Capítulo 34

Los sudores recorren mi piel, el corazón me late desbocado y tengo que detenerme para tomar aire. Mis brazos se apoyan en un árbol y tomo la botellita de agua que tengo en mi mochila porque siento que me voy a desmayar en cualquier momento.

-¿Estás bien, cariño? -Quiero rodar los ojos ante su estúpida pregunta y levantarle el dedo medio, pero en realidad no puedo mover ni un solo músculo. No le respondo, dejo que la vida vuelva a mí poco a poco y escucho su risa burlona. Idiota.

Cuando me dijo que iríamos a un lugar solos, imaginé algo súperromántico y tranquilo donde estaríamos haciendo el amor a cada segundo y comiendo como cerdos. Pero no, estamos en una reserva en medio de un bosque acampando y haciendo senderismo porque el novio que tengo no es normal.

Es cierto que el sitio es romántico -no le voy a restar los méritos-, tiene un río enorme, árboles por doquier y pequeñas cabañas individuales si queremos escoger alguna. Pero lo único que hemos hecho desde que llegamos es caminar como si no hubiese un mañana.

Estoy en creer que me trajo aquí para lograr ejercitarme, he caminado en este día más de lo que lo he hecho en toda mi vida, sin exagerar.

Las montañas rodean el lugar, los árboles altos lucen imponentes y las aves cantan a coro. Es mágico, estar aquí te transmite tanta paz y tranquilidad. Pero no se lo voy a decir, he estado quejándome desde que iniciamos el recorrido y no pienso dar mi brazo a torcer.

-Ven, amor. -Me carga y por instinto paso mis manos por su cuello sosteniéndome con fuerza.

-Bájame, por favor -le ruego apenada y me remuevo.

-No me pesas si eso es lo que crees. -Me relajo cuando empieza a caminar conmigo sin ningún problema.

Recargo mi cabeza en su hombro, aspiro su rico olor y cierro los ojos disfrutando del momento. Se detiene de repente, recorro mi mirada por todo el lugar, sorprendida de lo bello que es esto. Hay árboles que se entrelazan con ramas y parece que las pusieron así a propósito, un río cristalino con pequeñas cascadas y rocas grandes llenas de vegetación. Luce mágico, inhabitable y sacado de una película de fantasía.

-¿Te gusta? -Mis ojos se posan sobre él, me acerco y lo beso apasionadamente. Me corresponde de inmediato, ahuecando mis mejillas y explorando mi cavidad bucal con su lengua.

-Es hermoso. -Sonríe y me abraza con fuerza. Siento tanto en este gesto, la manera en que me toca me hace sentir especial. ¿Será esto lo que llaman muchos amor verdadero? ¿Somos Matías y yo el uno para el otro?

No lo dudo, he tenido relaciones en el pasado, me había fijado en chicos que creí me querían, pero nunca había sentido algo tan fuerte por nadie más. ¿Él sentirá lo mismo? ¿Hacía estas cosas con sus novias anteriores?

-Deja de darle tantas vueltas, Amelia. Si tienes alguna duda puedes confiar en mí. -Trago saliva al notar su mirada preocupada. Él me conoce tanto.

-¿Crees que esto es amor verdadero? -Sus ojos brillan de una manera que no lo había percibido antes, acaricia mis mejillas y me da un beso casto en los labios.

-No tengo ninguna duda, cariño. ¿Tú sí? -Niego siendo totalmente sincera con él, estoy consciente que esto no es algo pasajero.

-Me gustaría probar el agua. -Ahora su mirada se torna pícara, se aleja de mí y se va despojando de su ropa poco a poco hasta quedarse en bóxer.

Me mira fijamente, como si estuviera esperando algo y mis nervios se hacen presentes cuando capto lo que quiere que haga. Yo también quiero bañarme en esas aguas cristalinas, pero me da tanta vergüenza que me mire desnuda o en ropa interior.

-Y-Yo te espero aquí. -Me siento en una de las rocas que hay esparcidas y agacho la cabeza con pesar.

Se queda en silencio y en el mismo lugar observándome, mis lágrimas empiezan a salir sin control y me recrimino por esto. Sé que puedo confiar en él, que en algún momento tengo que dejar ir mis temores, pero es algo que no puedo evitar.

Levanto la cabeza al escuchar como entra al agua, lo veo nadar hacia las pequeñas cascadas y sus ojos se cruzan con los míos. Algo se mueve dentro de mí al observar como su piel brilla, su pelo rizado mojado le cae por los hombros y sus músculos se tensan cuando mueve los brazos.

Me levanto de la gran piedra con el corazón a mil por hora, retiro mi calzado deportivo y la camiseta holgada dejando a la vista mi sostén rosa. Rayos, debí combinar mi ropa interior, pero no encontré el juego y tomé un panti al azar. Resoplo porque soy un desastre, mientras voy retirando mi pantalón despacio.

Me siento desnuda, sé que es obvio, pero no solo físicamente. Mis lágrimas siguen saliendo y trato de cubrirme con los brazos cuando lo siento acercarse a mí. Levanta mi cabeza con sus dedos fríos, sus ojos miel están más claros que nunca y lucen comprensivos.

-Eres tan hermosa, Amelia. No sé qué hice para merecer a alguien como tú. -Sonríe y me contagia de su buen humor.

Poco a poco bajo los brazos que me tenían resguardada, puedo percibir su mirada sobre mi cuerpo y escucho que gime en satisfacción. Me toma de la mano y nos adentramos al río, el agua está fría y es reconfortante.

Nadamos hacia las pequeñas cascadas, siento como fluye desde abajo el manantial haciéndola más exquisita aún. Sus brazos me rodean por completo, se adueña de mis labios, haciendo que empiece a sentir cosas nuevas en mí. Acaricio su cuerpo trabajado, es una delicia tocarlo y sentir el sabor de su boca.

Me carga, camina conmigo y sale del agua. Me recuesta sobre una grama que parece una alfombra gigante y verde, se posiciona sobre mí y besa mi cuello con pasión. Rayos, se siente tan bien su boca en mi piel. Va retirando la tela que cubre mi pecho, los nervios me carcomen pero dejo que haga de mí lo que quiera.

Deja rastros de besos húmedos sobre la piel que va descubriendo, cierro los ojos disfrutando las sensaciones que ha despertado en mí y de mi garganta salen pequeños chillidos cargados de placer.

-Mírame. -Mi pecho sube y baja, cierro los ojos con fuerza, pero los libero para hacer lo que me pide-. Te amo. -Asiento, me besa y sus manos cubren las mías apretando con fuerza.

-Y-Yo también te amo. -Mi voz sale entrecortada y lágrimas salen de mis ojos al sentir como se va llevando toda mi inocencia.




Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top