16. 22:34 PM

24/12/2022
Córdoba, Argentina

——— Durante las mañanas nos levantabamos a tomar mates con facturas, esperabamos a que sea la hora de la comida para decidir qué comer, dormiamos siesta, nos metiamos a la pileta, merendabamos, esperabamos a la cena, a veces comiamos helado de postre y al final nos ibamos a dormir como pollitos.

Con una excepción; los tres hermanos Álvarez.

Agus y yo nos quedabamos en una pieza hablando de distintas cosas mientras nuestras parejas y cuñado jugaban a la play hasta altas horas de la madrugada. Nuestro tema principal eran los estudios o el trabajo, aunque de vez en cuando criticabamos cómo se vestían los famosos.

Hoy; veinticuatro de diciembre, fue un día atareado. Los chicos fueron a comprar carne a la vez que nosotras haciamos el fuego o la ensalada, en mi caso me tocó hacer la de papa, mi preferida.

Con la mamá de Julián me llevo muy bien, pero de verdad, hasta parecía mi mamá por la confianza que habíamos agarrado. Ella me contaba cosas que hacía mi novio de chiquito o me preguntaba si me había gustado Calchín. Sin embargo hoy hablamos más que nunca, nos tocaba pelar papas juntas asi que estuvimos aprendiendo la vida de la otra de memoria maso.

Ahora estaba en la pieza con mi pareja maquillandome bajo la atenta mirada de él. No suelo usar nada más que delineador y un poco de labial, pero como hoy es navidad y no quiero que parezca que no me baño por mi cara de cadaver...

—¿Cómo haces eso?— preguntó una vez que me limpié los brillos de la sombra con una toallita desmaquillante, me di la vuelta para mirarlo con el ceño fruncido— ¿Puedo ver?

Sin decirle nada le pasé la toallita y él la miró y la tocó poniendo toda su atención en ella como un nene chiquito.

—¿Y siempre está humeda?— por fin habló después de unos segundos en su mundo.

—No, a la media hora se seca si la dejas afuera— sonreí enternecida y él se acercó para pasar sus brazos por mis hombros y posar su cara en mi hombro izquierdo— ¿Pasó algo?

—No, nada— imitó mi acción— Estás muy linda.

—Chau. Me desconcentras— lo empujé despacio y se quejó, pero tenía que salir linda de esa pieza si o si.

Álvarez ya estaba listo, hace como una hora está espérandome el pobre, de tanto aburrumiento hasta le di mi telefono para que juegue jueguitos de cocina.
Ya a lo último me planché el pelo y me puse la ropa que había elegido para hoy; un jardinero negro con una remera blanca con rayas negras, me súper esmeré por suerte.

Salimos y enseguida recibí elogios por las primas, tías, mamá y cuñada de mi novio. Todas se portaron re bien conmigo y me hacían acordar mucho a mi familia asi que pude integrarme rápidamente a ellas, obvio que cada vez que criticaban a alguien me daban un contexto de por qué lo hacían, unas reinas.

También conocí a María Emilia que solía ser la mejor amiga de Julián en la secundaria y según tengo entendido tuvueron algo pero ahora ella está en pareja. Cuando me la presentó mi suegra fue un día que ibamos a comprar para hacer pizzas y ella estaba en el supermercado, me saludó con la mejor y se notaba la sinceridad en su sonrisa. Yo no soy una persona celosa asi que no me molestó en lo más minimo porque hasta me dijo que podriamos tomar mates o tererés durante mi estadía acá, un sol en persona la chica.

Pero bueno, ya comiendo el asado y por mi parte una milanesa de soja hablabamos de las eliminatorias del mundial que cada vez estaban más cerca y sentí los nervios de Julián a mi lado.

—¿Y quién es tu jugador preferido, Jaz?— mi suegro fue el culpable de que dejara nuevamente mi tenedor con ensalada y un pedazo de milanesa en el plato para responder.

—Y...quitando a Messi y a éste boludo creo que Lisandro Martinez— respondí jugando con un hilo que salía de mi bolsillo— Encima lo sé porque yo te digo todo de la selección si querés, pero en equipos como river, boca u otros ni ahí te puedo responder cosas.

—Licha es bueno igual, se ve re buena gente— me apoyó Agu y a la vez me permitió comer ese bocado que tanto quería— ¿Y vas a ir a Qatar?

—Si tengo plata y sigo con Julián si— todos rieron menos el castaño a mi lado— Que linda noche nos tocó...

—Si, si, está hermoso hoy— la prima de mi novio asintió.

