Capitulo 1.
Pvo Harry:
Todo empezo a dar vueltas,sabia que esto era producto del giratiempo que habia alterado,me sentia cansado todo me daba vueltas,no sabia donde estaba hasta que mi vista se pudo aclarar dandome una imagen que pense nunca volver a repetir y eso era que estaba en la insipida cabaña a donde nos trajo el gordo de Dursley, aquien no volvi en toda mi vida despues de ma guerra.
Me levante del frio piso y con un movimiento de mano cambie mis "ropas" a algo mas de mi talla y gusto de ropa,cambie la camiseta extra grande,por una camisa de manga larga color azul rey y tambien cambie el pantalon de color gris todo roto y agujerado que esta por un pantalon deportivo de color negro,para finalizar la insipida manta que me habia tocado para dormir en el humedo piso la converti en una chamarra de color gris oscuro casi negro.
Vi en el reloj del gordo de mi primo que eran las 9:58,en cualquier momento llegaria hagrid,espero que draco este cerca,pero si no recuerdo muy mal en la mañana veria a draco ya que hagrid me tiene que llevar a comprar todos mis utiles.
Me sente en la silla que habia cerca de la chimenea y con un movimiento de mano la prendi para que mi cuerpo entrara en calor,pensaba de una y de mil maneras para poder sacar a mi padrino de azkaban de una vez y que se haga cargo de mi desde horita,pero eso lo veria cuando encontrara a draco mañana.
Al cabo de unos minutos todo empezo a temblar en la cabaña,sabia que no era el viento si no que era hagrid,cuando estaba por decidirme en abrir yo mismo la puerta y que entrara de una vez,la puerta salio de su lugar y eso me indico que hagrid ya se habia artado de estar parado en media lluvia.
Al darme media vuelta me encontre con la persona que no habia vuelto haber desde que termino la guerra,ya que por lo que supe hagrid se fue a rumania para ver a noberta su dragón,creo que hagrid nunca cambiara y eso me ayuda bastante porque sin el no sabria mucho de los secretos del castillo mas maravilloso que existe en la historia.
Hagrid seguia igual de gigantesco que apenas cabia en el umbral. Su rostro estaba prácticamente oculto por una larga maraña de pelo y una barba desaliñada,pero podían verse sus ojos, que brillaban como escarabajos negros bajo aquella pelambrera.
Hagrid se abrió paso doblando la cabeza, que rozaba el techo.
Se agachó, cogió la puerta y, sin esfuerzo, la volvió a poner en su lugar.
El ruido de la tormenta se apagó un poco. Se volvió para mirarlos.
—Podríamos preparar té. No ha sido un viaje fácil... Se desparramó en el
sofá donde Dudley estaba petrificado de miedo,todo sigue bien el seguira siendo un cerdo hasta que muera.
—Levántate, bola de grasa —dijo el desconocido.
Dudley se escapó de allí y corrió a esconderse junto a su madre, que
estaba agazapada detrás de tío Vernon.
—¡Ah! ¡Aquí está Harry! —dijo mi gran amigo hagrid aunque el no lo sepa.
Yo levanté la vista ante el rostro feroz y peludo de hagrid, y vio que los ojos
negros me sonreían desde hace tantos momentos y situaciones.
—La última vez que te vi eras sólo una criatura —dijo el gigante—. Te
pareces mucho a tu padre, pero tienes los ojos de tu madre.
Tío Vernon dejó escapar un curioso sonido.
—¡Le exijo que se vaya enseguida, señor! —dijo—. ¡Esto es allanamiento
de morada!
—Bah, cierra la boca, Dursley, grandísimo majadero —dijo mi amigo el gigante.
Se estiró, arrebató el rifle a tío Vernon, lo retorció como si fuera de goma y lo arrojó a un rincón de la habitación como la otra vez que lo habia hecho.
Tío Vernon hizo otro ruido extraño, como si hubieran aplastado a un ratón,pero falta muchos momentos más para comprobar eso(Peter moriras).
—De todos modos, Harry —dijo el gigante, dando la espalda a los
Dursley—, te deseo un muy feliz cumpleaños. Tengo algo aquí. Tal vez lo he aplastado un poco, pero tiene buen sabor.
Del bolsillo interior de su abrigo negro sacó una caja algo aplastada.
Yo la abrió con dedos temblorosos. En el interior había un gran pastel de chocolate pegajoso, con «Feliz Cumpleaños, Harry» escrito en verde.
Yo lo miró y al final le sonrio al gigante de mi amigo.
