14 latidos

Volver a la escuela siempre fue difícil, cuando me diagnosticaron a mis ocho años tuve que faltar por un tiempo y cuando volvía esas miradas siempre estaban en mi, demasiado atentos claro... pero siempre viéndome como si me fuera a romper.

Y ahora no era diferente, excepto por esa persona.

—Ese es mi lugar así que mueve tu trasero —se quejó Sarah.

—No lo creo mi trasero está muy cómodo aquí —Sonreí en la parte delantera del auto.

—No me alegra verte —bufó sentándose en la parte trasera del coche.

—Es recíproco —afirme contento, la hipocresía al menos no era lo suyo.

—Lo que necesito en mi vida, sus peleas —negó el Bakyordigan.

—¡Claro! —dijimos al unísono.

Nos miramos asqueados para negar.

—Eso no vuelve a pasar —señalé.

—Si, claro que no —negó ella apoyando la moción.

Al llegar todos me miraban como de costumbre, ya sabía safarme de esto solo tenía que concentrarme.

—Es un gusto verlo de nuevo joven Lambert —me saludó el profesor Black— me preocupaba que incumpliera su promesa.

—Perdón señor pero aquí estoy cumpliendo —sonreí.

Me dió un fugaz abrazo para sentarme, Nadi me abrazó para llenarme de besos.

—¿Y ahora tu? —pregunté confundida— demasiado amor no crees.

—No te vuelvo a dar amor —me regañó cruzándose de brazos.

Negué para recargarme en su brazo, la pecas sonrió para acariciar mi cabello tenía una buena mañana lo que era raro.

—Ponme al día quieres —pedí cansado.

—Bueno la obra va muy bien, se verá perfecta cuando estes —contó— ah y Antoni ya reprobó a mitad del curso... por cierto Sarah y yo estamos a un encuentro de que una de las dos salga asesinada y tú y yo sabemos quien será.

Asentí divertido, mi amiga le encantaba la pelea y bueno la llegada de otra chica la hizo sentir algo amenazada.

—Yo solo vengo para ver a mi chico...

—Dyre Lambert eres todo un cursi —negó asqueada.

No lo iba a negar.

Después de un par de horas por fin fue hora de ver a mi chico, odiaba que la mayoría de nuestras clases fueran en diferentes salones.

—Hola mi Romeo —me abrazó por fin.

—Julio —correspondí besándolo— vamos a desayunar.

—Te parece si hoy desayunamos con mis amigos —me miró nervioso— se quejan de que los abandono.

—¿Tienes amigos? —preguntó Nadi confundida.

La miré para negar ante lo dicho.

—Lo siento es que nunca te habíamos visto con ellos... como siempre estas con nosotros —se disculpó la chica.

—Bueno porque me la paso con Dy y siempre están con él —señaló confundido.

Nadi se quedó pensando unos segundos.

—Oh mierda nosotros somos los que no tenemos amigos —recayó después de años.

Tres es un buen número de amigos, razón por la que nunca nos preocupamos por expandirnos.

—Pueden venir si quieren...

—No, llévatelo —señaló Nadi— él aún tiene salvación.

Negué ante su dramátizmo.

—Te veo en un rato —me despedí.

Estaba nervioso pero si ya había conocido a sus padres que era sus amigos.

Fuimos a la cafetería donde ya había un grupo de chicos, un grupo bastante variado a decir verdad.

—Por fin lo trajiste —sonrió Peter un chico que conocía desde primaria pero nunca habíamos hablado más que un par de palabras.

—Nos lo estas robando he —atacó burlón uno de ellos.

—Venga ya no me lo molesten —regañó Bas sonriendo— te presento, él es Peter, el idiota de aquí es Rodrigo —presentó al moreno— ella es Karen.

—Un gusto —dijo la chica tendiéndome la mano, una chica bastante alta.

—Y Megan —señaló a la castaña de cabello de hongito.

—Un gusto —salude— yo soy Dyre.

