4. Dieciséis
Capítulo 4: Dieciséis
El Chateau Lafite Rothschild del 1787 era el mejor. Los muggles no parecían inútiles del todo, quizás dejara algunos vivos; trabajarían como esclavos en su propia cosecha. "Lord Slyth"... la marca sonaba majestuosa, propia de un nuevo mundo mágico donde solo la beberían los más distinguidos. Y a ellos, solo a ellos, les regalaría una botella por Navidad.
Agitando un poco la copa, unos ojos rojos apreciaron el movimiento, la densidad y el color oscuro como la sangre del líquido que relampagueó a luz de las antorchas. Sí, el vino era perfecto.
Ante los tres toques sobre el pórtico de roble correspondió con un suave, agudo y horripilante siseo. Poco a poco la puerta se abrió con tímidos crujidos y ocho encapuchados entraron en el gigantesco salón en una procesión silenciosa.
―¡Avada Kedavra!― el destello de luz verde convirtió al subordinado en cádaver; pero los siete restantes no mostraron ningún interés en el cuerpo sin vida que cayó al suelo. Como siempre, se colocaron en un semicírculo perfecto, arrodillados y con la mirada baja, a los pies de su señor― Puedo oler vuestro miedo...
Ese familiar escalofrío que recorrió la espina dorsal de los mortífagos, no pasó inadvertido para el mago oscuro mientras se levantaba del trono. La túnica de seda se pegaba a su piel mortecina mientras agitaba la copa de vino tinto entre en sus garras.
―Huelo vuestro temor ... desde detrás de la puerta, desde el jardín, ... lo huelo desde el minúsculo escobero de la segunda planta. Es un olor putrefacto, reseco; como una repulsiva mezcla de heces y sudor. Un olor propio de...ratas ¿Es eso lo que sois? ...―paseó su mirada roja por la sala― ¿Es así como debería ... trataros?
―Mi señor...
―Silencio, querida Bella...no oses interrumpirme― la bruja gateó apresurada y besó el pie de su amo como disculpa― Como iba diciendo...me repugnáis. Y como podéis comprobar... a mí, lo que me repugna ... lo mato― señaló al cadáver― Dolohov era uno de mis más fieles vasallos... Una pena ...―la sonrisa delataba su falsa tristeza— Ahora quiero preguntaros mis queridos mortífagos ... ¿Por qué tanto temor? ¿Será porque me traéis malas noticias? ... ¿Lucius? — Malfoy dio un pequeño respingo.
―No, no... no mi señor.
―¿Insinuas que Lord Voldemort está equivocado, Lucius?
―No, mi señor, ...yo...- los dedos del mortífago, se aferraban a su bastón de cabeza de serpiente como si quisiera desmenuzarlo con sus propias manos.
―¡Acid comp!― un líquido verde corrosivo impactó en la cara de Malfoy.
El ácido derretía la máscara del mortífago hasta llegar a su piel. Alaridos de dolor resonaban por el salón lleno de magos arrodillados que, observando de reojo, vieron como su compañero se retorcía por el suelo con un vapor blanquecino saliendo de su cara. Asqueados por el resultado del hechizo, volvieron a mirar el suelo sin ninguna intención de socorrerlo mientras Voldemort sonreía al ver la cara de Malfoy. Su rostro era ahora una especie de masa de piel semiamorfa
―Luciuuusssss, ―pronunció con un siseo― Tu señor desea respuestas y resultados, no tus escusas de elfo doméstico― Malfoy gimoteaba en el suelo casi inconsciente pero tuvo las suficientes fuerzas para responder.
―Mi...mi señor, el Ministerio sigue buscando al maldito del bosque sin resultado...―una bocanada de fluidos nauseabundos salieron de su boca deformada. El suelo quedó impregnado de fétidas emulsiones mientras sus ojos, llorosos e hinchados, casi se salían de sus órbitas. Aún así Malfoy mantuvo la entereza de su apellido. Aún con la cabeza gacha y la voz temblorosa, siguió con el informe que podría costarle la vida― Los mejores mortífagos que envié están siguiendo algunas pistas. Nuestra ... nuestra influencia en el Ministerio ... crece. Hay más ... más magos simpatizantes con la causa. En... en po ...poco, algunos de los nuestros, ...estarán cerca del ... del ministro― la respiración entrecortada y su tambaleo advirtieron a sus compañeros que estaba a punto de caer. A todos les recordó a una verdadera serpiente, luchando por su pellejo a pesar de no tener colmillos.
