó a contar uno de sus famosos chistes tontos. A mitad del chiste, Dan y yo ya estábamos riendo a carcajadas, incapaces de contenernos.
—¿Por qué los pájaros no usan Facebook? —preguntó Félix, poniendo su mejor cara seria—. ¡Porque ya tienen Twitter!
La risa explotó en el autobús. Aunque el chiste era malo, la entrega de Félix era perfecta.
- Bueno, ahora se llama X, así que tienes que renovar ese chiste - se carcajeó Minho.
Seungmin fue el siguiente, y así continuamos, cada uno intentando superar al anterior.
Mientras el autobús avanzaba por la carretera, el sonido de nuestras risas se mezclaba con el crujido de los snacks. Bolsas de patatas fritas, galletas y caramelos circulaban entre nosotros, manteniendo nuestras energías altas. Dan, con una bolsa de patatas en la mano, me ofreció un puñado y nos echamos a reír cuando una patata se cayó al suelo y rodó hasta los pies de Jeongin.
—¡Cuidado, Jeongin! ¡Ataque de patatas! —gritó Dan, haciendo que todos se rieran aún más.
Chan, al volante, mantenía una mano firme en el timón y con la otra manejaba el sistema de sonido. De repente, los altavoces del autobús comenzaron a reproducir un mix de música, una mezcla de sus canciones y algunas de las pocas canciones que Dan y yo habíamos lanzado hasta ahora. Al escuchar las primeras notas, sentí una oleada de orgullo y alegría.
—¡Ey, esta es nuestra canción! —dijo Dan, sus ojos brillando de emoción. Los chicos comenzaron a cantar junto con la música, llenando el autobús con sus voces.
—Esto es genial —dije, mirando a Dan. Él asintió, compartiendo mi sentimiento.
Pronto, la conversación giró hacia temas más personales. Lee Know nos contó una historia divertida sobre su infancia, mientras que Hyunjin compartió sus planes para futuros proyectos. Dan y yo también nos abrimos, hablando de nuestros sueños y cómo habíamos llegado hasta aquí.
—Siempre soñé con hacer música y viajar —dijo Dan, sonriendo—. Pero nunca imaginé que lo haría con un grupo de personas tan increíbles.
Yo asentí, sintiendo la misma gratitud. La música continuaba sonando de fondo, creando una banda sonora perfecta para nuestras historias.
Después de un rato, Bang Chan miró por el retrovisor y sonrió.
—Chicos, estamos a punto de llegar al campamento —anunció. Un grito de entusiasmo recorrió el autobús.
El paisaje fuera de la ventana se había transformado en un paraíso natural, con árboles altos y verdes extendiéndose hasta donde alcanzaba la vista. La emoción en el autobús aumentó, y todos comenzaron a hablar a la vez sobre las actividades que querían hacer primero.
Mientras nos acercábamos al campamento, sentí una profunda conexión con todos los que me rodeaban. No solo estábamos compartiendo un viaje físico, sino también una experiencia emocional y significativa. Este fin de semana prometía ser inolvidable, y estaba agradecida de poder vivirlo con amigos tan especiales.
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El autobús se detuvo en una pradera verde y amplia, rodeada de árboles altos y con un río serpenteando a lo lejos. Bajamos todos con una energía inagotable, listos para establecer nuestro campamento. El aire fresco y el sonido de la naturaleza eran un cambio bienvenido después del bullicio de la ciudad.
—¡Vamos a dividirnos en equipos! —anunció Chan, tomando el liderazgo como siempre. Su voz clara y firme atrajo la atención de todos—. Necesitamos un grupo para montar las tiendas y el lugar de descanso, y otro para encargarse de la zona de cocina, la comida y preparar las ascuas para la barbacoa.
Dan y yo intercambiamos una mirada rápida antes de separarnos. Él se unió al equipo de la cocina, mientras yo me quedé con el equipo encargado de montar las tiendas de campaña. Chan, Changbin, Lee Know y yo comenzamos a desempaquetar el equipo y a planificar la distribución de nuestro pequeño campamento.
—Mary, ¿puedes ayudarme con esta tienda? —preguntó Chan, señalando una de las más grandes. Asentí, sintiendo un leve cosquilleo en el estómago. Siempre había una sutil tensión entre nosotros, una mezcla de amistad y creo que algo más profundo que ambos sentíamos pero nunca mencionábamos. ¿Tal vez él me gusta?
