Merienda

Dan las 10:00 de la mañana y la Zelaia se despide de los chicos con una canción, la verdad es un poco pegadiza, que yo también me uno al canto tan rápido como me aprendo la sencilla letra.

Al final olvidé el olor, la suciedad, las paredes mal pintadas y las manos sucias de los pequeños a quienes tomaba de las manos en una ronda que armamos para cantar la despedida.

Mientras grabamos, cantábamos  reíamos y bailábamos, me di cuenta que una de las manos a de las que tomaba era de Asier.

Él me miraba de tanto en tanto, igual que yo a él, pero estábamos más ocupados en cantar y reír con los niños.

—¡Hasta el próximo sábado chicos!—Zelaia habla con la voz entrecortada por el cansancio, mientras los chicos nos abrazaban de nuevo y salían del salón.

—¡Excelente clase!—dice la profesora guía que entra por la puerta, y se acerca hasta los 3 que estamos guardando nuestras cosas.

—La verdad que ambos son muy geniales, hace tiempo que esos instrumentos no se tocaban, y vaya que los chicos disfrutaron—Zelaia se acomoda el cabello mientras habla.

—Es una pena que no podamos hacer que todos toquen el piano, sería una linda clase...—Dije sin pensar ¡Dios Gala! Cállate un segundo.

—Lastimosamente, el presupuesto no da—Zelaia se adelanta a Claudia quien se nota estaba por decir lo mismo —Deberíamos tener menos estudiantes, y al menos 4 pianos, ocupar más clases, ya sabes... lo mismo con los violines, no es tan sencillo.

—Y de verdad, el dinero...

—No creo que el dinero sea un problema para la señorita Gala—Asier se apoya contra el piano y habla llevandose de nuevo las manos a los bolsillos— Pero entiendo que la prioridad ahora no es un piano nuevo, o más violines... ¿No es así?

—En un lugar así,—Claudia me mira casi como si me reprendiera— la prioridad siempre va a ser tener algo para darles de comer a esos niños y que vengan aquí en vez de estar en las calles. Yo entiendo que ustedes tengan otras... prioridades, pero le soy honesta, siempre vamos a preferir unos kilos de pan y litros de leche a algo tan caro como instrumentos musicales.

—Comprendo —Digo mirando a Asier, quien tiene sus ojos mirando sus zapatos.

—Pero en verdad, gracias por no hacer de la clase de hoy un martirio, como sus compañeros, lo bueno, es que les queda sólo 5 sábados jóvenes.

—¡Gracias!— decimos al mismo tiempo, cuando ella sale de salón. Zelaia viene hasta nosotros, y con una pequeña sonrisa se recuesta sobre un pupitre.

—La verdad que entiendo las prioridades, no lo voy a negar, pero les seré honesta, yo conseguí  una beca en un colegio gracias a la musica  al igual que... Aron, bueno, conseguimos ir a un internado... y eso, nos ayudó a ambos, salimos de la miseria, y ahora estoy a punto dd postularme a la universidad, sé cuan importante es la comida, más que nadie lo sé, pero si no fuera por la vieja guitarra de mi abuelo, estoy segura que iba a seguir en este lugar.

—¿Puedo preguntarte, cómo  es que regresas? Si, ya tienes tu futuro resuelto.

Mi pregunta sonó vacía, hueca, estúpida, pero la verdad es que lo necesitaba  saber. Sé que Asier me observa con los brazos cruzados, y una media sonrisa, pero lo ignoro.

—Porque tengo la esperanza de darles el mismo futuro aunque sea a uno de ellos... no que lo tenga resuelto, ellos no se merezcan lo mismo.

—Comprendo... —digo y algo en mi interior se encendió es como si alguien me acabara de dar una vela, y yo acabara de descibrir la luz. —Gracias Zelaia por contestarme sin juzgar lo vacía de mi pregunta.

—A mi no me parece vacia—se acomoda el mechón de cabello que le cae sobre el ojo para finalmente levantarse del pupitre— tu vida es perfecta, e imagino que esto es nuevo para ti... simplemente, te agradezco tu curiosidad, eso significa, que hemos tocado algo en ti.

>>Bueno, yo debo volver al internado, pero esperaré con ansias verlos la próxima semana.

Estaba por irse, pero antes se voltea de nuevo, saca un pedazo de papel de su mochila con un boli, escribe algo y me lo pasa.

—Es mi número, escríbanme si se les ocurre algo interesante para la clase del sábado... ahora sí, adiós.

—¡Adios!—Decimos juntos.

Asier se acerca a mi, saca su celular y copia el número en su celular.

Su aroma la verdad se mete en mi ser, y de nuevo recordé nuestra discusión de la mañana, así que cuando estaba por salir también de la habitación, lo llamo.

—Asier...—Él se detiene y me observa con curiosidad—Yo... lamento mucho, lo que dije por la mañana, en verdad, ahora, estoy más que apenada, y...

—Gala... no—Él vuelve a entrar al salón y se pone delante mío, en su rostro volvió su sonrisa y lo veo más aliviado—Discúlpame tú, yo...

—¿soy igual de hueca verdad?—Mi voz sale quebrantada y adolorida.

—No... lo que te dije, estuvo mal, tú no ibas a saber que yo era adoptado, y no tienes porqué saberlo, o porqué ser conciente de las diferentes realidades que viven las personas, reaccioné mal contigo, y tiene que ver más con el hecho de que yo estaba enojado conmigo mismo.

>>Te quise culpar de algo que no tiene pecado, el que falló fui yo, después de salir de un lugar así, nunca volví a hacer algo por ellos, y me la doy de un falso discurso.

Asier se vuelve a voltear y camina como para salir se la habitación, yo lo sigo, y con pasos apresurados lo alcanzo y finalmente hablo.

—Tampoco hubiera vuelto —Asier se detiene y parece no entender mis palabras— no por mala persona, si no, porque no sé si podría con el peso, de no poder hacer algo real por ellos, darles dinero, no es la solución, quizás, simplemente, no era el momento de volver... hasta hoy.

—¿Qué sugieres De la Sierra?

—Que te debo una merienda... te invito a mi casa, hoy a las 17:00 y pensemos juntos que podemos hacer por ellos  algo, de verdad y no hueco.

—¿Tendrás Açai en tu casa?

—No solo eso, te daré la lata de leche en polvo para que le pongas la cantidad que quieras...

—¿Espera? ¿me estas volviendo a usar para que tus padres infarten?

—No, pero gracias por recordarme que invitarte a mi casa tienen beneficios...

Reimos ambos, y eso fue genuino, la verdad es que en serio quería hacer algo por este lugar, y como dijo Zelaia, algo que los ayude en serio  y los inspire a cambiar sus vidas.

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