Incertidumbre
Miré el colegio, y esta vez no me importaba ver los defectos, esta vez me centré en los chicos que entraban felices.
Algunos de ellos me saludaban y gritaban entre ellos "La profe de piano" no voy a negar que mi piel se erizaba al escucharlos, y señalarme como si yo fuera una buen persona.
Me despedí de Antonio cuando Asier viene junto a mi, en sus manos traía dos cafés y en su espalda cargaba una gran mochila, debí pensar en eso en vez de usar una maleta para traer las cosas... pero bueno, ya estamos aquí.
—¡De la Sierra siendo De la Sierra siempre! ¿En serio una maleta Gucci? —me pasa el café y lo tomo con gusto, mientraz intento no sonreír, y parecer ofendida, pero no me sale.
—Supongo que necesito tener cosas más normales.
—¡Na! Sólo bromeaba, está bien, está muy bien ¿vamos adentro?—Me ofrece su brazo y sonríe, acepto y me cuelgo de su brazo, haciendo un pequeño malabar para no echar mi café. Y poder llevar mi maleta con la otra mano.
Ya cuendo estábamos en el pasillo veo a Zelai quien nos recibe con una sonrisa gigante, agita sus manos a modo de saludo y corriendo viene hacia los dos. Paramos en el pasillo y ella se apresura en tomar la maleta, lo cuál agradezco, pues al fin podré tomar mi café.
—¿Cómo están?—,dice caminando con nosotros —¿no sienten nervios? ¡Dios! Yo quiero gritar de emoción, ya no puedo esperar.
—También estoy emocionada—me suelto del brazo de Asier, y él automáticamente se lleva las manos al bolsillo con este gesto—¿Qué te ha dicho Claudia? ¿Está resuelta la bienvenida da nuestros invitados?
—¡Siiii!—Zelaia da unos saltitos de emoción, lo que provoca que Aron salga de su aula para vernos. Él se acomoda las gafas, y Zelaia automáticamente se transforma en una mujer seria.
—¡Buen día!—habla mirandola, disimulando una sonrisa, wow, que lindo se ve con esa mirada intensa, mirada que iba dirigida a nuestra tutora.
—Buen día —decimos al unísono Asier y yo
—¿No vieron a mis chicos?—Nos pregunta a Asier y a mi, pero mirando cada un segundo a Zelaia.
—Lo siento, no, pero te deseo la fortaleza del mundo para que los soportes. —Digo sin pensar, lo que causa que él me de una se ria sonoramente.
A consecuencia de ello, Zelaia queda embobada mirando al chico, quién evidentemente se da cuenta que tiene a la chica comiendo de su mano, sin embargo, es lo suficientemente caballero, para no hacer alarde.
Nos hace un gesto con la cabeza, y finalmente vuelve a su salón.
—Nosotros también debemos entrar a nuestra clase ¿no les parece?—Zelaia arrastra la pesada maleta mientras habla.
Ingresamos a la sala, para ver que esta realmente huele bien, está muy limpia y hay mucha más iluminación que la clasd pasada.
Y allí estaba Gladys, haciendo los últimos ajustes de limpieza, pasando un trapo a las ventanas del salón. Con ella estaba su hijo, quién sacudía el piano con un plumero.
El chico al vernos salta de la silla y va corriendo con el plumero en mano junto a su madre.
—¡Ya están aquí!—dice él con lengua de seña.
A esto Gladys responde saludandonos, y cuando estoy por preguntarle por cómo está, Asier se me adelanta.
La miré estupefacta, no sabia que él también hablara lengua de señas. Lo que en verdad me pareció súper tierno.
Finalmente, los niños entraron a la sala, y comenzó el ritual de Zelaia, los saludó, uno a uno, y Gladys salió del aula.
Mientras Zelaia estaba dando la bienvenida, Asier y yo comenzamos a sacar todo con lo que hemos trabajado en esta semana.
Instrumentos de cartulina, cartón, botellas y cualquier otro material de bajo costo.
No pusimos a ver mil tutoriales, buscar imágenes en pinterest, intentando replicar los instrumentos, pero con la finalidad de que estos en verdad funcione.
La verdad estoy feliz por lo que logramos, pero la felicidad se me hace infinita cuando veo el rostro de los niños cargados de emoción.
Asier me mira orgulloso de lo que hemos hecho, me aprier fuerte dd la mano, y yo... me pierdo en sus intensos ojos azules, es como si acabara de ver su alma, su ser entero, pero lo más importante, sus ganas de hacer algo lindo por estos niños.
Por alguna razón, en medio de mi descubrimiento en los ojos de Asier, la imagen de Renan se me clavó en la cabeza. Acausa de ese pequeño destello, termino retrocediendo y doy contra el piano, en donde había apoyado el café.
—¡Con un demonio!—exclamo sin pensar y los niños se quedan mirándome con sorepresa—Asier... sálvame de este desastre.
—Una vez más, salvando tu imagen—me susurra. —¡empecemos con un baile y una música antes de aprender a usar estos instrumentos! ¿Les parece?
Tanto Zelaia como yo miramos embobadas la facilidad que tiene el chico para conseguir la atención de los niños.
¡Pero! Pedí ayuda, porque debo ir en busca de Gladys y limpiar este desastre.
En lo que Asier comenzó a jugar con los niños, salí corriendo, intentando no prestar atención a Zelaia quién reía de mi.