Iba a darle las gracias, pero decidi seguir mas o menoa la conversacion de wsa vez. Al lugar de dar las gracias, dije en su lugar, lo siguiente:
—¿Quién es usted?
Hagrid me sonrió y se presento.
—Es cierto, no me he presentado. Rubeus Hagrid, Guardián de las Llaves y Terrenos de Hogwarts.
Extendió una mano gigantesca y sacudió todo mi brazo.
—¿Qué tal ese té, entonces? —dijo, frotándose las manos—. Pero no diría que no si tienen algo más fuerte.
Yo daria lo que fuera por un poco de alcohol pero se supone que soy un niño de once.
los ojos de hagrid se clavaron en el hogar apagado, con las bolsas de patatas fritas arrugadas que trajo la morsa,y dejó escapar una risa despectiva. Se inclinó ante la chimenea.
Los demás no podían ver qué estaba haciendo, pero cuando un momento
después se dio la vuelta, había un fuego encendido, que inundó de luz toda la húmeda cabaña.
Yo sentí como el calor me cubría como si estuviera metido en un baño caliente.
Hagrid volvió a sentarse en el sofá, que se hundió bajo su peso, y
comenzó a sacar toda clase de cosas de los bolsillos de su abrigo: una cazuela de cobre, un paquete de salchichas, un atizador, una tetera, varias tazas agrietadas y una botella de un liquido color ámbar, de la que tomó un trago antes de empezar a preparar el té. Muy pronto, la cabaña estaba llena del aroma de las salchichas calientes. Nadie dijo una palabra mientras mi amigo gigante
trabajaba, pero cuando sacó las primeras seis salchichas jugosas y calientes, Dudley comenzó a impacientarse. Tío Vernon dijo en tono cortante:
—No toques nada que él te dé, Dudley.
El gigante lanzó una risa sombría.
—Ese gordo pastel que es su hijo no necesita engordar más, Dursley, no
se preocupe.
Tuve que aguantarme las ganas de reirme en su cara de idiota.
Hagrid me sirvió las salchichas en un plato, me encontraba tan hambriento que pensé que nunca había probado algo tan maravilloso, pero todavía no podía quitarle los ojos de encima al medio-gigante. Por último, como nadie parecía dispuesto a
explicar nada, pero aunque lo sabia tenia que seguir con el papel de o saber nada de magia asi que,dije:
—Lo siento, pero todavía sigo sin saber quién es usted.
El gigante tomó un sorbo de té y se secó la boca con el dorso de la mano.
—Llámame Hagrid —contesto—. Todos lo hacen. Y como te dije, soy el
guardián de las llaves de Hogwarts. Ya lo sabrás todo sobre Hogwarts, por
supuesto.
—Pues... yo no... —dije yo mientras
Hagrid me veia con lo que parecía impresionado.
—Lo lamento —dije rápidamente.
—¿Lo lamento? —preguntó Hagrid, volviéndose a mirar a los Dursley, que retrocedieron hasta quedar ocultos por las sombras—. ¡Ellos son los que tienen que disculparse! Sabía que no estabas recibiendo las cartas, pero nunca pensé que no supieras nada de Hogwarts. ¿Nunca te preguntaste dónde lo habían
aprendido todo tus padres?
—¿El qué? —preguntó yo.
—¿EL QUÉ? —bramó Hagrid—. ¡Espera un segundo!
Se puso de pie de un salto. En su furia parecía llenar toda la habitación.
Los Dursley estaban agazapados contra la pared.
—¿Me van a decir —rugió a los Dursley— que este muchacho, ¡este
muchacho!, no sabe nada... sobre NADA?
Yo piensó que aquello iba demasiado lejos. Después de todo, había ido al colegio y sus notas no eran tan malas y habia estado en una guerra.
—Yo sé algunas cosas —dije yo—. Puedo hacer desaparecer cosas cuando me enojaba y todo eso.
Pero Hagrid simplemente me sonrio.
—Se ve que Tu seras un mago muy especial para el mundo magico.
—¿Qué cosa?-dije inocentemente.
Hagrid lo miró como si fuera a estallar.
—¡DURSLEY! —bramó.
Tío Vernon, que estaba muy pálido, susurró algo que sonaba como
mimblewimble. Hagrid, enfurecido, regreso si mirada a mi.
—Pero tú tienes que saber algo sobre tu madre y tu padre —dijo—. Quiero decir, ellos son famosos. Tú eres famoso.
