Capítulo 16
Camino a pasos acelerados —tratando de perderlo porque no lo quiero ver—, mientras grita mi nombre a todo pulmón. Ahora más que nunca me arrepiento de haber llenado tanto mi mochila de libros, pero necesito poner de mi parte si es que quiero aprobar las materias que estoy cursando.
—¡Amelia! —Toma mi brazo, obligándome a parar de golpe y choco con su cuerpo.
—Suéltame. —Me alejo molesta, no quiero siquiera hablar con él.
—Te juro que tengo una explicación para lo que pasó, dame una última oportunidad. —Lo miro directo a los ojos logrando notar lo angustiado que se encuentra.
Sus orbes claros lucen tristes y cansados, lleva su guitarra en la espalda y una mochila en su hombro. Su pelo está atado en una colita, dejando varios mechones al aire como siempre.
—No es necesario que expliques nada, es mejor que no hablemos más, Ruddy. —Agacha la cabeza apenado.
—Comprendo, siempre arruino todo —susurra, pero logro escucharlo.
No entiendo bien a qué se refiere, estoy segura que es un chico con muchos problemas y puede que necesite apoyo. El inconveniente es que no debo seguir tratando con hombres, es claro que solo quieren jugar conmigo. Nunca me ha ido bien en cuanto al amor se refiere y no pienso seguir acumulando errores.
Estoy cansada.
Quizás deba resignarme y aceptar que las relaciones no se hicieron para mí. Encima de eso, amo a un chico que solo me ve como su amiga y que cruzamos la línea. Eso sí fue un error.
—Fue un placer conocerte, Ruddy, pero es mejor que dejemos las cosas así. —Me giro dispuesta a irme, pero él toma mi brazo con fuerza.
—Tuve que ir al médico, Amelia. —Se me acerca, levanta un brazo y se retira las pulseras que tiene en la muñeca derecha—. Una de mis heridas se abrió y te puedes imaginar lo que pasó.
Cubro mi boca en sorpresa al notar las cicatrices horribles que tiene ahí. No puede ser, él...
—Ruddy. —Sus ojos se tornan brillosos y agacha la cabeza con pesar.
—Sí, he tratado de no hacerlo, pero siempre fracaso. —Mi corazón se rompe en mil pedazos al verlo tan vulnerable. ¿Qué cosas tan horribles pudo pasar este chico para que se lastime así?
—Y-Yo lo siento —balbuceo sin saber qué decirle.
—No te preocupes, hermosa, estoy mucho mejor ahora. Creo que empezaré a buscar ayuda profesional, antes me daba lo mismo, pero ahora quiero ser una mejor persona. —Me mira fijamente al decir esto, haciendo que me sienta incómoda.
—Sí, es lo mejor. —Quiero golpearme internamente por lo cojo de mis palabras.
Coloca las pulseras nuevamente en su muñeca, se me acerca y toma mis manos entre las suyas.
—¿Crees en el amor a primera vista, Amelia? —Me mira profundamente, como si quisiera descifrar algo en mí.
—No, creo que amar a alguien va mucho más allá de un físico. Te enamoras de la esencia de una persona: de sus gestos, sus locuras, como afronta la vida. —Asiente y sonríe satisfecho.
—Pues creo que estoy enamorado. —Mi corazón se acelera al escucharlo, mi boca se abre para decir algo, pero no sale nada—. Dame una oportunidad más, Amelia, la última, estoy seguro que no te vas a arrepentir.
Asiento aún en el aire, sin tener una idea clara de lo que estoy haciendo.
—¿A dónde vas? —Resoplo con fastidio y me giro para encarar a mi "querida" prima.
—Tengo una cita. —Sus ojos se abren en sorpresa y me mira de arriba abajo, incrédula.
—¿Con un chico? —Asiento y ruedo los ojos—. Creí que tenías problemas con los hombres, Amelia. —Mi ceño se frunce al escuchar lo que dice.
—¿Problemas? No te entiendo. —Ella esboza una sonrisa más falsa que el corazón de mi ex.
—Pues es obvio, a los hombres no les gustan las chicas gordas. —Me señala con su índice.
