III. Sharra es la hermana de Daenerys Targayen
Pentos
Draco Malfoy, el príncipe de Slytherin
La boda de Daenerys Targaryen era muy muy aburrida. Se veía hermosa en ese vestido pero Draco no encontraba qué hacer.
Estaba sentado junto a Viserys Targaryen, ambos vestían muy parecido. Con los colores de la casa Targaryen, la diferencia entre Draco y el otro rubio insoportable era que Draco usaba una armadura negra y una capa roja. Sharra había hecho un gran esfuerzo para conseguirla, su mejor amiga tenía miedo de lo que le pudieran hacer así que decidió buscar un forma de protegerlo aunque estuvieran lejos.
A Draco no le daba miedo nadie ¡Por favor! Con un Expeliarmus podía desarmar a los imbéciles, si San Potter venció a Voldemort con ese hechizo el podía con los sucios dothraki sin hacer esfuerzo. De todas formas agradecía el gesto de Sharra, esperaba que la rubia no se olvidará de él fácilmente al estar cerca de su amadisimo Robb Stark. Desde que había salido el libro muggle hace unos años ella estaba obsesionada con la saga. Decía que le encantaría ser un Stark.
Alzó la vista al ver a dos dothraki matándose entre sí. Río ampliamente al ver la cara de horror de Viserys, aplaudió junto al magíster Illyrio y antes de que pudiera decir nada Draco Malfoy se adelantó:
—Una boda dothraki sin tres muertos al menos se considera aburrida. A mi me aburre de todas formas pero... —Se encogió de hombros.
Viserys río y Draco perdió toda su alegría. Él le caía mal. Ser Jorah Mormont le dió un regalo a Daenerys y dijo que quería servir al legítimo rey. Rodó los ojos.
Su atención se centro en los huevos de dragón... Habían solo tres, los mismos tres que aparecen en los libros y en la serie. Pero Draco había visto más... Y sabía más, mucho más.
Illyrio Mopatis era amigo de Varys, La Araña. Draco recordaba las amenazas de Varys a lord Eddard Stark, su ofrecimiento de enviarlo a la muralla después de que lo apresaron por traición. El príncipe Slytherin sabía que el eunuco no era de confianza y jamás cambiaría esa opinión. Hace una semana había visto a Varys, identificó fácilmente al eunuco regordete de complexión blanda.
Cruzó los brazos, pensativo. Había un segundo cofre con huevos de dragón, habían dicho que era para la Targayen.
—¿Se lo debo entregar a la princesa Daenerys? —Preguntó Illyrio a Varys.
Draco se asomó aún más por la ventana viendo hacía el patio donde ambos hablaban sin saber que él los espiaba.
—No, a su hermana mayor sí. Tendrá que entregárselos el joven Tyrell. No sospechará de él. Creerá que solo quiere casarse con ella.
Y cerró la tapa quitando de la vista de Draco los tres huevos de dragón restantes. No logró distinguir los colores pero si supo que habría muchos problemas.
«Tengo que darle mi regalo a Daenerys antes que khal Drogo le de a la plata» Pensó, se levantó de su sitio y tomó el paquete que estaba a su lado, era uno de los vestidos que usaría después Daenerys. Con el top cruzado y de color blanco.
Se lo entregó y ella le sonrió. No eran muy amigos, ni siquiera los mejores hermanos ya que ambos príncipes Targayen recordaban que no hace mucho lord Varys llevó a su hermano menor con ellos.
Rhaella Targayen, la madre de ellos, estuvo embarazada de dos bebés... Eso era un hecho. Un hecho... Si Draco no era el otro bebé... Lo entendió por fin cuando Dany sonrió, no lo había visto antes porque ambas eran de personalidades distintas y esa semana de convivencia no le había permitido verlo...
«Es físicamente igual a Sharra, mi querida ravenclaw... ¿Cómo es posible? ¿Sharra es un Targayen? Entonces... ¿Su hermano Dennis es Targayen o simplemente los padres de Dennis cuidaron de Sharra porque alguien se los pidió? ¿Se los pediría Dumbledore? ¡Debió ser Dumbledore!» Se estremeció.
—¿Estás bien, hermano? —Le preguntó Daenerys y él deseó asentir pero no pudo.
Sharra era una Targaryen, y si era mayor que Daenerys eso significaría que Dany la mataría. Debía hacer todo lo posible por guardar el secreto y sobretodo evitar que Daenerys enloqueciera por el bien de su mejor amiga.
Draco pensó que a dany le venía bien la frase «YO SOY FUEGO... YO SOY MUERTE» de aquella saga muggle... ¿El señor de los anillos? ¿El hobbit? Algo así le había dicho la sangre sucia de Hermione a Sharra.
