Capítulo 9

Las clases estuvieron bien, la rutina de siempre, hasta que terminamos reunidos en la sala común los hermanos Weasley, Granger, Potter y yo.

—Ya sé —dijo Hermione después de ocho minutos de haber estado pensando a qué jugar en el tiempo que queda libre—. Juguemos verdad o reto, somos 7 no se necesita más, ¿qué os parece?

—¿Cómo se juega? —preguntó Ginny.

—Cada participante escoge una de las dos opciones y dependiendo de eso debe cumplir un reto o responder una pregunta con la verdad.

—Está bien.

—Ron, empiezas tú, ¿verdad o reto?

—Verdad.

—¿Fuiste tú el que me pintó el cabello de fucsia la semana pasada? —le preguntó Fred.

—Sip —respondió sin pensarlo, pero después cayó en cuenta de lo que dijo—. Quiero decir...  yo... —Pero ya era demasiado tarde para intentar arreglarlo.

—Ronald Weasley, ¡estás muerto! —el susodicho gritaba mientras corría siendo perseguido por su hermano alrededor de la sala común.

—Chicos basta, después habrá tiempo para que os matéis, pero no ahora.

—Hermione, ese día todos se burlaron de mí, ¡hasta Angelina!

—Lo sé, lo recuerdo, pero es un juego así que sentaos ya. —Ellos terminaron por hacer rápidamente lo que les dijo Granger.

—Harry, es tu turno, ¿verdad o reto?

—Reto —respondió.

Todos se reunieron sin Harry, obviamente, y sin mí. Yo no le estaba dando mucha importancia al juego, solo me pintaba las uñas de purpura con mi varita, casual.

—¡Sí! —exclamó Ginny, rompieron el círculo y se giraron hacia Potter—. Ya tenemos tu reto. Debes besar a Tracy. —Ahí fue cuando reaccioné.

—¿Qué? —mi voz se mezcló con la de Potter en una exaltada exclamación.

—Os aseguro que habéis escuchado bien.

—Definitivamente estáis mal. —Me levanté del sillón en el que me encontraba—. Además el reto es para él, no es justo que me involucréis también a mí.

—Nada es justo, así es el juego.

—Ya, pero os habéis pasado un poco, ¿no? —dijo Harry.

—Harry es un juego nada más —insistía Ginny.

—Y se debe cumplir, son las reglas —dijo Hermione mientras todos nos miraban a la expectativa de algo que, obvio, no iba a ocurrir.

—Lo siento, las reglas no son lo mío —dije, cruzando los brazos.

—Tú no tienes de qué preocuparte —me dijo Ginny, acercándose a mí y sujetando mis hombros para hacerme sentar de nuevo—, el trabajo tiene que hacerlo Harry.

—Es verdad, tú solo tienes que disfrutar. —Hice una mueca de desagrado tras el comentario de George, mientras los demás reían.

—Harry, vamos, no tendrás una mejor oportunidad que esta —dijo Ron.

—Ni loco.

—Bueno, no lo veas por ese lado, míralo por el lado de que es un juego en el que es obligatorio cumplir. Además no es para tanto, no es como si algo fuese a cambiar después de esto —nos dijo Hermione.

—Algo sí que va a cambiar —dije— y es que vuestro querido Potter terminará completamente rostizado si se atreve a tocarme.

Vi la mirada que Potter le lanzó a los demás y casi quise reírme.

—Para eso está Pomfrey —respondió Ron, levantando los hombros despreocupado.

—Harry... —El tono en la voz de Hermione me hizo girarme inmediatamente para mirarla antes de regresar mi atención a Potter, quien había comenzado a acercarse.

—¿Qué crees que haces? —le pregunté.

—Solo es un juego —me respondió, puso las manos en el sofá a cada lado de mi cabeza y acercó su rostro al mío.

—No te atrevas —insistí, pero él estaba pasando de mí por completo.

—Tracy. —Una nueva voz se escuchó, llamando la atención de todos nosotros—. Oh, como lo siento, no quería interrumpir, volveré en otro momento.

