Capítulo 15
Matías
Susane me mira con pesar, extiendo mis brazos y ella se aferra a ellos fuertemente. La noticia me ha golpeado y mi corazón se rompe en pedazos al ser consciente que la he perdido. Pero no solo eso, si ella logra recordar todo lo que pasó me odiaría de por vida y no lo resistiría.
Es cierto que fui un tonto en ocultarle que me iba, intenté decirle, pero no pude. Mi plan era llamarla unos días después para saber si mi madre ya le había dado la noticia, pero todo salió mal.
Amelia se enteró de una manera abrupta, sufrió un colapso emocional y estuvo hospitalizada por mucho tiempo, otra vez. Así que no recuerda lo que pasó con nosotros, nuestro noviazgo ni el beso.
—Ella quiere irse de casa, Matías, quiere mudarse cerca de la universidad. —Niega varias veces y cubre su boca sin poder creer lo que me dice.
—Estoy seguro que Amelia puede valerse por sí misma, ella es una chica fuerte. —Sus ojos lucen angustiados y soy consciente de todo lo que está pasando por su mente.
Me cuenta la causa del porqué Amelia es así y lo que sucedió el día más horrible de su vida. Me siento muy mal porque pude haberla ayudado, yo estaba ahí y no hice nada. Ese hombre casi abusa de ella en mis narices, pero por suerte no fue así.
Lo peor de todo es que su padre se convirtió en un asesino y no sé qué hacer con esta información. Estoy seguro que la vida de Amelia se va a destruir el día que logre recordar todo esto, si es que lo hace.
—Ve con ella, Matías, por favor no la dejes sola, sé que es mucho pedir, pero no sé qué haría si llegara a perder a mi hija. —Lágrimas salen de sus ojos, haciendo que se me encoja el pecho.
—No te preocupes, estaré a su lado y la voy a proteger con mi vida.
•••
Todo me sale mal.
El plan era buscarla, hablar con ella e ir despacio, demostrándole lo que siento. Pero no, tuve que perder el control y besarla. Ahora debe estar llena de ilusiones falsas que no podrán ser, no por ahora.
No puedo tener ninguna relación con Amelia en las condiciones que está, sin saber la verdad y sin que me perdone por lo que hice. ¿De qué me valdría estar con ella ahora y que un día se despierte y me mire de otra manera? ¿Que me odie por todo lo que sucedió?
No, debo hacer las cosas bien esta vez. Traté de mantenerme al margen de mis sentimientos, por eso he tenido mujeres con la esperanza de olvidarla. No ha funcionado, amo a Amelia y no hay nada que pueda cambiar ese hecho.
Encima de todo está el rubio ese, el delincuente que se quiere redimir. No le creí una palabra cuando me confesó que estuvo en ese lugar de casualidad y que terminó siendo cómplice por error. Por algo esos hombres lo buscan, no me quiso dar detalles, pero yo sé que hay algo más y no quiere decirlo.
Lo que más me molesta es su interés por Amelia, dijo que no se rendirá y hará lo posible por conquistarla. Le rompí la cara al segundo de haber dicho tal barbaridad y por eso estoy aquí. No permitiré que él se salga con la suya.
—Matías. —Se acerca con una timidez que me asusta, Amelia no es así—. Mi mamá te está buscando, dice que quiere mostrarte algo. —Sus ojos verdes me observan con una intensidad que me debilita.
—Buenos días, linda, ¿cómo dormiste? —Sus mejillas se ponen rojas y agacha la cabeza con vergüenza.
Sé lo que está pensando, nos mantuvimos hasta las dos de la madrugada entre besos y caricias. De solo pensarlo se me eriza la piel, tuve que emplear todo mi autocontrol para no arrancarle la ropa y hacerla mía.
—Bien, ¿y tú? —Asiento y nos quedamos en silencio.
—Yo... —Se detiene y niega varias veces—. Quiero saber si nos vamos juntos.
—Así es, salimos esta tarde. —Pasa sus manos por los brazos y puedo notar lo nerviosa que se encuentra.
Sé que quiere decirme algo más, sé que espera que yo lo haga, pero por ahora debo mantenerme así y no cometer más errores. Ella asiente y se marcha cabizbaja.
Amelia
La chica de pelo castaño por los hombros, ojos marrones y piel clara me abraza efusivamente. Sé que exagera su comportamiento porque se le nota forzada.
—Ella es Irina, cariño, tu prima. —Mi madre la presenta y la miro de arriba abajo en sorpresa.
—Lástima que no me recuerdas, Amelia, de niñas jugábamos mucho. —Posa su delgada mano en mi hombro y aprieta levemente.
—Es que hace mucho tiempo —excusa mi madre rápidamente—. Me alegra tanto que vayan a vivir juntas, así mi niña tiene compañía. —Los deseos de rodar los ojos me invaden, no lo hago porque mi madre odia ese gesto y no quiero una charla sobre las buenas costumbres.
—¿Cuándo vas a mudarte a mi casa? Entiendo si quieres tomarte tu tiempo. —Ella ríe como foca retrasada y golpea mi brazo con fuerza.
—No, Amelia, vine preparada con mis maletas para irme hoy mismo. —Mi boca se abre en sorpresa al escucharla—. Quiero adaptarme rápido y aprender a moverme en la ciudad que voy a vivir. —Observo a mi madre que nos mira con ojos brillantes.
Ella cree que me hace un bien, pero estoy segura que no es así. Llevo menos de media hora tratando a Irina y ya me tiene irritada, me molesta su voz y hasta la forma en que mueve su pelo constantemente.
—¡¡Matías!! —su grito me hace saltar en mi lugar, ella corre y se abalanza sobre "mi amigo".
Frunzo el ceño al ver como besa sus mejillas repetidas veces, no sabía que ellos se conocían.
—Hola, Irina. —La baja y ella se le engancha de un brazo como si de un arete se tratara.
La molestia en el estómago no me deja tranquila, tengo un nudo en la garganta que me asfixia y lo peor es que no puedo dejar de mirar en dirección a ellos.
Matías está ayudando a mi prima a subir sus maletas en el baúl del auto, tienen una conversación muy amena y ella lo toca sin escrúpulos. ¿Por qué tanta confianza?
Otra cosa es que él no me ha dicho nada de lo que ocurrió anoche en el techo de mi cuarto. Pensé que me abordaría con el tema y explicaría el porqué me besó, pero solo me ha estado evitando como la peste.
Quizás sabe lo que siento y lo hizo por lástima, pero se sintió tan bien y correcto. Lo hizo con tanta pasión y anhelo que me ha confundido. Si no siente nada por mí lo entiendo, pero no debió besarme ni tocarme de la manera que lo hizo.
Me despido de mis padres, mi mamá llora y me hace prometerle que la visitaré más a menudo. También me advierte que para la próxima iremos a la cita con el doctor que tanto evité. Los abrazo conmovida, es cierto que son unos exagerados y que me asfixian, pero son las personas que más amo en la vida.
Me acerco al auto de Matías, él está fuera esperando por mí y abre la puerta trasera para que suba. Mi corazón decae al notar que Irina está en el asiento de copiloto, donde creí que iba a ir yo.
Entro al vehículo, Matías hace lo mismo y conduce directo a la carretera. Mis ojos no se apartan de él que me mira fijamente por el espejo, mientras mi prima habla sin pausa y lo toca descaradamente.
Suspiro resignada, me recargo de la ventana y cierro los ojos. Esto va a ser más difícil de lo que pensé.
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