Celos obsesivos


Había sido un día tranquilo en Hexside para la humana, las clases pasaban rápido y ese día casi no tenía tareas. Era relajante a decir verdad.

Luz y sus amigos se encontraban sentados en la cafetería de la escuela, cada quien perdido en sus asuntos.
Gus estaba planeado su próxima presentación para la clase, se le notaba obviamente estresado, Willow parecía no haber dormido muy bien esa noche por lo que su cabeza estaba pegada a la mesa de forma perezosa y Amity lucía normal, sólo leía. La morena deseaba que el ambiente fuera así de tranquilo la mayor parte del tiempo, sin los jodidos ataques de estrés escolar, peleas con Boscha y su pandilla de mocosas mimadas o tratar con los celos excesivos de Amity.

-Estoy aburrida -canturreó derrotada Luz.

-¿Y qué quieres que haga? -preguntó desinteresada Amity aún leyendo su libro. -¿Te doy un putazo o qué?

-Me encanta tu cariño, Blight -contestó sarcástica. -Quizá debería buscar a Viney, ella sabe divertirse.

Mencionar a la chica de coleta rizada fue un error, pues Amity cerró bruscamente el libro que estaba leyendo y fulminó con la mirada a Luz como si hubiese dicho algo horrible.

Inmediatamente intentó huir.

-¿Por qué crees que ella es más divertida que yo? -preguntó celosa. Tenía una mano sobre la pierna de Luz, ni siquiera le había dado la oportunidad de levantarse. -¿Llamas diversión a todo ese desmadre que haces junto a ella, el chico narizón y el perro vidente?

-Amity, no te expreses así de ellos -contestó firme. -Ellos son mis amigos.

-No evadas la pregunta, Noceda. Además ¿Qué clase de amigos te meten en ese tipo de problemas? Sólo son estudiantes vagos en búsqueda de perder el tiempo en lugar de estudiar -cuestionó serena pero el agarre sobre la pierna de la humana demostraba que se encontraba todo menos serena. -Pero el punto es. ¿Crees que ella es más divertida que yo sólo por hacer delincuencia dentro de la escuela? Porque yo también puedo hacer cosas malas, Luz.

El tono frío con el que hablaba la bruja había erizar todos y cada uno de los vellos en el cuerpo de Luz. Amity Blight era alguien intimidante y ella lo sabía.

Le sorprendía la serenidad con la que hablaba la bruja y su facilidad para mentir frente a los demás, pero esos ojos dorados no podían engañarla a ella. Luz la conocía mejor que cualquier otro.

-Yo no dije que Viney fuera más divertida que tú, tú sola creaste esa conclusión -respondió firme pero por dentro moría de nervios. El agarre se Amity sobre su piernas se relajó.

-Pero lo insinuaste -contraatacó retadora la bruja. Luz se puso nerviosa.

-Dejemos esto de una vez, es muy temprano para pelear -pidió sumisa. La de ojos dorados sonrió triunfante.

-Gané -alardeó juguetona mientras enredaba uno de los mechones de Luz entre sus dedos con coquetería.

-Cállate, Blight ¿Quién dijo que estábamos apostando? -mofó molesta en respuesta. -Y ya deja mi cabello, me sacarás orzuela.

Amity ignoró su orden y agrandó su sonrisa.

-Exigo mi premio -demandó orgullosa. Esta vez fue Luz quien la ignoró. -Así que dámelo, Noceda.

La humana sabía que no ganaría esa discusión, así que rendida accedió.

-Y ¿Qué quieres de premio? -preguntó divertida Luz.

A tí.

Deseó responderle Amity, pero no podía. No aún.
Tampoco podía pedirle un beso de esos rechonchos y apetecibles labios, mismos que soñaba con probar cada noche.

El simple hecho de pensar en un ligero roce entre sus labios con los de Luz creaban un sentimiento que se extendía y abarcaba todo su ser. Luz y solamente Luz tenía el poder de crear ese sentimiento.