—Oh lo sabemos, este idiota no hace más que hablar de ti —mencionó Rodrigo.

—Además eres medio popular —me recordó Peter.

Pues claro era el chico del corazón enfermo, todos me conocían ya.

—Y tienes un amigo muy guapo —añadió Megan.

—Que tiene novia —se quejó Karen.

—Por desgracia —suspiré— tengo fe en que terminaran pronto.

Las chicas sonrieron victoriosas.

Nos pusimos a desayunar, sabía que mi ruso comía mucho... pero en su tercera hamburguesa con papas me sorprendí.

—Su récord es seis —se burló Peter.

—Déjenme estoy en crecimiento—se quejó.

Asentí, que daría yo por poder comer así otra vez, con esfuerzos y me comía media hamburguesa.

Mi alarma sonó indicando que tenía que tomarme mis medicinas, como siempre empecé a tomármelas hasta que sentí las miradas sobre mi.

—Mi record es catorce —bromeé.

Unas pequeñas risitas de nervios me acompañó, con mis amigos no tenía este problema.

—Pues yo iré por mi cuarta —señaló el ruso besando mi frente.

Me quedé solo con sus amigos.

—Nos alegra que salgas con Bas sabes —introdujo Peter— su última relación no fue muy buena.

—Supongo, mantener una relación en secreto nunca es bueno —suspiré.

—Creo que eso era lo de menos —murmuró.

Me quedé observándolo sin entender.

—Oh mierda no te ha contado verdad —dijo nervioso.

—¿Contarme que? —pregunté confundido.

—Bien hecho imbecil —lo golpeó Karen.

—Tu no oíste nada de acuerdo —insistió Rodri.

Asentí pues llegó el ruso con su hamburguesa, nos miró algo confundido ante nuestras miradas.

—Ya se que estaban hablando mal de mi —bromeó— pueden continuar.

—Bien como te decía tiene un pésimo gusto en comida verás... —gracias a las chicas se salvó la situación.

Descubrí muchas cosas como que mi ruso no es muy bueno en la geografía o que odia los dulces... eso si que es raro.

Aún así de mi cabeza no salía lo que había dicho Peter, algo que me daba miles de vueltas.

—Todo bien —me preguntó Bas

—Claro, porque no habría de estarlo —murmure nervioso.

—Has estado algo callado desde que comíamos con mis amigos —murmuró preocupado— te hicieron algo... porque si es así...

—No para nada —lo calmé— me cayeron muy bien son bastante agradables, solo estoy algo cansado.

—Bueno eso se resuelve —sonrio atrayéndome a sus brazos.

Me recargue en su pecho, no tenía pechos tan prominentes como los de mi moreno pero servían.

—Me encanta que se metan en el papel pero chicos estamos ensayando —señaló el profesor Art— ya vamos atrasados.

—Diría que es mi culpa pero es suya por obligarme —señale.

—Serás mi romeo fin del asunto continuemos —insistió— Bastian vamos con tu escena con la condesa y Dy, ensaya un poco tu escena con Mercurio.

—Me niego exijo mi papel de árbol número tres ahora —insistí.

—Ve a exigírselo a Mercurio anda ve —me corrió.

Bufé llegando con Nadi quien practicaba sus líneas.

—Me rindo no puedo hacer de romeo —me senté a su lado.

—Lo harás muy bien —afirmó besando mi frente— pero a lo que me interesa, como te fue con sus amigos, son raros o más normales que nosotros.

—Todos son más normales que nosotros Nadi—le recordé la verdad.

—Buen punto —asintió.

—Pero dijeron algo y ahora siento que... que me oculta algo de su pasado —me quejé.

—Si le das importancia al pasado no podrás vivir el futuro Dyre, los errores que cometió se le quedarán como aprendizaje —explicó— confía en él de acuerdo.

Asentí para abrazarla.

—¡Dyre! —me gritó el profesor Art.

