Una noche llena de cambios y enigmas
Esta es una obra de fanfiction, que utiliza personajes del mundo de Harry Potter, una marca registrada de J.K. Rowling
No reclamó ninguna propiedad sobre ellos o el mundo del que se habla.
Harry Potter © J.K. Rowling. Todos los derechos.
HARRY POTTER
UNA OSCURIDAD ASCENDENTE
•- 9 -•
Una noche llena de cambios y enigmas
"Tu mayor enemigo se esconderá...
en el último lugar en el que mirarías."
•••
—Bien... —suspiró Harry mirando detenidamente al obstáculo frente a él, la gárgola de piedra que conducía a la oficina del director—, ¿Como hago para quitarte de mi camino?
Harry había sido invitado por Dumbledore a su oficina después de la cena para una "conversación amistosa" con él; y aunque estaba bastante reacio a asistir, sabía que era una conversación que tendría que suceder tarde o temprano, era mejor tener al viejo en su buen lado o comenzaría a sospechar de sus planes antes de tiempo.
Así que tragándose su queja se acercó a la gárgola y la golpeó.
—¿Enserio no me dejaras pasar sin contraseñas? —probó, mirándola— Bien. Mmm veamos... ¿Palo de regaliz? ¿Meigas fritas? ¿Grageas Bertie Bott de todos los sabores?
La gárgola permaneció inmóvil.
—Estúpida estatua —gruño, comenzando a enfadarse —. Rana de chocolate. Pluma de azúcar. Sorbete de limón... muévete vamos—comenzando a irritarse—. ¡Caldero de chocolate! ¡Paletas ácidas! ¡Hershey's! ¡M&M's!
Pero nada la hizo moverse para irritación de Harry que en su enojo sacó la varita.
—¡Tú!, estatua hablante, osas desafiarme, ¿a mí?, ¡el que venció a un dragón! ¡Prepárate para ser aniquilado!—anunció dramáticamente. Sabía que era una estupidez, pero no sabía qué más hacer para que esa estúpida estatua se moviera.
La gárgola revivió de pronto y se movió a un lado. Harry cerró los ojos y volvió a abrirlos atónito al no esperar esto.
—¿En serio? Lo dije de broma —murmuró sorprendido—. Ja, quién lo diría, hacerte el tonto puede traer beneficios.
—... y entonces el anciano borracho trata de acercar su mano al cabús de ma'am Rosmerta; y hay me dije: Adam, ha llegado tu momento de brillar. Así que arremangué la camisa y me dirigí a sacar al borracho del bar como un zorro del gallinero. Pero ma'am Rosmerta que intuyó lo que el pervertido intentaba hacer uso un encantamiento de destierro y lo mandó a chocar con una mesa, luego tomó al rufián del cuello de su túnica y lo arrastró afuera del bar como un cesto de patatas. Ahí entendí dos cosas Hagrid, que la jefa no necesita un caballero en brillante armadura para limpiar la escoria de su local y que nunca, pero nunca hay que desobedecer ni una de sus órdenes.
Bajando de las escaleras de caracol aparecieron dos figuras riendo plácidamente, una de ellas era inconfundible para Harry; sonriendo al ver al Guardián de las llaves del Colegio y Profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas, Rubeus Hagrid se acercó a él
—¡Gárgolas galopantes! ¡que enorme gusto de verte chico! —saludo emocionado dándole una palmada en la espalda que casi lo derribó
—Hola Hagrid, ¿Como has estado? —saludo sonriente el adolescente sobando su pecho, el tortazo lo hizo sentir como si su corazón saliera volando.
Ciertamente le agradaba el semigigante, Hagrid había sido la primera persona que había sido amable con él sin esperar nada a cambio. Era de buen corazón y sumamente cálido; Harry podría ser un hipócrita mentiroso y timador, pero honestamente le gustaba tener como amigo al guardabosques por su forma de ser.
—Bastante bien, las cosas han ido bien de mi lado, aunque tristemente muchos de los escregutos murieron hace un par de días, ¿Me preguntó qué les habrá pasado? —murmuró con un semblante decaído—. Pareciera que decidieron matarse entre ellos, quizás eran territoriales.
—Oh que lastima —dijo Harry con un tono de tristeza que realmente no reflejaba la alegría que sentía en estos momentos. Realmente detestaba esas cosas—. Tal vez para la otra deberías intentar con algo no tan difícil de cuidar, o que ocasione severas lesiones como lo fueron los como un escreguto de cola explosiva —sugirió.
—Pamplinas, solo son pequeñines incomprendidos —defendió el semigigante mostrando una de sus más cuestionables cualidades: creer que toda creatura era buena, aún si eran potenciales máquinas de asesinato.
—Woo hoo... como diría «Grandpappy Calloway», cualquier cosa con la palabra 'explosiva' en su nombre debe ser algo que mantener alejado como un cerillo de un barril de pólvora —habló por primera vez la figura al lado de Hagrid.
Un joven castaño alargó una mano grande que Harry estrechó confundido. Estaba construido alto y con una espalda ancha y brazos musculosos ocultos bajo una chaqueta corta de cuero café claro abierta. Tenía el rostro con una expresión bonachona, piel blanca y curtida por el sol.
—Debes ser un amigo de Hagrid, mucho gusto. Mi nombre es Adam Taylor Jasper Calloway, pero tú puedes decirme Adam o "T.J." si te parece, no soy quisquilloso —saludo con una amplia sonrisa debajo de su nariz llena de pecas.
—¿No eres de aquí verdad? Tu forma de hablar no suena europea —señaló Harry al no reconocer el acento que provenía de él chico—. ¿Eres de América? ¿Como los llaman...? ¿Yankee?
Los ojos del chico se contrajeron por unos instantes antes de soltar una sonora carcajada y poner una mano en el hombro de Harry.
—Vaya compañero, de dónde vengo por esa ofensa ya te hubieran dado una paliza y amarrado a un poste de luz desnudo —se rio apretando amigablemente el hombro de Harry—. Si soy del otro lado del charco, pero no soy un Yankee, yo pertenezco a la orgullosa gente sureña de america, brazos forjados por el fuego y sudor en nuestra frente por trabajar honradamente en el campo.
—Oh, lamento si te ofendí —se disculpó sin realmente sentirlo.
—Tranquilo compañero, no hay cuidado —desestimo—. ¿Y entonces quien en nombre del bendito señor de los cielos es este muchacho? —preguntó alternando su mirada entre Harry y Hagrid.
Harry levantó una ceja antes de levantarse el flequillo y señalar su cicatriz. Adam se agachó un poco y se le quedó mirando mientras se rascaba el cuello, concentrado.
—¿Bueno...? A menos que me quieras dar entender que te llamas Scar, no tengo la menor idea de lo que tratas de decir —dijo ignorando las miradas incrédulas de Harry y Hagrid—. Que, de ser así, en serio tus padres deben odiarte amigo, es como si la tía Anne hubiera llamado a la prima Marie Lu, pimples por la gran infestación de granos que tuvo cuando nació —murmuró para sí mismo.
—¿¡En serio no conoces a Harry Potter!? —se escandalizó Hagrid con un jadep.
—¡Oh! ¡He oído algo el! ¿Entonces eres tú? —dijo mirando a Harry que seguía sorprendido—. Eres alguien famoso ¿Verdad? Algo así como el John Lennon de los mágicos, solo que no cantas y le pateaste el trasero a un mago oscuro que fue por ti siendo apenas una pequeña criatura, eso es bastante rudo compañero —reconoció Adam al escuchar el nombre de Harry, y le dio una sonrisa amplia distinta a la que el resto de la gente.
—Ok, gracias, no fue nada —dijo el chico sin saber qué más agregar, era extraño conocer a alguien quién no lo veía con admiración o como alguien de quién sacar algo. El realmente lo veía impresionado, pero nada como para alabarlo... era refrescante ser tratado así.
—No seas modesto Harry —lo palmeo Hagrid fuertemente en la espalda de nueva cuenta—. Este chico se enfrentó a un colacuerno húngaro en el torneo de los tres magos y lo venció, el resto de participantes solo lo evadió, pero luchó con él como un campeón —señaló orgulloso.
—No tengo la menor idea de que sea un colacuerno húngaro, pero suena como algo que si veo debo correr hacia el otro lado, como si la misma parca me estuviera persiguiendo —murmuró el chico americano rascándose la cabeza.
—Ni deberías, es uno de los más fieros dragones —explicó Harry con un ligero toque de soberbia; tenía el derecho de presumir, cuántas veces puedes ir por la vida con el reconocimiento de vencer a un dragón y sin ningún rasguño.
—¿Un dragón? —soplo impresionado Adam—. No solo un mago oscuro, sino también le pateaste el trasero a un dragón. Eres valiente niño, aún si pareces que te vas a romper en cualquier momento por ser tan pequeñito y escuálido, pero parece que estás hecho de un material bastante duro.
—¿Escuálido? —repitió Harry, algo indignado.
—No te ofendas, pero siento que el viento te puede llevar con él en un día de tormenta —se rió el chico sin ninguna malicia—. Pero nada que una buena ración de carne en tu plato y unos buenos ejercicios no puedan corregir, créeme chico, eres más rudo que la mayoría de europeos que he conocido en los pocos meses que llevo aquí.
—¿Has tenido problemas con los locales, Adam? —preguntó Hagrid consternado ante la mala impresión que podía llevarse de su gente.
—Nahh —desestimó—. Unos nomaj pendencierosque no supieron mostrar respetó; creyeron que les temería por ser hooligans pero no fueron lo suficiente hombres para soportar el dolor que les propinó este par de manos trabajadoras. Este chico del sur no deja que nadie intente quebrar su orgulloso cuello rojo.
Mientras el chico relataba la historia de su pelea en un bar de Irlanda, Harry lo miro críticamente.
Aunque su comentario hacia su figura realmente le toco un nervio, era claro que nunca lo hizo para burlarse y ofender, tal vez esa forma tan áspera y directa de hablar era muy característico de donde él venía. Parecía alguien sumamente amable y sin ninguna malicia hacia nadie, como Hagrid.
Encontrar alguien así era peculiar y realmente le intrigaba el que hiciera aquí en Hogwarts.
—¿Y de que hablaron con Dumbledore? —pregunto esperando que Hagrid soltará algo de información, probablemente Adam no diría nada, era bastante obvio que nadie diría algo a un desconocido.
—Oh, trabajo en las Tres escobas, creo lo conoces —respondió el chico sureño amablemente—. Bueno «Ma'am» Rosmerta me envió a ofrecer los servicios del bar al director para el baile, y me dio una lista de algunas cosas que podemos proveer. Aún espero convencer al profesor Dumbledore de ordenar varios barriles de hidromiel, me vendría bien esa comisión ahora que vine a pasar este año sabático en Inglaterra, nunca sabes cuándo ocuparas el dinero para invitar a una linda chica de paseo o tener una buena comilona.
Harry hizo una pequeña mueca al darse cuenta que el americano era un libro abierto, al igual que Hagrid, pero algo que el chico mencionó llamo su atención.
—¿Baile? —pregunto confundido.
