Capítulo 4
—¡Tracy! —Me giré hacia la persona que me llamaba.
—¿Qué pasa, Potter?
—Nada, pero vamos al mismo lugar, ¿no?
—¿Sí?
—Bueno nos toca herbología, así que adivinando, adivinando, me atreveré a decir que vas al invernadero.
—Qué chistoso —dije sarcásticamente.
Antes de que pudiera responder, delante de nosotros llegó una chica que, gracias a su uniforme, supe que era de Ravenclaw.
—Hola, Harry —le saludó ella.
—Hola, Cho.
—Hola —dijo apenas notándome, yo solo hice un gesto con la cabeza—. ¿Cómo estás? —le preguntó al azabache.
—Bien, bien, bien —respondió rápidamente, notándose demasiado nervioso.
—Bueno te vi y quise pasar a saludarte, pero ya debo irme, adiós.
—Sí, adiós.
—Eres un tonto —le dije cuando Cho Chang se fue.
—Ya lo sé —dijo aún sonriendo como tonto y mirando por donde se fue la Ravenclaw—. Espera, ¿qué?
—Nada, déjalo. —Seguí caminando hacia el invernadero, sintiendo que me seguía.
Mientras esperábamos para entrar en el invernadero 3 Draco Malfoy se acercó a Potter junto con Crabbe, Goyle y Pansy Parkinson, a burlarse de nuevo por lo que decía el profeta sobre él.
—Bueno, de verdad, ¿no os aburre reíros de lo mismo? Porque hay algunos aquí a los que sí nos gustaría dejar de escucharos. —Me metí cuando me cansé de escuchar sus burlas—. El profeta es un chiste y vosotros muy bien lo sabéis, al menos deberíais intentar encontrar algo mejor.
—Oh, Potter, ¿conseguiste abogada?
—Cállate, Malfoy —respondió él.
—Déjalo, ya verás que se cansa —le dije.
—Vámonos —les dijo el de cabello platino a sus escoltas y se fueron.
Para la clase de Herbología nos agruparon por parejas, Neville Longbottom era mi compañero, es algo torpe y todo eso, pero es muy bueno en Herbología y a mí no se me da muy bien esa materia, así que casi todo el trabajo lo hizo él además de que me iba explicando. Se lo agradecí.
Se acercaba el partido de quidditch y a la hora del almuerzo a los jugadores de las casas de Gryffindor y Ravenclaw se les veía nerviosos.
—Escuché que Alicia se saldrá del equipo después de este partido, así que nos hará falta una cazadora y Angelina hará las pruebas el viernes en la tarde. —Escuché decir a Harry.
—¿Alicia? Bueno, después de todo no era muy buena, ¿o sí? —preguntó Hermione.
—Oh, sí que lo era, espero que la nueva o nuevo cazador sea bueno también —respondió Ron.
—Yo igual —dijo Harry.
—¿Quién creéis que podría audicionar? —volvió a preguntar Granger.
—La verdad no lo sé, ni siquiera estoy seguro de si hay alguien más en Gryffindor que juegue bien al quidditch —respondió Harry.
—¿Harry, que estás esperando? Necesito que comas bien así tienes más energías —le dijo Angelina.
—Sí, sí, estoy en eso —respondió—. Realmente no tengo hambre —agregó cuando la capitana no lo escuchaba.
—Y tú, Tracy, ¿juegas al quidditch? —la pregunta de Hermione me hizo mirarla.
—Ah, ¿me hablas a mí?
—Eh... sí.
—Bueno, un poco, pero no voy a audicionar.
—He notado que no hablas mucho —comentó Ron.
—¿De veras? —cuestioné.
—Am... Más o menos —dijo, esta vez con cierto toque de inseguridad.
—No se trata de si hablo o no hablo, porque bueno, claro que hablo. Se trata de con quién hablas y si es que vale la pena hablar con ciertas personas —le dije, mirándolo fijamente.
—Entiendo... Creo —fue lo que respondió. Y en el resto de la comida Ron Weasley no dijo una palabra más.
—¡Corre! ¡Harry, tú puedes! ¡Alcánzala! —gritaba Hermione.
—¡Vamos, Harry! ¡Más rápido! —y Ron hacía lo mismo.
Estábamos en el partido de quidditch, Granger estaba de pie gritando como loca, Ronald estaba sobre el asiento haciendo lo mismo que Hermione, mientras que yo estaba sentada con los pies sobre otro asiento examinando mi varita tranquilamente; en realidad no entiendo por qué tanto alboroto, solo es volar sobre la escoba y atrapar la snitch dorada, ¿qué tiene eso del otro mundo?
Los gritos reinaron alrededor de todos los estudiantes de Gryffindor.
—Ganó, ganó, Harry atrapó la snitch ¡Lo logró! Tracy, vamos a felicitar a Harry, ¡Vamos!
—No, me quedaré aquí, gracias por ofrecer —dije con cierto tono aburrido.
—Vamos nosotros, Hermione —dijo Ron y los dos se fueron a abrazar y felicitar a Potter.
Ya había pasado como media hora desde que acabó el partido de quidditch y aún seguían celebrando, ¿por qué tanto alboroto?
—Evans —me llamó Harry.
—Potter —respondí sin mirarlo.
—¿No me vas a felicitar? —lo miré al percibir cierto toque de superioridad en su voz al hablar.
—¿Por qué lo haría?
—Pues, porque gané el partido.
—No, ganasteis el partido. Además para mí eso no es la gran cosa, para que yo felicite a alguien debe sorprenderme en serio.
—¿Ah sí? ¿Y qué te sorprende? —preguntó acercándose a mí algunos pasos.
—Me sorprende en serio que hayan personas tan huecas como tú —dije con una sonrisa falsa—. Y me da miedo contagiarme de imbecilitis así que me voy yendo —dicho esto me alejé de ahí.
—Evans, espera. —Me giré nuevamente al escuchar que era una voz diferente la que me llamaba.
—¿Qué pasa, Malfoy?
—Solo quería preguntarte si te gustaría entrar al equipo de quidditch.
—No, eso... no es mi estilo. Además ¿para que me lo preguntas? Si nuestras casas compiten.
—Es cierto, pero si quieres puedo ayudarte a entrenar si no sabes.
—¡Ja! Malfoy antes debería ser yo quien te entrene a ti.
—¡Ja! ¿Tú? —preguntó señalándome— ¿A mí? —ahora se señaló a sí mismo.
—Exacto, debes entender que hay personas que pueden hacer las cosas mejor que tú.
—¿Entonces es un no? —insistió.
—¿Tú qué crees? —respondí con otra pregunta, mirándolo mal.
—Bien, espero que no te arrepientas —dijo con su típica expresión de "soy el rey del mundo" .
—Tranquilo, eso no pasará.
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