No sé qué decirle, nunca he tenido complejos con mi cuerpo, pero sus palabras en cierta forma me han dolido. He tenido muchos pretendientes, pero todos los chicos con los que he salido han querido jugar conmigo y ya.
¿Eso se deberá a mi físico? ¿Por eso Matías no me quiere?
—A Ruddy no parece importarle —replico con seguridad, tratando de no demostrar lo que sus palabras han ocasionado en mí.
—Pues es mejor que lo cuides. —Ignoro su comentario y camino hacia la salida.
Me acerco al auto del rubio y él me atrapa en un abrazo fuerte. Besa mis labios con pasión, mientras sus manos acarician mis mejillas suavemente.
—Estás hermosa —halaga y se aleja de mí para recorrer mi cuerpo con sus ojos.
Me siento incómoda, puede que él esté diciendo todo esto por cortesía o porque quiera acostarse conmigo.
—Gracias. —Juego con mis dedos y él se carcajea de la nada. ¿Se estará burlando de mí?
—Relájate, Amelia, estás muy tensa. —Suspiro y asiento en acuerdo. Es mejor que deje estos pensamientos idiotas a un lado, soy una mujer hermosa y fuerte.
Ruddy abre la puerta de su casa, me invita a pasar y camina detrás de mí. Es un lugar amplio, limpio y bien decorado. Me maravillo por lo simétrico de cada detalle, las tonalidades grises de las alfombras le da un aspecto elegante y sobrio.
—Yo hice la cena, ponte cómoda, Amelia. —Camina hacia lo que creo es la cocina y me siento en uno de los sofás de manera tímida.
Cenamos entre risas y confesiones. Me cuenta que vivía con su hermana porque sus padres murieron cuando pequeño. Tuve que cambiar de tema porque se puso triste y melancólico. Algo muy feo debió pasar, quiero saber para ayudarlo, pero creo que no es prudente que sea ahora.
—Ven conmigo. —Toma mi mano y camina hacia la parte trasera de su casa. Tiene un jardín grande, iluminado por lucecitas de colores.
Nos detenemos frente a una gran puerta, él pulsa un botón y se va abriendo poco a poco.
Abro la boca maravillada al ver un sin número de motocicletas nuevas de lujo. Lo miro sin poder creerlo, él está sonriendo y camina junto a mí hacia la entrada.
—Esta es mi colección más preciada, Amelia, nunca he traído a nadie hacia acá. —Me suelto de su agarre y camino entre las motos, fascinada.
—¿Puedo? —Asiente y paso mi mano por una moto negra con detalles amarillos.
El olor a caucho, gasolina y piel llenan mis fosas nasales haciendo que gima encantada. Me gustan los vehículos, es raro en una chica, pero soy así. Las personas dicen que soy muy extraña.
—Esta es mi favorita. —Palmea el asiento de una moto roja con el nombre de él grabado.
—¡Vaya! —exclamo maravillada—. Es hermosa, ¿cómo se llama?
—Es una Harley —replica obvio.
—Sí, ¿pero como le dices? —Me mira como si estuviera loca—. No puedo creer que no hayas nombrado a este bebé. —Ríe y asiente en comprensión.
—Si quieres puedes ponerle el nombre tú.
—¿En serio? —Asiente varias veces y chillo de la emoción—. Debe ser un nombre digno.
—Estoy seguro que el que elijas será perfecto. —Sonrío nerviosa por la mirada que me está dando.
—¡Lo tengo! Se llamará Damián. —Doy saltitos emocionada porque es el nombre perfecto.
—Me parece bien. —Sonríe y niega con la cabeza, divertido—. Eres una chica única, Amelia. ¿Dónde estabas todo este tiempo? —Me quedo quieta cuando me toma de la mano y me acerca a él.
—N-No lo sé —balbuceo ante la mirada profunda que me da.
Posa su mano sobre mi mejilla y la acaricia con suavidad, une sus labios con los míos, haciendo que cierre los ojos. Sabe tan bien, me siento segura con su compañía.
—Quiero algo serio contigo, Amelia, pero primero hay cosas de mí que debes saber. —Se aleja, su rostro ahora muestra angustia y dolor.
No entiendo por qué se pone así, supongo que lo que sea que deba decirme no es tan malo. ¿O sí?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top