―Malfoy, ... Malfoy, ... Malfoy...solo tu apellido te separa de la muerte ...― tras otro sorbo de vino y paseaba ante sus subordinados cuando el mortífago cayó. Primero de rodillas y luego hacia adelante.
Tirado boca abajo, la espuma que salía por el agujero deforme de su boca manchaba la alfombra negra de pelo de theathral. El mago oscuro le lanzó una mirada burlona y sonrió.
―Otro fracaso ... un fracaso más... y verás muuy de cerca ...la grandiosidad y la ira... de tu Señor ¿Entiendes mis palabras? ― Malfoy no contestó, de su garganta solo salían algunos sonidos guturales acompañados de movimientos espasmódicos.— Habla Luciuusss...
Con un movimiento de varita invisible para el ojo humano Voldemort estampó el cuerpo del mortífago contra el techo y lo dejó caer.
— ¡RESPONDE! —No hubo respuesta. Fuera de sí el Mago Oscuro estrellaba el cuerpo de su subordinado contra las paredes. El rostro deformado del mortífago estaba cada vez más hinchado, amoratado y cubierto de sangre―. ¡NADIE OSA IGNORAR A LORD VOLDEMORT! ¡RESPONDE LUCIUS O NO VIVIRÁS! ¡NO PISARÁS BURDELES DEL CALLEJÓN KNOCKTURN OTRA NOCHE! — Tras dejarlo caer desplomado en el suelo, Malfoy producía sangre y pequeños quejidos de dolor; entre ellos se podía entender parte de una oración.
Lord Voldemort se agachó junto al cuerpo acercando su oído a lo que antes eran los labios de su sirviente.
— ¿Hay algo que desees compartir con nosotros Luciuussss?
—Ssss...ss...Ssssi,...mmm...mi...ssssñor. Yo... — Una bocanada de sangre lo interrumpió—. yyyoooo....llll.....le....ennt...ennnnttttt...
—Dilo,... Luciuussss
—Yooo....lee....ennt...ennntiennd....le ennntieennddo. ― Malfoy cayó inconsciente.
—Me alegro de que lo entiendas. No era tan difícil obedecer a tu señor¿Verdad?— el mago oscuro pasó por encima de Malfoy pisandole la espalda.
Ahora eran dos los cuerpos desplomados en la alfombra del saón. El de Dolohov, muerto por la maldición asesina y el del maltrecho Malfoy que luchaba entre la vida y la muerte.
El resto de mortífagos se estremecían inquietos, pero no por la vida del mortífago, sino porque cualquiera podría ser el siguiente. Las torturas siempre habían formado parte de las reuniones y aunque la más habitual era con el hechizo Cruciatus, a veces el Señor Oscuro utilizaba otros métodos cuando se sentía "inspirado".
Cada vez que se convocaba una reunión, los miembros del círculo interno rezaban a Merlín por no ser ellos los elegidos. En algunas reuniones todos habían sido torturados de alguna u otra forma solo para el disfrute de su Señor. Por ello las faltas no estaban permitidas, los errores no eran perdonados y la ineficacia era duramente castigada.
—Una vez finalizada esta inoportuna ... interrupción... ¿Qué ha sido de nuestro joven amigo Potter? — El mortífago situado en frente del Señor Oscuro se levantó pidiendo permiso para contestar —. Responde Snape ¿Cuándo podré matar a ese maldito infeliz?
El profesor de pociones dejó caer su capucha. Estaba leyendo un libro sobre los últimos descubrimientos en el uso de la sangre de mantícora, cuando sintió la quemazón de la Marca en su brazo. Ahora, situado enfrente a su Señor, añoraba el calor de la chimenea y la tranquilidad de la lectura.