—¿Cómo? ¿Mi madre y mi padre... eran famosos? ¿En serio?
—No sabías... no sabías... —Hagrid se pasó los dedos por el pelo,
clavándole una mirada de asombro—. ¿De verdad no sabes lo que ellos eran?—dijo por último.
De pronto, tío Vernon recuperó la voz
—¡Deténgase! —ordenó—. ¡Deténgase ahora mismo, señor! ¡Le prohíbo
que le diga nada al muchacho!
Un hombre más valiente que Vernon Dursley se habría acobardado ante la mirada furiosa que le dirigió Hagrid. Cuando éste habló, temblaba de rabia.
—¿No se lo ha dicho? ¿No le ha hablado sobre el contenido de la carta que Dumbledore le dejó? ¡Yo estaba allí! ¡Vi que Dumbledore la dejaba,
Dursley! ¿Y se la ha ocultado durante todos estos años.
—¿Qué es lo que me han ocultado? —dije en un tono anhelante.
Aunque ya sabi de lo que hablaban ocupaba seguir ignorante.
—¡DETÉNGASE! ¡SE LO PROHÍBO! —rugió tío Vernon aterrado.
Tía Petunia dejó escapar un gemido de horror.
—Voy a romperles la cabeza —dijo Hagrid—. Harry debes saber que eres un mago.
Se produjo un silencio en la cabaña. Sólo podía oírse el mar y el silbido del
viento.
—¿Que soy qué? —dije con voz la entrecortada.
—Un mago —respondió Hagrid, sentándose otra vez en el sofá, que crujió y se hundió—. Y muy bueno, debo añadir, en cuanto te hayas entrenado un poco. Con unos padres como los tuyos ¿qué otra cosa podías ser? Y creo que ya es hora de que leas la carta.
Harry extendió la mano para coger, finalmente, el sobre amarillento,
dirigido, con tinta verde esmeralda al «Señor H. Potter, El Suelo de la Cabaña
en la Roca, El Mar». Sacó la carta y leyó:
COLEGIO HOGWARTS DE MAGIA
Director: Albus Dumbledore
(Orden de Merlín, Primera Clase,
Gran Hechicero, Jefe de Magos,
JefeSupremo, Confederación
Internacional de Magos).
Querido señor Potter:
Tenemos el placer de informarle de que dispone de una plaza en
el Colegio Hogwarts de Magia. Por favor, observe la lista del equipo y
los libros necesarios.
Las clases comienzan el 1 de septiembre. Esperamos su lechuza
antes del 31 de julio.
Muy cordialmente, Minerva McGonagall.
Las preguntas estallaban en mi cabeza como fuegos artificiales, y
no sabía cuál era la primera que habia dicho en ese entonces. Después de unos minutos, tartamudeó:
—¿Qué quiere decir eso de que esperan mi lechuza?
—Gorgonas galopantes, ahora me acuerdo —dijo Hagrid, golpeándose la frente con tanta fuerza como para derribar un caballo.
De otro bolsillo sacó una lechuza (una lechuza de verdad, viva y con las plumas algo erizadas), una gran pluma y un rollo de pergamino. Con la lengua entre los dientes, escribió una nota que Harry pudo leer al revés.
Querido señor Dumbledore:
Entregué a Harry su carta. Lo llevo mañana a comprar sus cosas.
El tiempo es horrible. Espero que usted esté bien.
Hagrid
Hagrid enrolló la nota y se la dio a la lechuza, que la cogió con el pico.
Después fue hasta la puerta y lanzó a la lechuza en la tormenta. Entonces
volvió y se sentó, como si aquello fuera tan normal como hablar por teléfono.
—¿Por dónde iba? —dijo Hagrid. Pero en aquel momento tío Vernon,
todavía con el rostro color ceniza, pero muy enfadado, se acercó a la
chimenea.
—Él no irá —dijo.
Hagrid gruñó.
—Me gustaría ver a un gran muggle como usted deteniéndolo a él —dijo.
—¿Un qué? —preguntó interesado.
—Un muggle —respondió Hagrid—. Es como llamamos a la gente «no-
mágica» como ellos. Y tuviste la mala suerte de crecer en una familia de los más grandes muggles que haya visto.
—Cuando lo adoptamos, juramos que íbamos a detener toda esa
porquería —dijo tío Vernon—. ¡Juramos que la íbamos a sacar de él! ¡Un mago, ni más ni menos!
—¿Vosotros lo sabíais? —preguntó yo—. ¿Vosotros sabíais que yo
era... un mago?
