De la Sierra
—¡Hijo!—Mamá viene hasta mi, feliz aparentemente, le correspondo la sonrisa, pero la borro de inmediato cuando me pone la tableta ante mis ojos.
<<Conocido empresario es acusado de Narcotráfico y lo apresan, los abogados apelan a que no hay pruebas suficientes para detenerlo>>
—Lo logramos.—Dice ella alegre, casi gritando.
—No—Respondo, con el presentimiento de que las cosas huelen mal.
—¿Cómo que no hijo? no lo ves... está tras las rejas, tu padre podrá hacer su descargo...
—No madre, no podrá, esto es una trampa.
Mamá me mira con incomprensión, sus ojos se centran en mi, cuando escucha a Renan y devía la mirada hacia él, finge que no pasa nada, pero lo que mamá no sabe es que a Renan ya no le guardo secretos.
—Apresaron al papá de Gala—Le digo mientras voy a tirarme el sofá. Mamá queda con la boca abierta vierndo cómo le doy esa información a Renan.
—Imposible, no hay pruebas—Renan quita la tableta de las manos de mamá y lee la noticia, yo aprieto mis labios con mis dedos mientras pienso quién y qué está jugando la persona que puso en detención a De la Sierra.
—Huele a trampa—Suelta Renan—. Creo que el verdadero culpable, nos está tendiendo un escenario para ver si caemos... lo único que me molesta de esta situación es que podría durar años este proceso...
—A no ser que cierto petrolero salga a la luz queriendo acusarlo de fraude y descubran que realmente Petroleras del Sur ya no es de los Maluf.
Mamá queda con la boca abierta mirando la escena como si estuviéramos jugando al ping pong.
—Astuto... Quien haya hecho la trampa, quiere dejar libre a De la Sierra y enlodar a papá—Dice Renan sin despegar sus ojos de la tableta.
—Sí, ¿Crees que sean los padres de Federico y Giorgio?—pregunto confundido.
—No—Renan responde también tirandose en uno de los sillones.
—No entiendo—Mamá se pone en medio de los dos, y su felicidad se hizo trizas ¿Cómo que la petrolera no es nuestra? ¿Cómo es que recibimos dinero de ella entonces?
—No es que no sea nuestra—Renan sigue en la tableta—. Los de la Sierra son los dueños mayoritarios, y nosotros seguimos recibiendo dinero, porque somos dueños de una parte de ella.
—Mamá, es un poco complicado—digo—, pero en pocas palabras, papá no parece tan inocente, hay más gente involucrada y ahora tengo la certeza que el padre de Gala no es culpable.
—Concuerdo—Renan baja la tableta sobre la mesa, pone esa mirada de concentración logrando que sus pómulos se marquen, y finalmente habla—. Hay un pez gordo que está muy bien oculto, y creo sabes que es lo peor... que cubrió bien sus huellas.
Miro al centro de la mesa, intentando recordar algún dato, alguna transacción rara, alguna cosa que no cuadre en la casa de Gala, pero no tengo nada que me sirva. Quizás deba hablar con Alanis sobre mi nuevo descubrimiento.
—Yo necesito procesar esto—mamá se retira de la sala, no dice nada, sólo se va, dejándonos solos a Renan y a mi.
—¿Ya hablaste con Gala?—Pregunta Renan preocupado.
—No, hace 5 segundos me acabo de enterar al igual que tú.
Tomo mi teléfono y cuando le iba a marcar entra una llamada de Paola, la tomo y saludo:
—Hola...
—Asier ¿Viste las noticias? Gala no me responde... ¿Y si le pasó algo malo?
—Tranquila—Digo poniéndome de pie y haciendo un gesto a mi hermano para que me acompañe, él lo hace—. Ahora mismo vamos con Renan hasta su casa para ver qué pasó ¿Ok?
—El grupo del colegio es un loquerío y ni que decir el de padres, no puedo creer que yo haya sido parte de gente así, sin escrúpulos. Te juro que odio su maldad.
Entro al grupo del curso desde el celular de Renan y veo que hay más de 1000 mensajes, se lo paso a mi hermano mientras subimos al auto y él le dice al chofer a dónde nos debe llevar.
—Sí, hay mucha gente inescrupulosa, pero, oye, quiero que salgas del grupo, y no hagas caso a lo que digan, cuando sepa algo de Gala, yo te llamo de nuevo sí.
