Pose de Simba

"Creo que me voy a ir a casa." Informé a Harry.

Consciente de las caras concentradas a mi alrededor, intenté hacer el menor ruido posible; cualquier cosa para evitar que Louis me tirara un puñado de patatas fritas otras vez. Fue una pesadilla quitar el crujiente y salado snack de mi pelo.

"Solo va por la mitad." Sonrió.

El gesto es cálido y amable y en otra ocasión me hubiera tirado en los cojines del sofá, haciendo un esfuerzo enorme en estar interesada en un grupo de hombres pateando una pelota en la hierba. Prefiero el hockey.

"No me siento muy bien, quiero tumbarme."

Busqué mi bolso a un lado del sofá, ubicando rápidamente mis llaves y teléfono. Cuando elevé la cabeza, seguía con la atención de Harry. Se negó a quitarse el gorro al entrar al piso de Liam, murmurando algo como 'despeinado' y que no quería que los otros chicos se rieran de él. Pero ahora creo que parece un poco tonto porque su elección de ropa no tiene sentido; un gorro de invierno y camiseta. Pero con una cara como esa, podía llevar cualquier cosa.

"¿Dolor de cabeza otra vez?"

La pregunta irradia preocupación y Harry desestima a los otros chicos que se quejan de que nuestra conversación interrumpa el partido. Pero no quiero crear problemas porque Harry sabe que las cosas de la salud me asustan. Soy conocida por negarme a dormir para buscar en Google síntomas, incapaz de descifrar si es un resfriado común o una enfermedad tropical. Harry había acabado apagando el wifi y arrastrarme enfadado a la cama.

Asentí.

"No creo que sea normal, Teddy. Deberíamos ir al médico."

La sugerencia crea un miedo en mí, suficiente para que mis nudillos se vuelvan blancos mientras agarro la correa de mi bolso. Sin embargo, las palabras se amortiguan con seguridad; 'deberiamos' como si nunca hubiera bromeado que vaya yo sola. Era absurdo pensar que él iria a otro lado mientras yo tenía una cita con el médito y le adoraba por eso.

"Está bien."

Intenté sonreir, intentando convencerle a él y a mi de que me sentía bien. Pero supongo que la gente que está 'bien' no sufre de dolores de cabeza regularmente.

"Iré contigo." Se movió para ponerse de pie.

Puede que fuera su compromiso, en vez de forzar un diagnóstico, insistir en llevarme a casa.

"No," dije, colocando una mano en su hombro. "Quédate aquí, disfruta el resto de la noche."

Parece un poco derrotado, precavido. No me gusta ponerle trabas, pero si aceptara cada oferta que Harry me hace, estaría a mi lado 24/7. Además, el pequeño puchero que muestra inconscientemente me recuerda al de un niño que sabe que ha decepcionado a sus padres.

"De verdad, solo voy a ir a la cama, no tiene mucho sentido."

Un beso es presionado en su mejilla mientras asiente tristemente aceptando mi raciocinio. Me acompaña fuera del salón como si tuviera una cuerda invisible- una amenaza que tengo que cortar involuntariamente para alejarme de él. Me ayuda a ponerme el abrigo y él mira como envuelvo una irritablemente larga bufanda alrededor de mi cuello.

"Mándame un mensaje cuando estés en casa," dice, teniéndome el gorro morado.

"Claro."

Le dejo para hacer una, ignorada, despedida con la mano en la habitación de la que he salido previamente. Los chicos murmuran un coro uniforme de 'adios' y vuelven a pegarse a la pantalla de la televisión en cuestión de segundos.

Nunca he visto a Harry tan fuera de lugar cuando me reuno con él, rozando sus calcetines juntos y mirando a sus manos. Sus piernas parecen más largiluchas que normalmente en los vaqueros negros; la proporción desde sus caderas hasta sus hombros son suficiente para disolverme en un charco en el suelo.

"Puedo ir," ofrece en silencio otra vez, pero es casi como si supiera que voy a declinarlo.

En cualquier otro momento estaríamos riéndonos como niños por sus palabras pero ninguno de nosotros sentimos la diversión juvenil.

"Está bien."

***

Me mueven para despertarme, firmes manos en mis hombros y un dolor en mi cadera. Mi cabeza es un lío, cierro mis ojos para intentar luchar contra la sensación borrosa. Estoy en el suelo, pero no tengo ni idea de cómo llegué al pasillo.

La vuelta a casa no había hecho nada a mi dolor de cabeza, el fuerte viento presionaba sobre mi cabeza incluso tras bajarme más el gorro.

"Teddy."

Se que es Harry, su voz esta teñida con miedo. Mi cuerpo gira cuidadosamente y encuentro a Harry arrodillado a mi lado. Sus ojos se mueven a todos lados, desesperado por no encontrar una herida visible. Me siento rara, descubriendo que tengo el abrigo a medio quitar, mi brazo derecho todavía metido en la manga.

"¿Te duele en algún lado?"

Registro su pregunta, concentrándome en el latido que emite mi cadera. No menciono mi cabeza, es innecesario dar esa información que ya tiene.

"Mi cadera."

