20 latidos

Los tan esperados fines de semana... ah que puedo decir para mi casi siempre eran fines de semana, sin embargo esta vez si era uno que esperaba pues por fin tendría mi tan esperada cita y no iba a dejar que nada lo arruinara.

—Pues está un poco alta —dijo mamá revisando mi presión.

—Una cosa de nada siempre está así —señale para calmarla.

Mamá suspiró para asentir, me dió la medicina y una sonrisa.

—¿A donde irán? —me preguntó contenta.

—Lo dejé en manos de Nadi y Ty —señalé— espero no lo arruinen.

En vista de que las últimas dos veces no habían salido como esperábamos decidimos que fueran mis amigos los que lo planearan, suponiendo no se asesinaran antes de tiempo... eso pasaba si no estaba yo.

—Listo para la mejor cita de tu vida —dijo Nadi entrando.

—Espero eso sea una promesa —la miré incrédulo.

—Oh ya lo verás —sonrió— ahora vístete y prepárate que nos vamos.

—No hace falta un moreno y un rubio contigo para mi cita —señalé confundido.

—Tu ponte más bonito y déjamelo a mi —sonrió mi chica.

Asentí me puse lo que ella me dió, me sorprendí un poco al ver que la ropa no era nada elegante.

—Bien vamos —afirmó divertida.

Salimos, en la sala estaban los niños intentando ver una película de terror... y digo intentando pues no tardarían más de cinco minutos en dejarla.

—Adiós niños —se despidió Nadi.

Los pequeños solo respondieron gritando.

—¡Nadi! —explicó Dami alterado— no hagas eso, mi corazoncito casi se sale.

—Oh no te preocupes, cuidaré muy bien de tu corazón—guiño.

Mi hermano solo se puso rojo cual tomate para ocultarse en el hombro de su amigo.

—Am y a mi no me querrá cuidar mi corazón Ty —sonrió burlón.

—Bájenle todos a sus hormonas si —negué riendo.

—Lo dice quien va tarde a una cita —señaló Dedri comiendo helado.

Mire a Nadi quien asintió.

—Me voy —asentí.

Nos subimos a su camioneta tipo autobús... literalmente mi amiga tenía licencia para conducir uno, cosa de familias grandes.

—Deja de coquetear con mi hermano es un niño, tal vez para ti es una broma inocente  pero para él no —señale.

—Quien dijo que era broma —me miró burlona— hay que preparar el terreno.

—Conduce de acuerdo —ordene molesto.

Mi hermano era guapo, no necesitaba un glow up, solo ser legal en palabras de Nadine.

Mi chica me tapo los ojos para que fuera sorpresa... vaya sorpresa cuando llegamos a un zoológico.

—Dime que estamos de paso y no es aquí la cita —mire a mi chica nervioso.

—No te gusta el lugar que escogí —dijo la voz de mi moreno abatido.

Me giré para verlo, mi rubio venía aún con los ojo tapados por la venda.

—¿Pues dónde estamos? —preguntó nervioso.

Ty le quitó la venda a lo que mi chico solo miró confundido el lugar.

—Les gustará ya verán —asintió.

—¿Por qué lo dejaste hacer esto? —mire a Nadi confundido.

—Tenle fe, además crees que estaríamos aquí si fuera una mala idea —me calmó.

Suspiré para dejar  en manos de ellos lo que siguiera, no venía a uno de estos desde la primaria así que no sabía que esperar, pero caminar no era lo mío.

Al entrar nos sentaron en un carrito, esto ya me empezaba a gustar.

—Hay leones —mencionó asombrado mirando la guía — ¡Leones!

—Me gustan los leones —asentí— pero me gustas más tú.

Mi ruso sonrió pícaro para acercarse a mi y empezar a besar mis labios.

—Ajam, no estoy en contra de las muestras de afecto pero...

El hombre señaló el cartelito pegado en el asiento.

"Contamos con hotel, auto no apto para estos eventos"

Solo asentimos tratando de no reírnos.

—Bien les parece si empezamos —ánimo el hombre.

—¡Si! —dijimos al unísono.

Sinceramente no creí que saliera nada bueno de esto... pero resultó muy bien, ver a los animales libres por todos lados era impresionante y el ambiente era tan tranquilo.