El coche sale de la casa, y por la cara de Renan sé que los mensajes del grupo deben ser de puro odio y burla hacia Gala.
—Ok, ok, pero no puedo salir del grupo sin decir nada ¡Están denigrando a Gala!
—Pao... en verdad, hazme caso, Renan ya se va a encargar de darles su merecido, pero debes salir del grupo o te afectará a ti también.
—Ok, lo haré. Llámame cuando sepas algo.
—Lo haré.
Cuelgo la llamada y observo a mi hermano tecleando con rapidez, ya sé lo que va a hacer, y sinceramente no me quiero perder el espectáculo, así que también entro al grupo, no sin antes activar mi antivirus.
Los mensajes de odio, los memes, los stickers burlándose de Gala me daban rabia, en verdad quería decir alguna que otra cosa, pero sé cómo funciona el truco de Renan, y no me conviene enviar mensajes.
Renan envía un link, con un mensaje que dice "Tengo el video del momento en que apresan a De La Sierra"
En un segundo los mensajes y emojis aparecen, todos los curiosos dieron clic, 1, 6, 10, 17, 27 clics en menos de un segundo.
—Ilusos—Renan activa su programa, y al instante, los números comenzaron a enviar fotos de sus galerias, y vaya que puercadas habian en algunas... mmm miren a Federico y Giorgio, Paola no mentía sobre sus gustos... al menos si lo admitieran, no sería vergonzoso—, en sus redes sociales también fueron expuestos... les tomará un tiempo encargarse de arreglar eso.
—¿Les eliminas las cuentas de whatsapp?—pregunto cuando salgo del grupo.
—¿Me tomas por novato? Suplante sus cuentas con bots, ya tendrán una larga semana intentando solucionar sus líos.
—Y vaya que los tienen, esas fotos Iuuuu ¿Cómo es que sabes que carpeta exponer? nunca lo entendí.
—No te diré mi secreto.
Llegamos a la casa de Gala, y hay miles de efectivos de la policía en frente, el chofer se detiene y bajo del auto sin mediar palabras, Renan me sigue.
—No está—la voz de Lisenda me sobresalta, ella está sentada en un cantero en la vereda, y mira su celular cómo si nada pasara.
—¿Dónde está entonces?
—En un avión... se marcharon hace una hora—Lisenda nos mira y guarda su móvil—. Martsa se llevó a sus hijos... y ellos llegaron aqui para evitar que se vayan, pero fue tarde... no logratse tu cometido.
—¿Cómo?—pregunto
—Lo que escuchaste, no lo lograste, ellos se fueron y van a conservar lo suyo, porque no hay evidencias de lo que los acusas.
—Yo no los acusé—respondo con una sonrisa—. Como dices, no tenía pruebas, y no podía hacer nada...
Lisenda me mira, como no entendiendo lo que acabo de decir
—Si lo sabes, es por que Gala te contó... o le contó a Eire y él fue con la voz, sí quería acusar al señor De La Sierra, pero necesitaba que Gala me consiguiera pruebas... se negó a hacerlo.
—No te creo...—escupe sus palabras y Renan da un paso al frete pero lo detengo.
—No me importa... pero sabes qué Lisenda... me acabas de dar un buen indicio de hacia dónde comenzar mi búsqueda... Vamos Renan.
—Sólo quiero decir algo—Mi hermano se pone delante de la ama de llaves—. Conozco tu mirada, mi madre solía tenerla, creyendo que la vida es injusta con ella, ¿Pero que haces tú para que deje de serlo? ¿Crees que porque tus patrones se fueron es culpa de otros? ¿Y ellos son santos? Estoy seguro que sabes la respuesta.
—Renan—llamo a mi hermano.
—Nos volveremos a ver... Lisenda.
La ama de llaves no dice nada, solo queda quieta, mientras mi hermano viene junto a mi.
—¿Qué fue eso?—pregunto subiendo al auto.
—Lo siento, pero juro que vi a mi madre en ella, y me molesta que nos eche la culpa de este mierdero.
—A mi también, pero gracias a eso, creo que tenemos una nueva pista que seguir.
—¿A qué te refieres?
—Que nos equivocamos de De la Sierra.
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