-Quiero acariciar tu cabello -finalmente habló. Luz la miró extrañada.

-¿Qué? -musitó confundida. Amity rodó los ojos con fastidio.

-Dije que quiero acariciar tu cabello -repitió. Un ligero sonrojo se posó sobre sus mejillas. -No es nada fuera de lo común, Noceda.

Si no podía exigir un beso o alguna muestra obvia de amor, le bastaba la simple idea de acariciar esa linda y espesa melena que le causaba tanta curiosidad.

Luz suspiró derrotada.

-Si es tu deseo, supongo que no puedo negarme -respondió abochornada. Amity sonrió internamente con satisfacción.

-Recárgate -ordenó complacida. Luz obededió y recostó su cabeza sobre la mesa, Amity le quitó su beanie y lo guardó cerca.

El corte de Luz era muy peculiar y nada ordinario, como ella.
Era corto, demasiado corto pero excluyendo los exageradamente largos mechones delanteros. Quizá raro para los demás, pero para Amity el cabello de la humana era adorable.

La bruja confirmo que adoraba acariciar el cabello corto porque que era más fácil que el largo y no sé equivocaba. Primeró tactó el liso cabello de la morena asegurando que el mismo era de los más suaves y lindos que había conocido, con seguridad adentró sus dedos sintiendo los mismos ser cubiertos por los cortos cabellos de la chica. Debía admitir que era un sentimiento adictivo.

Luz no parecía quejarse ni nada por el estilo, por el contrario parecía disfrutar tal trato. Pocas veces tenía la posibilidad de ver un trato dulce por parte de la bruja de cabellos aquamarina.

No sabía que tenían de especial las manos de la bruja experta en abominaciones que la hacía sentir diferente. Se quejaba internamente por parecer un cachorro siendo mimado por su dueño.

Instintivamente comenzó a hacer ruidos involuntarios, cierto masaje sobre su cavidad capilar era el causante. Amity pareció notarlo y un brillo esperanzado apareció en sus ojos, con una sonrisa maliciosa siguió con su misión esta vez poniendo más esmero y observando como la satisfacción de la humana crecía más y más.

-Amity, harás que me dé sueño -regañó somnolienta, había descubierto un nuevo punto débil en ella: su cabello. Amity la ignoró.

-¿Lo disfrutas, Noceda? -preguntó con sorna empezando a rascar suavemente su cráneo. Luz se relajó más.

Un pequeño bostezo salió de su boca, sus ojos empezaban a pesar notablemente.

-Ya... Amity -musitó adormilada cayendo lentamente en el sueño. La bruja la miraba embelesada.

Después de todo no era tan difícil atraer la atención de la morena.

Luz finalmente se quedó dormida, Amity pudo notarlo por su respiración tranquila. La observó con sonrisa tierna, parecía un adorable gatito.

Pero los buenos momentos no duran por siempre.

Un estruendoso grito resonó en la cafetería, mismo que hizo sobresaltar a la somnolienta humana.

Amity deseó incendiar el estúpido timbre de la escuela por cagar ese momento de tranquilidad entre ella y su chica.

-Mierda, que susto -jadeó agitada. -¿Qué clase me toca ahora?

-Te toca ilusiones conmigo -respondió Gus. Aún se le notaba preocupado por el trabajo. -Hora de irnos, Luz. No quiero llegar tarde, hoy expondré.

Luz se levantó por inercia lista para ir a su siguiente clase, la bruja a su lado tenía una cara de muerte pero a la humana ya ni le extrañó.

-Bueno ¡Nos vemos después, Amity! -se despidió sonriente y corrió dirección a su amigo sin esperar respuesta.

Amity se quedó en silencio aún sentada en la mesa del lugar.

-Adiós, Luz -musitó desilusionada y con un toque de rabia asomándose por su boca.

Luz y Gus salieron de sus clases con completa normalidad, había cierto rumor asechando entre los alumnos.