—Creo que no puedes hablar de ello Adam, el director aún no ha dado el anuncio—intervino Hagrid evitando que Adam hablara de mas, era irónico viniendo de el pensó Harry—. Bueno yo llegue después de que Adam y el profesor Dumbledore terminaron de conversar y me pidió que lo acompañara a la puerta —explico cambiando la conversación—. Aunque pensándolo bien, no me caería pasar a Hogsmeade por una copa; es una buena noche, además que quiero oír más de tus historias Adam, pareces alguien sumamente divertido.
—Eres bienvenido Hagrid, tal vez podríamos tener un duelo de tragos, con ese tamaño estoy completamente seguro que serás un excelente compañero de juergas —rio el chico para luego fijar su mirada en Harry—. Bueno fue un gusto pequeño degollador de dragones, espero oír más de ti y de tus interesantes hazañas.
Adam alargo su mano para estrechar la de Harry que devolvió el gesto.
—Si algún día quieres ponerte en forma y salir de ese cuerpo escuálido, podrás contar con el buen Adam para ayudarte, nada como la vieja receta de «Mama Calloway» para hacerte ganar peso y pondremos a trabajar esos flacuchos brazos hasta que tengan la fuerza de un verdadero granjero.
—Cuídate Harry, date una vuelta a la cabaña en algún momento para platicar, tenemos mucho que discutir sobre tus nuevas amistades —y dándole una mirada significativa de que era muy importante, el semigigante y el chico americano se despidieron dejando a un Harry con un sentimiento de extrañeza en su interior.
—No soy escuálido —se quejó a nadie en específico y dándose la vuelta accedió por la escalera de caracol de piedra que los llevó a la puerta de roble pulido con aldaba de bronce que daba a la oficina del director—. Bien... aquí vamos —suspiro llamando a la puerta.
—Adelante —llamó la voz cansada de Dumbledore desde el interior.
Harry entró al despacho mirándolo exactamente igual como lo había visto hace un par de días, de hecho, no había cambiado en nada desde que lo visitó por primera vez en el segundo año. Las paredes cubiertas con los retratos de los antiguos directores de Hogwarts que lo miraban con distintas reacciones. Sobre un estante que había tras el escritorio descansaba el remendado y andrajoso sombrero seleccionador.
Fawkes el fénix, estaba posado en una percha de oro al lado de la puerta, era de un tamaño más reducido en comparación a como lo conocía, pero recordaba que Dumbledore le había mencionado que estaba a punto de renacer hace días. Harry pasó un dedo por su magnífico plumaje dorado y escarlata en forma de saludo, haciendo que el pequeño lo saludé agitando el aire su corta cola y mirándolo con ojos entornados y tiernos.
Con una sonrisa, el nuevo miembro de Ravenclaw enfocó por primera vez su mirada en el director de Hogwarts y contuvo la respiración; sentado en su silla tras el escritorio, Albus Dumbledore parecía más viejo y más débil de lo que él lo había visto nunca, estaba pálido como la cera y bajo sus ojos las ojeras comenzaban a darle una apariencia bastante preocupante.
—¿Se encuentra bien señor? —pregunto interesado por el motivo que pusiera al director de esa manera. Sabía que no tenía nada que ver con el chico Adam, ¿qué demonios podría afectar lo que un americano que trabajaba en un bar al gran Albus Dumbledore?, no, debía ser otra cosa.
—Oh Harry joven muchacho, creo que por fin la edad ha comenzado a pasarme factura —sonrió amablemente el director—. Pero pasa y toma asiento— lo invito.
—Gracias profesor —menciono mientras tomaba asiento—. Aunque creo que exagera con la edad, siempre he tenido la creencia de que usted terminará enterrándonos a todos.
—Espero que no Harry —rio—, aun si este anciano puede ser útil en el ocaso de su vida, realmente espero poder colgar un dia el sombrero en un futuro no tan lejano, solo deseo poder descansar sabiendo que dejó un buen futuro en las manos de grandes hombres como tú.
—Creo que me subestima profesor, pero agradezco el detalle —contestó con cortesía Harry—. Entonces, puede que suene insistente, pero ¿todo está bien director?, lo vi algo afectado por algo.
—Todo está bien Harry, o en lo que cabe para ser correcto —explicó cansadamente Dumbledore—. Con el asunto de tu entrada forzada al torneo y la organización de este mismo, ha sido un semestre muy complicado para todos, espero que lo que se avecina puede elevar los ánimos de todos y poder disfrutar de una buena celebración.
—El chico Adam mencionó algo así de un ¿baile? —tanteo Harry.
—Oh, así que el joven Calloway casi suelta la sopa, pero me temo que deberás esperar el anuncio oficial por parte de tus profesores—sonrió—. Así que conociste a Adam, un chico bastante dedicado al trabajo y con una fuerte convicción de ayudar a los demás, perdió a sus padres a temprana edad y tuvo que ser el sustento de su familia por casi toda su vida, además que tuvo un desagradable accidente hace un par de años —suspiro pesadamente—. A pesar de sus 17 años ha tenido una carga muy difícil en su vida, así como tú.
Dumbledore miró hacia la ventana perdido en sus pensamientos.
La curiosidad de Harry comenzó a aumentar un poco dejando del lado el tema de la apariencia del director.
—Si, es alguien bastante interesante... ¿Sabe algo más de él? ¿Qué fue ese accidente del que habla?
Dumbledore volvió a poner su sonrisa en Harry y sonrió.
—Lo siento Harry, pero no es mi historia para contar; creo que si te acercas al joven Adam él no encontrará ninguna objeción en contarlo él mismo —dijo—. Pero creo que estas aquí por otros asuntos, el toque de queda se acerca y no queremos quitarles la oportunidad a tus nuevos compañeros de casa de darte la bienvenida a Ravenclaw.
Harry asintió y se sentó recto.
—Desde 1981, me he tomado el deber de dirigir la casa Potter como representante debido al encarcelamiento de Sirius, si a eso agregamos que tus padres solo escogieron a un solo padrino y tutor legal no tuve más remedio que imponer mi nombre antes de que alguien con malas intenciones tomará el camino libre para el poder de tu familia —tomándose un par de segundos continuo—. Ahora que eres el Jefe Casa Potter, te hago entrega de todos los movimientos que se realizaron bajo mi dirección —Dumbledore sacó de su escritorio una carpeta con la cresta de la familia Potter que le entregó a Harry.
El chico miró detenidamente el emblema de su familia con una sonrisa, pasó sus dedos por el Grifo que se erguía majestuosamente sobre una espada y una varita cruzadas, debajo de ellos el nombre de su familia y el lema natus vincere ['Nacidos para vencer'].
Harry abrió la carpeta y reviso superficialmente lo que había en ella, al parecer los activos de su familia habían estado trabajándose tanto en el mundo mágico como en el mundo muggle.
—¿Luca Books? ¡Esos son los bastardos que crearon los libros usando mi nombre! —pensó eufórico sabiendo que esos malditos trabajaban para el—. Oh, estoy a punto de terminar toda la carrera de estos tipos, nadie pone mi nombre junto a una tontería como «"y la brujita dispareja"» y sale indemne.
—Profesor, veo que el dinero que se tomó ya ha sido devuelto... entonces cumplió lo que prometió —reconoció Harry impresionado.
—Es correcto, ahora podré tomarme las vacaciones que tanto he deseado —bromeó para luego ponerse de pie y sacar su varita—. Por cierto, hay algo más que hay que tratar antes de pasar a otro tema —dijo solemne—. En nombre de la magia, yo, Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore en completo uso de mis facultades, entregó todo el poder y autoridad conferida en mi como representante de la Ancestral y Noble Casa de los Potter a su nuevo señor, Lord Harry James Potter; liberándome de las responsabilidades que asumí sobre su patrimonio al ser su guardián mágico, que así sea.
Un destello blanco cubrió la habitación y una sensación de electricidad recorrió el cuerpo de Harry reconociendo que ya no había ninguna conexión entre su familia y el director de Hogwarts.
—Wow, eso no lo vi venir —susurro asombrado Harry.
—Como dije la anterior vez que hablamos, quiero ser honesto contigo y recuperar tu confianza Harry —sostuvo Dumbledore—. Creo que no eras consciente de que aún tenía autoridad en tu nombre, no debes dejar pasar este tipo de cosas —amonesto—. Será un gran reto lo que tendrás que lidiar Harry, la dirección de una casa es complicado y se necesita mucha experiencia y sabiduría para no cometer errores así, me temo decir que creo que eres muy joven e inexperto —dijo serio para luego sonreír amablemente—. No obstante, tengo que confiar que podrás llevar la carga que se avecina, asimismo te hago la invitación sí buscas un consejo o una opinión experta, las puertas de mi oficina siempre estarán abiertas para ti.
—Supongo que gracias —dijo Harry mirando fijamente al director a los ojos—. Siendo francos, realmente no confió aun en usted director —reveló sin titubear—, sé que sigue manteniendo para usted información sobre mí y hasta que no sea realmente honesto conmigo siempre me mantendré cauteloso.
Si Harry esperaba una reacción del director se vio decepcionado, Dumbledore lo miró impasible por encima de sus gafas de media luna.
—Pero de igual forma no puedo negar que sus intenciones hacia conmigo han sido las mejores, aun si me he visto perjudicado la mayor parte de mi vida; a diferencia del resto del mundo que lo ve como la segunda venida de Merlín, alguien infalible e impecable; sé que usted es un humano como cualquier otro y también comete errores.
—Te agradezco Harry, enserio lo hago —reconoció el director con un toque sentimental en su voz—. Porque el hecho que tú me veas de esa forma, me demuestra que eres alguien con la capacidad para ser su propio hombre y tomar las riendas de su vida. Muchos vienen a mi esperando que resuelva cada uno de sus problemas o que conozca cualquier duda que les aqueje, pero ciertamente es refrescante ver que un joven maravilloso como tú me ve tal cual soy, un anciano bastante listo que puede errar—sonrió—. Espero ganar tu confianza nuevamente Harry, en un futuro.
Harry solo asintió y miró hacia un lado del escritorio, junto a él sombrero seleccionador había una urna de cristal que contenía una magnífica espada de plata con grandes rubíes incrustados en la empuñadura, era la espada de Godric Gryffindor el fundador de la casa a la que pertenecía antes del día de hoy.
—Es curioso —comenzó sin despegar su mirada de la espada—. Hace dos años estaba frustrado porque tenía dudas de a donde pertenecer, si a Gryffindor o Slytherin; tenía miedo de que algo en mi se relaciona con los Slytherin, me sentía hasta sucio —admitió—. Y ahora soy un Ravenclaw, perdí cualquier enlace con mis antiguos amigos y compañeros de Gryffindor, ahora tengo nuevos amigos en Slytherin, nuevas responsabilidades.
—Es extraño cómo llegan a resultar las cosas Harry —dijo sabiamente Dumbledore—. A veces tenemos una perspectiva de la vida y de lo que queremos de ella, y en un instante todo cambia y parece frente a nosotros nuevas oportunidades, nuevos sueños y nuevos anhelos.
Harry asintió nuevamente, estando de acuerdo.
