•KAIDEN•

[¿Y si creemos en los milagros? ¿Y si no todo depende de nosotros? ¿Si hay algo más allá incluso de nuestro entendimiento? A lo mejor, la vida realmente vale la pena vivirla a ciegas].

(...)

Sean se la pasa molestando el resto de la tarde con el dichoso tema de aquella chica.Cuando abre la cajeta de la pizza que recién nos han traído, sus ojos se vuelven brillantes. ¡Será Glotón!

-¿Y si me quedo a dormir hoy? -Tengo flojera de lavar los trastos en mi casa. -Anuncia él descaradamente

Ruedo los ojos

-Siempre que te toca fregar pasa igual Sean ¿recuerdas que tu madre ya me ha retado por ese tema? -Gruño -Si te dejo quedar, no me dará más donas cuando haga -Objeto severo

Él se burla y luego comienza a convencerme de que lo deje quedarse.
Estoy a punto de quitarle el pedazo de su pizza hawaiana cuando ambos nos roban la atención.

-Joder. -Espeta empalideciendo al mostrar nuevas noticias referente a la fiesta.

Yo me limito a escuchar la reciente declaración de Ciara, antes de perderme en su rostro, en sus expresiones, en su voz dulce...justo antes, siento como me da una buena apuñalada.

-Emily 2 asegura que la acosaste Reynolds -Parlotea mi amigo, como si no estuviera escuchando del mismo televisor que él.

Mi semblante cambia, cierro los puños furioso, cada palabra absurda, cada mentira que lanza rompe mi ego una y otra vez. Mis ojos se fijan en ella duramente, antes de que acabe todo ese disparate, me levanto de prisa tomo mi chaqueta y mi billetera. Sin dudar salgo precipitadamente de mi casa, mi amigo no se inmuta a detenerme; por su cara sé que está de acuerdo en mis acciones.

Me subo a la camioneta de segunda mano que compré recientemente en un remate, al principio dudé bastante de si adquirirla, sobre todo porque el dueño no quería regatear más conmigo. Admito que soy un tacaño de mierda, pero mi dinero me lo gano al borde del peligro siempre. En otra ocasión les hablaré de eso, en este momento todos mis sentidos están enfocados en Ciara.

Aprovecho el tráfico para buscar información de a donde podría encontrarla, estaba a punto de lanzar el móvil al asiento de al lado cuando me aparece como destacado una página que afirma haber visto a la susodicha en un respectivo hotel,de la zona centro. Agradeciendo al cielo acelero y me dirijo hacia la ubicación que me señalaban, ha comenzado a llover y las luces de la ciudad van tomando fuerza, caída la tarde en su totalidad; me encontraba frente a la entrada del edificio lujoso, decidido me acomodo la chaqueta y salgo ágilmente.

Sé que es una desconocida y que no me debería afectar de esta manera sus palabras, pero Ciara logra engañar mi mente a tal punto, que no puedo quedarme de brazos cruzados ante sus palabras.

Sé que no es ella, muy adentro mío lo sé y confieso que duele, pero todo de mí quiere creer vehemente que si es ella, no puedo olvidarla,siento que le fallo cada vez que se me borra un pedazito de cara suya en los pensamientos.

Estoy viviendo en el infierno.
Y lo peor es que me acostumbré.

Pido información discretamente de su habitación en la recepción, con las mujeres nunca he tenido grandes dificultades. Dejo de sonreír cuando se cierra el ascensor y pongo mi cara seria nuevamente.

Mi corazón se acelera al saber que la volveré a ver.
Mi mente solo quiere reclamarle y exigirle que desmienta todo aquello.

Golpeo varias veces la puerta supuestamente de ella, al cabo de unos minutos la abre y aparece una Ciara recién duchada, con una bata que le llega a las rodillas y su pelo más oscuro de lo normal, tirando pequeñas gotas de agua.

-Kaiden. -Dice de manera culpable al verme.

Yo la miro con decepción,pero más con amargura.

-¿Qué significa todo eso? -Digo cabreado

Ella pone los ojos en blanco y me jala para que entre a la habitación de golpe, se asoma nuevamente como una paranoica y luego vuelve a prestarme atención.

-Lo lamento. -Dice incómoda

-No vine aquí solo para escuchar algo tan vago Ciara. -Murmuro cortante

-¿Cómo me encontraste? No sé que esperas de mí Kaiden, sé que eres un buen chico y que nada de eso fue cierto, lastimosamente me vi obligada a limpiar mi imagen y...

Pongo mi mano en su boca para silenciarla, se sobresalta y me mira desconfiada.

-Pensé que eras diferente. -Me limito a decir antes de apartarme

Ella esquiva la mirada

-Pensé que eras buena, sencilla y que estabas lejos de tener esos complejos de superioridad, te veías tan cercana con la gente común, a pesar que no tenía idea de que eras hija de alguien influyente. -Declaro afectado

-No tienes derecho a venir y decirme todo eso. -Se excusa, mirándome abatida

-Si lo tengo, porque has destrozado mi reputación a nivel nacional. -Suelto como si fuera obvio, ella permanece inmóvil -Soy actor Ciara, mi trabajo se expone al público ¿quién contratará a un abusador de chicas borrachas? -Vocalizo molesto

Empalidece

-Oh Dios ¿eres actor Kaiden? -Interroga frotándose la cara

-Si, bueno... soy actor de doble riesgo. Entiendo que no me hayas visto antes. -Argumento suavizando el tono

-Realmente lo siento, veré como lo arreglo. -Murmura adentrada en sus pensamientos.

Entonces miro su expresión y ya no puedo seguir haciéndome el duro, ya no recuerdo el porqué estaba enojado con ella, solo veo su belleza natural y pierdo el norte.

-No me mires así. -Atina a decir antes de cerrarse más la bata

Yo asiento incómodo

-Sabes ya no importa,solo déjalo. -Anuncio débilmente.

Camino hacia la puerta convencido de que no seré suficientemente fuerte para estar tan cerca de ella, porque no tiene idea del mar de cosas que produce en mi interior ahora mismo.

-Quédate Kaiden. Solo déjame cambiarme y seguiremos hablando. -Vocaliza relajada, mientras me ofrece un café y el asiento del otro lado de la habitación.

Me limito a sentarme cuando desaparece tras cerrar la puerta del baño.

¿Kaiden ahora cómo sales de aquí? ¿Por qué sigues involucrándote de esta manera? Vamos vida ¡¿Por qué eres tan cruel?! Acaso no es suficiente que te llevaras a mi querida Emily, Ciara es demasiado...es incluso mucho para alguien como yo, que parece ser un tipo duro. Ciara es la certeza de que la vida sigue, es como un recordatorio de mi vida miserable y a la vez es una esperanza vana.