Los barullos de la gente no cesaban y el dúo de amigos podían ver la respuesta de todo el desastre que las personas hablaban.

-Oye, Luz -llamó el moreno a su amiga. -¿Quién crees que haya quemado el timbre de la cafetería?

-No lo sé -respondió dudosa la humana. -pero quien lo hizo realmente odiaba ese timbre.

Admitió observando el achicharrado objeto casi hecho cenizas, estaba deformado de tantos golpes.

Luz torció la boca imaginado la persona salvaje que hubiera causado eso y todo el odio que debía sentir para dejarlo en tal estado. Un completo loco, sin duda

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Amity miraba aburrida el marco de la ventana, frente a la clase el profesor exponía un tema que ella ya conocía a la perfección.

Imaginó las posibilidades si la adorable e inegablemente atractiva humana hubiese estado ahí.
Talvez hubiera contado uno de eso tontos chistes que son tan malos que causaban gracia, o hablar sobre sus aventuras diarias con la dama búho y el engreído perro mascota. Pero daba igual, porque cualquier cosa que hiciese Luz Noceda era interesante para Amity.

Porque ella era interesante para Amity.

La bruja prodigio de la clase prefirió divagar sobre su visualización de la humana, aquella que la hacía suspirar todo el tiempo.

Y es que simplemente no podía dejar pasar esos pequeños detalles que la hacían tan atractiva a los ojos de Amity Blight. Sus largas y gruesas pestañas, o su nada común corte de cabello -el cuál había tenido la oportunidad de acariciar horas antes- ni como ignorar ese dulce piel canela deseosa de ser mordida. Pero uno de los aspectos que más le encantaban a Amity sobre Luz

eran esos labios tan mágicos.

La bruja experta en abominaciones no podía negar quedar tan fascinada con esa parte de la humana. Unos labios regordetes y rosados, siempre dueños de sus fantasías.

El brillo que desprendían cuando Luz los lamía para hidratarlos era simplemente mágico. Y sobre todo había notado una sobre-atención de la morena sobre ellos.

Cuando estaba nerviosa los mordía como método de distracción, esas veces que Amity deseaba estar en su lugar. O cuando estaba pensativa en clases y masajeaba esas preciosuras con el lápiz, la bruja realmente deseaba ser ese estúpido lápiz.

Incontables las cosas que la chica Blight hubiese querido ser con tal de estar cerca de esos apetecibles labios.

Pero la realidad la golpeó de nuevo, no podía arriesgarse a ir y besar locamente a la humana frente a todos para proclamarla de su propiedad, ni siquiera sabía si Luz gustaba de ella. Temía ser rechazada.

Tenía que ir lento para ganarse su confianza, y por consecuencia su amor. Pero Noceda no se lo dejaba fácil con esos encantadores ojitos avellana mirándola con esa estúpida nobleza que la caracterizaba.

Quería su inocencia sólo para ella.

"Ella no va a amarte cuando tú sólo te ocupas de perseguirla y dañarla cada vez que te sientes nerviosa, Mittens".

Recordó los consejos de Emira. La mayor sabía sobre su amor hacia la humana desde un principio.
Mejor dicho, casi todos lo sabían. Todos menos Luz.

"Talvez sólo deberías invitarla a salir".

Quizá su molesta hermana tenía razón.

Estaba decidida.

Iba a invitarla a salir.

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Era horario final de clases, exactamente veinte minutos antes del timbre para anunciar el final del día.

Estaba considerablemente relajada, había platicado con el profesor de pociones para integrar a alguién más al equipo y no tener problemas con la oxigenada de Boscha.

Conocía a la nueva integrante y sabía que era una buena chica, dicho pensamiento la relajó. Se ahorraría esa nefasta posibilidad de reunirse a solas con la actual capitana de Grudgby de Hexside.

Un manotazo en su espalda la hizo tensarse. Conocía a la causante.

-Noceda~ -canturreó victoriosa Boscha. Luz se giró para sonreírle forzadamente. -¿Lista para hacer el proyecto?