—Siento que todo va muy rápido profesor —confesó—. Hace un par de meses estaba llegando a Hogwarts deseando tener un año tranquilo por primera vez y ahora todo está volteado de cabeza. Si me hubieran dicho que estaría en Ravenclaw, que ya no sería amigo de Ron y Hermione, que tendría nuevos amigos en Slytherin, creería que un hipogrifo me pateó la cabeza fuertemente —rio divertido—. Pero sabe, creo que esta es una nueva oportunidad, la vida me dio una oportunidad de tomar decisiones por mí mismo, de encontrar cosas que deseo.
—¿Como el amor, quizás? —intervino el director con una sonrisa traviesa.
Harry tuvo la decencia de ruborizarse y apartar la mirada, comenzando a farfullar.
—Ah, ¿acaso es la bella pero estoica señorita Greengrass? ¿o quizás la hábil y divertida señorita Davis? —preguntó alegremente el director.
Harry sonrió bobamente y puso su mirada en una de las ventanas de la torre del director, el cielo bellamente estrellado cubría las montañas que rodeaban el castillo.
—Daphne es algo tan enigmática, puede ser seria pero tiene esa facilidad para atraparte y cautivar tu atención, es orgullosa y tan sofisticada que me hace querer dar una buena impresión —explico sin mirar a Dumbledore—; Tracey por otro lado es tan divertida, tan libre de hacer lo que quiera sin temor a lo que los demás digan, no tiene reglas o prejuicios tan marcados, de los cuatro es la que más ha comenzado a aceptar y disfrutar la cultura muggle, hemos visto peli... —cerró la boca al darse cuenta que casi había hablado sobre la sala de los menesteres.
—Me alegra que tus nuevos amigos puedan comenzar a aceptar nuevas ideologías lejos de las impuestas por sus familias, estoy seguro que tu amistad podría ser la puerta para que otros sangre pura puedan aceptar, aunque sea un poco más, a los hijos de muggles y quien sabe, en un futuro, romper esa barrera de la ideología que tanto daño nos hace —dijo esperanzado—. Y no te preocupes por ocultarme nada, se a ciencia cierta que tú y tus amigos hacen uso de esa magnifica habitación en el séptimo piso, si es para poder empapar con la magia de lo que los muggles llaman cine o música, te aseguro que miraré a otro lado con todo gusto. Quizás podría tomar tu ejemplo e invitar a la profesora McGonagall a ver una película, esa pobre mujer ha estado estresada con tantas cosas sucediendo a su alrededor —señaló divertido.
—Por supuesto, usted lo sabe todo en este castillo —reconoció burlonamente Harry.
—Privilegios de mi puesto. Pero regresando al tema sobre esas dos bella damas que ocupan tus pensamientos; si algo he aprendido es que los hijos son reflejos de sus padres, como por ejemplo tú mismo, aun si tuviste el triste infortunio de no crecer con ellos, recoges algunas de las más grandes características que tuvieron tus padres: le fuerza de voluntad, el coraje de afrontar los problemas y la completa falta de preocupación por quebrantar las reglas de tu padre; de la dulce Lily heredaste su intelecto, su facilidad para aprender y adaptarte, además de ese deseo de sobresalir que has mostrado recientemente.
—Y estos bellos ojos verdes —dijo en modo de broma señalando sus ojos.
—Exacto —río Dumbledore—. La señorita Greengrass tiene esa mente aguda y una lengua que puede ser tanto de plata como filosa, algo que caracterizó al joven Cyrus en sus años de Hogwarts; me temo que la señorita Elizabeth Sayre no hizo nada destacado en el ámbito académico o social, pero era conocida por su gran belleza que por supuesto la joven Daphne heredó —dijo, perdido en sus memorias—. Robert Davis era alguien trabajador y diligente que siempre buscaba tener buenas relaciones con la mayoría de miembros de todas las casas; en cuanto a su madre, nunca he conocido nadie con más talento nato para las pociones que Morgan Snyde, ella ostenta el increíble récord de haber obtenido Extraordinario en cada una de las notas recibidas sus siete años de estudios en pociones, algo que nunca antes había sucedido o repetido en Hogwarts.
—Wow —reconoció impresionado Harry, sobre todo por las calificaciones de la madre de Tracey, era algo que ni siquiera su propia madre, Hermione o la misma Tracey que era una prodigio podrían alardear—. Después de escuchar todo lo que dijo de ellas, me hace sentir aún más nervioso de estar cerca de ellas, como si no estuviera calificado.
—Oh, bendita juventud —expresó alegre el director—. Creo que estas mas que calificado muchacho, tus increíbles talentos y desempeños son algo poco visto —reconoció—. No le temas al amor Harry, es la fuerza más fuerte y hermosa que podrías conocer, asi que no te cierres a él —animo—, se joven y disfruta, vive para equivocarte y aprender, hazlo para que nunca vivas con el remordimiento de no haberlo intentado, es triste, pero hay personas que pueden pasar toda su vida sin jamás haberlo encontrado —dijo con un toque de tristeza—. Pero también sé sabio Harry, el amor debe ser tratado con el cuidado y respeto que se merece, es algo tan valioso y voluble ya que puede traer felicidad y alegría al que lo procura, pero también puede traer desdicha y dolor a quien juega con él equivocadamente.
—Lo entiendo profesor. Gracias por el consejo, cuidare plenamente las acciones que tome para no lastimar a ninguna de ellas.
—Me da gusto escucharlo. Me atrevo a decir que, si en algún momento tienes dudas sobre qué hacer o cómo actuar, tu tío honorario y padrino podrían aconsejarte sabiamente —murmuró con tono divertido Dumbledore—. Sirius tuvo una gran habilidad para encantar al sector femenino de Hogwarts en sus tiempos.
—Eso suena a líos de faldas y creo que me mantendré alejado de ese tipo de problemas —señaló Harry con mofa—. Además, Sirius no ha respondido aun mi carta, Hedwig no ha regresado con su respuesta en semanas, Moony... quiero decir, el profesor Lupin —se corrigió no queriendo sonar irrespetuoso—, bueno la verdad no le he enviado nada, casi no he escrito con él y no sé dónde encuentre en estos momentos —suspiro—. Espero este bien, los dos
—Te aseguro que ambos están bien, los dos son inteligente y hábiles, saben cuidarse solos.
—Supongo —murmuró no tan convencido el chico—. Además, no creo sentirme del todo confiado en contarles sobre Daphne y Tracey, no sé cómo ellos tomen que me empiece a interesar en dos Slytherin —dijo en un tono decaído.
—Se que tanto Sirius como Remus estarán felices y complacidos que alguien ocupe un lugar en tu corazón, no importa del lugar donde provenga, para ellos lo más importante es tu felicidad, sé que amaran y darán su bendición a la chica que escojas.
—Quizás —sonrió agradecido Harry—. ¿Hay algo más que quiera hablar director?
—Tal vez sí puedo quitarte un poco más de tu tiempo, podrías saciar la curiosidad de un anciano Harry. Me ha llamado la atención la habilidad especial que empleaste en tu prueba, a este viejo académico le gustaría escudriñar un poco en ello, si no fuera molestia por supuesto —pidió amablemente el director.
Con un suspiro divertido ante el deseo del anciano por entender el poder que poseía Harry se relajó en su silla y murmuró:
—Bueno esto será largo, así que me tendré que acabar todos sus dulces como pago.
Sala común de Gryffindor.
—Esto no puede ser peor —suspiró Ron Weasley dejándose caer en un sillón de la sala común de Gryffindor.
Después de que la cena terminará y que la nueva clasificación de su excompañero hiciera impacto en Hogwarts, los leones regresaron a su torre donde gran parte de los miembros de la casa estaban reunidos en frente a la chimenea con un semblante de tristeza y pesar.
—Creía que no puedes cambiar de casa una vez que fuiste asignado a ella —habló de repente Lavender Brown, deprimida—. La profesora McGonagall lo dijo así, que era para toda la vida.
—Es muy improbable, pero no imposible —susurro Hermione mirando al suelo. Se sentía herida. Uno de sus primeros amigos y alguien muy valioso para ella se había ido, ido de Gryffindor, he ido de cualquier posibilidad de arreglar las cosas.
Ella aún podía recordar las miradas de desprecio que tuvo hacia ella y Ron después de su prueba contra el dragón, esos ojos llenos de indiferencia claramente mostraban su deseo de ya no estar cerca de ellos nunca más.
Jamás creyó que esto pasaría así, no debía haber sucedido en primer lugar, nunca debieron haber dado la espalda a Harry, él era tan bueno con ella, con Ron, con todos; él los había salvado sin fin de veces y lo único que le dieron a cambio fue una puñalada en la espalda.
¿Como pudieron actuar así? ¿¡Como ella pudo haber actuado asi?!
—Sabes si ha ocurrido antes algo así —preguntó amablemente Parvati poniendo una mano en su hombro sacándola de su dolor interno. Ella podía comprender cómo se sentía su amiga y compañera de casa; aún si parte de la culpa era de ella, sentía que Hermione necesitaba sentirse apoyada en estos momentos.
—Leí poco, cuando entendí que había una posibilidad de que Harry... que él se fuera, quise creer que sería algo imposible, así tendríamos alguna oportunidad de... de arreglar las cosas —susurro mientras las lágrimas comenzaban a caer. Ron se incorporó y la abrazo mientras la chica lloraba silenciosamente en su pecho.
Gran parte de la sala los veían con pena y tristeza, acababan de perder a su mejor amigo y parte de su trío, debían estar devastados; incluso algunos se sentían terribles ante la idea de que el Niño Que Vivió ya no era un "orgulloso" león, sino un "sabelotodo" Ravenclaw.
Después de un minuto Hermione se separó de su novio y se limpió las lágrimas con la manga de su túnica, disculpándose silenciosamente con Ron por el desastre húmedo que dejó en su pecho se recompuso y continuó con la explicación ante la pregunta de Parvati.
—Como decía, han existido solo otras dos reclasificaciones en la historia de Hogwarts, pero han pasado más de dos siglos desde ese entonces.
—¿Entonces con Harry sería la tercera persona? —murmuró alguien entre la multitud.
—Si, la primera fue en los primeros años de Hogwarts, los fundadores aún estaban en la dirección del colegio, una chica de los primeros años de Ravenclaw fue enviada a Slytherin tras ser rechazada por todos sus compañeros, fue acogida por el aprendiz del mismo Slytherin y tomada como asistente.
—Wow, debió ser alguien bastante malvada para ser tomada bajo el ala del aprendiz de Slytherin, o sea el mismo ya debería ser un mago oscuro si aprendió de ese loco —murmuró George Weasley con cierto sesgo característico de su familia.
—¿Sabes quién era, Hermione? —preguntó Alicia Spinnet que se encontraba al lado del gemelo que había hablado.
Hermione levantó la vista y ante el silencio de todos murmuró un nombre:
—Morgana le Fay.
Un escalofrío sacudió a todos los presentes, ese nombre era bastante infame, tanto para los que nacieron en el mundo mágico como los nacidos muggles. La famosa hechicera oscura, reina de Avalon y enemiga jurada del gran Merlín.
