Besos y admiración

El aniversario de mamá y papá fue una perdida de tiempo, tod fue aburrido, el sábado más largo de la historia y lo peor es que a esa fiesta le siguió la cena familiar.

Intenté no hacer mucho caso a la reunión de hijos y padres en esa sala, hice caso omiso a cada palabra vacía de mi madre y me enfrasqué en escribir con Paola porque Asier no me respondia un solo mensaje.

Todo este domingo por la mañana  me la pasé tirada escribiendo con mi antigua némesis, hablábamos de tarea y alguna que otra tontería de la clase, como que a Federico lo rechazó Solci, una de las ex amigas de Paola.

Cotilleamos sobre la fiesta de Asier y cómo iríamos vestidas y qué hacer para ver la cara de los invitados que sabemos no queremos o no nos quieren.

—¡Gala! —mi hermana grita desde las escaleras, bajé el celular, caminé hasta la puerta y la abrí para verla con la cara larga.

—¿Qué?—Pregunto aburrida.

—Mamá y papá se olvidaron de mi partido de tenis, es en media hora y es la final!

<<Mierda>> mis padres fueron a un hotel anoche y aún no vienen ¿Qué se supone que debo hacer? Acabo de cumplir 16, podría llevarla, se manejar, está dentro del barrio cerrado, el problema es que hace unas semanas un chico volcó una camioneta en el puente y a partir de ahora debes tener 17 para manejar en el predio.

—¿Si vamos caminado?—Pregunto mientras me coloco una pequeña campera deportiva y unos tenis.

—¿Me escuchaste? Es la final

—Voy a llamar a Antonio.

Voy corriendo hasta mi cama y disco el número de Antonio, no bastó que pasara un segundo para que él contestara.

—¿Señorita?

—Antonio, ¿Estas en la casa? Mirtsa tiene un partido de tenis en 30 minutos...y...

—¡Señorita! Estoy en el mercado, y de aquí hasta ahí son 40 minutos... ¿Por qué no toma el carrito de Golf...

—No puedo por las nuevas reglas Angonio— camino hacia afuera de la habitación y cierro la cremallera de mi campera—. ¿Lisenda sabe manejar?

—No... pero Eire sí.

¡Puta mierda! Aparte el celular de mi oído y maldije con gestos Mirtsa y a ahora Josias me estaban mirando con dlcuriosidad desde la puerta de su habitación.

—¿Van a ir los 3?—Pregunta Antonio.

—Aguanta—tapo el miro del cel y miro a mi hermano—¿vas?

—¿Es broma? No, tengo un juego online—Responde volviendo a entrar.

—No, el enano no va.

—Ok—responde Antonio—. Llamo a Lisenda que se quede con Josias y a Eire para que las lleve.

Antonio cortó la llamada sin dejarme decir nada, y no, no es que esté preparada para ir con Eire en el mismo auto.

Sin embargo no puedo dejar que Mirtsa fracase.

—¿Tienes todas tus cosas?—Pregunro guardando mi celular en el bolsillo.

—Sí...

—Bien, vamos a el hall, que ya vienen por nosotras.

—¡Gracias Gala!

Mirysa me habla con algo de tristeza, y la entiendo, ¿Cómo es que nuestros padres hayan dejado pasar esto? Mínimo debieron de dejar indicaciones, pero no lo hicieron.

Pasan varios minutos hasta que la camioneta azul de mamá se estaciona enfrente, Eire baja las ventanillas.

—¡Buenos días!—saluda con la voz algo ronca, se nota que acaba de despertar y uff que sexy suena su voz.

—¡Hola Eire!—Mirtsa sube pronto al asiento trasero donde tira sus cosas, osea, la raqueta y su mochila.

Cuando iba a subir con ella, me cierra la puerta y Eire abre la de copiloto, en su rostro se dibujó una sonrisa burlona y pícara, sabe que me remueve con ese gesto.

—Hola Eire...—me siento, cierro la puerta con poca delicadeza y abrocha el cinturón — ¿Ya sabes a dónde vamos?

—Si, ya me lo dijo Antonio... Señorita Mirsa, no olvide ponerse el cinturón, ¿tiene todo lo que necesita?

—Sí Eire, podemos ir ya que no quiero llegar tan tarde.

Eire pone en marcha el auto, mientras yo saco el celular y escribo a mamá con algo de rabia debido a su desatención.

Gala 9:40

—¿Cómo es posible que hayas olvidado la final de Mirtsa?

El silencio respondió, quedé viendo fijamente la pantalla por un buen rato, y cuando estaba a punto de ir a escribir a papá llega su mensaje.

Mamá 9:48

—¡Mierda! Lo olvidé, no llego para llevarla, dile a Antonio.

Gala 9:48

—Antonio está en el mercado. Pero tranqui Eire nos lleva.

Mamá 9:48

—¿Eire es el jardinero o el de limpieza?

Gala 9:49
—¡Jardinero Madre!