Nos pusimos a trabajar, desplegando la lona y clavando las estacas en el suelo. Mientras sujetaba una esquina, me di cuenta de que Chan estaba muy cerca, su rostro concentrado y sus manos hábiles trabajando con rapidez. Había algo reconfortante en su presencia, una seguridad que siempre irradiaba, y no pude evitar sonreír.
—¿Todo bien por aquí? —preguntó Lee Know, interrumpiendo mis pensamientos. Me giré y vi que Changbin ya estaba haciendo el tonto, fingiendo que una de las estacas era un micrófono y cantando una de sus canciones con exageración.
—¡Binnie, deja de jugar y ven a ayudar! —rió Chan, lanzándole una cuerda—. Necesitamos que termines de asegurar esta tienda.
Mientras Changbin se unía a nosotros, el ambiente se llenó de risas. Aunque todos estábamos trabajando, nunca faltaban las bromas y los comentarios ingeniosos. La tienda comenzó a tomar forma rápidamente, y el sentimiento de satisfacción al verla erguida y lista para usarse era inmenso.
Por otro lado, Dan y su equipo estaban ocupados preparando la zona de cocina. Desde mi posición, podía ver cómo Seungmin y Hyunjin estaban organizando los ingredientes mientras Jeongin intentaba encender las ascuas bajo la atenta mirada de Dan.
—¡Vamos, Jeongin, tú puedes! —animó Dan, riéndose cuando Jeongin sopló demasiado fuerte y casi apagó el pequeño fuego que había logrado encender.
De repente, una ráfaga de viento levantó uno de los extremos de nuestra tienda y casi se llevó una de las estacas. Chan y yo nos lanzamos hacia ella al mismo tiempo, nuestras manos chocando mientras la asegurábamos de nuevo.
—¡Lo siento! —dije, riendo nerviosamente.
—No pasa nada —respondió Chan, con una sonrisa que hizo que mi corazón latiera un poco más rápido—. Buen trabajo, Mary.
Mientras terminábamos de asegurar las tiendas, Lee Know y Changbin comenzaron a repartir sacos de dormir y colchonetas. El lugar de descanso empezaba a verse acogedor, perfecto para una noche bajo las estrellas.
—¡La cocina está lista! —gritó Félix desde la zona de barbacoa. Miré hacia allí y vi que habían montado una parrilla improvisada y que las ascuas ya estaban ardiendo con fuerza.
Nos reunimos todos alrededor de la zona de cocina, donde Dan y su equipo estaban colocando la comida. Habían traído un montón de ingredientes para hacer una barbacoa épica: carnes, verduras, panes y salsas de todo tipo. La vista y el olor eran tentadores.
—¡Esto se ve increíble! —dije, acercándome a Dan.
—Gracias, Mary —respondió él, dándome una palmada en la espalda—. No podíamos fallar en nuestra primera comida en el campamento.
Mientras Chan y yo comenzábamos a colocar la comida en la parrilla, sentí de nuevo esa sutil tensión entre nosotros. Sus ojos se encontraron con los míos por un momento más largo de lo normal, y ambos sonreímos.
—Estoy contento de que estés aquí —dijo Chan en voz baja, para que solo yo pudiera escucharlo.
—Yo también —respondí, con el corazón latiendo con fuerza.
Las bromas y las risas continuaron mientras cocinábamos, y pronto el aire se llenó con el aroma delicioso de la comida asándose. Sentados en círculo alrededor de la fogata, compartimos historias y disfrutamos de la compañía de todos.
Esa noche, mientras las estrellas brillaban sobre nosotros y las risas resonaban en el campamento, supe que estos momentos serían recuerdos preciados. Estábamos juntos, no solo como compañeros de trabajo, sino como una familia unida por experiencias compartidas y sueños comunes.
¡Hasta aquí el capítulo de hoy!
Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!
Mil gracias por el apoyo~
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AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.
EDITORIAL: Ediciones Arcanas.
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♡¡Hasta pronto!♡
♥Os dejo un collage del gran día que conocimos a los chicos de SKZSTRAY KIDS, MI PICALPONCHO (Wolfchan), y yo♥ ♥
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