—¿Morgana?... La misma Morgana de las historias, ¿Estudió en Hogwarts? —preguntó una niña de primer año sorprendida.
—No lo sabía; pero ahora entiendo porque la cambiaron a Slytherin, allí aprendió toda la magia oscura que uso para pelear con Merlín —murmuró Lee Jordan tomándose la barbilla.
—Espera un minuto Hermione —se levantó de repente Fay Dunbar, ella era la compañera de habitación de Hermione, Lavender, Parvati—. Según las leyendas, Morgana aprendió la magia de Merlín y luego lo traicionó, pero si ella estudió aquí en Hogwarts... ¿No podría ser que...?
—Si, el que fue el aprendiz de Slytherin no era otro que Merlín —revelo provocando un jadeo colectivo—. Merlín fue miembro de Slytherin, uno de los primeros alumnos tomados por Hogwarts y miembro respetado para ellos cuando el propio líder lo tomo como su protegido.
El caos se desató en la sala común, protestas, debates, algunos comenzaron a gritar insultos por lo que acababan de oír, muchos ni siquiera sabían que Merlín mismo estudio en Hogwarts, pero ahora también les dicen que fue una serpiente y no un valeroso león como obviamente todos creerían que fue.
El ruido continuó por algún tiempo hasta que los prefectos comenzaron a aplacar poco a poco a los alumnos, y dieron oportunidad de continuar con el tema.
—No digas tonterías Hermione, Merlín no pudo ser un Slytherin, él era... ¡bueno Merlín!, él estaba del lado de los muggles —espeto Seamus Finnigan.
—¡Si, es como Dumbledore! —gritó un chico.
—No miento, lo leí en una edición muy antigua de Hogwarts: Una historia —replicó ofendida Hermione—. Por alguna razón en las nuevas ediciones han empezado a censurar fragmentos de este tipo, pero ahí decía claramente que Merlín fue un Slytherin y fue aprendiz del mismísimo Salazar Slytherin.
—No lo puedo creer, eso debe ser un error —se quejó un sexto año.
—Si es un error o no, no es lo que importa ahora —interrumpió Angelina Johnson poniéndose de pie y llamando la atención de todos hacia ella—. Estábamos hablando de las reclasificaciones y Harry —les recordó y miro a Hermione para indicarle que continuara—. Entonces, ¿Morgana paso de Ravenclaw a Slytherin?, ¿quién siguió después? —
—Sí —dijo la chica y miró al resto de la sala común—. El siguiente y último hasta hoy fue un alumno de Gryffindor que pasó a... Slytherin en el siglo XVIII —murmuró bajando la voz cada vez mas.
—Un traidor —gritó un alumno de tercer año siendo apoyado por gran parte de los Gryffindor.
—Sabes su nombre, supongo —cuestiono sería Angelina.
—No creo que sea bueno decirlo en estos momentos —murmuró Hermione nerviosa desviando la mirada.
—Anda Hermione, solo dilo, no creo que sea tan grave —animo Alicia sonriéndole amable.
Hermione dudó por algunos instantes antes de rendirse y suspirar profundamente.
—Caspian Potter.
Jadeos se escucharon en la sala común al entender las implicaciones de lo que el ratón de biblioteca acababa de decir, otro Potter se había ido de Gryffindor siglos atrás, era bastante inaudito.
—Bien, bien, eso demuestra que los Potter siempre han sido unos traicioneros —habló despectivamente Cormac McLaggen abriéndose paso entre la multitud hasta estar al frente—. Solo unos cazadores de fama sin ninguna lealtad hacia los Gryffindor.
—¡No hables así de él! —espetó furiosa Hermione poniéndose de pie y encarando al quinto año.
—Si, Harry Potter salvó a todos al vencer Al Que No Debe Ser Nombrado —replicó también Colin Creevey siendo secundado por muchos alumnos—. Debió haber sido otra persona con el mismo apellido.
—Es cierto, Potter es un apellido muy común en el mundo muggle —agregó una chica de sexto año.
—Por favor, todos sabemos que es un ancestro de Potter, es más que claro que viene de una familia que ya ha traicionado a Gryffindor —cuestiono mirando hacia la sala—. Además, no olviden que él es un parsel y también usó magia oscura para luchar con el dragón, tal vez Quién Tú Sabes fue tras él para evitar que un rival viniera a amenazar su dominio, y solo hemos estado adorando aún posible nuevo señor oscuro.
Muchos murmullos comenzaron a recorrer en la sala, algunos comenzando a encontrar sentido en las palabras del quinto año.
—Harry no es así, él ha sacrificado su vida muchas veces por la escuela, por nosotros, es la persona más leal que puedas conocer —dijo convencida Hermione—. Y te aseguro que él logrará perdonarnos, no importa cuánto me tarde, pero lograré que Harry sea nuevamente nuestro amigo.
—Oh vamos Granger, despierta. Si fuera tan leal como tú dices ¿Porque no está aquí con nosotros? El enfrentó al dragón, obviamente era acto suficiente para lograr probarse ante el juicio del león, pero en su lugar se fue con los Ravenclaw. En cuanto a tu sueño tonto de volver a ser amigo del traidor, a ti y a tu novio los cambio por mejores amigos, dime si eso no es vil y ruin.
Hermione tragó duro, mientras evitaba volver a llorar enfrente de la sala, obviamente ella creía ciegamente que Harry los perdonaría eventualmente, nada cambiaría esa convicción en su corazón; pero antes de que pudiera siquiera pensar en alguna contestación para el imbécil frente a ella alguien se abrió paso frente a todos.
—Es divertido viniendo de ti McLaggen —dijo despectivamente Katie Bell poniéndose enfrente de su compañero de año—. No olvides que, si no fuera por ti, Johnson y Weasley no tendríamos que estar discutiendo sobre reclasificaciones y lealtades. Harry estaba aquí con nosotros y todo estaría bien, pero por sus celos enfermizos lo alejamos de Gryffindor, así que no tienes derecho a hablar mal de él idiota.
—¿De qué demonios hablas Bell? —confronto Cormac—. ¿Acaso no tienes orgullo por Gryffindor? ¿Cómo puedes apoyar a ese traidor?
—El que no tiene orgullo eres tú. Admítelo McLaggen, te llena de rabia y envidia que Harry tenga más fama que tú, que sea mejor jugador de quidditch que tú y francamente que sea más importante que tú —señalo despectiva—. Y cuando viste la oportunidad de deshcacerte de el la aprovechaste al igual que estos dos —apuntando tanto a Ron como a Angelina que la miraban molestos por ser puestos en la conversación de esa forma.
—Mucho cuidado con lo que dices Bell —susurro peligrosamente, su rosto comenzó teñirse gradualmente de rojo.
—Honestamente, Harry Potter fue el motivo de la mayor alegría que hemos tenido en Gryffindor en años —resalto mirando alrededor de la sala—, desde su primer año las cosas cambiaron para nosotros, vencimos a Slytherin en la copa de las casas, obtuvimos al mejor buscador que fue pieza fundamental de que el año pasado obtuvieramos la copa, y todo lo perdimos por seguir a patéticos celosos como este idiota que no conforme con arruinar todo para nosotros, se planta aquí queriendo llamar la atención y echar la culpa a otros de su estupidez.
Todos se miraron llenos de vergüenza al estar de acuerdo con las palabras de la cazadora de Gryffindor, Potter había estado ahí para ellos desde el primer año, a pesar de todos los problemas que giraban a su alrededor el chico había hecho que Gryffindor se llenará de gloria.
Pero el que no estaba para nada contento con las palabras de la chica era Cormac.
—Retráctate Bell —amenazó McLaggen sacando su varita ante el silencio de todos en la habitación que no despegaba ni por un segundo la vista.
—¡Baja esa varita, McLaggen! —indico severamente un prefecto mientras el resto de la sala contenia la respiración ante el inesperado giro.
Lejos de sentirse intimidada, Katie sacó rápidamente su varita y la puso en el cuello del chico que era más alto que ella en cuanto a estatura.
—Quieres que te demuestre que no solo Harry es mejor que tú, yo también podría darte la paliza de tu vida si me provocas McLaggen —siseo con hielo en sus palabras.
—Atrévete Bell —susurro furioso el chico.
—¿Basta ustedes dos o serán castigados? —amenazo molesta la prefecta de séptimo año.
—No hasta que le enseñe modales a esta perra —fanfarroneo groseramente.
—Yo que tú bajaría esa varita McLaggen —dijo una voz a su costado que lo sorprendió.
Fred Weasley había aparecido de improviso y apuntaba su varita al chico.
—Oh, pero si es el gemelo número 1, al rescate de su compañera de equipo. Asi que esto será un 2 contra 1, que tan poco Gryffindor resultaro, como su amigo Potter — se burló Cormac moviendo la varita con cierto titubeo en su voz.
—No lo necesito para ponerte en tu lugar —dijo secamente Katie sin dejar de mirar a Cormac—. Apartate Weasley.
—Lo siento Kittie-Kat, no es que no crea que eres capaz de darle una lección a este advenedizo —dijo con mofa— pero no quiero que te encierren por homicidio.
—Te dije que te alejaras Fred —volvió a decir Katie, con acero en su voz— ¿Por qué no vas a jugar con tu hermanito?, han estado tan lejos el uno del otro, ¿no se extrañan? —sentencio sin ningún desasosiego por atacar una herida fresca de su compañero.
George se levantó molesto de su asiento al ser nombrado, Katie había llegado lejos al usar algo muy doloroso como mofa.
—Pero que rayos te...
—Auch —hablo Fred imperturbable—, andas sacando las garras Kitie-Kat. Pero si quieres molestarme para la otra usa algo que realmente me importe.
George se detuvo en seco ante las palabras de su hermano con un rostro herido.
—¡Suficiente! —grito la prefecta furiosa, poniéndose entre las varitas de Katie y Cormac— ¡Esta asamblea improvisada ha llegado a su fin, todos deben ir a sus camas en este instante! ¡el que no obedezca se la tendrá que ver con castigos y detenciones! —amenazo.
Tanto Katie como McLaggen y Fred guardaron sus varitas sin apartar la mirada.
—Francamente no necesito a nadie para darle una lección a una poca cosa como tú McLaggen —atacó Katie provocativa con una sonrisa burlona que enojo al chico de quinto año—. Pero esta noche estas de suerte, al parecer alguien quiere meterse en mis asuntos antes de resolver los suyos.
—¿Lo dices por mi Kittie-Kat? —dijo Fred, con burla.
—Esto no ha acabado —amenazo McLaggen con desprecio y se dirigió a su dormitorio.
—Wow, eso fue bastante feo —murmuro ron acercándose con su novia a ellos.
Hermione miro con el semblante de caído a Katie, había hecho lo que ella hubiera deseado, el enfrentar aun maton que molestaba a su amigo.
—Katie, quiero agradecerte por...
Una sonora cachetada se escuchó haciendo que todos se dieran la vuelta y miraran sorprendidos. Katie Bell había abofeteado a Hermione Granger frente a toda la Sala Común de Gryffindor.