Harry extiende con cuidado una mano en el área a la que llamé la atención, sin querer causar ninguna incomodidad.

"Creo que te golpeaste cuando caíste." Dice en alto. "¿Te desmayaste?"

Eso podría explicar porque llevo la mitad del abrigo. Por lo menos tuve la sensatez de desmayarme en nuestro piso a en la calle. Ese pensamiento me preocupa y de repente estoy agradecida de estar en la presencia de Harry. Él no se lo hubiera perdonado, incluso aunque no fue su culpa.

"No se que ocurrio." Digo en pánico. "Harry."

De alguna manera, deseaba aque el desmayo hubiera alejado el dolor de mi cabeza. Hubiera soportado la desorientación si significaba alejar el dolor de mis sienes; algo para aliviar un poco de tensión. Pero a diferencia, parece que ahora es peor.

"Está bien." Asegura, agarrando mi mano con la suya. "Voy a intentar ponerte de pie."

Harry está atento. Sus manos son consciente de los toques que hubieran sido naturales si no estuviera en este estado. Es la delicadeza con la que los bebés y los niños son tratados. Me está sujetando como si me fuera a despedazar en sus brazos y yo estoy agarrada a él, con miedo de caer al suelo una vez más.

"Gracias." Digo contra su mejilla.

"No tienes que darme las gracias." Dice.

Estoy de pie mientras Harry se deshace del problemático abrigo. Me siento patética.

"Debería haber ido a casa contigo."

***

Él volvió al salón diez minutos después de salir; su cuerpo estaba entre hombres fanáticos del fútbol pero su mente estaba en otro lugar. Principalmente en mi. Se disculpó con los otros chicos, recogiendo sus pertenencias y haciendo una carrera por la carretera que sabía que había tomado hace minutos.

Había abierto la puerta y me había encontrado.

Harry observa como me lavo los dientes, merodeando tras haber acabado de enjuagarse. Se que está alarmado por la me caiga desprevenidamente una vez más. Pero esta vez quiere estar presente para agarrarme. Tengo que casi empujarle fuera del baño para hacer pis en paz. Si fuera por Harry, estaría ahí conmigo.

Le descubro sentado en el final de la cama con las manos en la cabeza. No hablamos: en vez de eso me pongo de pie delante de él. Sin pensárselo dos veces su cabeza descansa en mi estómago, los brazos tan tensos por tenerme lo más cerca posible. Un suspiro audible de Harry libera la tensión de mis rígidos músculos.

"Vamos a ir al médico, pediré cita mañana."

No tiene mucho sentido discutir con él, y no tengo mucho que decir en la discusión, principalmente porque apenas me pude sostener hacía unos minutos.

Esa noche Harry estaba más pegajoso de lo normal, la tela de mi camiseta se arrugaba en sus manos, manos que se negaban a dejar que incluso una pequeña distancia separara nuestros cuerpos. Es como si quisiera mantenerme caliente, pero le conozco mejor. Miedo.

***

Punto de vista de Harry

"No quiero entrar." Admite Teddy.

Ha estado preocupada por la cita con le médito toda la mañana, incapaz de terminar su tostada y tirando accidentalmente su zumo de naranja. Limpié el desastre mientras Teddy revoloteaba a mi alrededor. Coloqué mi mano sobre la suya, sus grandes ojos azules fijos en mi. Sus pecas no parecían tan distintivas hoy, el brillo usual parecía un poco raro contra su anormal piel pálida.

"Estoy un poco asustada."

Me rompe el corazón. Haría cualquier cosa por ella, pero esto esta fuera de mi alcance, inalcanzable.

"Por eso estamos aquí, va a estar bien."

Mis labios apenas conectan con su mejilla cuando una enfermera aparece de la puerta abierta a nuestra derecha.

"Teddy Styles."

Me pongo de pie con ella, acariciando su mano con la mia y caminando para saludar a la mujer con el pelo rubio que se aleja de su cara. Nos guía por un pasillo a una habitación marcada con el número metálico tres en el marco y todo huele a antiséptico y a lejía cítrica. La puerta de madera se abre para encontrar a una mujer bien vestida. Ella baja sus gafas cuando entramos. Su pelo está apartado ordenadamente en una trenza y por el nombre de su placa asumo que es originaria de algún lado de Asia.

Nos invita a sentarnos enfrente de ella, Teddy se sienta prácticamente en mi regazo.

"Eres Teddy, ¿no?" Pregunta, mirando sus papeles.

"Si."

"¿Cuál es el problema?"

Explicamos los síntomas con detalle, algo que puso a Teddy nerviosa; sus dedos seguían agarrando los míos. Jugueteé con su anillo de casada mientras su voz describía el episodio del desmayo de anoche. El médico asintió, tomando notas en un papel. Lo odiaba. El personal médico decía que se centraba en diagnosticar a la gente, decirles que funcionaba mal en su cuerpo pero todo el mundo era solo un número, una pequeña cita de su día.

No creo que entendiera realmente que la persona más importante de mi vida esta sentada a mi lado, aterrorizada por su diagnóstico.

"Haremos un chequeo rápido si está bien."

Sonríe como si todo estuviera bien pero no lo está.

