Capítulo 2. Viejos Tiempos
—¡Deja de hacer eso Luffy! —regañó una voz masculina con algo de enojo—. ¿Qué acaso no tienes otra cosa que hacer en vez de estar fisgoneando mis cosas?
—No es para tanto Zoro, ya sabes que soy muy curioso. —Sonrió Luffy y continuó—: No puedo controlarlo, es algo natural de mi... ¿¡Qué es esto!?
—Solo lo diré una vez más, sigue de fisgón y juro que comeremos verduras durante todo el tiempo que te quedes —dijo Zoro frunciendo el gesto, haciendo que el pequeño dejase lo que tenía en manos en su lugar—. ¿Por qué estas aquí? ¿Por qué yo y no Sabo o Torao?
Luffy ignoró por completo lo que le preguntaron, no quería responder a sus preguntas simplemente. Zoro no era nada más que un maestro en un Dojo, su especialidad era el Kendo y su arte las katanas. No había mucho que decir de su apariencia: su piel era mucho más morena que la del menor, un termino medio mejor dicho; cabello verde, algo extraño para muchos ya que piensan que se lo pinta cuando en realidad es natural; por último ojos negros, era difícil descifrar lo que podía estar pensando o sintiendo con esa mirada tan fría.
Por otro lado Luffy era todo lo contrario. Este tenía una muy mala manía —además de quitarle la comida a otros en la mesa y confiar muy rápido en las personas— esa era su maldita curiosidad por saber e indagar todo lo que podía dentro de una casa, y más si se trataba de gente conocida, no pararía hasta recibir un buen golpe. Tenía suerte que se trataba de Zoro, si fuera Nami o Sanji ya se habría retractado de sus acciones de inmediato. Pero había una cosa en particular que lo caracterizaba al joven —a parte de su cicatriz debajo de su ojo y pecho en forma de x— era su intento fallido de mentir, era muy obvio cuando lo hacía. Gestos raros, muecas y hasta sudaba, Zoro ya lo tenía muy memorizado.
—Monkey. D. Luffy, responde antes que te lo saque a golpes.
—Bueno es que tenía ganas de verte...
—¿A si? Cada vez que mientes tuerces los labios y te pones nervioso al hablar, además no sabes mentir bien Luffy...
—Está bien, te diré la verdad. —Luffy miró a los lados y continuó hablando bajito—: Lo que sucede es que solo tenía una sola opción. —Sonrió—. Además que Sabo es un poco difícil de contactar y Torao siempre está ocupado, así que no están libres para aguantar mis tonterías.
—¿Y yo sí?
—¡Claro! Por eso vine a visitarte y a quedarme un buen tiempo porque tengo curiosidad en qué andas, quiero hacerte compañía.
Zoro respiró hondo, dejó caer sus hombros rendidos por las palabras del pequeño azabache y sonrió levemente ante su respuesta. La verdad era que sí lo extrañaba, hacía mucho tiempo que no venía de visita o al menos eso era lo que casi siempre decía Luffy; las respuestas del pelinegro no eran concretas, sino vagas, parecía que estaba ocultando algo. Él solo quería pasar todo el tiempo que no pudo antes, era comprensible, no lo veía desde hace unos dos meses y ya tenía un par de semanas viviendo en su casa por alguna extraña razón que desconocía Zoro hasta ese entonces.
—Sabes que no puedes quedarte aquí para siempre, ¿Verdad?
—Eso ya lo sé... pero tengo una sola oportunidad para hacerlo otra vez —dijo el joven sonriendo nuevamente, pero un poco más nostálgico—. El lado bueno es que tienes a alguien con quien hablar, te puedo hacer hasta las compras. Dame las gracias.
—Menos mal que las haces por Internet, la gente me vería como loco...
—¿Eh? ¿Hice algo malo?
El mayor solo negó ante su pregunta y sonrió a su amigo, este solo se quedó confundido con lo que dijo anteriormente, pero de todos modos se le escapó una que otra sonrisa boba de costumbre. La relación que tenían ambos era un poco rara debido a las personalidades completamente opuestas de cada uno, en cuanto a relaciones sanguíneas no compartían ninguna... Pero la amistad que tenían era muy grande, casi como una hermandad aunque Zoro no lo vio de esa manera y más cuando sucedió ello.