—No, Luna, espera —la llamé y le dí un empujón a Potter para que se alejara, cuando estuve libre de nuevo me levanté y prácticamente corrí hacia la muchacha rubia que me esperaba. No sin antes lanzar una mirada de victoria a los que se encargaron de escoger el ridículo reto.

Caminé con Luna hacia las habitaciones de las mujeres y como ella no me decía nada decidí preguntarle yo.

—¿Y qué es lo que pasa?

—Ah, es que tu lechuza está haciendo demasiado ruido y pensé que tal vez podría tener algo, así que pensé que sería mejor avisarte.

—Vaya, ¡gracias, Luna! —le grité, comenzando a correr a mi dormitorio.

Llegué y efectivamente Carry estaba ululando, queriendo llamar la atención.

—Lo siento tanto, Carry —le dije—. Seguro que tienes hambre —busqué entre mis cosas sus galletas y cuando las encontré le dí una que fue devorada a gran velocidad. Pero luego de eso ella siguió haciendo ruido mientras me miraba, me dediqué a devolverle la mirada con el ceño fruncido porque no entendía nada.

Entonces me percaté de que tenía un rollo de pergamino atado a la pata.

—¡Oh, una carta! —la recibí y luego la abrí para leer de qué se trataba.

𝚀𝚞𝚎𝚛𝚒𝚍𝚊 𝚃𝚛𝚊𝚌𝚢

𝚀𝚞𝚎𝚛𝚒́𝚊𝚖𝚘𝚜 𝚜𝚊𝚋𝚎𝚛 𝚌𝚘́𝚖𝚘 𝚝𝚎 𝚑𝚊 𝚒𝚍𝚘 𝚎𝚗 𝙷𝚘𝚐𝚠𝚊𝚛𝚝𝚜, 𝚍𝚎𝚜𝚍𝚎 𝚚𝚞𝚎 𝚝𝚎 𝚏𝚞𝚒𝚜𝚝𝚎 𝚗𝚘 𝚑𝚎𝚖𝚘𝚜 𝚜𝚊𝚋𝚒𝚍𝚘 𝚗𝚊𝚍𝚊 𝚍𝚎 𝚝𝚒, 𝚢𝚊 𝚗𝚘 𝚗𝚘𝚜 𝚎𝚜𝚌𝚛𝚒𝚋𝚎𝚜 𝚗𝚒 𝚗𝚘𝚜 𝚟𝚒𝚜𝚒𝚝𝚊𝚜, 𝚚𝚞𝚎𝚛𝚎𝚖𝚘𝚜 𝚜𝚊𝚋𝚎𝚛 𝚌𝚘́𝚖𝚘 𝚑𝚊𝚜 𝚎𝚜𝚝𝚊𝚍𝚘, 𝚜𝚒 𝚎𝚜𝚝𝚊́𝚜 𝚏𝚎𝚕𝚒𝚣 𝚊𝚑𝚒́, 𝚜𝚒 𝚝𝚎 𝚎𝚜𝚝𝚊́𝚗 𝚝𝚛𝚊𝚝𝚊𝚗𝚍𝚘 𝚋𝚒𝚎𝚗, 𝚙𝚘𝚛 𝚏𝚊𝚟𝚘𝚛 𝚎𝚜𝚌𝚛𝚒́𝚋𝚎𝚗𝚘𝚜. 𝚃𝚎 𝚎𝚡𝚝𝚛𝚊𝚗̃𝚊𝚖𝚘𝚜 𝚖𝚞𝚌𝚑𝚘. 𝙲𝚘𝚗 𝚌𝚊𝚛𝚒𝚗̃𝚘

𝙴𝚒𝚍𝚎𝚛 𝚢 𝚉𝚎𝚗𝚍𝚊.

—Genial, también olvidé por completo a mis padrinos, debo escribirles.

Busqué pergamino, tinta y una pluma para enviarles una respuesta.