"Señor Styles, puedo pedirle amablemente que tome asiento en la sala de espera?"

Frunzo el ceño y Teddy pide algo que los dos estamos totalmente de auerdo.

"Quiero que esté conmigo."

No ha soltado mi mano desde que entramos y ahora esta casi dolorosamente apretada, un poco más y estaré fusionado a ella permanentemente.

"Lo siento." El médico niega con la cabeza.

***

2 minutos.

7 minutos.

8 minutos y medio.

14.

22.

Salto de la incómoda silla, tirando a revista apenas leída en la pila de la mesita llena de panfletos. He mirado algunas de ellas mientras esperaba impacientemente. La mayoría eran sobre comer saludablemente, una de la maniobra Heimlich, algo que puede ser útil si Teddy se ahoga otra vez con otra aceituna.

El sonido del reloj sobre la mesa de recepción me ha tenido preocupado, levantando la mirada del material de lectura para ver los minutos pasar.

Teddy sale. Se podría comparar un folio con ella, el color se ha ido completamente de sus mejillas, hasta sus brazos descubiertos tienen un tono pálido. Es algo malo. El médico está sujetando su antebrazo. Sonría mientras me acerco a ellas, tropezando con la silla. El movimiento llama la atención de Teddy. Sus ojos están vidriosos, como si estuviera mirando a través de mi.

"¿Está todo bien?"

Su boca intenta formar plabras pero parece que su cerebro no esta cooperando.

"Todo está bien, solo necesita beber un poco más y le he receptado unas pastillas para ayudarla con los dolores de cabeza."

Me ofrece el brazo de Teddy como si pareciera que mi mujer es incapaz de caminar sola. Entrelazo nuestros brazos y hay una pausa de un par de segundos antes de que haya una reacción automática, aprieta sus dedos con los míos. Teddy está fría.

"Gracias."

El doctor asiente con la cabeza, quedándose en el umbral de la puerta de la sala de espera mientras guío a Teddy fuera de la clínica.

"Cuidala."

***

Cuatro días después

Su piel es suave bajo mis labios, oliendo fresca por la ducha y la loción que acabo de aplicar. Mis manos aprietan sus caderas, todavía consciente del moratón de su lado derecho. Los dos nos acurrucamos en la calidez de las mantas, envolviéndonos en la familiaridad de nuestra cama. Suspiro contento mientras mi pelo es acariciado y dedos lo tocan. Lo tomo como permiso para espolvorear besos en su cuello y su clavícula izquierda. El tirante de su camiseta bajó para revelar la ininterrumpida curva de su hombro. Más piel para que esparza varios besos castos y algunos sugestivos de mi boca.

Teddy está debajo de mi, sus ojos adoran mientras conecta visualmente conmigo de una manera íntima. El azul de sus iris está teñido de verde, tan bonito que serían perfectos si no fuera por el halo inconfundible de tristeza que tinta los bordes. Elijo ignorarlo porque duele mucho reconocer la emoción anidada en sus acciones y palabras desde el último par de días. Siempre está ahí, a veces hasta me previene de tocarla físicamente, como si no pudiera soportar que mis brazos tocaran su cintura o que mis dedos le hagan cosquillas.

No me ha besado en tres días. Y me siento perdido sin ella.

Pero ahora, justo ahora, me permite sumergirme en ella otra vez. Ahueco su cara en mi mano, nuestros labios se encuentran y la pared construida entre nosotros parece que se desmorona. No estoy desesperado por sexo, es más la intimidad del acto lo que demando. Es una conexión enterrada bajo miedos y preocupaciones que ya deberían de haber cedido.

"Harry."

La voz de Teddy es tranquila pero reconozco el tono. Mi boca pida un último beso para recordar, saboreándolo antes de retirarme reticente para ver sus ojos casi asustados.

"No- no podemos." Para. "Tengo el periodo."

Es como si se lo pensara dos veces. No quiero ser un imbécil y retarla porque se que no hay ninguna caja de tampones a un lado del baño y no ha consumido una estúpida cantidad de helado.

"Perdón." Sonríe débilmente.

Mis manos se retiran de debajo de su top, rozando la suave piel de su estómago que he estado calentando gentilmente con mis manos. Ella intenta disimular el alivio de que ya no estoy tocando su torso desnudo.

"No seas tonta." Contesto.

Me duele que Teddy piense que tiene que inventar excusas, no estoy en mi derecho de pedirle nada, especialmente sexo. Si no quiere, entontes tendría que haberlo dicho.

Giro a mi lado de la cama suspirando cuando mi cabeza choca con la almohada. No puedo recomponerme para mirarla.

"Te quiero... mucho."

Sus palabras alivian el dolor de mi corazón. Digo mi respuesta recíproca al cuello, agarrando el edredón en mi pecho.

"¿Estás segura de que no pasa nada?" Pregunto, girándome hacia ella.

"Todo está bien, Harry." Contesta inmediatamente.

Es una respuesta que me ha lanzado desde que llegamos a casa de la consulta del doctor. Se que es mentira, no soy estúpido. Soy el que abrazó a Teddy esa primera noche, lloró cuando pensó que me había dormido. Fue extraño, no quería que mi consciencia lo supiera así que la abracé, presioné mi cuerpo con el suyo para que supiera que no estaba sola.