—¿Qué demonios te pasa? —gruño molesto Ron poniéndose frente a su novia, que se tomaba la mejilla con dolor mirando incrédula.
—Eso se merece por ser una sabandija rastrera —siseo molesta Katie—. No tienes ningún derecho a tratar de acercarte nuevamente a Harry. Tú y tu novio no son más que un par de excrementos de hipogrifo que no saben de lealtad, y estoy realmente feliz que Harry se alejara de ustedes, aún si ya no lo tenemos cerca es mejor a estar rodeado por un par tan nocivo como ustedes.
—¡No puedo creer que creas todas esas mentiras de Skeeter! —grito una llorosa Hermione con la mejilla roja.
—No necesito leer a esa pendenciera para darme cuenta de que sus palabras tuvieron algo de verdad. Tú y Weasley se aprovecharon de Harry desde el primer momento y no conformes, le dieron la espalda en el momento de mayor necesidad.
—No te vi defenderlo —contraataco Ron ofendido—. Eres tan culpable como nosotros de darle la espalda.
—Tal vez —dijo mortalmente dándole una mirada fría a Alicia Spinnet que tembló ante el odio que transmitían los ojos de la que aún creía su gran amiga—. Pero solo necesitaba dejar claro mi punto, así que mantengan su distancia lejos de Harry —advirtió.
—¡Tú no puedes decirnos qué hacer! —grito Hermione, indignada ante el hecho que una chica que no tenía nada que ver con su amigo le prohibiera intentar arreglar las cosas—. ¡Yo volveré a ser su amiga¡ ¡No descansaré hasta lograrlo!
Su grito había sonado tan sincero, con tanta resolución; pero algo dentro de ella la hacia sentir que no debería hacerlo, una voz que le susurraba que no desperdiciara su tiempo en cosas que no fueran Ron.
—Hagan lo que quieran, pero se los advierto, si se acercan a él aténganse a las consecuencias —dándoles una mirada de desprecio a ambos—. Aún tengo cuentas pendientes que saldar y eso los incluye; así que Weasley, ándate con cuidado y mantén a tu novia con su correa.
—Bell este acto te costara 5 puntos y una semana de detención, hablaré con la profesora McGonagall sobre tu comportamiento tan lejos de los valores que representan a un Gryffindor —dijo la prefecta de séptimo año.
—Para lo que me importa —dijo indiferente Katie dirigiéndose a las escaleras que llevaban a su habitación.
—Espera Katie —la llamo Fred tomándola del brazo
La chica se dio la vuelta y miró a uno de los gemelos deteniéndola
—¿Qué quieres Weasley? —dijo secamente apartando su mano del agarre del chico —¿Vas a seguir metiéndote en mi camino?
—Podríamos hablar mañana, hay algo que quiero contarte.
—No tengo que hablar nada contigo Fred, así que piérdete.
—Es sobre lo que pasó el 31 de octubre —dijo rápidamente haciendo que la chica se detenga paralizada y lo mire fríamente—. Sé que estás enojada conmigo por no haber apoyado a Harry, pero si me dejas explicarte lo que realmente pasó... yo no le hubiera dado la espalda a un amigo... a menos que fuera obligado.
La chica le clavó la mirada duramente por un par de segundos antes de darse la vuelta no sin antes murmurar:
—Mañana después del desayuno. Espero no pierdas mi tiempo Fred.
Fred sonrió agradecido por esta oportunidad de explicarse ante la única persona en quien podía entenderlo. Dándose la vuelta miró cómo su hermano menor hablaba con una llorosa Hermione que aún sostenía su mano en el punto exacto dónde Katie la había golpeado.
—Buen golpe, realmente había mucho odio en él por lo que veo —murmuró ligeramente Fred sin saber cómo tocar el tema que estaba aquejando su cabeza a cada segundo.
La cazadora de Gryffindor no dijo nada y comenzó su ascenso a las escaleras nuevamente.
—Katie... Estabas enamorada de Harry, ¿verdad? —preguntó tranquilamente Fred sin despegar la mirada de la pareja de tercer año.
—Eso no te importa Weasley, así que no lo vuelvas a mencionar —contestó secamente siguiendo su camino y dejando a un Fred bastante molesto ante la perspectiva de que sus hermanos hicieron más daño del que él había creído.
Sala común de Ravenclaw.
—Bueno... Potter es un Ravenclaw... ¿Quién lo diría? —comenzó Anthony Goldstein sin que más decir, aún no caía en la cuenta que el paria de la escuela ahora fuera su compañero de casa.
—Supongo que es bueno para nosotros —murmuró Michael Corner—. No hemos tenido nada relevante en que festejar en años, la copa de las casas han sido de Gryffindor los últimos tres años y la copa de Quidditch el año pasado se la llevaron los leones también —suspiro—. Pero ahora Potter es parte de Ravenclaw y es un campeón del torneo.
—Exacto —confirmó Terry Boot—. Aún si algunos seguidores de Chang apoyaron a Diggory antes, el resto de la casa se mantuvo al margen, pero ahora es un hecho que todos debemos apoyar a Harry, después de ese despliegue de habilidad realmente creo que tiene muchas posibilidades de llevarse la copa y que mejor si al hacerlo hace que el nombre de Ravenclaw brille, él ahora es uno de nosotros.
Ciertamente los Ravenclaw podrían llegar a ser competitivos cuando el motivo lo amerita, sobre todo si el cimentar el legado de la casa de Ravenclaw estaba a su disposición. Inteligencia, curiosidad, sabiduría, creatividad, individualismo, todo eso los definía y estaban orgullosos de serlo, sin importar si muchas veces los hacía ver llenos de sí mismos.
—Sería nuestra mejor oportunidad para que Ravenclaw escriba su nombre en la historia, puede que no seamos una burla como los Hufflepuff, pero creo que nos subestiman demasiado —finalizó Terry dándose cuenta que algunos miembros en la sala habían escuchado su conversación.
—Ashh, ahora todos están emocionados de tener a ese tonto aquí y no ven el problema que es Potter, ese imbécil no trae más que mala suerte —se quejó Marietta Edgecombe, una chica de pelo ondulado de quinto año.
—Tu solo estas amargada porque él no contestó ninguna de las cartas de amor que mandaste en tu infancia —dijo con burla Cho Chang, la guapa buscadora de Ravenclaw—. De seguro nunca las leyó, o si lo hizo, ni le importo.
—Cállate —siseó su amiga con las mejillas rojas.
—Mientras tú te quejas yo estoy extasiada, ahora tendré a Harry a mis manos en cualquier momento que me plazca.
—Es enternecedor cómo te deshiciste fácilmente de Diggory después de su accidente y los rumores de su desfiguramiento —murmuro venenosa Marietta—. Parece que ni te hubiera afectado.
—Oh, llore bastante —dijo con un falso acento de dolor—. Pero sabes cómo es esto, tengo una imagen que presentar y mi belleza no puede brillar si tengo un chico deforme como novio.
—Y como Potter es la representación de la belleza —señalo con ironía.
—Podría trabajarse, pero lo que me importa es su poder y posición, ¿viste lo que hizo con ese dragón? —le pregunto—. Aun si Cedric no hubiera salido lastimado es más que obvio que tendría que poner mi mirada en Potter, pocas veces la vida te da oportunidades como esas y tener a Harry Potter es la oportunidad que se me ha brindado, ¿recuerdas como no apartó su vista de mí el año pasado o en el mundial? Será pan comido.
—Te recuerdo que hay dos obstáculos en tus planes: Greengrass y Davis —le recordó.
—No me preocupa, teniendo a Harry en la palma de mi mano será fácil de deshacerme de esas perras. Son solo nombres que no son tan grandes como lo es el Niño Que Vivió, seré intocable incluso para esa maldita Reina de Hielo —se burló ante el apodo de la chica de Slytherin—. Como sea, Diggory es historia y no deseo hablar de él, tengo que poner mi mirada en mi premio.
—Si tú lo dices—.
Sentada en un escritorio apartada del bullicio del resto de la sala común, una chica leía tranquila un libro sobre encantamientos sin participar en los debates sobre la llegada de Harry Potter a la casa que fundó Rowena Ravenclaw. Había prestado atención a algunas conversaciones que estaban al alcance de su oído, como la que tuvo Chang y su amiga, pero no encontró ninguna importancia en tanta palabrería, ella se abstenía de interesarse en las mismas cosas que el resto de sus compañeros de casa.
—Creo que Potter ha causado mucho jaleo y aún no ha llegado a la sala común, tal vez los rumores de que es un problema tiene algo de razón —murmuró Morag MacDougal sentada en otra silla—. ¿No crees, Padma?
—No me interesa —respondió indiferente Padma Patil sin despegar la vista de su lectura. Ella era una alumna de cuarto año y amiga de Morag, tenía la piel trigueña, ojos negros y un largo y brillante cabello azabache que caía por sus hombros.
—Vamos, esto es sumamente interesante —insistió Morag—. Se que escuchaste las conversaciones de la mayoría, sobre todo la de Chang y sus planes malévolos, Potter ya está causando revuelo y alterando el orden que hay en la casa —sonrió divertida—. Además, muy pocas veces han ocurrido reordenaciones en la historia del correo, y que uno de los pocas sea un Ravenclaw es fascinante. Por lo menos algo debería captar la atención de la bella y seria joya de la india —dijo en broma usando el apodo personal que le había dado a su amiga.
—Es el campeón de un torneo de más de un siglo de antigüedad donde Hogwarts nunca se ha llevado la victoria, si llega a ganarlo sería el primer campeón y llevaría a Ravenclaw a la fama entre las demás casas —murmuró para sí misma una voz calmada—. Es un futuro Lord y miembro de una alianza entre tres de las más grandes casas ancestrales y nobles, tiene un gran poder mágico y una fama más que impresionante —y dándole una mirada condescendiente a Morag sentenció—. Como dije, no me interesa.
—Eres muy aburrida a veces Padma —se quejó con un mohín—, con esa actitud nunca tendrás un novio y no se diga un heredero para la familia Patil, Parvati terminará quedándose con la herencia aun siendo la gemela menor.
—Sabes que no me interesa eso, no necesito a mi familia para hacerme un nombre en la sociedad —sostuvo—. A diferencia de muchos otros no cimentare mi legado a base de contactos o amistades, lograré mis objetivos siendo lo que soy, la más inteligente y capaz de todo Ravenclaw.
—Qué egocéntrica.
—No lo soy, yo solo soy honesta —dijo simple Padma—. Porque negar que soy la mejor entre todos ustedes cuando sabes que es verdad, tengo los privilegios que muchos tardan años en conseguir, Flitwick lo sabe.
—Bueno debo discrepar, pero en la clasificación general estas en tercer lugar —contraataco.
—¿Por quién me tomas? ¿Granger? —murmuró con desprecio—. No necesito chuparles las medias a los profesores o esforzarme por tener notas de extraordinario siempre, lo único que importa allá afuera es como lo hiciste en los TIMO y los ÉXTASIS —y movió la mano desestimando el tema—, prefiero aprovechar mi tiempo para mis propias investigaciones.
—Investigaciones que aún no has compartido conmigo —reprocho Morag—. Pensé que somos amigas, digo soy la única que tienes.