«Todo lo que hizo Daenerys es culpa del Cuervo de Tres Ojos y su plan para quedarse con el Trono de hierro» Se dijo.
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Sharra Arryn
Salió a dar un paseo por Invernalia, lady Catelyn Stark había insistido en que Robb la acompañará.
Originalmente era un paseo en el que estarían solos, pero todos excepto Sansa quisieron acompañarlos. Cat; como le pidió ella que Sharra la llamará, evitó eso haciendo que todos se ocuparán en algo y los envío a los dos solos.
«¿Será que me está ayudando a conquistar a Robb?» Si así era se lo agradecía a su futura suegra.
—¿Podemos ir al Bosque de los Lobos? —Preguntó después de un rato sin saber qué decir.
Robb la ponía nerviosa. Además, conocía perfectamente todo el castillo por los libros y la serie. Era como si fuera de Poniente, podía apostar que conocía mejor los Siete Reinos que cualquier Stark, incluso que cualquier Lannister excepto obviamente el temible lord Tywin Lannister.
El Stark asintió, no hablaba mucho pero de vez en cuando Sharra podía notar que él la miraba fijamente y sonreía. Intentaba ser discreto pero no lo lograba.
Ella se la pasaba sonrojada.
—¿Qué es eso?
—¿Qué, Robb? —Sharra no había escuchado nada, apretó los labios e intentó agudizar el oído pero no... No escuchaba nada—. Nop, nada.
—¿No lo escuchas, el crujido de las hojas? Espera, iré a revisar. No te vayas, aquí estarás a salvo.
El Joven Lobo avanzó sobre a su caballo y minutos después se dió cuenta que estaba sola en el bosque. Estaba tan distraída, que no notó que la observaban hasta que se vió frente a frente con un hombre que iba vestido de negro, era un desertor de la Guardia de la Noche.
«No hay ser más peligroso. El desertor sabe que, si lo atrapan, se puede dar por muerto, así que no se detendrá ante ningún crimen por espantoso que sea» Pensó y notó que había también varios hombres harapientos.
«Voy a morir» Se dijo, sabía que sin Robb y sin Viento Gris no podía derrotar a los hombres y a la mujer sin magia. Sintió la varita en el bolsillo de su capa... «Si no hay de otra».
No supo si tenía alguien detrás hasta que sintió como la tiraban del caballo.
«Ya vali, ¡Por Merlín! No he tenido ni siquiera mi primer novio ni me gradué de Hogwarts ¡Esto es culpa de Dumbledore!» Se estremeció al sentir el vacío bajo ella.
Se hubiera estrellado en el suelo de no ser por el hombre corpulento la aprisionó pegandola a su pecho y lo único que pudo hacer luego de que forcejear no diera resultado fue gritar pidiendo ayuda de quién fuera.
—¡ROBB! ¡ROBB, POR FAVOR! ¡CEDRIC, CED, CEDRIC! —Quizá el hufflepuff los había seguido o lady Catelyn envío alguien por ellos al ver que no llegaban. Robb era su hijo favorito así que quizá... Quizá alguien vendría ¿No? ¿No?—. ¡JORY, JORY! —Chilló llamando al miembro de la guardia personal de Ned Stark antes de que la golpearan, no, nadie. Nadie vendría...
Las lágrimas nublaron su visión al sentir como el hombre estaba dispuesto a ahorcarla. Esperó que si ella moría ese día, Robb logrará vencer a los Lannister y a Daenerys Targayen.
Iba a sacar la varita (o intentarlo ya que esa era la última opción) cuando El Joven Lobo se asomó por detrás de los árboles que se encontraban a su derecha.
El castaño rojizo apretó el agarre sobre su espada. No, si él atacaba los matarían a ambos. Pudo ver el temor en los ojos del Stark aunque nadie más pudo hacerlo ya que por como estaba escondido solo Sharra lo veía. Ella inhaló y exhaló, él iba a atacar para poder salvarla.
Sharra creyó que primero debía atacar al hombre que la sostenía colocándole el hacha al cuello, luego ella podía hacer un «Expeliarmus» a la mujer que sostenía el palo y estaba a su izquierda. ¡Era Osha, Sharra la reconoció sin importar que estaba asustada!
Esperaba Robb confiara los suficiente en ella.
—¿Sabías que «Valar Morghulis» significa «Todos los hombres deben morir»? Tú morirás... Morirás primero... Así... Así es. —Le advirtió al sujeto alzando el tono de voz esperando que Robb entendiera.
Él entendió perfectamente, Sharra lo supo cuando los brazos se soltaron de alrededor de su cuello. Robb había atravesado al hombre con su espada.