"Vale."

Un pequeño beso es presionado en mi mejilla, pero no parece sincero.

"Buenas noches."

Teddy se giró y pasaron unos minutos antes de que reuniera el coraje de curvarme en su silueta, medio-esperando que me alejara. No lo hizo. Mi brazo se envolvió en su cintura, mi mano asentándose en su barriga antes de que la agarrara con la suya y alentara a nuestros dedos entrelazados a descansar sobre su pecho.

***

"Creo que debería irme a casa." Le confieso a Niall.

Él me mira como si hubiera sugerido que robaramos un banco.

"¿Por qué? Acabamos de terminar la primera ronda y tú eres nuestra arma secreta. Necesitamos una mano experta lanzando dardos."

Mi mano derecha está agarrada a la suya y entro en pánico cuando la eleva para besarla. La aparto antes de que pueda hacerlo. Bebo el resto de mi cerveza antes de posar el vaso en la barra detrás de mi. Liam acaba de hacer una escandalosa puntuación de 6 en su primer lanzamiento, lo que significa que que somos el peor equipo del pub.

"Lo haréis bien sin mi."

Es mentira, van a estrellarse y quemarse sin mi.

"¿Te encuentras mal o algo? ¿Porque te dije que no pidieras ese sándwich de gamas del bar? He visto como los hacían."

Sus cejas se elevaron y traga un sorbo de cerveza mientras me mira sobre el borde del vaso.

"No es el sándwich. Teddy ha estado un poco rara últimamente, me siento mal por dejarla sola."

Niall se levanta del taburete a mi lado, mirando como Louis tira un dardo que choca en la diana y termina en el suelo de madera. Un chillido divertido sale de su boca antes de girar y gesticular que le rellenen el vaso. Sonrió a la camarera cuando le tiende la pinta.

"Probablemente no deberías estar bebiendo tanto si vas a tirar pinchos potencialmente letales a un objetivo tan pequeño."

"Mejora mi puntería." Responde Niall elevando los hombros.

Claro que lo hace.

"¿Así que estás en sequía?"

"Creo que el tiempo es el mismo para todo el área." Contesto a la extraña pregunta.

Recibo una negación con la cabeza y los ojos en blanco.

"No estás..."

Termina la frase con un gesto silencioso; su dedo índice entra en una forma en 'O' que ha hecho con su pulgar y el dedo de su otra mano.

"Que te den," Contesto, quitando su gesto.

"Entonces es verdad. Colega todos hemos estado ahí. Solo tienes que mantenerte bajo control hasta que tu chica quiera hacer bebés otra vez."

Me pega en el hombro como si eso fuera a unirnos. Me asombra lo indiferente que es con todo.

"No es solo eso, ha estado un poco distante. Esto nunca había pasado antes así que no se que hacer. Cualquier intento por hablar con ella sobre eso, lo desecha."

Niall reflexiona un momento.

"Puede que ella no sepa como manejarlo tampoco."

"Puede." Considero. "Ojalá me lo contara. Incluso aunque fuera algo que he hecho o dejado de hacer. Necesito saberlo, sino me va a volver loco."

Veo como se baja del taburete al ser llamado para la siguiente ronda. Tira un achispado doble veinte en el primer intento y luego un decepcionante nueve y cinco.

"¿Puede que estén los pintores?"

Paso de su sugerencia.

"No, no es eso. Cuando es, come mucho, llora y lleva consigo una botella de agua caliente como un canguro."

Niall intenta hacerse una imagen mental mientras continuo.

"Nunca me ha gritado como hace ahora, chillándome. Todo lo que hago está mal." Ahora que he empezado, no puedo detener las palabras. "Ha salido mucho, creo que me está evitando y es bastante difícil en nuestro pequeño piso. Ha estado comiendo toda la puta fruta, nunca quedan plátanos para mi. Sugerí hacer algo romántico este fin de semana pero ella lo desestimó. Quiero decir, antes nos duchábamos juntos por la tarde y era muy caliente," mi mente vaga por las escenas con vaho, "pero es como si no pudiera soportarme o verme desnudo y no se por qué. Nada ha cambiado que yo sepa. No tengo ni idea de lo que pasa. Estamos casados por el amor de Dios..."

Sigo, inconsciente de lo desahogado que estoy y aparetentemente la mitad del pub ahora sabe el poco sexo que estoy teniendo y el decreciente abastecimiento de nuestro bol para la fruta. Niall se acerca, posando una mano en mi hombro.

"Tío tienes que ir a casa. Habla con Teddy, los dos necesitais arreglar esto. Lo que sea, arreglarlo."

"Tienes razón."

***

Tiro mis llaves al cuenco de la puerta, cerrando con cadena porque es poco probable que salgamos a esta hora. Y de todas maneras, he estado bebiendo y todo lo que quiero es ir a la cama. Pero no puedo. Me quito el abrigo antes de las botas.

Tarta.