—Mis investigaciones son personales, nada académico así que no te incumben —señalo secamente—. Además, no necesito más amigos, te tengo a ti y es más que suficiente.
—Claro que no, deberías expandir tu círculo de amigos o terminarás con una reputación peor que la de Lovegood.
—Morag otra vez estás comenzando a fastidiarme —dijo con un tono de advertencia haciendo sudar frío a su amiga—. No me interesa tener amigos, no me interesa tener una buena reputación en Hogwarts, cuando salga de aquí no volveré a relacionarme con la mayoría, así que deja el tema de una vez.
—Pff, como sea —murmuró molesta y cansada Morag. Detestaba en momentos la actitud tan fría y distante de Padma, parecía como si el resto de la gente no tuviera importancia para ella, ni siquiera su propia hermana gemela. A veces creía que cuando hablaba sobre cómo se desharía de los lazos con sus compañeros en el momento que saliera de Hogwarts, la incluía a ella misma—. Pero aun creo que Potter hará un espectáculo —regreso al tema del nuevo miembro de la casa, prefería eso a ponerse a pensar en evaluar su amistad con Padma—, si el sombrero seleccionador decidió que debía estar en Ravenclaw, debe tener una cualidad oculta que no hemos percibido aún, no creo que lo pusiera si no tuviera rasgos que desearía la gran Rowena para su casa.
Y como si el mismo cielo quisiera responderle, en ese momento llamaron a la puerta usando la aldaba de bronce, atrayendo la atención de todos en la Sala común que pusieron su vista en la entrada en silencio.
—Lucy, I'm homeee~
—¿Hábla sobre quién eres? —habló una voz melodiosa procedente de afuera.
—Soy un hombre hambriento, podría traerme una orden de 6 piezas de la receta secreta para llevar y una soda de dieta, por favor.
—Eres idiota, ¿verdad?, la puerta no se abrirá a un cavernícola como tú.
—¿¡Que? ¡Espera, estaba bromeando! Soy Harry Potter y ya vivo aquí.
—¿Puedes ir a molestar a otro lado?
—Aghhh otro tonto obstáculo con amor por los acertijos. ¡Tú!, puerta hablante, osas desafiarme, ¿a mí?, ¡el que venció a un dragón! ¡Prepárate para ser aniquilado!
Las risas no tardaron en sonar dentro de la sala, para los Ravenclaw no había nada más divertido que ser testigos de cómo alguien fallaba ante la sabiduría de la aldaba.
—Te lo dije —murmuró Padma sin despegar aún los ojos de su lectura.
—Al parecer nadie le informo de como entrar a la sala, pero no tuvo sentido de la lógica como para entender el acertijo... quizás Potter realmente es solo fuerza bruta y lindos ojos, nada más —suspiro Morag desencantada, mientras perdía sus expectativas hacia el famoso e infame Niño Que Vivió.
Mientras las risas seguían en la sala común, la voz de Harry había dejado de discutir y al parecer hablaba con alguien, aunque estaba algo apartado para entenderse.
—Dios, ¿Que estaba pensando el profesor Flitwick al no informarle de como entrar a la sala común? —se quejó un prefecto de sexto año que miro con desdén a los alumnos que aún reían—. En vez de reírse, alguno de ustedes debió ir y abrir la...
Un gran estruendo sacudió la sala común mientras la puerta era echada abajo por un enorme puño espectral de color verde, ocasionando que gritos de pánico y las varitas salieran por todas partes.
Después de instantes dónde todos se calmaron fueron testigos de cómo del hueco donde se había encontrado la puerta hace unos instantes, un tranquilo Harry Potter se abría paso junto a una compañera algo inesperada.
—Yo podría haberla abierto para ti Harry Potter —dijo Luna Lovegood, imperturbable, sin notar el ambiente que transmitía el silencio de la sala común—. Solo era responder un acertijo simple para entrar.
—Míralo como una prueba de campo para demostrar la ineficiencia de su sistema de seguridad —explicó con una sonrisa engreída–. Y es así como demuestro que, todo se arregla derribando cosas.
—Eso no es para nada Ravenclaw, más bien suenas como un loco Gryffindor.
—Claro que no, en teoría lo hice de la forma Ravenclaw. Ya que como dijo el filósofo Thomas Carlyle: 'Para disipar una duda, cualquiera que fuera, se necesita una acción' y mi acción fue usar mis propias manos para abrir paso, metafóricamente hablando ya que use mi magia familiar... tú sabes... esa cosa que use... en la primera prueba —murmuró bajando la voz cada vez al ver la mirada sin emociones de Luna—. Como sea, quería derribar algo y estoy harto de acertijos y esas cosas.
—Será problemático cada vez que quieras entrar a la sala común, ya que siempre tienes que resolver un enigma —murmuró moviendo la cabeza de un lado a otro—. Creo que la pobre señora puerta sufrirá mucho teniéndote aquí. Realmente eres raro Harry Potter —señaló la chica tranquilamente.
—Viniendo de ti, realmente no sé cómo tomarlo.
—¡¿Potter que significa esto?! —exige perplejo Marcus Turner, el prefecto de sexto año de Ravenclaw—. Cómo te atreviste a... a esta barbarie.
—Bueno yo...—un par de segundos de silencio—, ahora que lo mencionas parece realmente estúpido —dijo Harry con vergüenza mientras pasaba una mano por su pelo—. Espera déjame arreglarlo —y levantó una de sus manos en dirección a la puerta que yacía derribada a un par de metros frente a él.
En ese instante energía de color verde comenzó a emanar del cuerpo de Harry creando una sensación de sofoco en más de uno, estaban ante la imponente presencia del poder que mantuvo a raya a un dragón; solamente una chica pudo sentir otra sensación ajena al resto de la casa, algo intoxicante y bastante atrayente que puso una sonrisa en su rostro, tal vez no estaba tan equivocada con Potter como había supuesto hace unos momentos.
De la energía esmeralda comenzaron a formarse un par de enormes manos que tomaron la puerta y sin ningún esfuerzo la volvió a poner en el lugar donde se suponía debería estar.
—Solo un poquito más —murmuró Harry sacando su varita con su mano libre y apuntando a las bisagras rotas anuncio: Reparó.
Con una luz fuerte los restos metálicos de las bisagras se unieron uniformemente, los pedazos de piedra que habían sido arrancado fueron rellenados, si no fuera por el resto de polvo y roca en el suelo no habría señal de lo que había ocurrido.
—Listo —sonrió radiante el pelinegro.
El prefecto al igual que el resto de la casa estaba atónito, ¿un simple encantamiento reparador? ¿Realmente creía que sería tan fácil reparar un objeto mágico de siglos de antigüedad de forma tan sencilla?
Tratando de recuperar su voz Marcus pensó en tantas formas de reprender y castigar al chico frente a él por semejante atropello a la historia de Ravenclaw, pero fue interrumpido por una soñadora voz.
—Bueno, hay que probar que funcionó —aplaudió sonriente Luna y se acercó a la puerta abierta y tocó suavemente usando la aldaba.
—Buenas noches señora puerta, lamento molestarla, pero ¿Se encuentra bien? —pregunto amablemente.
—No vuelvan a hacer eso —dijo la melodiosa voz con un tono de fría molestia—. El chico que entró como un bruto bárbaro, si no desea ser restringido de esta sala de sabiduría de por vida, deberá contestar el acertijo que se le fue impuesto.
—¿Que? ¿Yo? —pregunto sorprendido Harry señalando así mismo.
—Claro que tú, eres el único bruto bárbaro que está en Ravenclaw por el momento —dijo Luna mirando a Harry como si hubiera dicho una palabra estúpida.
—Supongo —murmuró para sí mismo antes de acercarse a la puerta—. Entonces... puerta hablante, ¿Querías saber quién era yo?, pero lo más probable es que diga una tontería filosófica o algo así —tomándose la barbilla con una mano analizando su respuesta—, entonces supongo que podría decir que yo soy mis recuerdos, mis experiencias, mis creencias, mis proyectos, mis deseos... si juntas todo eso, yo soy una colección ordenada de todas esas cosas.
El silencio cubrió por enésima vez la sala mientras esperaban el veredicto de la aldaba en forma de águila.
—... apenas aceptable —y se cerró dejando a un Harry realmente confundido por toda la situación.
Los murmullos furiosos comenzaron a oírse nuevamente ocasionando que más de uno empezará a ver con nuevos ojos a su compañero recién adquirido.
Murmurando obscenidades por tontas puertas parlantes, Harry miró hacia su alrededor dando su primer vistazo a su nuevo hogar.
La sala común de Ravenclaw era una amplia habitación circular con una alfombra azul, ventanas de arco adornado con suave seda azul y bronce, y un techo abovedado pintado con estrellas, estaba equipada con mesas, sillas, estanterías donde muchos alumnos lo veían intimidados, y complementando la vista se encontraba una estatua de mármol blanco de una mujer hermosa con una mirada intimidante.
Harry supuso que aquella mujer era Rowena Ravenclaw, la fundadora de su nueva casa.
—Que sitio tan curioso ¿verdad? ¿Viven aquí? —divago sintiéndose incómodo ante las miradas de los Ravenclaw—, de donde yo vengo todos son ruidosos y ya estarían haciendo una fiesta de bienvenida. No es como si diera a entender que hubiera querido una, pero podrían considerarlo en un futuro —murmuró—. Como sea, soy Harry Potter y soy su nuevo compañero, me gusta la música muggle y le patee el trasero a un dragón, espero nos llevemos bien.
Nadie respondió.
Tenso por el ambiente, Harry se acercó a una mesa apartada de todos donde solo había dos chicas sentadas, siendo solo una la que lo miraba mientras que la otra tenía su vista en un libro.
—Se llaman modales, y dicen que ustedes son los cerebritos —masculló ofendido. Entonces le dio una buena mirada a la chica que lo ignoraba y la reconoció.
—Hey, Parvati —saludo alegre—, ¿Qué haces aquí? No creía que fueras tan lista como para poder entrar.
Padma levantó sus ojos de su lectura un par de segundos para dar una mirada de fastidio sin decir ni una sola palabra, causando incomodidad en Harry.
—Ok... ¿Hoy es el día de estar enojados con Harry Potter? —pregunto—, porque de ser así debieron hacerme la invitación, a veces ni yo me aguanto.
—No lo tomes personal —sonrió amable Morag—. Ella es así, no habla con nadie —se disculpó.
Harry simplemente encogió los hombros y se relajó en su silla, había sido una noche muy movida para él y lo único que quería era paz, ya mañana continuaría con su vida... y planes.
—Eres alguien peculiar Harry Potter —murmuró Luna sentándose a su lado—. Puedo sentir en ti la más grande infestación de torposoplos que ha habido en la historia —.
—¿La que cosa de qué? —dijo confundido, encarnando una ceja.
—Los torposoplos son criaturas invisibles que flotan en el aire libremente y suelen entrar al interior de los oídos de las personas haciendo que tu cerebro se entorpezca —explico amablemente mirando alrededor de Harry—. Lástima que los nargles perdieron mis espectrogafas,sino podría ayudarte en tu problema, aunque se ha comprobado que los pensamientos positivos pueden ayudar contra los efectos de los torposoplos, así que Harry Potter sería bueno que te llenes de muchos pensamientos positivos —finalizó y regresó a su comida.