Nos la pasamos hablando hasta que las once y media hizo acto de presencia para avisarnos que ya era hora de preparar la mesa para festejar.

Mientras que todos llevaron algo yo me quedé en la cocina cortando los veinte tipos de pan dulce que había y mi preferido es el que trajo la tía de Álvarez...hablando de Roma justo apareció en la cocina para hacerme compañía.

—¿Estás bien, amor?— me di la vuelta a mirarlo cuando me di cuenta de que no dijo nada y él casi siempre es el primero en hablar, ahora simplemente subió y bajó los hombros— ¿Qué te pasó?

—Nada— respondió y yo me acerqué a él para darle un beso en el cachete pero me corrió la cara.

Sentí como mis expresiones faciales cambiaron de repente por su cuenta. No dije nada más y continué haciendo mi labor de cortadora de pan mientras tragaba saliva con un nudo en la garganta, en resumen; auto-torturandome.

—¿No vas a decir nada?— cuestionó de la nada y ésta vez no lo miré.

—No te voy a molestar si querés tu espacio— escuché como mufó— Si no querés decirme qué te pasa bien por vos, Julián, tampoco soy un perrito persiguiendo un hueso.

—Dijiste que ibas a ir a Qatar si seguías conmigo— de nuevo sin mirarlo fruncí el ceño, no podía creer lo que estaba diciendo— Si no tenés esperanza con nosotros decime que lo dejamos acá, no pasa nada, solamente no me gustó ese comentario.

—Está perfecto que no te haya gustado lo que dije y te pido disculpas, pero si vas a estar actuando así antes de explicarme lo que te pasó; la verdad no sé qué decirte— ahora si lo miré de reojo— Yo tengo esperanzas en esto, dije eso porque vos no tenés idea de lo que puede pasar mañana o el mes que viene, pero ojalá que sigamos juntos porque te quiero ver levantando la copa, Julián. Nunca diría algo para lástimarte.

No me dijo nada, pero vi su mirada de arrepentimiento, yo no quiero decir que tengo razón pero si viese ésta situación con otra pareja diría que la persona con mi postura tiene toda la razón. Julián se acercó a mi y posó sus manos en mi cintura.

—Perdón, amor— intentó darme un beso, pero yo me aparté dandole el plato con los panes y budines que había cortado— Dale, boluda. Fue una pelotudez, en serio perdoname.

—Yo no creo que fue una pelotudez, tuviste razón en enojarte— sonreí achinando mis ojos— Pero fue para que sientas lo que yo sentí cuando me corriste la cara. Vamos a llevar las cosas a la mesa.

Caminó atrás mío pareciendo un guardia de seguridad que protegía a toda costa a una persona en especifico.

Las doce al fin llegaron y Calchín no tiró ni un cohete, solamente se llenó de felicitaciones y deseos de buenas vibras. La primera en darme un fuerte abrazo fue mi suegra y el último fue mi novio, que al fin me pudo dar un beso como la gente.

(...)

25/12/2021
Córdoba, Argentina
03:39 AM

Más allá de que acá es un hermoso lugar: no habían muchas cosas para hacer. La mayoría de las actividades eran de día asi que a las tres y cuarenta estaba alistandome para dormir con mi pareja.

Saqué mi maquillaje, me puse una remera de él para dormir más cómoda y estaba tránquilamente atandome el pelo enfrente del espejo que estaba en el ropero hasta que sentí como una mano chocó contra mi short con la cara de Louis por todos lados.

—Pelotudo...— alargué la o mientras sobaba donde recibí el impacto— ¿Qué haces, amigo? Yo te voy a hacer lo mismo a ver si te gusta.

—Pero me gusta tu culo, amor— me abrazó por atrás pegandose demasiado a mi— ¿Y mi regalo de navidad?

—Ay, Julián— lo aparté lejos de mi con un puchero— Te compré un regalo de verdad y me olvidé de dejartelo en el arbolito.

Fui hacia mi bolso desordenado con ropa y saqué lo que había estado envolviendo todo el día a duras penas. Julián olvidó todo tipo de hormonas adolescentes que tenía y se acercó cuando le estiré la mano con el paquete.

Después de agradecerme lo abrió, encontrandose con un collar que contenía una H. Me miró confundido y yo saqué de la mesita de luz uno parecido pero con una A.

—Harrie y Araña— expliqué sin tantas ganas de explicar— Como tenemos la misma inicial pensé en apodos, ¿te gusta?

—Si, mi amor— sonrió ampliamente y me besó— Muchas gracias, te amo.

—Yo a vos, araña.

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