Redescubrirse

Cuando Antonio me bajo frente a la escuela pensé que había una equivocación, se supone que este lugar lo apadrinabamos nosotros, pero, este lugar se ve deplorable.

Los pisos están rotos, las paredes peladas y llenas de humedad, el olor a encajonado y a insecticida recién puesto me llena las fosas nasales.

Al parecer alguien intento barrer a las apuradas y cubrir algunas imperfecciones.

En medio del colegio hay un pequeño pasillo y en sus paredes hay murales que tienen pegados recocortes de periódicos, que se notan nunca han sido cambiados.

Las esquinas de esos fanelografos parecen ser la comida de un monton de insectos que se refugiaran tras él.

Estoy a punto de girarse y volver a subir en el coche, cuando veo a Asier llegar, él se está bajando del vehículo en el que llego, y con una amplia sonrisa se acerca a mi.

-¿Señorita Gala quiere que me quede?-Antonio pregunta desde dentro de vehículo.

Por un segundo estoy por decirle que se quede, pero al darme cuenta que Asier despide a su chófer yo me giro hacia él y le hago un gesto para que se retire.

-Te apuesto la merienda a que nunca, nunca estuviste en un lugar así. -Asier ríe de mi mientras se pone a mi lado y vemos llegar a unos niños que vienen corriendo con todo, parecen felices.

Con la ropa raida, sucia y mal oliente ¡Carajo! ¿podré con esto?

- Apuesto a que tú tampoco, vamos ¿Qué haría un chico como tú en un lugar así? ¿Aventura extrema? o sea, el hijo de petroleros de Sur... en medio del charco -estoy segura que mi mirada debió ser despectiva, porque la sonrisa de Asier se difumina lentamente en su rostro canela.

-Bien, quiero mi merienda, me gusta el açai con extra de leche en polvo...-lo miro entrecerrando mis ojos y sin entender. -Yo creci en un lugar así... Gala, soy adoptado.

-¡Oh!

Me siento un poco enojada conmigo misma, para más hice el comentario con un tono despectivo, debe pensar que soy una hueca insensible, y lo peor de todo que vivo de las apariencias y de lujos, justo, todo lo que no quiero ser.

-No te quedes allí Gala, es mejor que vayamos adentro, no queremos vivir la aventura extrema desde afuera ¿O sí?-Se mete las manos a los bolsillos de su caro pantalón, y lo sigo.

Durante toda la semana lo evité, porque hay algo en él que me incomoda, es como que me hace sentir extraña, como si me removiera algo dentro de las entrañas.

Así que luego de evitarlo, me siento rara observandolo por tanto tiempo, por sobre todo, ahora que me doy cuenta de su postura, sus cabellos negros bien peinados y sus ojos de ese azul intenso.

Su aroma opacaba aquel hediondo olor a humedad, y sus pasos firmes me hacían olvidar el ruido de las baldosas temblando bajo mis pies.

Intento resarcir mi comentario anterior para borrar el mal sabor que quedo en mi boca por haber sido tan tonta, así que me pongo a su lado e intento conjugar las palabras.

Sin embargo, siento la decepción salir por cada poro de su piel, es que ahor que recuento todo lo que dije, sí, fue horrible y poco humano.

Pose mi mano sobre su antebrazo haciendo que él se detenga en su marcha, se voltea lentamente, y casi evitando mirarme mueve sus ojos a otra dirección, lejos de mi.

-Perdón, lo que dije estuvo fuera de lugar...

-Tranquila, es obvio, no tienes ni la más mínima idea de la felicidad de esos chicos por tener un colegio al cual llegar un sábado por la mañana, porque van a tomar la leche tibia, o de tener una pared y un techo que los resguatde de las lluvias, del sol y del viento.

>> El error fue mio, por haberte idealizado, y porque en verdad pensé que eras distinta, tantos lios en el colegio, rodeada de gente hueca, y lo reconocias... resulta que eres una más, de las que viven en una burbuja.

-¿Disculpa?-Pregunto indignada, creo que tampoco tiene derecho a hablarme así. -Asier...

Cuando estaba por explotar una mujer se acerca a nosotros y también veo llegar a Giorgio y a Federico tras de ella, ambos con anteojos negros, y chaquetas, apuesto a que se habrán ido de fiesta la noche anterior, y vienen directo de la discoteca.

¿Y Asier se atreve a llamarme a mi igual que los demás? Yo no soy igual que esos idiotas. ¿O sí?

-Buenos días jóvenes -Saluda la mujer, ella es un poco más baja que yo, y es un poco gordita, sus cachetes son redondos lo que causa que su gran y amable sonrisa prácticamente oculte sus pequeños ojos estirados.

-Buenos días -Saludamos los 4 mientras ella nos da una carpeta a Asier y a mi y otra a Federico y a Giorgio.

- Me nombre es Catalina Gonzalez y voy a ser su supervisora, soy la profesora de orientación personal en esta escuela, y bueno, sé que están casitigados-Ríe y no entiendo la gracia, pero por amabilidad dibujo una sonrisa en mi rostro como me enseñaron mis padres, una complaciente y respetuosa.

En Asier por el contrario hay una sonrisa amable genuina, mientras de los otros dos patanes no hay expresión alguna.

-En fin, supongo que saben que su misión es enseñar a los niños de aquí, y según la lista que me envió Alanis, ustedes dos estaría en la clase de música-Nos apunta a mi y a Asier- Y ustedes en la clase de teatro. -Federico y Giorgio ni se inmutan, parecen zombies, y quizás lo sean.