-Seguro -contestó desganada. -¿Dónde está Ivy?

La pelirosa miró extrañada a Luz, esperaba que estuviese acompañada de cierta bruja de cabellos aquamarina.

-¿No está Amity contigo? -preguntó intrigada. Luz negó. Boscha hizo una mueca de disgusto. -Entiendo.

Sin permiso tomó a Luz de los hombros y la obligó a caminar junto a ella dirección a su auto.

-No respondiste mi pregunta -regañó Luz. La chica de tres ojos rodó los ojos con fastidio.

-Ella nos verá en mi casa -mintió. -Ahora vámonos.

La humana ya no hizo preguntas y subió al risueño coche de la pelirosa.

Ese sería un mal día.

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Amity salió de clases, buscaba a cierta humana pero su búsqueda no daba ningún fruto. Luz no estaba por ninguna parte.

Quizá se había ido temprano ¿Pero sin despedirse?
Eso sería raro de la humana.

Inmediatamente lo recordó y sintió amarga su garganta.

El proyecto con la perra de Boscha.

Sacó su pergamino furiosa dispuesta a encararla por llamada, pero de nuevo la lógica ganó esta vez.

Si quería ganarse el amor de la morena debía disminuir sus celos obsesivos. Debía confiar en su chica.

Con el amargo sabor en su boca decidió irse a casa, tenía mucho que pensar.

Pensar sobre su próxima cita.

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Boscha y Luz ya se encontraban en la casa de la primera. El ambiente era notablemente incómodo.

La pelirosa sonreía maliciosa y la morena trataba de evadir cualquier intento de conectar su mirada con ella mientras trataba de calmar el sofocante calor que hacía ese día.

-Humana, quítate de una puta vez ese suéter -ordenó fastidiada Boscha observando el estado de la contraria. -No quiero desmayadas en mi habitación.

-Tsk, bien -respondió agitada y se retiró el suéter quedando en blusa de tirantes. -¿Dónde está Ivy? No ha llegado.

-Oh, sí -fingió tristeza. -Ella dijo que no vendrá hoy. Que mal ¿Cierto?

Luz se estremeció ante tal declaración, no lo esperaba.

Ahora estaba atrapada con la demonio rosa y le aterraba.

-Bueno -contestó rendida. -Deberíamos iniciar el trabajo ya ¿No? Ya lo que falte se lo dejamos a ella.

Boscha negó juguetonamente, esto le dió un mal presentimiento a la humana.

-Ivy se animó a hacer el trabajo sola -mintió victoriosa. -Algo muy amable de su parte ¿No es cierto?

Luz no creía que su compañera hubiese aceptado hacer el trabajo sola por placer, Ivy era una chica muy tímida. Conocía la verdadera razón de su falta a la reunión.

-¿Un acto amable... -encaró enfadada. -o simplemente la intimidaste?

-Prefiero llamarlo charla de amigas -respondió cínica mirando sus uñas con interés.

Si no estaban allí para hacer la tarea, entonces ¿Para qué?
Esto definitivamente fue la gota que colmó el vaso para hacer que Luz desconfiara por completo de la situación.

-¿Entonces qué hacemos aquí? -preguntó molesta. La sonrisita cómplice de Boscha aumentaron sus nervios.

-Sólo quería charlar un rato contigo ¿Tiene algo de malo? -respondió con tristeza fingida. -¿A qué le temes tanto, Noceda?

-A tí -admitió seca poniéndose de pie lista para marcharse. Boscha se paró y la tumbó al suelo sin problemas. -¿Qué carajo te pasa, Boscha?

La pelirosa acorraló a la humana sentándose en su regazo y tomando con notoria fuerza sus muñecas. Luz hacía lo posible por quitársela de encima mientras forcejeaba y se movía salvajemente.

-Amity está perdidamente enamorada de tí ¿No es así? -preguntó curiosa. La morena no le contestó. -Responde, humana.