Mamá 9:51

—Ok, solucionado. Nos vemos mañana por la mañana.

Gala 9:51

—¿Cómo? ¿No piensan venir hoy?

Mamá 9:51

—Nop, viajamos dentro de poco y queremos hacer algunas cosas con tu padre antes del viaje, ya le dije a Lisenda ira a dormir hoy al cuarto de servicio de la casa, puedes invitar a tu amigo Maluf si quieres y pidan pizzas o lo que quieran

Gala 9:52

—¿Te encuentras bien madre?

Mamá 9:53

—Mejor que nunca.

Gala 9:53

—Espero que siempre estés de este humor, así me agradas más.

El auto frenó, nos acabamos de estacionar, Mirtsa tomó sus cosas y uo me preparé para bajar con ella. Pero mi hermana paró en seco y habló.

—Ni se te ocurra ir a ver ese partido.

—¿por?

—Me pone nerviosa que me vean conocidos— dice encogiendo de hombros.

—¿entonves quieres que regrese a casa?

—¡No! Debes esperarme aquí...

—Pero... Eire seguro tiene cosas que hacer...

—No, de hecho—contesta y lo quiero ahoracra por dar cuerda a los caprichos de mi hermana.

—¡Bien! Gracias Eire, nos vemos en breve.

—¿Cuanto es breve?— pregunto recostando el asiento del auto.

—Media hora o cinco, no sé cuanto va a durar Gala, es tenis... ishhh me voy.

Mirtsa se fue furiosa porque yo no tenía idea de cuanto duraba un partido de tenis.

—¿Tú si sabes cuanto duran?—consulté a Eire.

—Entre media hora o cinco, no exagera, depende de que tan reñida esté la pelea.

—¡Mierda! Tengo batería baja además...—me quejo al ver el 6% de batería.

—Puedes conectarlo al auto, y lo dejo con el motor encendido si quieres.

—Na, mejor lo apago un rato y ya cuando volvamos a casa lo cargo.

El silencio se hizo, en el aire se sentía esa pequeña incomodidad, intentaba mirar el paisaje, a los padres llegando a ver el torneo. Los niños correteando, pero era imposibles sacar la sensación de la mirada de Eire sobre mi.

Voltee con disimulo a ver al chico y él ni se preocupa en esquivarme la mirada.

—¿Qué?—pregunto encogiendo los hombros.

—Nada, sólo te observo.

—¿Y qué piensas mientras me observa?

—Qué... pareces tan delicada y frágil, pero eres una verdadera fiera, así que mis pensamientos me gritan ¡Cuidado! Las apariencias engañan.

Sonrío, e intento no sacar las ganas de reír por lo alto, para no ser ofensiva, pero de todas maneras se me escapa una pequeña carcajada.

—¿Ese es tu intento de coqueteo?—digo al fin con mi sonrisa aún fresca.

—Yo no necesito en lo absoluto intentar nada, cuando esté coqueteando lo sabrás. —dice mientras recuesta el asiento del auto.

Lo miro con recelo, porque el estúpido se ve sensual, sus músculos se le marcan incluso en esa remera tan holgada, aún, con esa pinta descuidada, ropa de segunda mano y perfume barato hace que mi piel se enchine y aquí es donde caigo en cuenta que no es el dinero lo que hace ver bien a la gente, es su pulcritud, su decencia, su personalidad y su actitud, para mi maña suerte, Eire tiene todo eso.

—¿Y qué tal estuvo el platillo de anoche? ¿Te gustó el bocadillo?

Levanto las cejas de forma sugestiva y la rabia se mete bajo mis poros, ahora es estúpido también es idiota, y aunque tengo ganas de enviarlo a volar, por otra parte me da algo de vergüenza que no tarde mi cabeza un solo segundo en tomar la idea que iba de segunda al comentario.

—¿De qué hablas? No comí nada anoche, no me gustan los refrigerios que elige mamá. —pregunto fingiendo no haber entendido.

—Mmm menos mal... no estaría bueno dejar que mamá elija ¿no?

—Al grano—ordeno cruzándome de brazos y observando al sexy jardinero quien me da una sonrisa de lado y vuelve a poner su asiento en posición, para al final acercarse a mi.

—No me engañas Gala, te diste cuenta desde la primera palabra... sabes a lo que me refiero.

—No juegues conmigo Eire...—amenazo fijando mi mirada en el chico

—No, no lo hago...  y no tengo derecho alguno, para estar celoso, lo sé, pero debo ser honesto contigo y hacértelo saber, estoy muriendo de celos.

Esa declaración hizo que mi cuerpo se electrizara, y me hizo ver más sexy al estúpido Eire, y creo que entiendo finalmente a las protagonistas de los libros que quedan embobadas por los bad Boys, son idiotamente sensuales.

Aunque Eire no sé si entre o no a esa clasificación, yo lo pongo allí, porque para mi estatus ya calza en la descripción.