Luffy volvió a movilizarse por toda la casa hasta encontrar en una de las habitaciones una caja donde decía "Secundaria-Universidad", el joven volvió a recordar lo que dijo Zoro, si cogía algo y no lo encontraba como estaba entonces él pagaría las consecuencias de sus actos. Se la estaba jugando, pero de todos modos bajó la caja enorme que estaba dentro del armario de la habitación de servicio, era pesada y tenía polvo sobre la tapa, se notaba que habían muchas cosas que guardaba sobre esa etapa.
—No creo que se moleste si lo llevo al salón y vea un poco... ¿No?
El pequeño tragó frío, trató de pensar de la manera más positiva para llevar la caja hasta la sala principal donde se encontraba su amigo trabajando con la laptop. Luffy con pasos firmes y cuidadosos lo llevó hasta la mesa que estaba en medio de los sofás, esto llamó la atención del otro quien lo miró un poco extrañado. Zoro no dijo nada al respecto, pero en cuanto vio lo que ponía en la caja se sobresaltó.
—Pensé que sería bueno recordar viejos tiempos, ¿No crees? —Sonrió el menor—. Añoro esos momentos...
—Está bien, también extraño esos días —dijo el Zoro con una sonrisa comprensiva, haciendo que los ojos de Luffy se iluminen.
La emoción del pequeño era tanta que en vez de utilizar unas tijeras o un cuchillo para abrirla por el lado de la cinta como es debido, lo hizo con las manos y dientes hasta terminar rompiendo la caja. Fue regañado por Zoro no duramente, pero sí lo suficiente porque fue muy bruto de su parte para solo abrir una simple caja precintada.
—No te enojes Zoro, puedo hacerte una nueva y más moderna de lo que tú crees. —Sonrió orgulloso, ya se estaba haciendo una idea de lo que iba a crear para compensar su travesura.
—Me pregunto porqué sigo sin pegarte...
—¡Es porque me quieres! A este punto Nami ya me hubiera pegado por haber hecho algo que no debí ¡Shishishi!
—Como desearía que estuviera aquí en estos momentos... —pensó Zoro—. Como sea, compraré otra caja en IKEA y problema resuelto.
—¡Oye! ¡Dijiste que podría hacer la caja!
—Pero si yo... —Zoro paró y se lo pensó mejor, le dejaría hacerlo—. Está bien, entonces vamos a comprar algo de material para que lo hagas ¿Sí?
Una vez hecho el acuerdo y muchos brincos de alegría por parte de Luffy, comenzaron a revisar todas las cosas de la caja. Desde la primera foto de secundaria hasta los últimos días de todos, antes de partir de la universidad. El pequeño no dejaba de levantar la voz cada vez que veía una foto en la que él y sus amigos aparecían, a pesar que se estaba volviendo un poco molesto. Zoro lo apreció mucho y trató de contenerse por unos buenos minutos mientras observaba la foto en la que todos estaban reunidos en su graduación de la universidad. En especial en la que estaban ellos dos abrazados con sus diplomas en mano; una tristeza inoportuna se aproximó, lo estaba consumiendo poco a poco. El solo recordar ese accidente, sus últimas palabras que le dedicó, su última sonrisa... todo le enfermaba.
—¿Zoro, estás bien? —preguntó el azabache un poco preocupado por su amigo—. No te ves muy animado.
—¿Eh? No, no te preocupes —respondió Zoro mirando a Luffy a los ojos, mientras hacía una sonrisa forzada—. Estoy...estoy bien. Me alegra que hayas venido.
—Mentiroso... Estás triste por lo del accidente, ¿Verdad?
—Eso ya pasó hace dos meses, no puedo quedarme atrás. Aún los tengo a ellos...
—Parece que no has cambiado desde ese día —rió Luffy tontamente y siguió—: Ya te he dicho que no es bueno reprimir lo que sientes.
—Cállate idiota...