—¡Saber! —chilló de pronto tía Petunia—. ¡Saber! ¡Por supuesto que lo sabíamos! ¿Cómo no ibas a serlo, siendo lo que era mi condenada hermana?
Oh, ella recibió una carta como ésta de ese... ese colegio, y desapareció, y
volvía a casa para las vacaciones con los bolsillos llenos de ranas, y convertía las tazas de té en ratas. Yo era la única que la veía tal como era: ¡una
monstruosidad! Pero para mi madre y mi padre, oh no, para ellos era «Lily hizo
esto» y «Lily hizo esto otro». ¡Estaban orgullosos de tener una bruja en la
familia!
Se detuvo para respirar profundamente y luego continuó. Parecía que hacía años que deseaba decir todo aquello.
—Luego conoció a ese Potter en el colegio y se fueron y se casaron y te
tuvieron a ti, y por supuesto que yo sabía que ibas a ser igual, igual de raro,
un... un anormal. ¡Y luego, como si no fuera poco, hubo esa explosión y
nosotros tuvimos que quedarnos contigo!
Yo me había puesto muy pálido. Tan pronto como recuperó la voz,
preguntó:
—¿Explosión? ¡Me dijisteis que habían muerto en un accidente de coche!
—¿ACCIDENTE DE COCHE? —rugió Hagrid dando un salto, tan enfadado
que los Dursley volvieron al rincón—. ¿Cómo iban a poder morir Lily y James Potter en un accidente de coche? ¡Eso es un ultraje! ¡Un escándalo! ¡Que
Harry Potter no conozca su propia historia, cuando cada chico de nuestro
mundo conoce su nombre!
—Pero ¿por qué? ¿Qué sucedió? —preguntó yo con tono de apremio aunque ya lo sabia.
La furia se desvaneció del rostro de Hagrid. De pronto parecía nervioso.
—Nunca habría esperado algo así —dijo en voz baja y con aire
preocupado—. No tenía ni idea. Cuando Dumbledore me dijo que podía tener problemas para llegar a ti, no sabía que sería hasta este punto. Ah, Harry, no sé si soy la persona apropiada para decírtelo, pero alguien debe hacerlo. No
puedes ir a Hogwarts sin saberlo.
Lanzó una mirada despectiva a los Dursley.
—Bueno, es mejor que sepas todo lo que yo puedo decirte... porque no
puedo decírtelo todo. Es un gran misterio, al menos una parte...
Se sentó, miró fijamente al fuego durante unos instantes, y luego continuó.
—Comienza, supongo, con... con una persona llamada... pero es increíble
que no sepas su nombre, todos en nuestro mundo lo saben...
—¿Quién?-dije yo ignorantemente.
—Bueno... no me gusta decir el nombre si puedo evitarlo. Nadie lo dice.
—¿Por qué no?
—Gárgolas galopantes, Harry, la gente todavía tiene miedo. Vaya, esto es
difícil. Mira, estaba ese mago que se volvió... malo. Tan malo como te puedas
imaginar. Peor. Peor que peor. Su nombre era...
Hagrid tragó, pero no le salía la voz.
—¿Quiere escribirlo? —sugieró yo.
—No... no sé cómo se escribe. Está bien... Voldemort. —Hagrid se
estremeció—. No me lo hagas repetir. De todos modos, este... este mago, hace
unos veinte años, comenzó a buscar seguidores. Y los consiguió. Algunos
porque le tenían miedo, otros sólo querían un poco de su poder, porque él iba
consiguiendo poder. Eran días negros, Harry. No se sabía en quién confiar, uno
no se animaba a hacerse amigo de magos o brujas desconocidos... Sucedían
cosas terribles. Él se estaba apoderando de todo. Por supuesto, algunos se le
opusieron y él los mató. Horrible. Uno de los pocos lugares seguros era
Hogwarts. Hay que considerar que Dumbledore era el único al que Quien-tú-
sabes temía. No se atrevía a apoderarse del colegio, no entonces, al menos.
»Ahora bien, tu madre y tú padre eran la mejor bruja y el mejor mago que
yo he conocido nunca. ¡En su época de Hogwarts eran los primeros! Supongo
que el misterio es por qué Quien-tú-sabes nunca había tratado de ponerlos de
su parte... Probablemente sabía que estaban demasiado cerca de Dumbledore
para querer tener algo que ver con el Lado Oscuro.