Puedo oler tarta y el aroma me desconcierta. Teddy no ha horneado en mucho tiempo. Son casi las diez y media del sábado por la noche, ella normalmente está aplastada contra mi en el sofá mientras vemos un episodio grabado de Graham Norton.

Mis pies me llevan cautelosamente por el camino hasta la cocina, cuidadoso de no asustarla ya que estoy en casa más pronto de lo planeado. Teddy debe haber oído la puerta, porque se gira un poco y me saluda mordinedo su labio 'Hola'.

"Hey." Sonreí.

Río un poco borracho mientras absorbo su cara, ella me frunce el ceño.

"¿Qué?"

Nuestra pequeña cocina se asegura de que mi camino sea corto, y lo agradezco. Un poco más y Teddy podría tener tiempo de reconsiderar nuestra proximidad y excusarse de cualquier tipo de contacto físico.

"Tienes harina en la cara." Digo, pasando mi pulgar sobre su mejilla.

"Gracias,"

Me asombra no ser correspondido con hostilidad, o puede que mi juicio haya sido nublado por el líquido del valor que Niall insistió que tomara antes de irme. Mi mano se extiende, Teddy tímidamente da un paso hacia atrás cuando golpeo su nariz con mi índice.

Es preciosa, como siempre. El pelo castaño apartado en un moño, los mechones se escapan en ondas hasta sus hombros. Sus piernas están desnudas y no puedo evitar mirar mientras ella roza con ansia sus pies descalzos juntos.

"¿Y la tarta?" Pregunto, metiendo mi meñique en la masa alrededor del borde del bol. "No has cocinado tanto desde que rompiste mi X-BOX."

Habíamos tenido bizcochos y tartas saliéndonos de las orejas durante una semana después de que Teddy me contara el accidente. El líquido y la tecnología no se juntan y el resultado de que se cayera una bebida fue la muerte de mi consola.

"¿Has roto algo más?" Me giro a ella. "Debe ser algo grande para una tarta de plátano."

Intento hacer una broma, pero el esfuerzo para desapercibido. Teddy suele cocinar cuando se siente culpable. Antes de la saga de la X-BOX, fue cuando quemó mi camiseta favorita de los Rolling Stones con la plancha.

"Lo que sea, podemos reemplazarlo."

"No es eso."

Espero a que continua, pero no lo hace. Lleva una camisa vieja mía, algo para mantener la ropa de debajo libre de masa. Me doy cuenta de que los botones de abajo están desabrochados, recordando cuando me llamó 'bastardo delgado' y cómo nada de mi ropa quedaba bien con sus caderas. Teddy era juguetona entonces, ahora parece triste otra vez, culpable.

Me moví más cerca, cualquier cosa para romper este sentimiento horrible. Mi pulgar chocó ligeramente con el suyo, una insinuación para empezar una guerra de pulgares. Normalmente la hace reir.

Punto de vista de Teddy

No se por qué pero no quiero jugar con él. Se siente erróneo bromear cuando no se lo he contado. Nuestros dedos están entrelazados (gracias a Harry), pero mi pulgar está quieto mientras Harry hace la cuenta atrás para comenzar la batalla. Le estoy mirando, sus ojos están enfocados en nuestras manos. Casi se me rompe el corazón cuando Harry sonrió débilmente, su pulgar ligeramente presionado sobre el mío. Parece el primer contacto físico real que hemos tenido en toda la semana. Él lo ha intentado desesperadamente pero le he echado demasiadas veces.

"Lo entiendo." Susurra derrotado.

No puedo decir por cuanto tiempo estuvimos así, sus dedos negándose a dejarme ir. Solo cuando el temporizador del horno pita me alejo, aliviada por la interrupción. Una fuerza de aire caliente escapa cuando recupero la culpa por cocinar. Harry está detrás mio, observando mientras coloco las bandejas en la encimera.

"¿Puedes decirme, por favor, qué está mal?" Pide Harry sin fuerzas. "No puedo ayudar si no se cual es el problema."

Me parece que mirarle a la cara es abrumante, así que en vez de eso elijo fingir que estoy ocupada y empiezo a ordenar.

"No es nada," Contesto, recogiendo migajas en un trapo.

"¿Estás enferma?"

Su pregunta me sorprende y de repende me golpea una ola de culpa. Oh Dios, he estado preocupada por mis propios pensamientos y preocupaciones y no he tenido en consideración las conclusiones a las que ha llegado Harry. Piensa que estoy enferma. He sido una zorra. Ha sufrido durante este periodo de tiempo como yo, pero él pensó...

"No, no." Niego con la cabeza.

Mis manos descansan en el fregadero mientras intento ordenar el desastre de mis pensamientos tontos. Esto tiene que parar. No es como si pudiera esconderle esto para siempre.

"Teddy, ya no tenemos sexo y algunos días ni siquiera me besas," suena molesto, preocupado. "Has estado llorando. Por la noche cuando crees que estoy dormido, lloras."

La voz de Harry es aguda como cuando vimos Bambi. Él insistió que no estaba molesto pero cuando expresó su objeción sabía que le había llegado. Nos reimos sobre ello más tarde.

"¿Todavía me quieres?"