Luz aún pensaba en una respuesta lógica a la pregunta de la pelirosa. Ni siquiera ella lo sabía.

Saber si Amity Blight tenía sentimientos amorosos por ella era difícil, la pelimenta se molestaba de todo con ella e incluso la perseguía con el propósito de dañarla cuando comería un error, pero a veces también tenía esos dulces y extraños tratos parecido al suceso del cabello ese día. La bruja de cabellos aquamarina era extraña.

-No lo sé... -contestó desilusionada ¿Pero por qué?

Al parecer no era la respuesta que Boscha buscaba, pues la miró con desagrado apretando más el agarre sobre sus muñecas.

-Vaya que eres estúpida -insultó. -Eres la única ciega que no se ha dado cuenta, incluso un topo vería el interés de Blight sobre tí.

Esa respuesta animó internamente a la humana ¿Por qué?
¿Estaba enamorada de Amity?

Boscha gruñó al ver la sonrisa boba de Luz. Su objetivo era intimidarla no hacerla darse cuenta de sus sentimientos.

-Pero ese no es el punto, idiota -bramó Boscha. -Amity me debe una ¿Y qué mejor manera de cobrarle dañando a su linda noviecita?

-Vete a la mierda -respondió Luz volviendo a la realidad. Logró darle una patada que sólo hizo enfurecer más a la de tres ojos.

Boscha apretó excesivamente sus muñecas y Luz maldijo entre dientes. La perra esa tenía una fuerza anormal, después de todo era la actual capitana de Grudgby.

-Luz Noceda~ -canturreó victoriosa. -Esto te va a doler un poco.

La odiosa pelirosa se las arregló para tomar ambas muñecas de la humana con una mano y las pisó sobre su cabeza y con la otra tomó su cabeza y la hizo a un lado para dejar disponible su cuello. La camisa de tirantes sólo hizo su trabajo más fácil.

Sin delicadeza mordió bruscamente el cuello de la humana ganándose un estruendoso grito de la misma.

-¡Agh! ¡Mierda! -bramó Luz. -¡Ya suéltame!

A Boscha le importó una mierda la petición de la morena, y como si le hubiese ordenado lo contrario marcó una mordida más profunda en su hombro.

-En realidad pensaba en dañarte de otra forma, pero eres demasiado escurridiza -admitió desinteresada. -Pero me conformo con morderte.

-Perra -musitó encabronada Luz. Las mordidas sangraban levemente.

-Y dile a Amity que no vuelva a meterse en los asuntos que no le incumben -amenazó divertida Boscha. -O una pequeña mordida será nada comparado con lo que te haré si vuelve a hacerlo.

Boscha finalmente dejó en libertad a la humana quien tomó su suéter y mochila y se largó con velocidad.

Mentiría si dijese que las marcas de dientes de la estúpida de Boscha no le habían afectado. Dolían, y dolían mucho.

Llegó a la casa búho sobando aún sus recientes heridas, Hooty le dió la bienvenida.

-Pero que cara, niña -saludó divertida Eda al ver la expresión de Luz. -¿Qué tal estuvo tu día?

-Bien, supongo -mintió con naturalidad. -Eda, comí en la calle. Iré a mi habitación si no te importa.

-Descanza, mocosa -se despidió maternal.

La humana desinfectó su herida, limpiando toda la sangre que la misma había generado. Boscha era una salvaje.

Ahora le preocupaba que prenda vestir para evitar que viesen su reciente ataque, le apenaba explicar que esta vez no había podido defenderse.

Se tiró a su colchoneta y miró aburrida su celular con el propósito de ver las redes sociales.
Un mensaje la dejó pasmada.

Amity~

Hey, Noceda ¿Quieres salir hoy? 4:35pm ✔️✔️

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¡Hola de nuevo! ( ╹▽╹ )
Vaya que este cap salió más largo de lo que planeé xD

Próximo cap: Boscha once metros bajo tierra. Son invitados al funeral 🖤

¡No olviden votar, y nos vemos la próxima!

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