»Tal vez pensó que podía persuadirlos... O quizá simplemente quería quitarlos de en medio. Lo que todos saben es que él apareció en el pueblo
donde vosotros vivíais, el día de Halloween, hace diez años. Tú tenías un año. Él fue a vuestra casa y... y...
De pronto, Hagrid sacó un pañuelo muy sucio y se sonó la nariz con un
sonido como el de una corneta.
—Lo siento —dijo—. Pero es tan triste... pensar que tu madre y tu padre, la
mejor gente del mundo que podrías encontrar...
»Quien-tú-sabes los mató. Y entonces... y ése es el verdadero misterio del asunto... también trató de matarte a ti. Supongo que quería hacer un trabajo limpio, o tal vez, para entonces, disfrutaba matando. Pero no pudo hacerlo. ¿Nunca te preguntaste cómo te hiciste esa marca en la frente? No es un corte común. Sucedió cuando una poderosa maldición diabólica te tocó. Fue la que terminó con tu madre, tu padre y la casa, pero no funcionó contigo, y por eso eres famoso, Harry. Nadie a quien él hubiera decidido matar sobrevivió, nadie excepto tú, y eso que acabó con algunas de las mejores brujas y de los mejores magos de la época (los McKinnons, los Bones, los Prewetts...) y tú eras muy pequeño. Pero sobreviviste.
Como me hubiera gustado no ser el elegido.
Algo muy doloroso estaba sucediendo en mi mente. Mientras
Hagrid iba terminando la historia, veo otra vez la cegadora luz verde con más claridad de lo que la había recordado antes y, por primera vez en su vida, se acordó de algo más, de una risa cruel, aguda y fría.
Hagrid lo miraba con tristeza.
—Yo mismo te saqué de la casa en ruinas, por orden de Dumbledore. Y te llevé con esta gente...
—Tonterías —dijo tío Vernon.Casi había olvidado que los Dursley estaban allí. Tío Vernon parecía haber recuperado su valor. Miraba con rabia a Hagrid y tenía
los puños cerrados.
—Ahora escucha esto, chico —gruñó—: acepto que haya algo extraño
acerca de ti, probablemente nada que unos buenos golpes no curen. Y todo
eso sobre tus padres... Bien, eran raros, no lo niego y, en mi opinión, el mundo está mejor sin ellos... Recibieron lo que buscaban, al mezclarse con esos
brujos... Es lo que yo esperaba: siempre supe que iban a terminar mal...Pero en aquel momento Hagrid se levantó del sofá y sacó de su abrigo un paraguas rosado. Apuntando a tío Vernon, como con una espada, dijo:
—Le prevengo, Dursley, le estoy avisando, una palabra más y...
Ante el peligro de ser alanceado por la punta de un paraguas empuñado
por un gigante barbudo, el valor de tío Vernon desapareció otra vez. Se aplastó
contra la pared y permaneció en silencio.
—Así está mejor —dijo Hagrid, respirando con dificultad y sentándose otra
vez en el sofá, que aquella vez se aplastó hasta el suelo.
Yo, entre tanto, todavía tenía preguntas que hacer, cientos de ellas.
—Pero ¿qué sucedió con Vol... perdón, quiero decir con Quién-usted-
sabe? -dije siguiendo mas o menos la cinversacion.
—Buena pregunta, Harry Desapareció. Se desvaneció. La misma noche
que trató de matarte. Eso te hizo aún más famoso. Ése es el mayor misterio, sabes... Se estaba volviendo más y más poderoso... ¿Por qué se fue?
»Algunos dicen que murió. No creo que le quede lo suficiente de humano para morir. Otros dicen que todavía está por ahí, esperando el momento, pero no lo creo. La gente que estaba de su lado volvió con nosotros. Algunos
salieron como de un trance. No creen que pudieran volver a hacerlo si él
regresara.
»La mayor parte de nosotros cree que todavía está en alguna parte, pero
que perdió sus poderes. Que está demasiado débil para seguir adelante.
Porque algo relacionado contigo, Harry, acabó con él. Algo sucedió aquella noche.
Si supieras amigo si supieras.
-Bien creo que es mejor irnos harry,mañana iremos a comprar tus utiles-me dijo para darse la vuelta y ir hasta la puerta-A menos que quieras quedarte en este lugar-me dijo.
-No mejor lugar es que este-dije con asco,para luego ponerme a su lado y no volver a ver a los dursley hasta el año proximo.
Asi estoy aun paso mas para cambiar mi destio y el de otras personas inocentes.
[Primer capitulo,espero que lo hayan disfrutado.]
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