15. 6:00 AM

19/12/2021
Buenos Aires-Santa Fé-Córdoba,
Argentina

——— Nuestro viaje a Calchín había empezado hace una hora y por suerte los dos estamos descansados para viajar con los ojos abiertos, escuchando música y tomando mate en éstas cinco horas.

Los dos dijimos de hacer una lista cada uno de las canciones que queriamos para hacer una sola y mezclada con los gustos de nosotros. El resultado fue pasar de "amor clasificado" a "canyon moon".

De paso charlamos mucho; demasiado a decir verdad. Bueno, es una mentira porque solamente criticamos a todas las personas que podíamos, incluyendo a la bomba tucumana.

—Pero dale...me estás cargando— dijo él exasperado quitando un segundo su vista de la ruta para agarrar el mate— Es re quilombera esa señora, estuvo buena mi pollera amarilla, pero tampoco que es Gilda.

—A river lo vuelvo loco con la azul y amarilla...— canté más para mi misma, pero de igual manera Julián me escuchó y vi como rodó sus ojos de pedo— Está buena.

—Te la aprendiste para romperme los huevos seguro— me reí por la cara de culo que puso y nuevamente agarré el mate para cebarme uno— Es horrible encima.

—Dejame o te toco una teta— se mordió el labio inferior mientras negaba con la cabeza.

Ninguno dijo nada más porque empezó a sonar "all too well (10 minute version)" y ese es nuestro momento sagrado, es decir; no lo interrumpimos ni porque nos digan que va a volver la colimba o algo así.
A los dos minutos de canción ya se me estaban cayendo los mocos y mi novio se quería reir, él sabía que nunca tuve una situación parecida a la que cuenta Taylor, pero el dolor se siente igual.

—Amor, no sé si parar a cargar nafta o seguir escuchando la canción— dijo señalando a la estación de servicio que estaba lejos pero tampoco tanto.

Al final tuvimos que parar y mientras Julián llenaba el tanque yo iba al baño y compraba pelotudeces como galletitas o chicles por si al conductor le llegaba a dar sueño.

—¿Vos sos la novia de Julián Álvarez?— me preguntó la cajera cuando fui a pagar y asentí, sin saber exactamente qué hacer en éstas situaciones— ¿Me puedo sacar una foto con vos?

—Eh...si dale— ella salió de su puesto de trabajo un segundo para sacarse una foto conmigo y la otra chica que estaba limpiando de paso también lo hizo.

—Ay, sos más linda de lo que pensaba— elogió la que hacía la limpieza— Que hermoso conocerte, me caes re bien y me haces reír mucho con tus comentarios.

—No, porfavor. Gracias a ustedes que me despertaron porque casi me duermo en el auto— respondí sin borrrar mi sonrisa— Si quieren llamo a Julián y se sacan una foto, no molestan.

Rápidamente asintieron y a los minutos tenían a mi novio mandando saludos y sacandose fotos. Sinceramente nunca hubiese ofrecido tal cosa, pero sé que a Julián le gusta que la gente lo apoye y por eso lo hice, además de que ambas chicas fueron re buenas y se lo merecían.

Ya en la ruta de nuevo él se dispuso a enseñarme canciones de cancha por si lo convocaban al mundial, lo cual era obvio que iba a pasar. Aprendí la que cantaron en el ochenta y seis y la de Brasil -todo según mi pareja, obvio- aunque se puso feliz de que tenía una idea decente de lo que era el mundial y cómo se llavaba a cabo, además de decirme que era una anti-patria que era patriota cada cuatro años.

Llegando a las dos horas de viaje me dediqué a mirar los árboles y a contar todas las veces que veía un ganado de vacas, que por cierto ya van diecisiete. Todo iba bien hasta que empezaron los juegos.

—¿Preferís morir hervido o torturado?— subí mis pies al asiento sentandome como un bebé en gestación— Morir hervido sería que se cocinen todos tus organos antes de que mueras y torturado...siendo torturado.

