Chapter 20

Jack observaba desde el tejado de su casa las estrellas que se situaban en medio del cielo oscuro. De niño siempre quiso saber cuántas habían allí arriba, pero nunca le alcanzaron los dedos para contarlas, sin embargo, su madre le decía con cariño que él algún día se convertiría en una de ellas. Ahora puede darse cuenta que a su madre si que le gustaba fantasear.

Las cosas no estaban saliendo como lo esperaba, pero debía tratar de superarse, por sus amigos, por su hermana, por él. Era cierto que Pitch lo buscaba y mandaba a sus bestias a matarlo, pero no podía dejarse ganar de ese molesto monstruo que habita en las pesadillas y en los miedos más profundos de los seres humanos, incluso, en su propio miedo. Este era su mundo, debía protegerlo con todo su ser de la amenaza que suponía la oscuridad; no se rendiría ante su primer fracaso, en esta guerra las cosas todavía no se han escrito. Jack tiene la oportunidad de defender a todos los que ama, esa es su labor como guardián, aunque oficialmente hubiera dejado de serlo.

Dejó escapar de sus labios un sonoro suspiro y cerró los ojos con fuerza, para así tratar de encontrarse a sí mismo, interiorizar y encontrar una solución a sus problemas. Jamás pensó que se encontraría en una situación como esta, tan abrumadora. Toda su vida creyó que el único problema que tendría sería no encontrar alguna actividad para divirtiese, lo más importante era jugar y disfrutar de su libertad. Es ahora cuando de verdad extraña al antiguo Jack Frost.

Pronto sintió una calidez en el ambiente, algo extraño, ya que en la noche siempre hacía frío, aquel clima que ya no podía producir como en años anteriores, ahora Madre Naturaleza era la encargada de brindarle al mundo la estación más hermosa para Jack: invierno.

Abrió los ojos con lentitud para toparse con un antiguo amigo dorado quien siempre le mostraba una tenue sonrisa de oreja a oreja. Este guardián solía hacerle visita en las noches para ayudarlo a dormir o, en ocasiones, jugar un rato. Esta vez, no sabía a qué se debía su presencia.

—Hola Sandman —saludo con cortesía.

El pequeño hombrecito sacudió su mano varias veces contestando al ameno saludo del peliblanco. Luego, decidió sentarse al lado de su amigo y observar las estrellas juntos. Jack aceptó con una sonrisa el gesto de su amigo guardián.

Sandman observó algo que no encajaba en la mirada azulina del espíritu del invierno, tristeza reflejaban sus iris. Para él no era nada normal verlo así, Jack se había caracterizado por ser un chico alegre y divertido, no un sujeto apagado y poco conversador.

Sacudió su cabeza e ideó una forma para hacer que el chico pudiera sentirse mejor. Con su arena mágica creó un pequeño conejo, después lo hizo dar brincos alrededor de Jack, él giró su rostro y rió cuando el animal comenzó a juguetear a su lado. Le parecían muy divertidas las criaturas que podía crear el guardián de los sueños con tanta facilidad, además, Sandy las hacía con cariño para que los niños pudieran disfrutar de un afable sueño, lleno de magia.

Acarició el lomo del animalito con sus dedos recordando cuando hizo uno igual para hacer que Jaime creyera de nuevo en Aster, solo que el suyo no era tan cálido como el que había hecho Sandman, sus magias eran muy diferentes; igual de poderosas pero de distintas procedencias. Sandman era uno de los guardianes más antiguos y buenos de la tierra, Pitch siempre quiso destruirlo por el simple hecho de que Sandy era el único que no podría manipular a su antojo por su pureza y carisma.

—Pitch ha vuelto —comenzó hablar. Sandman frunció el ceño y apretó los puños a sus costados —Me quiere hacer daño, no sé si lo logre —soltó esto último un tanto afligido por las circunstancias.

El guardián de los sueños dibujó con su magia un par de símbolos en su cabeza, algunos un tanto confusos para el peliblanco, aunque pudo desglosar algo de su mensaje, Sandy le aseguró que él estaría para ayudarlo y que podía contar con su compañía cuando se sintiera en problemas.

Jack le sonrió como agradecimiento, luego se levantó del tejado, tomó su cayado entre sus dedos y le indicó a su amigo que dieran un paseo por los cielos. El hombrecito de arena asintió y se montó en su nube para después emprender vuelo junto al espíritu del invierno. Juntos sobrevolaron la ciudad en completo silencio hasta que Jack lo rompió con un carraspeo.