Qᴜᴇʀɪᴅᴏs Zᴇɴᴅᴀ ʏ Eɪᴅᴇʀ

Hᴇ ᴇsᴛᴀᴅᴏ ᴍᴜʏ ʙɪᴇɴ, ɢʀᴀᴄɪᴀs ᴘᴏʀ ᴘʀᴇᴏᴄᴜᴘᴀʀᴏs, ᴘᴇʀᴏ ʏᴀ ᴏs ᴛʀᴀᴊᴇ ᴍᴜᴄʜᴏs ᴘʀᴏʙʟᴇᴍᴀs ᴄᴏɴ ǫᴜᴇ ᴍᴇ ʜᴀʏᴀ́ɪs ᴛᴇɴɪᴅᴏ ǫᴜᴇ ᴄᴜɪᴅᴀʀ ᴅᴇsᴅᴇ sɪᴇᴍᴘʀᴇ, ɪɢᴜᴀʟ ᴏs ᴇxᴛʀᴀɴ̃ᴏ ʏ ᴇsᴘᴇʀᴏ ǫᴜᴇ ᴠᴏsᴏᴛʀᴏs ᴏs ᴇɴᴄᴏɴᴛʀᴇ́ɪs ᴍᴜʏ ʙɪᴇɴ, ᴇɴ ʟᴀs ᴠᴀᴄᴀᴄɪᴏɴᴇs ɪʀᴇ́ ᴀ ᴠɪsɪᴛᴀʀᴏs. Os ǫᴜɪᴇʀᴏ.

Cᴏɴ ᴄᴀʀɪɴ̃ᴏ Tʀᴀᴄʏ.

Terminé con la carta y se la di a Carry, quien se fue a llevarla a su destino. Me quedé mirando por la ventana hasta que llegó la hora de la siguiente clase, así que salí de mi cuarto y fui hacia el salón, encontrándome con el trío de oro.

Algunas clases transcurrieron lentas, otras no tanto ya que me quedé dormida, hasta que terminaron. Fuimos al cuarto Granger, Ginny y yo, cuando llegamos Carry ya estaba ahí, la acaricié y fui hasta mi cama.

—Tracy, ¿por qué no quisiste besar a Harry?

—No hablas en serio, ¿verdad? —Miré a Granger con una expresión de horror, ella solo se encogió de hombros—. No quise porque no me agrada, ni siquiera lo soporto y creo que hubiese sido incomodo a parte de desagradable. —Hice una mueca que las hizo reír.

—Creí que... Espera un segundo —dijo Ginny—. Tu lechuza —miré inmediatamente a Carry, pensando que le había pasado algo, pero ella estaba perfectamente, por lo que miré de nuevo a la pelirroja.

—¿Qué pasa con mi lechuza?

—¿Cómo dijiste que se llama?

—Carry.

—¡Ajá!

—Ajá ¿qué?

—Carry, Harry ¡Le pusiste el nombre pensando en él!

—Por Merlín —no pude evitar reírme de manera estrepitosa—. Claro que no, le puse ese nombre porque es el que tiene la lechuza de mis padrinos, solo que ellos no la usan como mensajera sino como una mascota muggle a la que cuidan como tal.

—Oh —dijo simplemente—, lo siento. —Se rio levemente y Hermione le pegó en el hombro con suavidad mientras hacía lo mismo.

—Bien, ahora pregunto yo. ¿Por qué querías que cumpliéramos el reto? Pensé que te gustaba Potter. —Ginny inmediatamente se puso tan roja como su cabello.

—Bueno...sí-es decir, él no me gusta... me atrae un poco, pero sé que él no siente lo mismo por mí. Y no sé vosotras, pero yo le veo un brillo en los ojos cuando te mira, Tracy, un brillo que sé que no tiene cuando me mira a mí.

—Ya, es un brillo de molestia —le dije y ella rio levemente.

—No, no es de molestia —dijo después.

—Bueno, no te rindas con él, la vida da muchas vueltas. Y no te preocupes, porque entre nosotros no va a pasar nada, solo sigue intentando, tal vez logres conseguir que se enamore de ti, quién sabe, solo no deberías rendirte tan fácil.

—Nunca imaginé a Tracy dando consejos de amor —comentó Hermione, haciéndonos reír.

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