—¡Quédate tras de mi, Sharra! —Robb la tomó por la cintura y la escondió tras él.
Eran cinco contra dos y Theon no estaba en ningún sitio cerca ya que lady Cat lo envío a hacer cualquier tarea para evitar que los incomodara.
—Soy Robb Stark de Invernalia—dijo Robb, mirándolos con rabia—, y os haré ajusticiar a todos si no os rendis.
El hombre con el cuchillo le intento atacar y al mismo tiempo los otros dos se abalanzaron sobre ellos. Sharra suspiró y sacó su varita.
Era hora de saber si el Club de Duelo había funcionado, había entrenado mucho con Cedric que era El Capitán del Club de Duelo de Hufflepuff, además Sharra era la culpable de que Harry Potter usará el «¡Expeliarmus!» hasta para cocinar ya que ella le enseñó el hechizo al niño que vivió.
—¡Expeliarmus! —Gritó y Osha salió volando varios metros hasta impactar contra un árbol.
—¡Bruja, eres una bruja! —Chilló esta sin poder levantarse del suelo.
Sharra la ignoró y se volteó hasta donde Robb luchaba con dos hombres a la vez, muy entretenido para ver que hacía ella.
—¡Expeliarmus! —Repitió y el cuchillo que sostenía el hombre cayó de su mano, así Sharra evitó que apuñalara a Robb. Él acabo con el hombre de un tajo.
Robb la miró y ella sintió el frío de aquellos ojos azules.
—¿SHARRA, QUÉ HICISTE?
—Pues... Yo... Pues... —Sharra se encogió de hombros, era ravenclaw pero no sabía qué hacer—. Soy una bruja, yo... Hago magia con esta varita —Alzó su varita y sonrió avergonzada.
Robb negó.
—No puede ser, la magia no...
—La magia si existe.
El Stark la miró y negó.
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Robb Stark
Él no podía creer absolutamente nada de lo que Sharra le decía, la quería pero todo le parecía una locura.
—¿Me dices que eres una bruja al igual que tu hermano y tu madre?
—Sí, soy sangre pura. Tengo una ascendencia totalmente magica.
—No te creo.
—Lady Arryn podría ayudarnos a vencer a los Otros. El antiguo enemigo. El único enemigo que importa de verdad.—Dijo Osha, la habían capturado. Sharra le pidió a Robb que la dejará trabaja en las cocinas como prisionera y él acepto.
—Solo es una leyenda ponientí, los Otros no existen y La Larga Noche no...
—La Larga Noche cubrió de oscuridad y trajo penurias a la humanidad —Le interrumpió Sharra con el ceño fruncido, Robb sabía que ella estaba molesta porque él no le creía—. Los Otros destruyeron todo a su paso sin compasión por niños o mujeres.
Ella bufó al casi caerse, habían pedido los caballos y debían caminar de regreso a Invernalia. La montura de Sharra llegó hasta donde él estaba y vió como un joven huía, luego escuchó los gritos y decidió buscar a Sharra en vez de perseguir al chico.
—¿Estás bien? —Le preguntó y ella asintió—. ¿Segura?
—Estoy bien, Robb.
Minutos después seguía preocupado por ella.
—¿Estás bien?
—Sí, Robb —Ella le sonrió un poco más tranquila y no parecía estar herida, cosa que lo alegro.
Cuando la noche caía llegaron al castillo, habían empezado a nevar.
—¡¿Dónde estaban?! —Gritó su madre saliendo del torreón y supo que estaba en serios problemas al ver la cara de su padre—. ¡Capturaron a un desertor, pudo asesinarlos! —Él supo que fue aquel chico que huyo, era un alivió que ya lo hubieran atrapado.
Aún así Robb estaba intranquilo, sentía más miedo de su madre que de quién los intentó matar. Sharra al ver que se quedaba quieto tomó su mano y la apretó. Besó su mejilla y se adelantó para enfrentar a sus padres.
—Fue mi culpa, quería ir al Bosque de Lobos y nos atacaron, perdimos las monturas. Lo siento mucho —Les dió una sonrisa nerviosa y continuó:—. El Joven Lobo me salvó.
—¿Joven Lobo? —Espetó Theon Greyjoy que bajaba del caballo, recién iba llegando al castillo. Pasó toda la tarde buscándolos al igual que los guardias, Ned Stark los envío al ver que no llegaban—. ¿No habían escapado para hacer manitos por allí?
Robb vió la cara que hizo Cedric, llegaba tras Theon con los guardias que lo acompañaron. «Está celoso» Tuvo que aguantar las ganas de sonreír, por alguna razón Cedric le caía mal, «Está enamorado de Sharra, eso es lo que pasa».