—Conocí a alguien —dijo mirando hacia los árboles del parque recordando su encuentro con Elsa —Pero creo que ella me odia.

Sandman creó un corazón con sus dedos y después lo rompió entendiendo la situación del chico.

—No lo creo. Solo me parece que es interesante su manera de ser, ese misterio que la rodea y... Su belleza —suspiró —No dejo de pensar en ella.

Él hizo un gesto duditativo mientras pensaba qué responderle al chico. Unos minutos después formó un bombillo en su cabeza indicando que tenía una idea.

Jack se detuvo en el aire y observó como el guardián de los sueños diseñaba con sus dedos un mensaje en el aire.

Se amable con ella.

Lo he sido, pero es una mujer difícil —hizo una mueca de resignación.

Sandy soltó un suspiro cansado y negó con la cabeza, luego descendió hasta llegar al bosque. Jack lo siguió sin entender muy bien por qué se había apartado. Lo vio detenerse en el lago descongelado que se encontraba en medio de los árboles, se bajó de la nube y caminó hasta él con las manos entrelazadas.

Posteriormente, dejó escapar de sus manos un hilillo de arena que después se transformó en una silueta femenina, que sonreía y bailaba en el agua. Jack frunció el entrecejo desorientado.

—¿Cómo sabes que es ella? —le preguntó al guardián, él se encogió de hombros y sonrió.

La chica de arena sacudió la trenza que colgaba a su lado y saludó a Jack con la mano. Parecía tan real, pero solo hacia parte de un sueño, lo descubrió cuando vio la mirada pícara de Sandman, él conocía sus sueños, era de esperarse que supiera quién era Elsa.

Le mostró una mirada acusatoria a Sandman para después sonreír como niño.

—Lo sabías desde un principio —él guardián asintió con la cabeza —Pues déjame decirte que ella no...

Detuvo la conversación al notar algo aterrador que acababa de acontecer frente a sus ojos. La chica de arena había sido destrozada por un fuerte impacto de energía oscura. Poco a poco desapareció en el aire mostrando un gesto de miedo que Jack reconoció al instante; el mismo que había mostrado la verdadera Elsa cuando los atacaron en el parque.

Jack sujetó con fuerza su bastón esperando cualquier tipo de ataque, este se tornó azul cuando el hielo comenzó a enrollarse en la estructura de madera. Ya intuía quién había estado detrás de la destrucción de la Elsa de arena, en pocos instantes se haría presente de una vez por todas.

—¡Sal ahora mismo, Pitch! —gritó, enojado. Sin embargo nadie apareció.

Sandy, a su lado, creó dos látigos de arena que serían su arma si decidían atacarlos, con estas dos herramientas, en el pasado, había logrado darle una buena paliza al infeliz Pitch Black.

Los minutos pasaron con lentitud, Jack esperaba con ansias al Amo de las pesadillas, pero este no hizo acto de presencia. Había decidido escapar y seguir jugando con los nervios del muchacho. Jugaría a las escondidas como siempre le gustaba hacerlo hasta que tomara la decisión de utilizar su estocada final y atacarlo en el momento menos esperado.

Bajó su cayado, luego posó su mirada en la cristalina agua.

—Te dije que me quiere hacer daño, pero primero quiere atormentarme y... —volteó a ver a su acompañante, pero Sandman no estaba junto a él.

Buscó con su mirada al pequeño guardián por todos lados, sin embargo, se encontraba solo en el bosque, fue como si la tierra se hubiera tragado a su amigo.

Caminó entre los árboles, mientras gritaba su nombre sin cesar, pero él no aparecía. Temió que lo hubieran atacado las sombras de Black, pero ¿en qué momento? Si hace unos segundos se encontraba a su lado, se lamentó por no haber sido más precavido y haber bajado la guardia como un idiota, había perdido a su amigo.

La preocupación comenzó a azotarlo con fuerza al no encontrarlo. No podía dejar que lo hirieran de nuevo, no quiere repetir la historia, no quiere volver a sentir esa tormentosa culpa de haber sido el causante de una trágica muerte.

—¡Sandman! —gritó de nuevo. Pero sus palabras se perdían en la inmensidad del bosque.

Golpeó el tronco de un árbol hasta congelarlo por completo por pura frustración, luego se dejó caer sobre el suelo. Sin embargo, minutos después escuchó ruidos a un distancia corta de donde se encontraba. Se levantó con apuro y siguió el hilo de magia que comenzó a situarse en el camino a medida que avanzaba.