Zoro le dio un golpe en el hombro a su pequeño amigo como solía hacerlo, la sensación que sintió fue gélida con solo tocarlo ligeramente, Luffy solo se rió ante esa acción. No había mucho por decir, luego de ver muchas fotos en las que se apreciaban momentos vergonzosos y graciosos de ambos, así como también objetos que recolectaban en sus viajes, en especial esos que Luffy consideraba únicos. Cómo una pequeña piedra brillante cuando fueron al bosque a pescar salmones con las manos; unas pinzas de metal algo viejas cuando tuvieron que quitar las espinas del cuerpo de Usopp al estrellarse con un cactus; una hoja que contenía escrito un poema, al parecer una carta de declaración, entre otras cosas...
—No puedo creer que aún guardes estas cosas —dijo el menor de forma burlona.
—Tú eras el imbécil que querías que los guardase, así que ni hables.
—¿Hm? ¿Y esto? —preguntó Luffy cogiendo la pequeña pieza de madera café del suelo—. ¿Un timón de barco?
—Fue en la clase de carpintería, me lo diste diciendo que iba a ser el comienzo de nuestra aventura —respondió Zoro tímidamente. Un leve sonrojo tiñó sus mejillas—. Querías hacer un barco para irnos al mar con Nami, Robin, el cocinero pervertido, Franky, Usopp, Chopper y Brook.
—¿Eso dije? Yo...no lo recuerdo...
La respuesta de Luffy tomó por sorpresa a Zoro por completo, fue una promesa que hizo con todos antes de mudarse: "¡Haremos un barco juntos, nos iremos de aventura, buscaremos tesoros y monstruos! ¡Lugares jamás antes vistos por las personas! ¡No puedo esperar para hacerlo cuando volvamos a encontrarnos! ¡Shishishi!". Esas fueron las palabras que quedaron grabadas en su cabeza cuando todos estaban en el aeropuerto para tomar diferentes vuelos. El mayor se mantuvo en silencio mientras el pequeño azabache seguía contemplando el timón de madera que tenía entre manos.
—¿De verdad, no recuerdas nada?
—Lo siento Zoro... Pero cada vez que intento hacerlo me cuesta, lo único que recuerdo es que desperté aquí en tu casa luego del accidente...
No tenía mucho sentido lo que dijo, así que sonrió de manera alegre y dulce para repararlo, es muy típico de él hacerlo. Todo era muy extraño, demasiado... Esto confundía más a Zoro: primero no recuerda la promesa que hicieron tiempo atrás y ahora que despertó en su casa después del accidente. Aunque sonase fuera de lo común y de la lógica, al parecer Luffy lo tomaba como lo más normal del mundo, a fin de cuentas solo se quedaría con el peliverde por una larga temporada.
—Eso quiere decir que no recuerdas por lo que pasamos, ¿Verdad? —Estaba deprimido, como no iba a estarlo si esas palabras le afectaron ¿Olvidó hasta ese regalo que le dio?
—No recuerdo muy bien con quién estuve el día del accidente ni la promesa que hice con todos ustedes, pero lo que compartí con Sabo, contigo y los demás aún siguen aquí. —Luffy señaló con su dedo el lado izquierdo de su pecho y luego su cabeza para continuar—: Lo que me hizo feliz no lo olvidaré nunca.
Otra vez, esa sonrisa de idiota que hacía cuando ni siquiera pensaba en sus acciones ni en como podía afectar a los demás, eso era lo tan característico del pequeño. Zoro se sonrojó y rió para liberar los nervios de la situación; este no era el Luffy que conoció hace años... Este era un tanto diferente, el de antes era un caos total al que no le podías quitar el ojo de encima. Ahora se le ve más cuidadoso y preocupado de lo que hace o al menos eso es lo que cree haber visto el mayor hasta el momento.
—Bueno, vamos al coche.
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He aquí el otro lado de la historia, no se emocionen mucho las amantes del ZoLu. Solo será algo leve... ¿O tal vez haya más? Quién sabe, quizá un poco de todo. A ver como fluyen las cosas entre estos dos...
La verdad es que no pensaba en publicar este capítulo aún, pero voy a ser buena persona con ustedes hoy (?)
¡Nos vemos en la próxima!
AustriaSaurio
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