Mi mano se elevó para cubrir el llanto que salió de mi boca. ¿Cómo podía pensar eso? Le abrazo en cuestión de segundos, sorbiendo en su hombro. Sus brazos están a mi alrededor, tan tensos que me recordó las enredaderas que mataron mis rosas.

"Por favor,no preguntes eso otra vez. Significas el mundo para mi, por supuesto que todavía te quiero idiota."

Mi voz se rompe con la emoción. Tengo que contarle, no puedo seguir con esto sola más tiempo.

"Voy a tener que compartirte con alguien más."

Es apenas un susurro pero él me ha oído, alejándose de nuestro abrazo.

"¿Quién?"

Está acariciando mis manos con las suyas, tan fuertes, tan bonitas. ¿Cómo pude haber dudado de él?"

"No le conocemos todavía."

"Teddy, no lo entiendo."

Es lo que he querido decir durante toda la semana desde que volvimos de la clínica, los dolores de cabeza han sido la menor de mis preocupaciones tras haber hecho una prueba de orina. He gritado, intentando mantenerme ocupada y pasar el menor tiempo posible alrededor de Harry. Es mi debilidad, siempre lo ha sido.

"Harry, estoy embarazada."

Sus ojos se abren en un tamaño imposible, su boca hace un trabajo impresionante imitando una carpa. La cabeza de Harry se agita, sus rizos con ella. Su jadeo falla, veo como la cierra mientras sus manos caen a mi torso como si mi barriga contestara todas sus preguntas. He estado incómoda cuando me ha tocado mi estómago hace unos días, aterrorizada con que hubiera tenido una habilidad mágica y ser capaz de saber el secreto que he estado escondiendo.

"¿Estás bien?" Pregunto, porque ha estado callado un rato.

"¿Q-qué?"

"Estoy embarazada."

Repito la información para que tenga oportunidad de procesarlo.

"Yo... ¿cómo?"

"Estoy bastante segura de que sabes como, Harry. Estabas allí." Bromeo.

"Pero nosotros.... Estás con la píldora y-y usamos condones."

Es inapropiado reirme, pero eso es lo que quiero hacer. La ultima frase de Harry es dicha rápido como si estuviéramos en medio de una reunión familiar y estuviera intentando mantener una señal de nosotros tocándonos en secreto.

"Creo que fuimos un poco descuidados aquella noche."

"¿Cuándo?"

"La noche en la que fuimos a ver la banda que te gusta... The 1975."

"Oh..."

La comprensión de su cara es un indicador de veracidad. Lo sabe. Estábamos borrachos, intoxicados, pedo, ciegos. Como quieras decirlo pero el efecto fue el mismo.

"Creo que me olvidé de tomar la píldora y..."

Flashback

Mis caderas casi dejan la encimera de la cocina, Harry se rie contra mi hombro. Puedo sentirme balancearme antes de chocar mi boca con la suya. Su lengua está húmeda, lamiendo a través de mis labios, con sus dientes rozando mi mentón segundos después.

"¡Auuuuu!"

"Lo siento." Respira contra mi pelo.

Estoy un poco borracha pero Harry está aquí para frenar mi caída si decido forzarme a ir a dormir. Mientras he estado estabilizándome, Harry está rebuscando en su bolsillo de atrás. Hace una exclamación de diversión divertida cuando saca la cartera. No puedo evitar reirme cuando saca un condón y hace una "Pose de Simba" con el anticonceptivo, cantando borracho el principio del Circulo de la Vida.

"Apuesto..." Empiezo.

"¿Qué?" Interrumpe Harry con hipo.

"Apuesto a que no puedes hacer la forma de un animal con el condón hinchado."

Mi frase es balbuceante pero se que me entiende, sus cejas descendiendo en concentración.

"Reto aceptado."

No puedo recordar otro momento en el que me haya reido a niveles tan histéricos. Pero aquí estoy, posiblemente a punto de desmayarme por la falta de aire de mis pulmones mientras soy testigo de Harry fallando al capturar el aire en la goma.

"Sabe raro." Arruga la nariz.

"Bienvenido a mi mundo."

Tras aceptar la derrota, Harry me lleva hacia la mesa de la cocina, sus manos son un poco raras pero los dulces sentimientos están ahí.

"Inclínate."

Los dulces sentimientos se han ido por la puerta.

"Oh que romántico. Así es como quiero que empiecen todos nuestros encuentros sexuales." Digo dramáticamente, tirando el pequeño vaso de la mesa.

La mano de Harry presiona ligeramente la parte baja de mi espalda, animándome a doblarme así que mi pecho esta sobre la madera.

"Shhh señorita."

Está riéndose otra vez y no puedo evitar pensar que es el sonido más adorable que he oído.

"No soy una señorita." Objeto.

"Nooo eres mi Teddy."

Mi vestido es elevando de cualquier manera, los dedos torpes se enganchan en mis braguitas. Chillo cuando el elástico choca no muy gentilmente contra la piel de mi trasero.

"¡Ojo!"

"Lo hago, muy bonito." Admira apreciando, conectando su mano con mi trasero y haciéndome chillar.

Eso no es lo que quería decir.