>>Los profesores de los clubes ya están, ustedes serán sus asistentes, así que mientras los niños desayunan pueden ir a coordinar con ellos sus tareas, si me necesitan... estoy al final del pasillo.

-Gracias -Digo con amabilidad y Asier hace lo mismo, pero los patanes de mis compañeros quedan de brazos cruzados.

La mujer se retiro, y nos dejo a los 4, miré la carpeta que tenía en las manos y en el rotulo decis salón 04, así que supongo que allí es a dónde debo ir.

-Tenemos una idea-Sugiere Giorgio cuando empezamos a caminar-La profe ya nos vio, ¿Por qué no nos escapamos?

-¡Wow! SIII, -digo con entusiasmo, y una sonrisa se dibuja en el rostro de ambos, mientras que Asier quedó quieto en medio del pasillo- Imagínense, saliendo del colegio, corriendo, y que los profesores del club reporten que jamás llegamos, claro, es la idea más inteligente de todas.

>>Creo que necesitan ir a menos fiestas y dormir más, si se quieren escapar, adelante, yo voy a cumplir con mi tarea.

-Claro, la ñoña del salón, siempre hace lo correcto - habla Federico sacándose los anteojos y viendome fijo.

-No, fíjate que no es por hacer lo correcto, es por asumir mi compromiso y mi responsabilidad, algo que tú no tienes idea, se nota.

Federico está por decir algo más y yo estoy apunto de ir de nuevo hasta él, pero Asier me ataja del antebrazo, y la voz de una joven nos llama.

-¿Gala y Asier?-Ambos miramos a la joven que saca medio cuerpo por la puerta que tenemos en frente, y vaya que era hermosa.

-¿Federico y Giorgio?-De la puerta contigua también un joven sale, este bien parado y puesto, ambos nos miran a los 4.

Lo primero que me impacto es que estos jóvenes quizás son solo 2 años mayores que nosotros, tendrán unos 17 años y son los profesores de estos clubes.

Lo segundo es que los dos se ven simplemente bien, es como si alguien los hubiera esculpido a mano, ella pelirroja, él moreno, altos, bien parecidos, de un cuerpo bien ejercitado.

Ella llevaba un vestido azul, suelto y acorde a una maestra, y él iba vestido de pantalón de vestir y una camisa blanca remangada prolijamente hasta los hombros.

-Zelaia-Saluda el chico a la chica.

-Aron ¿Cómo has estado?

-Bien, bien, éxitos en tu primer día... chicos, por favor, entren.

¿Por qué mierda actúan como si tuvieran 30 años? Ese saludo fue más frio y salado de lo que puede sonar. Aquí hay historia, definitivamente.

-Asier, Gala, adelante-Nos dice ella mientras nosotros pasamos al salón.

Lo primero que veo es un piano viejo, un violín sobre el, ambos se notan que no han sido tocados en siglos.

A lado de la silla de Zelaia estaba una guitarra, recién quitada de su estuche y ella comienza a acomodar unos papeles sobre la mesa.

-¡Bienvenidos! Sé que no es por voluntad propia, pero les juro que me pone feliz que por primera vez hayan llegado quienes toquen instrumentos... será interesante que en el primer día toquemos algo más que mi vieja guitarra.

-Ohh-Asier va hasta el viejo violín y lo toma en sus manos-Genial, vamos a afinar esto entonces.

-Y creo que yo, veré el piano-Digo mientras paso mi dedo sobre la madera empolvada.

-¡Ay perdón Gala! Voy por un plumero y te limpio...

-No-la interrumpo -Voy yo por él, dime ¿Dónde lo encuentro?

Asier me observa y levanta una ceja al darse cuenta que me estoy ofreciendo a ser yo quien limpie, pero antes de Zelaia me diera indicaciones, una mujer entra a la habitación con un kit de limpieza, ella nos sonríe amablemente, y con lengua de señas pregunta algo a la joven.

Zelaia le contesta de la misma manera, y la mujer nos vuelve a sonreír y viene hasta el piano a sacudirlo.

-Ella es Gladys-Dice mientras la mujer limpia- Es la limpiadora del colegio y la madre de uno de nuestros estudiantes, ya lo conocerán.

Un nudo se me hizo en el estómago, cuando me di cuenta que la remera de la mujer estaba remendado en más de un solo lugar, sus calzados estaban desgastados y su piel seca y maltratada, seguro por los productos de limpieza.

Cuando ella está por irse, me vuelve a ofrecer una sonrisa, y yo sin más le doy las gracias con lengua de señas.

Ella se sorprende, y me dice que le acabo de hacer feliz, porque tendrá una persona más con quien hablar que no sea Zelaia.

Rei por ello mientras se va de la habitación, y con eso, la ola de niños invade la habitación.

-Profeeeeee-Dicen todos mientras corren hasta Zelaia y le dan un abrazo.

-Wow-Se me escapa la admiración al ver como los abraza y besa a cada uno en sus frentes y estos automáticamente van a sentarse a sus lugares cuando reciben el beso.

-¿Te sorprenden tantos niños?-Asier tenía ya el violin en sus hombros.

-No, me sorprende que una chica tan joven tenga tanta paciencia y tanto amor.

-Quizas y te haga falta salir más al mundo Gala, y aprender que la ropa rota, el olor a humedad y el polvo no es impedimento para que la gente sea feliz, y ame.

-Quizás, y sea momento de redescubrir al mundo.

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