—Creo que me acaba de ofender de la manera más amable conocida —dijo Harry con una mueca mirando a Morag.
—Esta es nuestra querida Loony Lovegood, así que acostúmbrate porque al parecer serán muy buenos amigos —rio divertida la chica mirándolo fijamente.
—Ok... —murmuró para luego mirar a Luna que seguía en sus pensamientos de seres imaginarios—, bueno no nos hemos presentado oficialmente, pero creo que seremos amigos —y alargó una mano—, soy Harry Potter.
—Morag MacDougal —tomando la mano ofrecida.
—Luna Lovegood —contesta sonriente, también estrechando la mano—. Y oficialmente eres mi sexto amigo en la vida.
—¿Sexto amigo?
—Si, primero está Ginny Weasley —comenzó mirando sus manos y enumerando con los dedos—, un selkie del Lago Negro llamado Tristán, la señora puerta, un thestral que he llamado Copo de nieve y un elfo doméstico llamado Dipsy que conocí en el Mundial de quidditch, Theodore Nott que dijo que quería ser mi amigo y tu —término y levantó el rostro con un semblante en paz—. Este ha sido mi mejor año, he tenido tres amigos nuevos.
Harry se movió incómodo con una desagradable sensación de lástima y vergüenza. Desviando la mirada pudo percibir rostro tranquilo de Morag, lo que le indico que esto era común en la chica rara.
—¿Así que Theo... —divago sin saber qué decir o como quitar la incomodidad que sentía—, que hay con él? ¿Te gusta?
—Todos mis amigos me gustan —dijo simplemente mirándolo con sus enormes ojos.
—Pero me refiero a gustar de 'otra forma' —trato de hacerse entender, pero al ver las risas que se aguantaba Morag supo que sería un caso perdido—. Como sea, realmente me preguntó qué es lo que las chicas con las que ha salido ven en él, puede que ser más alto que yo, pero es demasiado delgado que parece un palito de madera que podría romperse en cualquier momento, el sí es escuálido, yo no, ¡el! —estallo.
—Bueno tiene su encanto, o eso he oído —murmuró Morag dando su punto de vista.
—A mí siempre me ha dado la apariencia como de un 'conejo' —señaló Padma hablando por primera vez desde que Harry se sentó en su mesa. Aun así, no interrumpió su ya permanente lectura.
—Me gustan los conejos —reconoció con un murmullo feliz Luna—. Cuando era niña tenía uno que llame señor corazón, porque tenía una mancha en forma de corazón en una de sus patas.
—Entonces eso lo resuelve, ¡te gusta! —reconoció feliz Harry—. Tienes mi bendición, puedes salir con mi pequeño muchacho cuando quieras Loony.
—Así que vienes a Ravenclaw solamente a conseguir pareja para tu asqueroso amigo, ¿eh Potter?
Una chica se paró frente a él, tenía un largo pelo castaño y ojos de color miel.
—Debe ser un mal chiste, esta casa es un santuario del conocimiento, y viene un tonto casamentero a arruinar la armonía para alimentar más el ego de ese cerdo de Nott.
—Cuida lo que dices tú... chica que... este... —replicó confrontando a la chica con sus ojos entrecerrados. Pero después de unos segundos mirándola profundamente Harry preguntó tímidamente—. ¿Quién eres?
La chica ofendida lo miró con todo el rencor posible, pero antes de que pudiera decir algo en contra del nuevo miembro de Ravenclaw fue interrumpida por quien nadie hubiera esperado: Padma Patil.
—No es culpes a Potter de lo que sucedió en ese triángulo amoroso que viviste Brocklehurst, si alguien deberías culpar es a ti misma y a Turpin, que no supieron resistir las palabras bonitas en su oído de —siseo dándole una mirada sucia a la chica; mientras en otra mesa cercana, Lisa Turpin se revolvió incómoda en su asiento sin despegar su vista de su tarea—. Potter es nuestro nuevo compañero y hay que hacerlo sentir bienvenido, independiente de sus controversiales amistades en Slytherin.
—Gracias y aprecio tu muestra de apoyo —agradeció el chico con una sonrisa amable dirigida a Padma—. Y como dice Parvati, no tengo nada que ver en lo que hizo Nott en el pasado, pero si algo he aprendido es que Theo no es un cerdo, puede ser un asqueroso sexista, misógino, depravado y doble moral, pero Zabini asegura que se baña todos los días, así que ha ha con tu comentario Brokehook —y le saco la lengua infantilmente.
—Es Brocklehurst Potter, Mandy Brocklehurst; apréndelo bien porque ahora seremos compañeros de Ravenclaw, aunque con lo que he visto me preguntó si ese sombrero no se volvió defectuoso —dijo desdeñosa y le dio la espalda siguiendo su camino.
—Hay que mujer tan vulgar —se quejó Harry levantando la nariz ofendido.
—Eso fue bastante divertido —rio Morag. Estaba sorprendida que Padma haya intervenido en la conversación, nunca antes había hecho algo así, tal vez no estaba tan desinteresada por la nueva adquisición de Ravenclaw como ella afirmaba.
—Será entretenido tenerte con nosotros Potter, hay algo en tu aura que siempre me ha llamado la atención, así que estaré expectante y mantendré mi mirada en ti y en lo que lograrás en Ravenclaw, casi no puedo esperar —agregó Morag poniendo sus codos en la mesa y su barbilla sobre sus manos unidas.
—No sé cómo tomar eso, pero gracias Morag —murmuró Harry y luego puso su mirada en la chica que leía—. Y gracias a ti también Parvati.
Con un suspiro audible Padma cerró su libro y se puso de pie. Dirigió una mirada apreciativa hacia el Niño Que Vivió por bastante tiempo, como si tratara de entenderlo. Cuando Harry estaba a punto de decirle que parará por qué lo ponía incómodo Padma se inclinó y le hizo un guiño para que él se acercara
—Te daré dos consejos, el primero es que te cuides de Chang, puede aparentar ser una lindura pero que no te engañe su carita de ángel, detrás de ella hay una mujer hambrienta de poder.
—Bueno te agradezco por el consejo, mantendré mi mirada en Chang —agradeció dándole una mirada discreta a la chica que platicaba con su amiga de pelo rizado—. ¿Y el segundo consejo sería...? —.
—Soy Padma, no te atrevas a llamarme como esa estúpida cabeza hueca —siseo sin perder la compostura—. Más te vale recordarlo o tu estadía aquí no podría ser de lo más agradable. Puede que tú interesante amistad con Lovegood y Morag sea tu primer paso para adaptarte de cierta manera a la casa, pero si realmente quieres hacerte notar en Ravenclaw te conviene tenerme en mi buen lado hacia contigo. Pronto averiguarás el porqué de esta afirmación— y se dirigió hacia la puerta que conducía a los dormitorios
—¿Aquí todos son tan crípticos? —murmullo de lado Harry hacia Luna mientras veía a Padma desaparecer a través de la puerta.
—Es Ravenclaw, hay que serlo para mantenernos entretenidos —sonrió la chica amablemente.
Tarde esa misma noche.
La paz y tranquilidad se cernía sobre el castillo como un manto silencioso y acogedor.
Más tarde en esa noche, los movimientos imperceptibles de los cientos de elfos domésticos que trabajaban enérgicamente por mantener impecable cada rincón del castillo no era lo único despierto a tan altas horas, en una torreta arrullada por el fresco viento de la noche había una bruja que se mantenía despierta trabajando diligentemente muy entrada la noche aprovechando el privilegio de tener una habitación separada del resto de sus compañeros Ravenclaw.
Por lo general este privilegio solo se le otorgaba a los más excepcionales y con un futuro prometedor que se perfilaban para destacar en el mundo exterior y solo podían optar los estudiantes de sexto y séptimo año.
Esto era beneficioso ya que, al tener un espacio separado, no debían tener el miedo de ser entorpecidos por miradas envidiosas que solo buscaban sabotear el ascenso de una mente más brillante.
Pero ella se había ganado el derecho de tener su propio estudio en su cuarto año, algo que causó envidias y celos entre sus compañeros que no tardaron en tacharla de una tramposa y comenzaron a comparar sus logros con los de ella, esperando entender como ella había ganado este gran privilegio y ellos no. Pero no le importaba lo que esos pobres de mente pensaran, ella se merecía esto más que nadie, no por nada era la bruja más inteligente de su generación, aún si esa vaca tonta de Granger afirmaba ostentar ese título.
Después de ahogar un suspiro, Padma miro las manecillas de su reloj de pared que anunciaban las dos de la madrugada, algo bastante tarde para ella, pero había dejado mucha tarea pendiente mientras hacía su pasatiempo favorito; y aun si lo le importaba ser perfeccionista en sus trabajos, tenía la férrea convicción de entregar sus ensayos con notas no menos de «aceptable».
Pero ahora ya había terminado con todos sus pendientes, así que ahora podía concentrarse en temas más importantes para ella.
Padma Patil era alguien sumamente ambigua para quien sabía ver más allá de las apariencias. Criada bajo un par de padres bastantes modestos que buscaban hacerse un nombre en la comunidad mágica británica, la chica se apartó de las relaciones sociales con bastante rapidez. A diferencia de su hermana gemela, Padma no tenía ningún interés por la moda, los chicos o cosas estúpidas de una adolescente de su edad, es por eso que nunca destaca entre las dos hermanas Patil, todos al final terminaban hablando de Parvati, incluido sus propios padres.
Para ella era bastante difícil relacionarse con el resto de las personas y tampoco era que lo intentará, ella era una solitaria y le gustaba eso, era egocéntrica, despectiva y tenía un concepto bastante alto de su propia inteligencia que podía sostener con hechos ya que, aunque ella misma estaba en entre las mejores calificaciones Inter escolares sin siquiera esforzarse.
—Harry Potter, el Niño Que Vivió... ¿Qué es lo que ocultas? —murmuró para sí misma viendo la luna que brilla majestuosa sobre el cielo estrellado.
—Es alguien que tiene el control y la astucia en su forma de actuar —dijo mientras comenzaba a jugar con la pluma entre sus dedos—. Está usando máscaras para ocultar al Slytherin que podía haber sido... o es —dedujo sabiendo que Potter era un potencial Slytherin debajo de toda esa fachada de niño bueno.
Sabía reconocer a un Slytherin con facilidad, ya que ella era una igual.
El sombrero seleccionador estuvo muy tentado en haber puesto en la casa de Salazar, tenía las cualidades. Pero ella pidió terminar en Ravenclaw en vez de aceptar ese destino, algo que agradece cada día.
No solo se evitó estar rodeada de escaladores de fama y manipuladores, sino también evité tener discusiones absurdas con Parvati por prejuicios estúpidos.
Pero el hecho de casi haber pertenecido a la infame casa de las serpientes le daba una sensación de placer morboso al pensar en las implicaciones que tenía esa declaración, ella sentía que era aún más peligrosa que la mayoría de los Slytherin, una loba en piel de cordero, no sólo astuta y manipuladora, sino que también sumamente inteligente y perspicaz.