—Ya voy, ya voy —me queje— Tadeo no te gustaría cambiar de papel.

Me dirigí al chico, me dijo que no claramente y si él se moría por mi papel, pero el señor Art era demasiado molesto en este tema.

Al final me quedé esperando a que viniera el Backyordigan por mi, con mi ruso a un lado y a pesar de que las palabras de Nadi tenían sentido yo era un gato muy curioso.

—Oye quería preguntarte algo —le miré.

—Claro qué pasó —me sonrió.

—Bueno con tus amigos salió intencionalmente algo y yo quería preguntarte pero no estás obligado a contestar y entiendo si...

—Es sobre mi última relación no —me miró algo serio—Peter te dijo sabes no es malo solo pésimo guardaron secretos —mencionó negando.

Asentí para mirarle.

—Si no quieres esta bien...

—No —me calmó— esta bien solo no es algo de lo que me guste hablar pero creo que debes saberlo.

Asentí para tomar su manita.

—Como sabes donde vivía es un lugar muy homofóbico y bueno... Yuri y yo llevábamos seis meses de novios o algo así sabes era muy complicado, a pesar de ser muy conservadores en nuestra relación su padre nos encontró besándonos...

Debe ser horrible amar a una persona y no poder demostrárselo libremente.

—Se enojo demasiado, empezó a gritar y no dudó en lanzarse a los golpes a su hijo, yo no pude... no pude dejarlo así que me metí —explicó— me dió un mal golpe que me hizo caer y golpearme la cabeza con la esquina de un mueble, lo último que recuerdo fueron los gritos de Yuri pidiéndome que no cerrara los ojos.

Un hueco se hizo en mi estómago, tomó mi mano para que tocara su nuca podía sentir la cicatriz.

—Desperté tres días después en el hospital con una terrible contusión, dijeron que me había tropezado y golpeado, claro se lo creyeron por que no controlo estas extremidades tan grandes —dijo con una risita al final.

—¿Qué dijeron tu padres? —pregunté confundido.

—Yo sé los conté, decidieron no decir nada por mi seguridad pero en su primera oportunidad papá tomó este trabajo —explicó— querían tenerme seguro y creo que yo estaba cansado de tener que esconderme.

Asentí para abrazarlo con fuerza.

—Y con Yurio... ¿qué pasó? —pregunte confundido.

—Su padre lo mando a un campamento de "rehabilitación"—se burló— sabes qué pasa en esos lugares no.

Un campamento lleno de chicos gays durmiendo en una habitación todos juntos... si que desgracia.

—Ahora vive con una tía en Francia y bueno no hemos hablado desde que salí del hospital así que...

—Que siguen siendo novios —recaí.

Yo igual seguía siendo novio de un niñito de kínder con el que nunca terminé.

—No, ese beso con el que nos descubrió su padre era el beso de despedida... yo no quería seguir ocultándome y él estaba aterrado de salir —informe— no lo culpo pero no podía seguir así, pero si me hubiera gustado decirle que no fue su culpa y que no lo odio por eso.

—Te entiendo —tomé su mano— creo.

—En fin eso ya pasó y ahora estamos tú y yo —beso mi frente— entonces.... Cita tu y yo.

—Si, me apetece —afirmé— una cita solos tú y yo.

—Así será —me besó.

Mi Backyordigan me trajo a casa, para dejarme pues había quedado de salir con Sarah.

—Claro abandóname —me queje— cámbiame por esa mujer.

—No empieces, ademas estoy enojado contigo —se quejó.

—Yo que hice —reclamé.

—me dejaron abandonado en el almuerzo los estuve esperando —se cruzó de brazos.

—Oh —recaí en la verdad.

—Oh —gruñó— iré con alguien que si me valora.

Lo miré serio era una buena broma.

—Bueno me voy —bufó.

—Te quiero —le dije.

—Yo también —se despidió.

Me tiré en la cama a descansar, iba a tener una cita.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top