—Gracias, mi Señor. Lo que pude averiguar en la última reunión de La Orden del Fénix es que no sabe nada de Potter —la pronunciación del apellido fue como un escupitajo—. El mocoso desapareció el 4 de julio de la casa de sus parientes muggles. Y al día siguiente lo vio el traidor a la sangre Charlie Weasley en el Callejón Diagón. Weasley intentó alcanzarlo pero una de las pocas cosas que sabe hacer el chico, es escabullirse. Desde entonces no ha dado señales de vida y no contesta las lechuzas de su amigo el traidor a la sangre y de la sangre sucia. Dumbledore está utilizando casi todos sus recursos para buscarlo y tengo la certeza de que no parará hasta encontrarlo. Quiere hacerse con él a toda costa antes que usted, Milord. Pero yo he estado haciendo averiguaciones por mi cuenta. El mocoso se llevó todas sus cosas, lo que me hace pensar que no ha sido una huida espontánea, creo que lo tenía todo planeado. Pude sonsacarle a uno de los duendes de Gringotts que no ha sacado ni un solo snikle de su cuenta. Lo que me lleva a pensar que se esconde en la comunidad mágica gracias al dinero que tenía de una extracción anterior o que está viviendo en el mundo muggle y fue al banco para cambiar el dinero mágico. Si me lo permitís Milord, me gustaría indicarle que la segunda opción me parece la más probable. Por ello, he realizado un planteamiento sobre zonas muggle en las que probablemente aparecerá y me gustaría su consentimiento para mandar grupos de tres mortífagos a dichas zonas.
"Plaf". "Plaf". "Plaf". "Plaf" Cuatros lentos aplausos se escucharon tras el informe de Snape. Voldemort llenó una nueva copa con vino y se la tendió al experto en pociones.
―Mis felicitaciones ... Severus. Cierto, ese ... mestizo no puede esconderse en la comunidad mágica. La cicatriz que le hice de crío es imborrable y todo mago, bruja o squib la conoce. Ese mocoso... debe estar en mundo muggle. Pero ... ¿Por qué razón nuestro pequeñín Potter ha huido del cobijo de las faldas de Dumbledore?
―Según tengo entendido mi señor, después de la muerte del animago Black, el viejo se reunió con Potter en su despacho y discutieron. Al parecer el mocoso lo culpaba de la muerte de su padrino.
―Mmm, interesante...el tablero no podría estar mejor... ¿Y que razón habría...para no responder a sus amiguitos? Si no estoy mal informado... esos tres son como los squibs y la vergüenza...nunca se separan.
―Nadie lo sabe mi señor...Potter no responde ni las cartas del licántropo. Lo que sí sé es que el menor de los Weasley para ser amigo de Potter está demasiado alegre con su desaparición y de la sangresucia no sabría decirle nada ... se pasa el día metida en la biblioteca pero tampoco la he visto muy dolida. Ambos junto con la pequeña de los Weasley han entrado en la Orden del Fénix.
—Extraño ... ―opinó observando el giro del vino al agitar la copa― Dumbledore...debe haber ...un motivo ... ―el profesor de Hogwarts carraspeó y Voldemort hizo un gesto aburrido con la mano instándolo a hablar.
—Si me permite responder mi señor, necesita buenos espías alrededor del chico. Por eso los ha dejado entrar en la Orden, para comprar su lealtad.
—Ha jugado con esos pequeños mocosos para que traicionen a su amigo...mmm... ¿Y yo soy el mentiroso y manipulador? ―Snape era de los pocos que sabía que el gélido y rítmico siseo que produjo su señor era una risa — Muy típico de Dumbledore ¿Y qué le hace pensar que Potter volverá?
—Tiene que volver el 1 de septiembre a Hogwarts, mi señor.
—Cierto, cierto, ... interesante... Organiza la búsqueda por Londres muggle Severus. Te dejo al mando. No oses fallarme o ...—burlón miró a Malfoy tirado en el suelo y Snape sintió un escalofrío por la espalda— podría mejorarte el rostro. Puedes marcharte.
—Gracias, Mi señor — Después de la correspondiente reverencia, el profesor de pociones, con la capa negra ondeando tras él salió del salón. Sus ojos brillaban de determinación.
