Eire
-¿Cómo se te ocurre darle permiso para ir con ese niño al cine?
-Era eso, o seguir dejando que vaya a ese lugar, te recuerdo que fuiste tú la que me puso en semejante aprieto, te dije que lo podíamos solucionar con una llamada, pero no, decidiste que era mejor que vaya hasta allá.
Estaba sentada en la escalera con el teléfono en mano escuchando la discreta pelea de mamá y papá, cuando siento a Mirsa sentarse a mi lado.
-Creo que arrojaste una bomba en medio de ellos.
-Supongo. ¿Y tú cómo vas con tu feria de garaje?
-Mamá se volvió loca al ver los carteles, así que supongo que la publicidad es un éxito total.
-¡Genial!-Chocamos las manos y reimos juntas, cuando Josias también viene hasta las escaleras junto a nosotros.
-¿Lo escucharon también? Creo que en cualquier momento se empiezan a arrojar cosas-Dice quitándose los auriculares y guardando el celular en su bolsillo.
-Eso al menos le daría emoción a la tarde-Mirsa se cruza los brazos y me mira de arriba a abajo. -¿Nos llevas al cine?
-Yo quiero ir al cine-Dice Josias con emoción.
-¡No!-Respondo de inmediato.
-¿Poooor?-preguntan ambos.
-¡Quiero estar a solas con Asier!
Respondo sin pensar y esto hace que mis hermanos comiences a reir a carcajadas y a decir cosas molestas, yo me tapo la cara, esperando a que se calmen, y cómo no lo hacen hablo yo.
- Tenemos que hablar de algunas cosas , no sean niños.
-Es una cita- Asegura Josias.
-Definitivamente es una Cita-Repite Mirsa.
- Están locos-Respondo cuando veo finalmente que me llega un mensaje de Asier avisándome que está frente a casa. - Y yo, me voy, espero que disfruten de la función matutina.
-Y tú de tu cita-Mirsa y Josias rien, pero los ignoro, y simplemente bajo las escaleras y paso en medio de mis padres quienes me miran esperando a que diga algo.
Me freno frente a la puerta y los veo con algo de desprecio no lo voy a negar, ¿cómo se atreven a discutir en medio de la casa, en dónde todos los empleados los oyen?
-Nos vemos más tarde...
-Oye, Gala-Llama mamá - entiendo que quieras hacer tu vida estilo novela americana, pero hija, nosotros no somos así, no creas que porque esta vez tienes permiso lo tendrás siempre.
-¡Oh! Madre, soy conciente que no se te da bien el hecho de ser buena persona más de una vez, que consideres que ir a un cóctel es más productivo para una niña de 15 años que vivir su vida.
>>Soy conciente que estoy en medio de un nido de víboras.
-A tu edad hubiera matado por tener la vida que tienes Gala.
- A puesto a que no tenias otras aspiraciones, tanto, que exprimiste a papá, hasta hacerlo millonario, para que puedas vivir esta vida, y sabes, te compadezco.
>>Quizás sólo quizás, deberías pensar qué es lo que quiero yo, y no lo que querías tú a mi edad... nos vemos a las 9:00. ¡Gracias papá!
Cerré de un portaso la puerta, mientras salía de la sala, cómo estaba apurada de ir hasta Antonio, no me fije en mi camino y choqué contra el chico que trabaja en el Jardín.
Este llevaba unas tijeras de podar en las manos, las cuales quiso apartar con rapidez cuando me vio para evitar que me lastime, sin embargo, me agarró el brazo izquierdo, y aunque fue un pequeño rasguño, la sangre salía a borbotones.
-¡Ay!
-¡Señorita Gala! ¡Dios!
El chico, que aparentemente es de mi edad, me toma del brazo, suelta las tijeras y me lleva hasta el depósito en donde me hace sentar.
-¡Voy a avisar!-dice agarrando el teléfono de servicio.
-¡Ni se te ocurra decir nada!-ordeno y este cuelga el teléfono.-Sólo, dame algo para limpiar la sangre y si tienes una curita, esto no es grave.
-Señorita, por lo menos déjeme limpiarle con agua oxigenada.
-¡Dios! Es sólo un rasguño.
El chico se acerca con una caja de botiquín que tenia al alcance y se arrodilla delante de mi para tomar mi brazo.
-Un rasguño, es verdad, pero que se hizo con una tijera de jardinería, se imagina las bacterias...
-Ya me convenciste, pero, te pido que te apresures, mi amigo me está esperando.
El chico me afirma, pero se queda mirándome por un largo tiempo, la verdad es que yo también lo miro, no sé qué, en su mirada se me hacer, encantador.
Mi celular suena, y es la llamada de Asier, y con eso, el encanto se rompe, para que el chico me empiece a limpiar la herida con rapidez.
Atiendo la llamada, mientras miro al niño curando el raguñi.
-Hola.
-¿Te prohibieron salir?-Pregunta con una risita.
-No, no, ya voy, tuve un pequeño contratiempo, pero ya estoy allí en breve.
-Ok, ya estoy con Antonio ¿Seria mal educado de mi parte que no vaya a saludar a tus padres?
-Preferiría que no lo hicieras... en este momento los odio, ya te voy a poner al tanto, por el momento, aguarda allí, llego enseguida.
-Ok, te espero, nos vemos.
-Listo-Dice el joven quien me acaba de poner la bandita sobre la herida.
-Wow, ni sentí la curación-expreso.
-Es la experiencia, ya sabrá, todo el tiempo nos hacemos heridas, para mi, ya es... normal.
-¡Gracias! -Expresó mientras me pongo de pie, él se apresura y también se pone de pie.
- ¡Discúlpeme señorita Gala! En verdad no quise lastimarla, pero... entiendo si sus padres deciden...
-¿Crees que les voy a decir?- Río mientras comienzo a caminar-No hay forma de que les diga que esto me lo hice saliendo de la casa, me encierran en una burbuja.
-Yo los entendería...-Dice y al parecer el pensamiento se le escapa- digo, usted, es una delicada...
-Shhh, no digas más, nada más... te lo agradecería. ¿Cómo te llamas?
-Eire Mendoza señorita.
-Deja de decirme señorita, por favor. - digo- Bien Eire, este es nuestro secreto ¿ok?
-¡Ok!
-Por cierto me gusta tu nombre... bien, debo salir corriendo.
-Por favor, mire su caminl antes de hacerlo.-Me pide juntando sus manos, y se me hizo tierno el gesto, yo solo niego y salgo del depósito para ir corriendo hasta el garaje.
¡Carajo! ¿Qué explicación voy a dar cuando me pregunten por la curita? Es obvio que a Asier la verdad... ¿Pero a mis padres?
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