Entré búfalos, alces  y otros animales llegamos a las jirafas, nos detuvimos un momento para poder apreciarlas, el conductor nos dió algo de comida para poderles dar de comer.

—Eso come, come —insistí ante el gran animal.

La jirafa me desprecio para irse con mi rubio.

—¡Oye! —me queje.

Bas solo sonrió para acercar mis manos a las suyas poniéndome su comida para que pudiera darle, esa lengua... era rara, pero la emoción de ver ese imponente animal frente a mí era asombroso.

Sentí el beso del rubio en mis labios, y esa miradita de felicidad.

—Tienes un animal de más de 5 metros frente a mi y prefieres verme a mi —señale riendo.

—Me gusta más verte a ti —asintió besándome una vez más.

—Am donde dice que estaba el hotel —miré al hombre que conducía.

Una risita y proseguimos, este lugar era mejor de lo que esperaba incluso tenían un area acuática en el que pasábamos atravez de un tubo donde nos rodeaban peces y otros animales marinos encantadores.

—Admito que son más lindos tras la cerca —señaló Bas mirando a los osos.

Negué divertido para recargarme en él.

—Sabes... me estoy divirtiendo mucho —confesé mientras nos quedábamos observando las medusas.

—Yo igual —sonrió— nunca creí que me divertiría en un lugar así, supongo que todo depende de con quien pases el tiempo.

Asentí para recargarme en él.

—Bien, una parada más jóvenes —señaló— usualmente no hacemos esta parte del recorrido porque es para niños, pero tus amigos insistieron.

—Démosles el beneficio de la duda —apoye, en este punto estaba muy emocionado.

Y esta vez se merecían el cielo...

—¡Son vaquitas! —exclamé emocionada— sabes que es mejor que una Vaca, una vaquita bebé.

El área de la granja estaba lleno de animales bebés con muchos pollos, algunas cabras y puerquitos donde los niños podían convivir con ellos.

—Y tendrán la oportunidad de alimentarlas —dijo el señor del zoológico.

Creo que mi corazón se iba a parar en ese momento de ver tanta hermosura frente a mi.

Nos sentamos mientras nos daban los biberones para dárselas a las vaquitas.

Una vaquita hereford se acercó de inmediato a mi, sin más le empecé a dar leche del biberón.

—Bas sabes manejar —le miré confundido.

—Am más o menos aún me cuesta conducir del lado contrario —contestó confundido.

—Bien, corres con la Vaca y huyes... no te detengas —conte el plan— yo finjo un infarto para salir de aquí y nos vemos en mi casa.

Bas negó acariciando a la vaquita con amor.

—Me encantaría robarme una Vaca por ti pero tiene rastreador, no llegaremos lejos —señaló.

Negué molesto, tendría mi Vaca algún día...

—Por mucho a sido el mejor día de mi vida —confesé— gracias por pasarlo conmigo.

—No puedo imaginar que fuera con alguien más —aceptó besando mi mejilla.

Suspiré para recargarme en su hombro a lo que me abrazó.

—Puedo preguntarte algo —susurró mientras acariciaba la vaca .

—Claro —asentí.

—Tú... como has llevado esto por tantos años, me refiero a tu enfermedad —me miró inseguro.

Me quedé pensándolo por un momento.

—Cuando tenía ocho empecé a sentir que algo andaba mal en mi, siempre estaba cansado y no podía seguirle el ritmo a nadie en educación física —conté— y luego en medio partido me desmayé... eso fue muy vergonzoso.

Vaya que lo fue, desperté camino al hospital con mi madre a mi lado muerta de pánico.

—Tenía un soplo que tuvieron que cerrar con Yam cirugía, después de esa cirugía estuve bien por un par de años pero a los diez me empecé a sentir mal de nuevo, fue un recambio valvular esta vez, a los catorce fue el segundo recambio pero el corazón no reciste mucho al parecer... me colocaron un marcapasos a los dieciséis y aún con eso la insuficiencia llegó —exprese cansado.

—Debió ser duro para ti —señaló mirándome.

—Es como una montaña rusa sabes —le miré— subidas, bajadas a veces esta bien y otras es una mierda... pero es lo que es.