—Continuemos con las buenas nuevas ... Qué ha sido del asunto del Profeta
―Sí mi Señor, sus artículos saldrán publicados la próxima semana bajo sus instrucciones. Tal y como ordenó― dijo Nott
―Bien, bien,... entonces no hay más que decir.― Voldemort se sentó en el trono y dio un sorbo a la copa. la reunión está finalizada. Bellatrix, aparta a Lucius de mi vista y arréglale la cara. No puedo tener un infiltrado deforme en el Ministerio —la bruja frenética se dirigió a cumplir su orden— Espera, ... mi querida Bella ... —la mortífaga se estremeció— Yo mismo le corregiré el rostro. Le quedará un bonito recuerdo de su fracaso —casi deslizándose Voldemort se acercó al cuerpo inerte del mortífago—. Jamás falles a tu Señor ... Lucius. —tras unas complejas florituras un rayo color violeta impactó en Malfoy —. Llévatelo, no quiero seguir viendo esta asquerosa inmundicia manchando mi alfombra. Y Bella,...―la mortífaga recién incorporada volvió a arrodillarse.
— ¿Mi señor?
―Informa a Lucius que quiero al joven Malfoy en la próxima reunión―la mortífaga asintió.
—Eres fiel, mi querida Bella. Escucho como te jactas de ello ante mis demás vasallos,...―reflexionó mirando la copa a contraluz.
— Sí, mi señor, ... soy su más fiel servidora, mataría a quien fuese por mi Señor Oscuro. Yo ...
— ¡CRUCIO! — Bellatrix gritó llorando de dolor— ¡No me interrumpas! Te jactas, hablas y te revuelcas en tus palabras de adulación ¡Tu boca me jura fidelidad mientras tus fracasos me demuestran traición! — La mortífaga quería replicar. Quería disculparse, hacerle saber a su señor que ella jamás osaría decepcionarle, que no había nada más importante en su vida que servirle. Pero el dolor en su piel como si se la estuvieran arrancando a tiras le impedía pronunciar otra cosa que no fueran alaridos— Mataste a tu primo el traidor Black y fuiste recompensada, pero Lord Voldemort no olvida que tú y los demás perdisteis mi ansiada profecía. Cogerás a Lucius y te lo llevarás. —levantó la maldición con un latigazo de varita.
—Gracias, mi señor. No volveré a fallarle — prometió Lestrange con reverencias mientras cogía al malherido Malfoy
—Bella,...―la mortífaga lo miró espantada―.No había terminado.... ¡Crucio!― La maldición sumió a Bellatrix en un dolor extremo. Le había recordado a Voldemort su fallo en el Departamento de Misterios y tendría que pagar por ello.
El mago tenebroso la torturaba sin descanso a la vista de los demás mortífagos que se creían libres de la sesión de esa noche. Voldemort los torturó también a ellos.
Nadie, ninguno se podía llamar verdadero mago, ninguno estaba a la altura de Christopher. Maldito gusano.
Un rayo más rojo y más inmenso que los anteriores impactó en Nott haciéndole sufrir mucho más que al resto.
* * *
Eran las 13:50 y no sabía qué hacer.
Por primera vez tenía unas horas libres y, aunque durante dos semanas, una única, una estúpida hora libre era lo que más deseaba, ahora se sentía extraño. Debería entrenar.
Había sobrevivido a un batallón entero de enemigos; y con solo dos semanas de adiestramiento ¿Qué conseguiría en un mes? ¿Y en un año?
La forma que tenía de verlo todo había cambiado. Ya no veía su situación como un castigo, sino como una posibilidad. La posibilidad de conseguir la vida que siempre había querido, una vida dónde él llevara sus decisiones, donde él era el dueño de su propio destino. Nada de Voldemort, nada profecías, ni de profesoras chifladas de adivinación. Él, solo él sería su dueño. A no ser, ... que encontrara al pariente de Dumbledore, eso aceleraría mucho las cosas.... Agitó la cabeza. No.
Debía encargarse del director, la Orden del Fénix, los mortífagos y de Voldemort, por supuesto. Hasta que no viera su cadáver tirado y putrefacto en el suelo no sería libre. Ese era el camino.
La sonrisa de sus labios se mantuvo de camino al cuarto de entrenamientos.
Hacía tiempo que había superado el nivel medio de un alumno de séptimo, de hecho su fuerza mágica sobrepasaba la de un auror. Ian le había obligado a memorizar todo su manual de hechizos, estrategias y protocolo de actuación.
