En el fin del mundo
Abrí la videollamada y al cabo de unos minutos ya estaba conectada, en la pantalla tenía a Zelaia, Aron y a Asier.
—Hola chicos, tanto tiempo—Saludo mientras me muerdo las uñas, los nervios me carcomen la poca estabilidad que cargaba conmigo.
Desde la mañana vengo con la ansiedad a flor de piel, tanto que desperdicié un montón de tiempo en el que pude estar haciendo otras cosas, como estar con Eire, al fin y al cabo me voy dentro de poco y sería una lástima que no aproveche su calidez antes de largarme de aquí.
—Sí, bastante la verdad—Contesta Zelaia
No quiero esperar más así que voy al grano de una.
—¿Es verdad lo que me contó Asier? ¿Perdieron la beca? ¿El colegio va a dejar de dar apoyo extracurricular a los niños?
—Es verdad—Responde Arón
Hace bastante que no sentía la desesperación comerse mi alma, que no sentía un vacío tan grande en medio de mi pecho a causa de una injusticia, intento respirar, centrarme en lo que está ocurriendo, ser racional y no terminar discando a mi padre de manera impulsiva, porque pidiendo que haga algo ante esto.
—¿Y cuál se supone que es la razón de semejante decisión?—Pregunto furiosa.
—No lo sabemos—Zelaia
—Supuestamente ya no hay fondos—Arón suena fastidiado y aunque nunca haya vivido esa situación, lo puedo comprender.
—Los niños se han quedado sin merienda escolar, y sabes que eso es lo que los traía a las clases, ahora ya no vienen—Zelaia suena preocupada— Gladys me ha hecho saber que quedan en las calles, que prácticamente los están usando de trabajadores para juntar dinero, de lo que te imagines Gala, es correcto.
Mi pecho arde como si alguien hubiera introducido en mi un millón de hormigas de fuego, sentí que el aire quemaba, que mi corazón se exprimía. La impotencia me juega en contra y con ello mis impulsos. ¿Y qué tal si papá de verdad tiene algo que ver con esto?
Mi padre, mi familia.
¿Por qué haría algo así? A no ser que tengan que ver con que el dinero que tenemos no sea legítimo, lo único que podría ayudarme ahora es buscar pruebas.
—Lo vamos a solucionar, cueste lo que cueste—Afirmo cuando Zelaia aparenta aliviada, pero a Arón lo sigo viendo serio, desconfiado.
—No me malinterpretes Gala, admiro tu buena voluntad cuando no tienes obligaciones sobre este colegio, pero ya he visto y vivido demasiadas cosas como para saber como funciona el mundo, te voy a tener fé, no lo niego, pero tampoco me voy a quedar esperando a que hagas algo, yo veré que puedo hacer por esos chicos y qué hago para terminar el colegio.
—Te entiendo—Digo frustrada—, pero quiero que sepas que haré hasta lo imposible para que puedas volver a estudiar y darle a esos niños un buen futuro.
—Espero que pueda ser así, porque en verdad, la única forma de salir de ese infierno es estudiando.
—Es verdad—Habla Zelaia—, no hay otra forma de salir de la miseria.
—Yo debo ir a ayudar a mi madre—Dice Aron con el rostro serio—, estaré en contacto con ustedes si es que tengo novedades. Nos vemos.
—Yo también debo ayudar a mi madre, está atareada—Zelaia acomoda sus cabellos rojos tras la oreja mientras sus ojos se llenan de lágrimas y un sabor amargo se instala en mi garganta—, nos vemos chicos, gracias por lo que hacen por nosotros. Nos vemos.
Arón y Zelaia salen de la videollamada y quedamos sólo Asier y yo en la video llamada.
Automáticamente me llevo las manos a la cara, e intento contener la rabia y la impotencia que me genera esta injusticia.
Desde que Asier me contó esto por la mañana no he recuperado el humor, y ahora que escucho a Zelaia y Aron sobre las realidades que les tocan vivir me duele más.
—¿Qué se supone que voy a hacer Asier?—Pregunto casi llorando—. De aquí a días más me voy, ¿Y si no logro solucionarlo? ¿Y si de verdad mi padre es el culpable?
—Tranquila corazón, tranquila, vamos a resolverlo en estos días, no te preocupes. Por el momento ya veré con mi madre de que reubiquen a Zelaia a Arón en un colegio para que puedan continuar sus estudios.
—Ok, ok ¿Qué hacemos?
Asier se coloca bien los anteojos y a continuación niega con la cabeza, parece estar dudando, pero finalmente habla.
—Necesito entrar al celular de tu padre.
—¿Cómo? ¿La computadora no te dió información suficiente?
Asier respira profundo y niega algo decepcionado, no sé porqué siento que no me está dando la información completa, pero de todas maneras me tiro al abismo y confío en él.
—No será fácil que haga desaparecer su celular Asier, tiene rastreadores y casi no se despega de él, y no sé cómo robarle.
—No quiero que lo robes... esta tarde voy a ir junto a ti, y te voy a enviar un link, no lo abras o podre entrar a tu celular, quiero que envíes ese link al celular de tu padre...
—Ellos no vendrán hasta mañana.
—No hace falta que estén en tu casa, pero para mi si es importante estar en tu casa conectado al WiFi de allí.
—Ok, ok. ¿A qué hora estarás aquí?
—¿Te parece a las 18:00?
—Bien, me parece genial.
Miro a Asier mientras siento mi corazón latir al máximo, esto de andar de espía no me gusta tanto, sin embargo es muy importante para mi descartar o asegurar que mi padre es parte de esto de una buena vez.
—¿Qué vamos a hacer luego?—pregunto triste
—Los correcto Gala...
—¿Quieres entregar a mi padre a la justicia?—pregunté mientras mi alma comenzó a temblar, en verdad no podía creer que me estuviera pidiendo eso.
Yo sé que no estoy de acuerdo, y que hay mucha gente pagando lo malo que hace mi padre, pero... ¿Entregar a la justicia a mi padre? es mi padre, no, no, no podría hacer eso a mi padre, a mi madre, a mis hermanos.
—Gala...
—No, lo siento Asier, yo no puedo, eso... no.
—Amor...—intenta hablar con un tono tranquilizador, pero yo niego, no quiero escuchar nada ahora, sólo quiero silencio y pensar... o no pensar.
—Te llamo luego, necesito... pensar, yo te llamo para confirmar si es que lo hacemos o no. Adiós.
—¡Gala!
Termino la llamada, mientras alzo los pies sobre mi silla y tomo las rodillas pensando en lo que Asier acaba de decirme, en verdad yo no sé si pueda hacer eso, es decir ¿Cuántos años de cárcel sería? ¿Nos quitarán todo? ¿Podríamos vivir sin todo?
Miro a la ventana, para dar con Eire que a pesar de estar muy lejos puedo notar que está viendo hacia acá, está fumando un cigarrillo, hasta que Lisenda llega tras él y lo obliga a apagar.
Sonrío, y creo que es lo único que me causa alivio, ver a Eire del otro lado, por un momento olvidé el tremendo lío en el que estoy parada.
De nuevo la realidad me azotó ¿Y si es por eso que nos quieren llevar a Laos? Es más que evidente ¿No?
¿Qué mierda es lo que debo hacer? ¿Callar y ser cómplice de la desgracia de esos chicos? ¿O hablar y ver cómo solucionar el lío que ha causado la avaricia?
Y ahora lo único que quiero es estar en el fin del mundo. Con un único problema... ¿Cómo hago para salir con Eire sabiendo que nos separa una brecha gigante? Sin embargo... no es esa mi realidad.
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