"¿Lo tienes puesto?" Intento seguir con la escena.

"¿El globo del animal?"

"El condón." Digo con cara de póker.

"No puedo hacerlo."

Suena como un niño incapaz de atarse los zapatos. Me aparto de la mesa de la cocina, girándome y agarrando el bíceps derecho de Harry para estabilizarme. Ni siquiera se ha bajado los vaqueros; está ineptamente luchando con la hebilla del cinturón. Aparto sus manos, Harry se entierra en mi cuello mientras se rie y yo arreglo la situación de los pantalones.

"Creo que está al revés."

Los dos miramos entre nosotros, Harry me da casi un cabezazo. Mis dedos sujetan la goma, su frase me hace dudar del proceso de ajustar el anticonceptivo. Demasiados Gintonics han dormido mis habilidades motrices pero tengo suficiente sensatez como para apartar la mano de Harry para toquetearlo.

"No importa," desprecia. "No necesitas usar condones en la cocina. Solo son para la habitación."

"¿Eh? No creo que funciones así H."

Mis cejas se han fruncido por su lógica, nunca tiene mucho sentido cuando está borracho.

"Si, solo puedes hacer bebés en la habitación."

Para entonces ya me había colocado en mi posición previa. No tenía ni idea de si el condón estaba puesto o no. Todo lo que me preocupaba era a dónde iban los dedos de Harry.

"¡Harry! Ese es el agujero equivo..."

Aparté sus payasadas de mi. Se está riendo.

"Lo tengo."

Hace un esfuerzo vocal, algo que soy reacia a escuchar.

"¿Está dentro?"

"No deberías tener que preguntar." Bufa Harry.

Mi risa es cortada de repente cuando él sale y entra de nuevo. Me siento eufórica, vibrando por el alcohol y con el hormigueo de placer. Es descuidado con sus movimientos, no hay ritmo pero no me importa. No me interesa buscar los fallos porque yo no lo haría mejor si estuviera encima. Harry maldice como un marinero cuando las puntas de mis dedos se enganchan en el borde de nuestra pequeña mesa. Mi mejilla derecha está presionada en la madera, fallando al regularizar mi respiración.

No recuerdo cómo o por qué, pero estoy en el suelo y Harry gatea sin elegancia para situarse entre mis piernas. Se ha posicionado de una manera extraña dentro de mí de nuevo, empujando bastantes veces antes de conseguir un éxito placentero. Su, una vez peinado tupé ahora es un desastre de rizos húmedos contra su frente y donde mis dedos se entrelazan en su nuca. Ojos vidriosos y labios rosa oscuro. Parece arruinado, obsceno, indudablemente sexy hasta que nuestras frentes chocan y los dos gruñimos. El movimiento de vaivén, no hace nada a mi estado actual de ebriedad, Harry aprieta mis pechos tapados y deja un húmedo rastro de besos en mi cuello. Se queda quieto un momento. No estoy segura de si ha acabado o si ha recordado de repente que se ha olvidado de grabar algo en la tele. De todas maneras, me da tiempo a descrifrar la sensación de burbujeo de mi estómago. ¿Placer? No.

"Harry, voy a vomitar."

Aparto desesperada su pecho y él intenta salir del camino para que me levante del suelo. Corro tanto como puedo, usando los marcos de la puerta y la pared como apoyo, chocando contra ellos y tropezando con mis zapatos en el pasillo. Mi mano está colocada dramáticamente sobre mi boca cuando veo la porcelana del baño.

Apenas tengo tiempo de subir la tapa cuando la evidencia del alcohol consumido se hace notar y quema mi graganta hasta la salida. Harry está aquí ahora, inclinándose y acariciando extrañamente mi cabeza.

"Te sentirás mejor pronto." Dice.

Me aparta el pelo de la cara y los hombros de una manera excesivamente gentil, Harry es consciente de lo chapucero que puede ser cuando está borracho.

"Apartaré tu pelo hacia atras."

"Te quiero." Gimoteo antes de inclinarme en el váter una vez más.

Sus manos acarician ligeramente mi espalda, un intento ebrio de tranquilizarme. Es adorable. Tras encontrarme repetidamente con nuestro váter, se acaba.

"¿Has acabado?"

La cara de Harry está cerca de la mía, imperturbable de que acabo de vomitar. Si estuviera sobria, me preguntaría por qué no le da asco. Probablemente sea el vodka pero quiero pensar que es el amor incondicional que tenemos el uno por el otro.

"No, déjame morir aquí." Gruño, acurrucándome en la base del váter.

"Te sentirás mejor en la cama y no quiero caer sobre ti por la noche si necesito el baño."

Me lavo los dientes más tiempo del estrictamente necesario para sacar el sabor fuera de mi boca antes de unirme a Harry en nuestra habitación. Hago un sonido de protesta mientras él tira los cojines decorativos de nuestra cama. Normalmente los colocamos en la silla de la esquina pero Harry ya está bajo la sábana y quiero hacer el koala con él.

Hay silencio en la oscuridad, una atmósfera para relajar el tamborileo de mi cabeza y el sonido de mis oídos.

"Sabes, si fuera una Viuda Negra ya te hubiera matado."