―Para que luego puedas saltártelos como te dé la gana. Sus estrategias son basura― le explicó lanzándole los libros.
Ese día La sala (para variar) le ponía las cosas difíciles.
En un bosque de lo alto de una montaña la tormenta hacía aún más cerrada la noche. El viento salvaje le cortaba la cara aliándose con los copos de nieve para golpearle el rostro y entorpecerle la vista. Así resultaba imposible ver más allá de la punta de su nariz y mucho menos esquivar los cientos de rayos de colores que le llegaban desde la espesura de los árboles. Los mortífagos de nivel bajo-medio lanzaban todo lo que tenían rodeándolo tan bien, que apenas daba tiempo de atacar y defender.
Los hechizos comenzaban desde el nivel de séptimo y aumentaba. El procedimiento a seguir se repetía constantemente: esquiva, ataca, gira, devuelve, protege, agacha, lanza, salta, rueda,... una y otra vez. Tenía que mantenerse fuera de su alcance y eliminar a la mayor cantidad posible mientras elaboraba una estrategia ganadora con los recursos que tenía y la información que poseía.
Se sintió orgulloso cuando de su varita salieron a la vez un escudo nivel auror y un fulminante rayo rojo.
Harry lo tenía todo controlado, de hecho, ya había esbozado su estrategia ganadora, la victoria era suya. Entonces, un hechizo por la espalda lo noqueó.
Al despertar estaba tirado en el suelo con Ian mirándolo desde las alturas.
―Creo recordar que te di el día libre
―Lo sé, pero tengo que entrenar― le espetó desde el suelo.
―Quiero que me expliques por qué antes casi te obligaba y ahora lo haces por placer. Agradece que te lo pregunte, podría leerte la cabeza y ahorrarme el esfuerzo.
Harry era consciente de que su maestro sabía sus motivos, solo pretendía que los dijera en voz alta para apuñalarle el orgullo.
―Sabes perfectamente por qué ―contestó levantándose―. Lo que quieres es oírlo de mi boca―Ian no contestó―. Hoy he entrado en el pensadero y me he dado cuenta de muchas cosas. Entre ellas que, ... has tenido razón en todo―las palabras casi no salían entre sus dientes apretados―. Entrenar, todo esto es una tortura, pero es necesaria.
Su maestro clavó sus ojos azules en los suyos verdes esmeralda. En ellos el Elegido no pudo discernir algún signo de aprobación, júbilo, burla o negación. Para su mirada, inexpresión y vacío eran las palabras perfectas. Las mismas que se podrían asignar a su tutor.
Ian recordaba la actitud del Potter durante estos días atrás. Se había esforzado de sobremanera en matar su estúpida actitud de niño consentido y por fin lo había logrado. Creía que le llevaría más tiempo, muchísimas veces se planteó abandonarlo. Si hubiera sido por él lo habría hecho, pero no podía.
Estaba acostumbrado a obtener lo que quería, cuando quería. Ya fuera por las buenas o por las malas, no le importaba mancharse las manos si conseguía su objetivo. El camino más facil era el más directo y aquello que molestara, se eliminaba. Fácil. Eso le hacía impaciente, lo sabía, y no le importaba. Pero no podía deshacerse de Potter, él le daba su oportunidad de venganza. Aquella por la que sí había esperado sobrepasando toda paciencia. Matar al chico por malcriado, no era una opción y gracias a la Magia, las cosas se ponían más fáciles.
—Cuando estés en la lucha las circunstancias cambian. Te habías adaptado a luchar contra 10 mortífagos, pero si son once fracasas.―apuntó con la mano a su pupilo― He sido yo quien te ha lanzado el hechizo, ...era simple Desmaius ¡Crucio! ― veía el rayo rojo se dirigiéndose hacia él. Aun podía esquivarlo, pero no lo hizo.
Al impactarle en pleno pecho Harry cayó al suelo ahogandose en dolor. Hacía ya tiempo que no gritaba, en su lugar tensaba los músculos y aguantaba apretando los dientes resistiendo esos cuchillos candentes. Ian había aumentado la potencia de su Cruciatus y aunque al principio solo duraba 30 segundos, ya iban por 40 minutos. 40 minutos de dolor sin enloquecer.
