Capítulo 13

—Aquí tienes. —Le di a Carry una de sus galletas preferidas mientras aseguraba el pergamino en su pata. Era la respuesta a la última carta que mis padrinos enviaron, donde me decían que nunca les había causado molestias, que aún recordaban cuando me portaba mal con los niños, me daban unos cuantos halagos y terminaban preguntándome si había últimas novedades. Recuerdo haber pensado por unos largos minutos cómo responderles, qué decirles, para al final solo terminar escribiendo: 

Queridos Zenda y Eider:

Jaja ya sabéis que me portaba así con los niños porque me hacían enojar, en mi defensa no era mi culpa.... Últimas novedades... pues no hay nada digno de ser contado así que... Yo también os extraño, pero pronto volveremos a vernos... adiós. 

Tracy.

Suerte que me conocen demasiado, saben que lo de escribir cartas sentimentales no es lo mío. 

Una vez que Carry salió volando por la ventana, me acerqué a la puerta para salir también, pero ésta fue abierta antes por otra persona, quien estaba del otro lado era Hermione.

—Tracy, venía a avisarte que tenéis entrenamiento de quidditch, tienes que darte prisa. Por problemas de comunicación Angelina no te informó, pero ya están por comenzar.

Asentí y fui con ella al campo, ya todos se estaban cambiando así que me apresuré para hacerlo también; me cambié por la túnica dorada y escarlata y cuando ya todos estuvimos listos, Angelina dio la señal liberando la quaffle y el entrenamiento comenzó. La capitana nos habló de las nuevas tácticas que usaríamos, estrategias y posiciones para que pudiéramos practicarlas y mejorar en la técnica, corrigió también algunos errores y hasta ahora todo estaba bien, me involucré perfectamente en el equipo y con mis nuevos compañeros.

Repito que todo iba bien y vuelvo a repetir que hasta ese momento, pues desde lo alto pude divisar a la profesora Umbridge, no estaba en la gradería, más bien estaba ocultándose en ella, no entendía por qué lo hacía hasta que alcancé a ver que me estaba apuntando con su varita mientras intentaba ocultarla a un costado. Sus labios se movieron modulando un hechizo que no pude comprender, pero sí pude esquivar justo a tiempo, faltando poco para recibir el impacto. Entonces Potter se acercó en su escoba hasta donde me encontraba.

—¿Qué está haciendo aquí? —me preguntó, él también había visto lo que acababa de pasar, no despegué la mirada ni un solo segundo de Umbridge mientras Harry me hablaba—. Tracy, algo está tramando. 

—¡Muévete! —le grité cuando vi que ahora la cara de sapo le apuntaba a él y pronunciaba un hechizo que sí entendí, pero fue muy tarde y Harry, a causa de éste, cayó de su escoba desde lo alto. 

Lo observé caer cuando, en un momento de consternación, se me hizo imposible moverme para siquiera intentar atraparlo. Luego de unos segundos descendí y ya todos estaban reunidos alrededor de Potter.

—¿Tracy, qué pasó? —me preguntó Hermione.

—Umbridge le lanzó un desmaius.

—¿¡Qué!?

—Llevadlo a la enfermería, yo me encargo de esa profesora —le dije, mirando fijamente el lugar donde se encontraba escondida Umbridge, diría que sentía fuego en mis ojos, pero la verdad es que sabía que era así, éstos habían cambiado a un rojo vivo.   

—Por Merlín, Tracy, ten cuidado. —Solo asentí y me dirigí a donde estaba Umbridge, esperándome. 

Mientras más cerca estaba mejor podía ver la sonrisa de satisfacción que portaba y comprobé que su mano izquierda se cerraba en torno a dos varitas, mientras que con la derecha sostenía una tercera, la suya. Cuando estuve en frente, a unos cuantos metros de distancia, me lanzó mi varita y en cuanto la atrapé, rápidamente, sin darle tiempo a nada, apunté en su dirección.

Expelliarmus. —Las dos varitas que aún estaban en su poder salieron disparadas hacia mí, las recibí, dejándola desarmada.  

—Quién lo diría —dijo ella—. Eres una maga poderosa y metamorfomaga, supongo que vienes a defender a tu novio Harry Potter.

—Defiéndete —le dije amenazante y le lancé solo su varita de regreso, pero no tuvo tiempo suficiente a reaccionar para algo diferente a recibirla—. Expelliarmus —repetí, apuntando, esta vez, directo a su pecho y haciendo que saliera disparada hacia atrás, ensuciando su perfecta ropa de seda rosa al caer en el podado césped del campo. Llegué hasta donde estaba y me incliné para que pudiera verme bien—. Jamás vuelvas a decir que Potter y yo somos novios. —La miré fijamente—. No eres muy amenazante. —Sonreí con burla—. ¿Te dejas vencer por una menor de 15 años? Eso da lástima.

Pateé sin mucha fuerza su varita, que se encontraba en el suelo, para que no tuviera oportunidad de atacarme cuando le di la espalda para irme. De igual forma no lo intentó, solo me observó alejarme mientras su cara mostraba una fuerte amenaza, oculta por una sonrisa de exagerada amabilidad. 

—Señorita Pomfrey, ¿puedo pasar? 

—Sí, Tracy, adelante. Os dejo solos. —Hizo lo que dijo y yo fui hasta donde estaba Potter, que miraba el techo. 

—Esto es tuyo —le dije, me miró, recibió su varita y regresó la vista al techo.

—Gracias.

—Por más que lo mires seguirá siendo igual —dije inevitablemente, pero luego pensé que era estúpido, que haga lo que se le venga en gana—. Era eso, ya me voy. —Me di la vuelta pero Potter me llamó, por lo que me giré de nuevo.

—Tracy, —y seguía observando el interesante techo blanco—, ¿qué le hiciste a Umbridge?

—Nada —respondí y me miró por fin.

—¿Nada?

—Nada —rectifiqué. 

—Hermione me dijo que fuiste a enfrentar a Umbridge. 

—Lo hice, pero fue por mí, también intentó atacarme. Si tú quieres vengarte hazlo... porque nunca fue mi intención hacerlo por ti.

—Descuida, no te he pedido que lo hagas. Solo quería averiguar si era verdad y saber cómo conseguiste las varitas.

—Fue muy fácil. —Me encogí de hombros. 

—Ya —masculló con incredulidad. Lo miré con el ceño fruncido, intentando sopesar el hecho de que acababa de poner en duda lo que dije. Decidida a irme me di la vuelta, pero me detuve y le hablé, aún dándole la espalda.

—Deberías dejar de creer que eres el mejor hechicero y el único capaz de vencer en batalla, porque no es así. —Voldemort va a destruirte, Potter, y yo lo presenciaré con una sonrisa extendiéndose por mi cara.

Salí de la enfermería y me encontré con Dumbledore, él me miraba muy enojado. 

—Creo que tenemos mucho de qué hablar —me dijo y yo suspiré—. Acompáñame por favor. —Subimos a su oficina, él se sentó detrás de su escritorio y yo en frente. 

—Tracy, ¿qué es lo que pasó con Umbridge exactamente?

—Es un poco larga la historia...

—Tenemos tiempo.
 
—Parece que sí —contesté, resignada. 

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