—No, Theon. Casi nos matan —Ladró Robb y el kraken bajó la cabeza con vergüenza al ver su evidente molestia.
—Lo siento, Joven Lobo, me alegro que estén bien.
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Sharra Arryn
—¿Cómo se te ocurre ir al bosque sin escolta? —Cedric le preguntó a Sharra lo mismo que iba a preguntarle su padre a Robb mientras entraban al castillo.
—Yo... Lo siento, Ced.
—¿Lo siento? ¡Podías haber muerto!
—¡Deja de actuar como el chico perfecto! ¡Casi mueres hace unos meses sin importar lo que yo te dije! —Le gritó Sharra recordando que sin importar que le advirtió lo peligroso que era el Torneo de los Tres Magos.
Robb a su lado no entendía de qué hablaban, nadie entendía a qué se refería Sharra pero el rostro de Cedric se ensombreció. Titubeó.
—Yo te dije que lo sentía, que tenías razón... Sharra, por favor.
—¡Podías haber muerto! —Citó Sharra lo que Ced le dijo, las lágrimas llenaron sus ojos al recordar el dolor que sintió al creer que Cedric estaba muerto—. ¡Te pedí llorando que no...!
—¡Lo siento! ¡Lo siento, lo he dicho muchas veces! Solo quiero evitar que mueras...
—¿Sabes quién sería mejor que tú para ayudarme en esto, Cedric? ¡Loras Tyrell, Renly Baratheon...!
A los Stark y a Theon le sonaban los nombres... El hijo menor del señor del Dominio y el hermano menor del Rey Robert.
Sharra seguía molesta porque la habían apartado de sus otros amigos, quería a Ced pero estar junto a Hermione hubiese sido de ayuda. Además, Sharra sentía incomodidad al saber que Cedric confiaba ciegamente en Dumbledore, y la última vez casi muere por confiar en el director de Hogwarts.
“Dumbledore no va a dejar que nada nos pase” Insistía Cedric y Voldemort casi lo mato.
Sharra extrañaba mucho a los slytherin, especialmente a Draco.
—Y ninguno de los dos te prestará atención jamás —Espetó Cedric sabiendo que Loras y Renly eran pareja.
Sharra también lo sabía, era un rumor y todos lo conocían excepto los Stark.
—Bueno pero siempre está Harrold Hardyng que es más guapo que tu, y si algo le pasa a Robin será el señor del Valle—Sharra le sacó la lengua y se enjuagó los ojos evitando que las lágrimas salieran.
—Retiralo, enana.
Sharra no era tan alta pero tampoco tan pequeña ¿Por qué todos tenían que molestar con eso? ¡Cedric era demasiado alto, no era justo! Giró y se perdió en uno de los pasillos del castillo con pasos apresurados. Molesta. Exhaló... Lo último que escuchó fue el comentario de Sansa que decía con tristeza que la ropa de Sharra se había arruinado por el barro, la suciedad y la nieve.
Ella entró junto con Robb a su habitación. No se dió cuenta cuando él la siguió.
—¿Te casaría con el tal Harrold?
—No, Robb. Solo... No sé que le pasa a Cedric, se supone que es justo, leal y trabajador —Soltó mientras se colocaba un vestido tras su vestidor, recordaba las características de los hufflepuff—. Es buena persona, paciente, tolerante, siempre hace todo de forma honrada... No entiendo...
—Está celoso, mi señora.
—No lo creo, él tenía una novia, Cho... Era insoportable... —Se encogió de hombros y caminó hasta el borde de la cama donde estaba el Stark—, y llámame Sharra. Y, ¿Por qué me preguntas antes si me casaría con Harrold en vez de preguntar por qué soy una bruja y tengo una varita mágica?
Robb bajó la vista y se sonrojó. Sharra le sonrió enternecida y acarició las mejillas del futuro Rey en el Norte. A él le gustó su tacto y no se apartó.
Sharra no sabía qué hacer pero sabía que debía decirle una parte de la verdad a Robb. Claro pero no podía decirle que había sido enviada para salvarlo y otros magos llegaron a Poniente junto a ella.
—No me importa que seas una bruja —Susurró, pasando sus brazos por los hombros de Sharra y ella no puso oposición, se sentía feliz cerca de él. Además olía muy bien...
«¿Así huele la Amortentia?» Se preguntó al recordar que el olor varía dependiendo de la persona que se acerca a ella, ya que huele a aquello que más nos gusta «¿Me gusta Robb? ¡Así debe ser!» Quiso saltar y gritar pero no quería arruinar el momento.
El silencio era tan pacifico y completo que podía escuchar los latidos apresurados del corazón del Joven Lobo.
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