Ya en el pasillo, me encontré con nuestros invitados, quienes venían acompañados de Claudia,
—¡De la Sierra!—Saluda Claudia,—Llegaron los chicos de la orquesta sinfónica de instrumentos reciclados.
—¡Chicos!— los saludo con un abrazo, para este pedido pudieron venir 5 de ellos, y da la casualidad que los conozco, porque había ido a varios de sus conciertos, cuando estábamos por Estados Unidos, y fue gracias a eso que ellos aceptaron la invitación.
—¡Gala! Estás bastante cambiada, más bonita— dice Daniel mientras acomoda su violín, para mí, él es uno de los mejores violinistas que he visto claro, después, debajo de su nombre está Asier.
Ufff Asier, el piano, mi desastre.
—¡Claudia! Por favor, yo debo buscar a Gladys, pero ustedes vayan pasando ya ¿Si? Inicien con el espectáculo, que sé que su agenda está apretada.
—¡Gracias querida!
Continuo con mi recorrido, cuando doy al fin con Gladys, desde dónde estoy ella parece confundida, así que me acerco más, cuando me percato que alguien le arroja algo contra la ropa.
Por un momento estoy confundida, pero cuando veo que se trata dd Giorgio y que está gritándole a la mujer, mi ira salió tal cuál es.
Entré a la habitación, y me puse delante de Gladys, quien ya estaba llorando.
—¿Qué carajos te pasa idiota?
—¿A ti quién te llamó De la Sierra, no deberías estar impresionando a la gente con tus influencias?
Gladys estaba temblando tras mio, yo la sostenia de sus vaqueros par evitar que salga corriendo.
—¿A caso no te das cuenta que es sorda? No te va a entender.
—Sorda o no, debería entender que no me puede poner una silla así, está rota, y el clavo rompió mi pantalón, ¡dicelo!
—No, imbécil, tú deberías fíjate en donde apoyas tu trasero, y claro que lo harías si no estudias con semejante cruda. ¡Más vale que salgas de aquí!
—¿O qué ratita?—dice acercandose a mí —Te recuerdo que no tienes la fuerza suficiente para hacerme nada, ¿u olvidaste el día de campo?
—Cómo olvidarlo, si se pusieron entre 5 para atarme contra ese árbol... tú no eres fuerte Giorgio, y ahora estamos sólo tú y yo... ¿u olvidaste la cachetada que te dí ese mismo días?
Giorgio me separó de Gladys y puso su mano en mi cuello, cuando Gladys iba a hacer algo para detenerlo, le dí un golpe en sus partes bajas, logrando que me suelte. Luego le di un rodillazo en la nariz aprovechando su posición.
—¡Si por si acaso intentas hacer algo Giorgio, a Gladys, o a mi, te juro que este momento saldrá a la luz! El día en que una ratita, te rompió la nariz ¿Qué hará ese rumor a tu reputación?
—¡Eres una zorra!
—¿Disculpa, dijiste algo? No se te entiende... debe ser por la nariz rota, no te preocupes, ahora mismo vamos Gladys y yo a avisar que resbalaste y te rompiste la nariz.
—Me la vas a pagar Gala.
—Ya te quiero ver intentándolo, no tienes idea de que hermoso va a ser, derrochar dinero en un abogado para hundir tu vida y destruirla por completo.
Toma de los hombros a Gladys, quien seguía llorando, le digo que se tranquilice, y que no se preocupe, que ese idiota no la volverá a molestar.
Ella se disculpa conmigo, por no entender lo que Giorgio quería, y eso me da mucha rabia, porque no es culpa de ella que el chico venga tomado y para más sea un hijo de...
Respiro profundo, y vuelvo a explicar de que esa no es su culpa, que mejor vaya a lavarse el rostro, se ponga bien, y que evite a Giorgio.
—¡Gala!—La voz de papá me sobresaltó, alcé la vista, mientras dejaba que Gladys vaya a los baños—¿Qué tal? Vine a ver tu show, y pues... cómo no estabas adentro...
—¿Viniste?—por un momento me alegré, pero luego mil preguntas se comenzaron a formar en mi cabeza, él nunca ha ido a un evento mío ¿Por qué ahora si?
Veo a Claudia venir junto a papá con la carpeta que nos pertenece a Asier y a mi, cuando estoy por preguntar que pasa, Asier saca la cabeza por la puerta y me llama entusiasta.
¡Mierda! Nuestro repertorio.
—Pues espero que lo veas...—le digo mientras voy corriendo al salón y choco contra mi amigo.
Asier me sonrie, pero yo no puedo, tengo un mal sabor en la boca, y no tiene que ver con Giorgio.
—¿Gala?—me acomoda el mechón de cabello que cae sobre mi rostro y esto provoca que mi cuerpo se electrice, pero sacudo la cabeza, porque no es en eso en lo que me quiero concentrar.— ¿Estas bien?
—No... pero, no quiero hablar de ello, mejor, hagamos el show, que es lo que hemos esperado tanto tiempo.
—Ok, hagamos esto, que los niños están felices gracias a tu idea maravillosa, debo decirte, que eres magnífica...
—Gracias Asier.
La verdad sus palabras me sonaban a eco, no las entendí, sólo se que las dijo, ahora estoy más pendiente en mi padre, su visita, y la incertidumbre de que Giorgio no sea un reverendo estúpido de ir contra Gladys en un momento de venganza.
¡Mierda! ¿Qué está pasando aquí?
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