—No te vayas a matar explicando— se rió de mi— Mmm...hervido asi me comen.

—Bue, yo me llego a comer tus órganos y me convierto en leprosa— alcé las cejas para burlarme de él pero dadas las condiciones de conductor no me vió.

—¿Preferís...estar con Harry un fin de semana o estar conmigo un año?— intentó hacer que lo elija pero le salió mal porque rápidamente contesté;

—Harry. Obvio.

—Ah, bueno— exclamó completamente indigando— A ver cuántas copas tiene Harry.

—A ver cuántas canciones número uno y Grammys tenés vos— defendí a mi idolo y Julián parecía querer ir a buscar a Harry Styles a Londrés en patas ahora mismo— Yo te amo, pero Harry es Harry y como Harry no hay dos.

—¿Qué?

—Como Harry no hay dos, bruto— repetí mientras sacaba un chicle para masticar y no comerme las uñas.

—Yo también te amo, Jazmín— sonrió y yo quedé tonta como casi siempre me pasaba cuando estaba con él.

No sé si era bueno o malo, pero durante el resto del viaje él se la pasó sonriendo y hablandome de lo que podíamos hacer en Calchin o preguntandome qué había en Oberá.

(...)

Cuando llegamos lo primero que vi fue un cartel de bienvenida con la cara de mi novio pelado y está de más decir que algún que otro chiste de rodillas le hice.

Si, estaba nerviosa de conocer a mis suegros y cuñados, pero a la vez me tránquilizaba saber que Julián les habló de mi y que por eso tenían una buena impresión de mi persona, aunque no soy de lo más impactante y mucho menos interesante.

Llegamos a donde solía vivir el cordobés y cuando bajamos lo primero que hice fue estirar las piernas, después de estar cinco horas sentada hablando de futbol y cantantes los efectos secundarios son fisicos.

La familia de Julián salió apenas él tocó la vereda y fueron a abrazarlo con fuerza quedandome yo a un costado para no molestarlos en esa situación tan intima, pero claro, siempre demostrando una sonrisa. Le dijeron un par de cosas como que lo extrañaron mucho y que lo amaban hasta que yo fui el centro de atención y la mamá fue la que se acercó a abrazarme tan cálidamente que no me quise separar.

—Que gusto conocerte, Jaz. Soy Mariana, la mamá de Juli— se presentó cuando nos separamos— Espero que él sea bueno con vos.

—Gracias, él es un sol. Es el hombre más bueno que conocí en mi vida— ella ensanchó su sonrisa y volvió a abrazarme.

—Mariana la estás acosando— se burló su marido que fue el siguiente en acercarse a saludarme— Gustavo, un gusto, Jazmín.

—Gracias, el gusto es mío— la familia Álvarez es muy cariñosa porque hasta los hermanos y Agus (la pareja de Rafael) me dieron un abrazo.

Entramos y mi suegra nos dijo que ibamos a dormir en la pieza que era de Julián, ya ahí dejamos los bolsos y la araña me dejó con su familia en el patio para irse a bañar.

Yo no estoy acostumbrada a empezar conversaciones con gente casi desconocida gracias a mi timidez, sin embargo intentaba prestar atención a lo que decían y reirme si era necesario, por suerte era bien integrada y siempre que se hacía algún chiste alguno de ellos me miraba para saber si no se habían desubicado.

—¿Y a vos cuñada cómo te trató la cuarentena?— me preguntó Agu, el chico al que tuve que memorizar dos semanas porque pensaba que su nombre iba con s.

—Yo me mudé éste año con mi hermano porque en lo de mis papás me di cuenta de que ya no era una adolescente y no podía seguir con ellos de parasito, asi que fui de parasito con el mayor— todos rieron a la par y se notaban interesados en el tema— Y bueno, estoy por mi segundo año de psicología asi que bien creo, ¿ustedes extrañan el monumental?