Mis piernas están curvadas en la espalda de Harry. Es una posición que normalmente no hacemos, yo siendo la 'cuchara grande', pero a Harry le gusta que le agarren cuando ha tomado un par de copas.

"¿Eh?"

Aprieto su cadera.

"La hembra se come al macho después de tener sexo."

"Por favor, no me comas," murmura en la almohada. "Me perderé el programa de David Attenborough el jueves. Tengo muchas ganas de verlo."

Es adorable. Ojalá tuviera una versión en minuatura de él para llevarle en mi bolsillo y contarme sus chistes horribles de toc-toc.

"Probablemente mordería tus orejas primero porque son monísimas."

Intento apartar el pelo con toda la suavidad que puedo para mostrar su oreja derecha. Tengo un éxito parcial, Harry se mueve descontento antes de tolerar mi molestia.

"No seas mala."

***

Actualidad

"Creo que concebimos nuestro bebé en la mesa de la cocina. O posiblemente en el suelo."

"¿Qué?"

"No importa."

Harry me sonríe como un estúpido, su palma en mi estómago. Se siente un poco raro. Estoy llevando un pequeño humano dentro de mi, un ser humano que va a parecerse un poco a Harry y un poco a mi.

En la cita con el médico fue cuando me enteré, una examinación exhaustiva y un bebé por sorpresa. Le hice revisarlo dos veces. Para empezar estaba en la negación, no podíamos tener un bebé. Harry y yo habíamos perdido al bebé de mi hermana cuando ella y su marido se fueron el fin de semana. Habíamos recuperado a Eve pero ese no era el punto. Habíamos perdido un bebé, extraviado.

Por un momento mi proceso mental se desajustó. Una pequeña presión del gatillo y estaría inmersa en imágenes de futuras escenas. Harry había estado sentado en la mesa de la cocina leyéndome una historia del periódico mientras yo fregaba. Había mirado alrededor para verle siguiendo las líneas con su índice y BAM. Tendría un niño en su regazo, luchando por contener al bebé risueño e intentando leer 'El Beatle de Billy'. Un pequeño niño, con el pelo rizado y hoyuelos, manos pegajonas y sonrisa traviesa. O le encontraría dormido despatarrado en el sofá con un episodio de Scooby Doo de fondo.

Eso es lo que quería. Una familia.

"¿Sabemos lo que es?"

No puede contener la sonrisa, le está consumiendo. Estoy experimentando una extraña combinación de terror y euforia.

"No, todavía no. Es demasiado pequeño, probablemente parezca un cacahuete ahora mismo."

"¿Un cacahuete?"

Parece que le desconcierta, descentrándose hasta que hablo de nuevo.

"Pero podemos hacer un ultrasonido pronto."

Nos hemos movido a las sillas de la mesa de la cocina. Estoy parcialmente asqueada del acto que hemos hecho aquí. No se cuantas veces se va a reir Harry de quien se sente en la 'mesa del sexo' pero puedo garantizar que será en los momentos más inapropiados. Y juzgando por la manera en la que ha cogido un bizcochito de dicha mesa, está claro que no le afecta la asquerosidad.

"¿Así que podemos ver al cacahuete?" Pregunta Harry con la boca llena de migas.

"Nuestro bebé." Me rio.

Quizás no debería de haber utilizado el cacahuete como tamaño comparable.

"E-eso es lo que quería decir," se sonroja. "No me lo creo."

Se inclina en el espacio entre nosotros, sus labios cubren los mios un instante y estoy teniendo un déjà vu con la impaciencia que exhuma. Si no le paro me tendrá en la mesa otra vez tras limpiar cómicamente el espacio de tarta y magdalenas.

"Harry," murmuro en su boca. "Harry."

Mis manos están presionadas en sus hombros, está sin aliento y sonriendo como un idiota.

"No creo que debamos celebrar este embarazo haciendo otro bebé."

Se rie en mi cuello y me pregundo por qué estuve alguna vez preocupada por contárselo. Va a ser un gran papá, ayudará con los deberes, jugará a los superhéroes (con sábanas de capa a juego), hará el rol de médico y tapará rodillas raspadas, será un experto en esconder verduras y galletas, siempre estará en el público de la función escolar, el padre que animá más alto; y yo estaré ahí con él.

"¿Es eso posible? ¿Quedarte embarazada otra vez?"

"No se, no tengo ni idea de nada de esto."

"Aprenderemos juntos." Me asegura, tomándome de la mano.

Es mi turno para sonreir como una estúpida.

"Iba a sugerir que tomaramos una bebida de celebración pero tampoco puedes hacerlo," bromea.

"No, es una pena. Voy a echar de menos tomarme una Pimms."

"No puedes hacer nada divertido," Se queja Harry de broma.

"Oh, no diría eso. Tenemos mucha masa de tarta, puedo cubrir tu cuerpo desnudo con ella y luego lamerlo."

Se levanta del sitio en un segundo. Los dedos de Harry trabajan fervientemente en el botón de su jersey, enredándose antes de desabrocharse y tirando la prenda al suelo.

"¿A qué estamos esperando?"

X.

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