En medio de los árboles alcanzó a vislumbrar el pequeño cuerpo de Sandman, quien luchaba con una sombra que no tenía nada de parecido con los caballos oscuros de Black; este era una sombra en forma de humano que golpeaba con fuerza al guardián de los sueños.

Tomó aire por la nariz para luego arremeter contra ese espectro tan espantoso, sin embargo, el ser oscuro desapareció al instante en el que Jack se situó cerca de Sandman. Dio media vuelta y observó a su amigo de arena.

—¿Qué fue eso? —preguntó con el ceño fruncido ante el desconcierto.

Sandy negó con la cabeza.

Jack percibió algo tras la espalda del guardián, le indicó que se moviera con cuidado mientras él mantenía contacto visual con el monstruo oscuro.

Aquella sombra deambulaba por el bosque, yendo y viniendo con total tranquilidad, arrancándole un bufido de enfado. Levantó su cayado y de él emergió una potente avalancha de nieve con la cual deseaba golpear a la sombra, pero no logró darle porque desapareció, oportunamente, de su área de visión. La nieve golpeó los árboles, pero no alcanzó a darle a la sombra. Dejó escapar un grito de mera frustración.

Comenzó a escuchar susurros que provenían de los árboles, palabras incompletas que resultaban ininteligibles para el joven. Trató de agudizar su oído para poder comprender el mensaje oculto de la sombra, pero fue inútil, las palabras flotaban en el aire sin quién pudiera escucharlas con claridad.

—¿Entiendes algo de lo que dicen? —giró su rostro para mirar a su amigo, quien le contestó con una negación de cabeza.

—Para que regrese el amo de las pesadillas requiere sacrificios y el poder absoluto del miedo —oyó una voz femenina muy cerca de donde estaba —Eso quieren decir las sombras, amigo.

Él echó un vistazo por todo el lugar buscando a la emisora de aquel extraño mensaje, pronto la ubicó sentada sobre la rama de un gigantesco árbol del bosque. Era una chica de cabello negro y ropas del mismo tono de su cabello con una capa puesta sobre sus hombros. Aquella chica le sonreía desde lo alto, sin embargo no podía descubrir su identidad.

—¿Quién eres? —dijo en voz alta para que la mujer captara el mensaje.

Ella descendió con agilidad por el árbol hasta situarse frente a él. Jack pudo fijarse en el hipnotizante color azul que poseían los ojos de la desconocida. Sus labios, tan negros como la noche y su piel, tan blanca como la suya, le causaron algo de intriga.

Ella en un movimiento sorpresivo para el chico, posó una de sus manos sobre su pecho, sintiendo el movimiento acelerado de su corazón. Jack se apartó con una gesto de completo desagrado.

—Qué corazón tan frío —murmuró, impresionada —Si eres tú.

—¿De qué hablas? —inquirió. Ella guardó silencio —Responde —le indicó apuntándole con su cayado, la chica levantó los brazos a la defensiva.

—Eres a quien busca —continuó.

Jack, impaciente, se le acercó otro poco para después colocar la punta de su bastón sobre la frente de la mujer.

—¿Quién me busca? —le instó.

—Tú destino —sonrió con socarronería.

Luego, haciendo alarde del misterio que la rodeaba, como si nada desapareció en medio de una neblina oscura. Jack abrió los ojos como platos ante semejante manifestación de poder, un sin fin de preguntas se aglomeraron en su cabeza ¿quién era ella? Y ¿a dónde había huido?

Su pregunta fue resuelta cuando sintió una pesadez irregular en su.hombro derecho. Volteó a mirar, topándose con un pequeño murciélago parado sobre él. De un saltó se apartó del animal y lo golpeó con fuerza con su cayado, el cuerpo del mamífero se estrelló contra el suelo para después transformarse en la chica pelinegra con la que había hablado.

Jack trastabilló chocando con un sorprendido Sandman que también miraba a la mujer con un gesto lleno de desconcierto.

La chica se reincorporó por los codos y masajeó su cabeza con sus dedos. Hizo una mueca de dolor y fulminó a Jack con la mirada.

—Vaya, bonita forma de tratar a una chica —escupió con rabia. Luego sacudió la tierra que se había pegado a su capa al caer.

Se cruzó de brazos y se quedó viendo al par de hombres con sus bocas abiertas.

—Bueno, niño bonito creo que te han comido la lengua los ratones o quizás los fantasmas —se burló entre risas.

El peliblanco ladeó la cabeza para detallar a la mujer con detenimiento, tratando de adivinar su procedencia y sus extraños poderes.

—¿Trabajas para Pitch? —inquirió molesto —¿Vienes por parte de él a lastimarme?