—Lo viste.

—Pasaba por allí, y la escena estaba enfrente, no podía cambiar de canal.

—¿Y eso hace que pienses que yo soy...?

—Una persona libre que puede hacer lo que se le antoja...

—¿No estás enojado?

Eire vuelve a hacer ese gesto, provocando que los hoyuelos se le marquen, la sonrisa enmarca sus dientes como si se tratara de una fiera feliz de ver a su presa.

—No, enojado no, ¿Por qué debería estarlo? No eres mi novia... —me observa detenidamente — y si lo fueras tampoco estaría enojado. Estaría terriblemente dolido, y me preguntaría que pude haber hecho para que me pongas los cachos o simplemente sabría que lo nuestro no iba en serio, pero no voy a negar que me iría a deprimir, muerto de los celos y la agonía de perderte...

>>Pero, eres la hija de la patrona, con miles de millones de dólares  en tus bolsillos, trazando un abismo entre los dos que lo único que me queda, es sentarme en la esquina, y dejar que los celos me consuman en medio de un sueño, una ilusión... es evidente que yo soy solo el experimento, de un ángel enfadado... desde el comienzo supe que no valdría la pena la ilusión.

>>Yo aprendí a disfrutar del momento Gala, pero no soy idiota, sé que solo podría ser un juguete de tu colección, sin embargo, estoy dispuesto a serlo...

Su declaración hizo un hoyo en mi interior. Primero de enojo, pero conmigo misma, luego de tristeza, porque tiene razón, hay miles de dolares de diferencia y esa estupidez reduce las posibilidades de que algo pueda ocurrir entre los dos ¿No es infinitamente doloso eso?

—Entonces estás celoso...

—No tienes idea de cuanto... —aprieta sus labios por un breve segundo y los liberó, honestamente me deje embriagar por el recuerdo de como se sentía.

—En una semana me voy a vivir a Laos.

Eire vuelve a sonreír, pero esta vez con una expresión irónica, dolida, y decepcionada.

—Ok, ahora ya ni siquiera te voy a ver... eso si me enoja... pero con la vida no con...tigo—dice apenas esa última palabra cuando me bajo la cremallera de mi campera, pues ya estaba teniendo algo de calor.

Tardo unos segundos y el otro par en reaccionar, levanta rápidamente la vista a mis ojos, y lo siento más como una disculpa.

Sí, soy consciente que llaman la atención, no, no era mi intención estresar a Eire de esta manera, y había olvidado por completo que sólo traía una básica bajo mi buzo.

—Bien, ¿decías?

—Ah, que estoy perdido, lo siento.

—De repente aparece el chico tímido...

—No me tientes Gala... que ya viste el lado atrevido.

Solté mi cabello, y sacudi mi cabeza en el acto, esperando a que siguiera mirandome, lo hacia con unas ganas exageradas de que actuara, que diera ese primer paso, y que me quite las ganas de volver a besarlo.

Mi deseo, se hizo realidad.

Puso su mano tras mi nuca, y me atrajo hacia él, para darme el beso más apasionado que alguna vez alguien me haya dado, y claro mi marco de referencia son 3 chicos.

Los labios de Eire aprisionaron mis labios con fiereza, como si fueran de su propiedad y yo correspondi a su beso, dejándome llevar, permitiendo que mi ser se haga pequeño, apasionado.

Su mano reposa tras mi cabeza por un tiempo, pero en cuanto puede acomodarse, la otra mano también me sujeta, para profundizar el beso.

Su respiración agitada, hacia que la mía también subiera el ritmo, mientras atrevidamente mordí su labio causando qué él me llevara hacia él con más hancias.

Eire se despega de mí, miro a mis ojos, y con desesperación volvió a besarme, esta vez más lento, más suave, más candente.

Me vuelve a dar un beso corto, como cerrando todo ese fuego, como pisando de nuevo la realidad.

Apoya su frente en mi frente y acaricia mi cuello con sus pulgares, eso me enloquece me encanta y me hace desear estar así todo el día.

—Puedo ser lo que me pidas Gala, el que vaya tras tus pasos, el que te bese cuando lo quieras o el que  simplemente limpie el jardín, pero en verdad, yo quiero ser algo de ti,  ni siquiera me ilusiono con pretender que seamos algo más...

—¿Por qué no?—pregunto  interrumpiendo.

—Te vas... y yo podría ser la causa de que te quiten tu herencia, yo no podría ser tan egoísta, y decirte que te valga una mierda, porque conmigo no podrías vivir nunca una vida así... a demás, a penas tienes 16, yo 17, donde sabemos si en un futuro esto podría seguir.

—Donde sabemos si en un futuro esto podría ser real, ¿quién dice que yo quiero una vida vacía como la de mis padres?

Eire niega, y vuelve a recostarse en la silla, pero esta vez con la expresión vacía.

—Yo no tengo nada que ofrecerte Gala, solo besos y admiración...

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