Oculta bajo la fachada de una chica inteligente común podía mirar y escuchar sin levantar ninguna sospecha sobre sus intenciones, nadie pensaría en prestarle atención a la hermana aburrida y sin chiste de la coqueta y llamativa Parvati Patil.
Tal vez no era una paria social como Lovegood, pero le gustaba el hecho que fuera fácilmente dejada de lado y fácil de no tomar en cuenta.
Le abría la oportunidad de aprender y ver cosas que otros no, como lo que tenía ahora frente a ella.
Levantó su varita hacia su propia sien, de ella, se despegó una fibrilla plateada. Ella despues tomó de su escritorio un cuadro blanco de papel y haciendo un movimiento con su varita deposito la fina hebra en la superficie del papel, para decir con un susurro:
Meminisse repente [Recuerdo instantáneo]
El papel brillo por un par de segundos y donde antes no había nada ahora se encontraba el retrato de un delgado muchacho de 14 años con ojos verdes brillantes enmarcados por un par de gafas bajo un enmarañado pelo negro.
—Uno más para mi colección —susurro con voz cantarina mirando cada detalle de la fotografía. Le encantaba perderse en los detalles, reconocer el rostro, la pose, todo hasta que se lo supiera de memoria.
— ... every move you make... every vow you break... every smile you fake... every claim you stake... i'll be watching you—canto, poniendose de pie y caminando tranquilamente hacia un armario.
Un armario que nadie más que ella abría, uno que ella atesoraba como su mayor tesoro.
Mientras seguía tarareando la melodía de esa banda muggle llamada The Police, se dio cuenta que cada que abría el armario esa melodía venía a sus labios, como un ritual; no es que se quejara, amaba esa canción, sus letras podían describir totalmente su pasión.
—¿Me extrañaron mis pequeños? Mami les ha traído un nuevo amigo que se unirá a la familia —dijo complacida nada más abrir el armario, su corazón se llenó de calor ante la vista frente a ella
Fotografias. Decenas de ellas, de distintas personas, rostros femeninos, masculinos, inclusive criaturas mágicas, todos estaba esparcidas por el interior del armario.
Déjenme presentarles a Harry Potter —dijo tranquilamente mostrando la foto—. El aún es un misterio así que estará en la sección de desconocido —y dándole un vistazo a la foto de Harry agrego—, espero te lleves bien con tus nuevos compañeros, aunque creo que te agradaran, dos de ellas son muy cercanas a ti en el aburrido mundo real.
Padma puso la foto de Harry en el centro del armario y moviendo su varita, conjuro un listón dorado que la conectó con dos fotografías que se encontraban a su lado. La de una chica de pelo oscuro, mirada fría que comía regiamente en el Gran Comedor; y la de una castaña rojiza que apuntaba su varita con un rostro de maldad depravada hacia un pelirrojo inconsciente y una chica de pelo enmarañado castaño aterrorizada.
Eran Daphne Greengrass y Tracey Davis
Padma Patil tenía una cierta obsesión que mantenía bastante oculta, una que era casi imposible que alguien descubriera ya que siempre había sido precavida en nunca mostrarla o dar ni un solo indicio que la delatara.
A ella le encantaba conservar fotografías creadas por ella misma de todo lo que llamara su atención; personas, momentos, a ella le encantaba enmarcar cualquier situación que le generará una emoción.
En su colección había fotografías de sucesos de su infancia como la primera vez que empleo la magia, la primera vez que usó su varita o cuando fue seleccionada para Ravenclaw; también había rostros de personas que habían llamado su atención de distintas manera, personas como Diggory, Lovegood, Granger, Krum entre otros; también conservaba rostros de personas que admiraba o tenía respeto como McGonagall, Flitwick y Dumbledore; hasta tenia fotos de gente que solo causaron curiosidad momentánea pero ahora eran un solo papel sin valor, un mero recuerdo, gente como Delacour, Zabini, Nott, los gemelos Weasley o el triunvirato Slytherin, .
Pero su colección favorita era sobre las personas que ocultan misterios, como buena Ravenclaw le encanta resolver misterios y descubrir nuevas cosas, no podía negarlo, era inquisitiva por naturaleza y quería descubrir cualquier secreto que estuviera frente a ella, aun si no tenía derecho a resolverlo, mucho menos a saberlo
—Una fotografía es un secreto, sobre un secreto, cuanto más te cuenta menos sabes —murmuro recordando una frase muggles que había escuchado hace un tiempo.
Esta obsesión la había alejado de desear tener relaciones como la gente normal. Ella amaba sus recuerdos y los veneraba más que cualquier humano, eran sus bebés, sus preciosos tesoros, nunca los cambiaría por nada.
Y ahora tenía un nuevo integrante que aumentaba su diversión.
—Fuerte, poderoso y bastante inteligente, no está mal, nada mal —pensó Padma reprimiendo un bostezo con su mano mientras meditaba las cosas que había descubierto de Potter.
Sabía que el chico no era lo que aparentaba, había algo debajo de toda esa imagen de chico peligroso y loco, él tenía un aura de dominio y poder, y no sólo hablaba de su increíble y misterioso poder que usó en la sala común y en su primera prueba, no era otra cosa en su forma de actuar fuera de los ojos de las personas.
Había mucho trabajo que hacer, cosas que investigar, seria divertido.
—Pero aun así tu sigues siendo mi favorita —susurro con afecto pasando los dedos sobre una foto.
La primera que había creado, la que inició todo, su obra maestra.
El retrato de una pequeña niña de siete años que se miraba temerosa e inocente en sus ojos marrones, tenía el torso envuelto en vendas blancas debajo de un bonito vestido verde floreado. Recordaba ese día con tanta claridad aun cuando ella también era una niña en ese entonces, fue la primera fiesta a la que asistió, una celebración donde las casas Nobles se reunieron para formar alianzas, ahí fue donde la conoció, cuando ella era tan inocente y se ganó su corazón.
—Siempre fuiste alguien de quien espere grandes e interesantes cosas, y nunca me has decepcionado —susurro afectuosa Padma, algo que se le haría extraño a cualquiera que conociera su indiferente exterior—. Y ahora que Potter está a tu alrededor, sé que las cosas serán más interesantes —susurro apartando la mirada y abriendo un compartimiento secreto en su armario, saco un pequeño sobre amarillo—. Que dirán tus amigos si te conocieran como yo te conozco, mi querida Tracey.
Dudaba que nadie más que ella supiera todo lo que realmente llegó a hacer Tracey, ni siquiera su dichosa 'mejor amiga' Daphne Greengrass.
Ese suceso hace 8 años fue un secreto celosamente guardado de la familia Davis que ella descubrió por casualidad; las implicaciones de que algo así se supiera podrían causar catástrofes en la política del mundo mágico, las reputaciones de las familias Potter, Greengrass y Nott quedarían marcadas de por vida solo por estar relacionados con alguien como Tracey Davis y su pasado.
Secretos y misterios, era tan emocionante para Padma, a quién no le importaba el tener completo conocimiento de todo el daño que podía causar Tracey, las cosas bastantes desagradables que hizo con Granger y Weasley, las que hizo en su primer año con Perks.
Para la chica de Ravenclaw, la magia y las acciones no debían clasificarse como buenas o malas tan fácilmente; quién era poderoso tenía la libertad de decidir qué era la correcto y que no.
El poder era para los elegidos y ellos podían escoger qué hacer con esa bendición, no existía ni blanco ni negro, solo sin fin de grises tan excitantes y cautivantes.
Ella nunca sintió ni un poco de remordimiento por las víctimas de Tracey y las vidas que había arruinado, ella nunca pensó en abrir la boca y denunciar todo lo que ese pequeño diablillo castaño había hecho, porque no quería perder una de las pocas cosas que le divertían en el colegio.
Lo único que podían decir un hipócrita lo siento hacia las pobres almas que sufrían bajo los juegos de Davis, ella solo se preocupa por disfrutar de sus travesuras que le daban mucho material para su obsesión, muchos más recuerdos que almacenar y así seguirán las cosas hasta que la Slytherin fuera atrapada o le aburriera.
—¿Qué más eres capaz de hacer Davis? —susurro con una sonrisa hambrienta mientras sacaba un papel del sobre—, y que pasaría si Potter descubriera quién eres y que fuiste en realidad —sentenció mientras le daba un vistazo al encabezado del documento:
MINISTERIO DEL INTERIOR
Oficina de Seguridad y Antiterrorismo
DIVISIÓN PSIQUIÁTRICA
HISTORIAL Y EVALUACIÓN PSIQUIÁTRICA: Davis, Tracey Viviane
—¿Qué comience el juego? —susurró emocionada.
•••
— CONTINUARÁ —
•••
• Después del capitulo •
Feliz Halloween Potterheads!
Antes que nada, quiero pedir disculpas por el largo tiempo que ha tardado en llegar este capítulo. Tuve una revelación donde me di cuenta que esta historia no tenía un rumbo fijo, tuve que escribir y borrar muchas veces porque no podía darle un sentido de que quería transmitir.
Todo comenzó con un Harry Potter Darks y luego comencé a definir personalidades (si se dan cuenta en un principio los personajes como Daphne, Tracey, Nott etcétera eran tan genéricos, iguales a los que han leído en otras historias) así que cuando los personajes empezaron a tener su propia esencia todo se fue al carajo, ya no cuadraba las ideas preliminares que tenía.
No digo que este mal, todo lo contrario, comencé a darme cuenta que estaba saliendo del estándar, rara vez a un fic Dark que parece más comedia, a un Harry Potter pareciendo una versión inglesa de Deadpool, me di cuenta que tenía una historia totalmente distinta a la que planee y que podía trabajar para hacerla mejor.
Así que me di la tarea de reestructurar las cosas, esta historia no perderá su enfoque oscuro, pero tendrá sus momentos divertidos porque personajes como Tracey y Harry lo hacen así, también abra muchas más intrigas y misterios (ya saben que me gusta eso).
Personajes tomaran roles importantes para poner más tensión y drama a la historia, personajes alejados de su caracterización en el canon regular, como es la stalker Padma y su obsesión con Tracey, como la fiera Katie Bell entre otros.
También habrá personajes nuevos porque mi plan es expandirnos más y no cerrarnos a lo que pasa en Inglaterra, de esa forma es como llega Adam Calloway, un chico sureño de Estados Unidos que le pondrá un sabor a futuro a esta historia, sus participaciones serán divertidas porque no tiene las mismas costumbres que los lugareños.
Este capítulo fue más transitorio, ahora todo comienza a dar su giro ahora que la segunda prueba está en camino, además que los cambios traerán más cosas interesantes.
Se acerca la navidad y con ello el baile, algo que a muchas chicas les encanta.
Aunque no hubo participación del resto de los protagonistas, se ha dado a entender que habrá algo cocinándose, algo con el pasado de Tracey.
¿Qué será?
(Se han dado cuenta que siempre le doy más protagonismo a otros que al mismo protagonista).
Hasta la próxima.
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