La pelinegra detuvo su risa para atender a las preguntas incoherentes que hacía el muchacho. Negó con la cabeza y transformó su gesto divertido a una mueca contraída.

—No trabajo para ese sujeto, ni he venido hacerte daño —aseguró —Mi nombre es Mavis Dracula, soy una vampiro y estoy en busca de una despreciable bruja que ha vivido durante años afectando mi mundo nocturno, fue la causante de muchas desdichas en mi pais. Mi padre quiere que ella reciba un castigo por arrebatar la vida de muchos inocentes.

—¿Dijiste vampiro? —respondió con una gesto de inconformidad —Los vampiros hacen parte de las leyendas que en la antigüedad contaban a los niños para asustarlos. Eran seres odiados y malévolos que solo vivían para matar a los humanos, hacían parte de la edad oscura en la que Pitch se hizo poderoso.

Sandy asintió con la cabeza y dibujó con arena la silueta de la vampiro con una mirada fría y peligrosa.

—Estás equivocado, mi padre y yo no somos malos, vivimos apartados de la sociedad humana, además acabo de decirte que busco a esa bruja para que deje de asesinar a los humanos para convertirlos en sus marionetas —agregó rodando los ojos, fastidiada —Ah, una de esas marionetas estaba luchando con ese pequeñin —señaló a Sandman.

—Entonces, quiere decir que Pitch no creó a ese demonio sino esa bruja de la que hablas ¿verdad? —comentó aunque la duda seguía haciendo mella en su interior.

No podía ser del todo cierto lo que aseguraba la vampiro, estaba seguro de haber visto magia negra rodeando a la criatura oscura, magia que solo podía pertenecer a Pitch, además las bestias de ojos dorados se habían presentado ante él confirmando su regreso. Su antiguo enemigo estaba acechándolo, lo sentía, seguía vivo, pero ¿por qué no ha querido presentarse ante él?

Esa bruja podría ser un invento de la vampiro, por ningún motivo debía dejarse guiar por una mujer que apenas acababa de conocer y de una especie que se consideraba malvada.

Resolvió que seguiría su juego hasta saber qué pretendía con su palabrería.

—Esta... Bruja —dijo vacilante —¿Qué quiere hacer contra ustedes? ¿Por qué es tan importante que la encuentres?

Mavis suspiró, abatida.

—No tengo certeza de nada, pero ella siempre a querido poder y más poder. Hace un par de siglos fue encerrada por mi padre en el castillo de Transilvania después de habernos culpado por un crimen que ella cometió, pero... —hizo una pausa —escapó hace poco del calobozo, es posible que esté muy cerca de acá.

—¿Por qué tendría que estar aquí?

—Porque ella nació en estas tierras hace muchos años atrás, vivió toda su vida en este reino que hace mucho tenía por nombre Corona —le explicó —Pero luego fue acusada por secuestrar a la princesa y posteriormente, el rey decidió expulsarla del reino y de sus vidas, por lo que decidió emigrar hacia Rumania.

Jack soltó una sonora carcajada que sacó a Mavis de balance en un santiamén. El peliblanco comenzó a reír como si le hubieran contado un muy buen chiste.

Pasaron un par de minutos hasta que menguó su risa para luego decir:

—Has dicho tantas mentiras juntas que provocaste que me doliera el estómago de tanto reír —limpió una lágrima de sus ojos. Después añadió —No te creo nada, vampira —escupió el apelativo —Yo soy un ser muy antiguo y jamás había escuchado algo parecido al secuestro de las princesas.

Mavis chasqueó la lengua, mas irritada que nunca.

—¿Acaso dónde naciste, niño, para que no sepas lo que sucedió?

—Pues, yo soy de Arendelle, aunque no sé que pasó con ese reino después de que caí en ese maldito lago —afirmó —Pero te aseguró que no sabía nada de esa supuesta bruja.

Giró en sus talones para concentrarse en el gesto de asombro que mostraba Sandman. A nadie le había contado sobre su procedencia pero ahora que él lo sabía no tendría mas opción que contarle su historia antes de convertirse en Jack Frost.

Reparó en sus ojos dorados por un instante, luego desvió la mirada hacia Mavis para dedicarle una mueca de desagrado.

—Es hora de irnos, Sandman. No tenemos nada qué hacer aquí —le comunicó a su amigo, tomó su cayado con fuerza y se elevó hacia el cielo, Sandy le siguió de cerca.

Mavis vio como se alejaba el peliblanco, pero antes de que se fuera debía decirle una cosa más:

—¡Gothel te está buscando, las sombras lo han dicho!...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top