—Me alegro de que no lo esquivaras (ambos sabíamos que podías haberlo hecho) eso dice mucho de ti. Sé que deseas alcanzar el estado al que llegaste anoche. Pero ¿Sabes qué es?
—No, solo sé que no era yo mismo. Podía sentir todo a mi alrededor y nada de mi interior; ni cansancio, ni dolor, ni remordimiento...―agachó la cabeza― aunque el remordimiento ahora tampoco lo siento — confesó mirando el suelo
― ¿Tienes remordimiento de no tener remordimiento? ―dedujo Ían con una sonrisita. El Elegido asintió― Matar o morir es una lección que tenías que aprender. Con el tiempo te darás cuenta de que la conciencia te llevará a la muerte, porque aadie dijo que sólo los honrados pudieran ganar; al contrario, hay veces que la moral es lo que te mata ¿Sabes quién fue el primero? ¿Conoces su nombre? ¿Su vida? ― Harry negó―. ¿Y él? ¿Sabía tus sueños? ¿La complejidad de tu vida? ¿Si tenías una familia que dependiera de ti? ―volvió a negar.
―¿Y tuvo algún reparo a la hora de lanzarte la maldición asesina?
―No ―dijo levantando la mirada. Sabía a donde quería llegar su maestro y aunque su lógica era irrefutable, el Elegido tenía serias dudas en cuanto a compartirla. No podía ser tan simple como él lo mostraba―. Quizás tengas razón, pero no comprendo la relación entre eso y mi cambio de anoche.
Ian hizo caso omiso a las dudas de su tutelado, aprendería esa lección, aunque fuera por las malas. Si no se la enseñaba él lo haría la propia guerra.
―El cambio de anoche es el primero de algunos más. Ocurre cuando un mago finaliza su etapa básica de aprendizaje. O lo que es lo mismo, cuando el mago en cuestión conoce, utiliza y comprende la magia básica en todo su potencial. Supongo que por estar en una situación límite, tu mente inconscientemente sacó a la luz todo su conocimiento para que lo utilizaras para sobrevivir. Solo unos pocos han conseguido alcanzar este estado y muchos menos controlarlo, cosa que por supuesto tendrás que hacer tú. En cuanto a lo de matar... bueno...eso fue cosa tuya, llegar a ese estado solo te dio el empujoncito de una estricta racionalidad.
―Pero mis ojos...― aun los recordaba. Con un color violeta tan electrizante que provocaba escalofríos.
―Eran violetas, sí. En cada nivel, dependiendo del mago cambian ciertos rasgos, pero hay uno que siempre prevalece: el color de los ojos. El violeta es el del primero.
― ¿Cuáles son los demás? ―preguntó ansioso. Necesitaba saber hasta donde era capaz de llegar... donde quedaba el límite.
― ¿No controlas el nivel "Base" y ya piensas en los demás? Cada cosa a su tiempo, pequeño saltamontes ― el Elegido bufó y asintió con la cabeza.
Maldito Ían, siempre se le adelantaba. De todas formas, aunque su maestro no quisiera decírselo, la respuesta podía encontrarse en otra parte.
―Solo me queda algo más por preguntarte. ¿Cual es la magia básica que sé? Por ahora solo he ido un poco más allá del séptimo año...- su instructor lo miró con los brazos cruzados en un gesto de "Realmente pareces estúpido"― La etapa básica de aprendizaje es ¿Hasta el séptimo año en Hogwarts? Pero entonces todos los que hayan terminado su séptimo año habrán llegado a ...
― Ninguno ¿Qué cosas que sabes no se enseñan en Hogwarts? ― escupió con asco el nombre del colegio.
―Lucha con armas, gimnasia, resistencia, artes mentales...