El asintió para darme una sonrisa y besar mis labios.

—A este punto se vendrán días difíciles... pero espero que los días buenos sean contigo —afirmé.

—Mis días ya son buenos solo porque estas tu en ellos —sonrió burlón.

—Eres todo un romántico —negué divertido.

—Lo sé —asintió victorioso.

Salí de ahí con una vaquita de peluche pues no me dejaron llevarme la real.

Terminamos comiendo en uno de los restaurantes del lugar donde se nos unieron mis amigos.

—Y bien, soy el mejor —dijo Tyron— si lo soy verdad

—Lo eres —asentí— gracias.

El moreno sonrió victorioso, llevaba un gorrito de jirafa que le había comprado Nadi para que cerrara la boca.

—De verdad chicos, gracias —asentí— por más días así —levante mi copa de jugo.

—Por más días así —sonrió Nadi— y tú tranquilo, ya sabíamos que necesitaban una mano, son un desastre.

—Oh si —asentí besando a mi rubio— por mas días así.

Estaba consciente de lo que me esperaba, pero aferrarme a los buenos días y vivirlos al máximo era algo que quería hacer.

después de nuestra cita me dejaron en casa, papá se había llevado a los niños a jugar con láser, Dedri había salido con sus amigos y mamá con casa sola sacaba sus mejores dulces y se ponía a ver sus novelas extranjeras.

—¡Mamá ya llegué! —le grité.

No escuché respuesta, me quedé mirando por las escaleras.

—Mamá —llamé una vez más.

Suspiré para ver por las escaleras, mi recámara actual no siempre fue la misma de siempre, yo solía dormir arriba sin embargo con los acontecimientos me cambiaron abajo.

Con mucho esfuerzo y cinco pausas subí las escaleras, llegué a mi habitación antigua esa donde aún tenía las paredes pintadas de azul con pequeñas vaquitas y diseños de granja.

Me acerqué a la cama al percatarme de mi álbum de fotos, me senté en la cama para abrirlo.

Aún siendo el tercer hijo puedo decir que tenía álbum enteros y muchísimos de ellos, el sueño frustrado de papá siempre había sido ser fotógrafo así que sacaba esa frustración con sus mejores modelos.

Desde pequeño había estado rodeado de animales por lo que la mayoría de las fotos era con ellos, tenía varias con Dedri abrazado, una cargando al bebé Damian malhumorado desde pequeño, y claro con mis amigos como siempre.

Como crecía las circunstancias en las fotos iban cambiando, cumpleaños en el hospital, fotos con personas disfrazadas de superhéroes, toda una vida así.

—Dyre —dijo mamá viéndome— cariño sabes que no debes subir tu solo.

—Yo te llame pero no contestaste —la miré— solo me aseguraba que estuvieras bien.

Mamá asintió para sentarse a mi lado y abrazarme besando mi mejilla.

—Siempre has sido un bebé muy guapo —sonrió feliz.

—Lo sé, esas mejillas enamoran a cualquiera —señalé.

Así es era un bebé cachetón, mis mejillas sufrieron muchos pellizcos por eso.

Mi mamá empezó acariciar mi cabello suavemente mientras veíamos las fotos juntos.

—Mamá —la llamé— ¿tú... tienes miedo a ya sabes mi muerte? —pregunté algo que había rondando mi mente.

Mamá suspiró para besar mi frente.

—¿Tu lo tienes? —me preguntó.

Negué, sonaría mal pero en este punto vivir o morir me daba lo mismo... solo quería que se detuviera.

—Yo tampoco —me calmó— no quiere decir que no me va a doler, Dios Dyre el dolor que sentiré... será indescriptible, y si llorare y estaré tristes, mi vida nunca será la misma pero una parte de mí estará tranquila porque no sufrirás más —beso mi frente— y quiero que estés tranquilo sabiendo eso.

Asentí para abrazar a mi madre con fuerza.

—Pero eso no pasará así que no pienses más en eso me oíste —desvío el tema— mejor dime, ¿Ya puedo preparar la boda?

Asentí divertido para contarle lo que había hecho en mi cita... si, necesitaba más días así.

Perdonen la tardanza pero ya está aquí 💕

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