―Exacto. La educación en Hogwarts y en todos los colegios de magia dura 7 años. Uno de los motivos es que en séptimo se llega a la mayoría de edad. El otro motivo es el que nos afecta a nosotros. Se crearon las escuelas mágicas con la intención de que todos los alumnos llegaran al primer nivel para su mayoría de edad. Así habría magos cualificados y preparados en diversas artes que sacarían adelante el mundo mágico. Al comienzo se enseñaban las asignaturas que yo te he enseñado, pero los "intelectuales de la época" decidieron que había que eliminar asignaturas vulgares. Como la gimnasia y la lucha muggle porque eran para "humanos inferiores". Y después, las artes mentales porque eran "dañinas para la sociedad". Solo eran excusas estúpidas, querían frenar el avance de las nuevas generaciones que amenazaban con quitarles sus puestos tan bien remunerados. Así rompió la cadena del conocimiento en equilibrio: Cuerpo, mente y magia, con la que el mago llegaba al primer nivel mágico
― Conocimiento en lucha muggle y gimnasia para el cuerpo. Artes mentales como la Oclumancia y la Legeremancia para la mente y Transformaciones, Encantamientos, Pociones,... para la magia.- susurró el joven para sí― ¿Me has estado preparando todo este tiempo para llegar al primer nivel?
―No, te he estado preparando para afrontar tu destino. El primer nivel solo es uno de los requisitos, una necesidad, para comenzar con lo importante.
― Entiendo, no tengo conocimientos ni de una ínfima parte de lo que debería.
― Exacto.
A partir de entonces, la vida solo tenía sentido por y para su instrucción. Entrenaba físicamente por la mañana y mágicamente por la tarde. Por la noche leía libros sin cesar y escasas veces incluso conseguía practicar con el piano y avanzar en proyectos propios.
Descubrió que tenía un don innato para la música. El tacto de las teclas bajo sus manos con el abrigo del sonido arropándolo, esa armonía lo vinculaba al instrumento encontrándose a sí mismo en un éxtasis de paz. Había sido difícil aprender las notas, memorizarlas con los dedos hasta que formaran parte de él, pero una vez superado ese obstáculo la música aparecía por sí sola con su mente como compositora y sus dedos como músicos.
Había pasado ya una semana desde que supiera lo que significaba el primer estado y a pesar de haber buscado en la biblioteca no encontraba nada sobre el resto. Posiblemente Ian los había escondido, el muy ...
Después darse una ducha y dejar que Dobby se sintiera útil curando sin necesidad algunas heridas del entrenamiento Harry tocaba. La sonata de Beethoven nº 14, era de sus favoritas.
https://youtu.be/CjNraFzwIE4
―Veo que has mejorado con el piano ―comentó Ian desde la puerta― ¿De dónde has sacado las partituras?
―Internet― contestó sin parar. Estaba llegando a su parte preferida.
No había sido fácil saber cómo funcionaba el maldito ordenador, pero aprender mereció la pena. Ahora lo tenía lleno de todo tipo de música, libros y canciones para piano y guitarra.
―Internet...ya veo....Bien, ponte guapo. Bueno .... ―lo escrutó frunciendo el ceño― al menos inténtalo. Esta noche salimos.
―¿Salir? ―la música del piano no paró un instante―. ¿Para qué? ―Se acercaba la parte más difícil y no se equivocaría esta vez.
― ¿Potter qué día es hoy?
―No veo que eso tenga importancia ahora. ―Le estaba saliendo bien, e incluso genial. Esta vez le saldría perfecta.
―Quizás si hicieras el favor de hacer memoria, averiguarías el porqué de nuestra salida ― comentó Ían arreglándose la camisa.
―Pues el día de la pelea en el bosque fue el 23 de julio desde entonces han pasado... 1,2,3,... ocho días por lo que hoy estamos a...―un estruendo desafinado resonó por la habitación. Las manos habían caído muertas sobre las teclas
― Sí, 31 de Julio. Feliz Cumpleaños―felicitó aburrido―. Y vamos a celebrarlo.
Cada capítulo escrito lleva detrás tiempo, esfuerzo y quebraderos de cabeza, pero si lo has disfrutado habrá merecido la pena.
Si ha sido así, dímelo. Con un solo click sabré lo que piensas y si lo tengo que mejorar.
A todos aquellos que me indiquen que les está gustando, los estoy añadiendo a mi lista para prepararles un detalle de agradecimiento.
Uno que podrán elegir ellos mismos, quedárselo y darle uso.
Este es uno de los capítulos que más tenía ganas de publicar y el que más me ha costado; pero al final es del que me siento más orgullosa.
* * *
Siempre deseándote una buena lectura, se despide
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