—Uf, no te das una idea— fue el turno de Rafael de hablar— No solo es el tema del fanatismo a river, ahí está Juli y si no podiamos ir a la cancha menos ibamos a poder verlo a él, encima que nosotros somos re pegados con el pelotudo ese.

—Igual ya el año que viene vamos a poder ir a visitarlos a los dos— la progenitora de los tres hermanos me sonrió— Estaba pensando en comer sanguchitos ahora, ¿querés, Jaz? Juli me dijo que no comes carne y te compré para hacer sanguches de tomate y queso, y a la noche quería hacer empanadas asi que a la tardecita vemos si te hacemos unas de verdura.

—Si, está bien. Gracias— imité su acción pero no tan extrovertida como lo era ella.

Hablamos un poco más y cada vez me sentí más cómoda con ellos, el hecho de que demostraran interés en mi con preguntas hacía que quiera quedarme acá con ellos para siempre.

Julián dió acto de presencia y se sentó en mis piernas sin apoyar todo su peso y habló de algunas cosas con su familia mientras yo apoyaba mi frente en su espalda cerrando los ojos.

No creo que sea una sorpresa si digo que él me hace sentir en paz. No sé cómo explicarlo, pero si estuviese acostada en un campo lleno de flores amarillas y sin bichos; el sentimiento sería el mismo que el que tengo cuando estoy con el jugador de river.
A veces está tan presente y se me hace irreal porque nunca tuve a alguien así y lo más cercano era mi mamá, mi hermano y mi cuñada y creo que solamente es porque vivo con ellos, aunque obviamente son las personas más buenas.

—¿Me acompañas al supermercado, amor?— susurró mientras posaba delicadamente una mano en mi pierna izquierda— Viene toda mi familia a la noche y como que no hay suficientes empanadas para todos.

—Si, Julián. Vamos— sonreí en su dirección y me dió paso a que me levantase— Perdón, ¿puedo pasar al baño?

—Ay, Jaz, vení conmigo— la mamá de Julián me guió al baño aunque ya sabía donde estaba, pero me daba mucha vergüenza— No pidas permiso, mi amor, podés pasar cuando quieras y agarrar lo que quieras cuando necesites. Yo me quedo sentada en el comedor un ratito por si necesitas algo.

—Gracias, mamá de Julián— continué sin borrar mi sonrisa y al fin pasé al baño para lavarme un poco la cara y hacer mis necesidades.

No puedo creer lo cálida que es la familia de Álvarez, no me voy a cansar de decirlo porque me hicieron sentir más en casa en dos horas que llevabamos acá que mi familia en veintiún años. Y si, me dan ganas de llorar porque a mi parecer suena como algo lindo pero no es así.

Constantemente siento que voy a arruinar todo con Julián o que los dos vamos a hacer algo feo para separarnos y la verdad que últimamente es mi mayor pesadilla.

Me miré al espejo por última vez después de lavarme las manos y salí, encontrandome a la progenitora de mi chico sentada cosiendo lo que parecía ser una remera. Julián apareció en mi campo de vista y en el de su mamá.

—¿Mami vos necesitas algo?— preguntó el chico que me agarró la mano antes de salir.

—No, mis amores, gracias.

Después de decirle que enseguida volviamos salimos de la mano al supermercado que estaba a dos cuadras, y si; tuvimos que caminar con el sol casi en nuestras cabezas.

Algunos vecinos pararon a Julián para darle un abrazo y él no dudó en presentarme a la gente, gracias a quien sea que nos creó todos fueron re buenos y me saludaron como si me conocieran de toda la vida.

Al fin llegamos al super y la chica que era cajera es prima de mi novio, asi que de nuevo tuvimos que saludar y de nuevo fui presentada a la familia; ésta vez incluyendo una invitación a comer empanadas a la noche.

Calchín parecía re tránquilo, de verdad nada que ver a lo que es Buenos Aires y la verdad que evidiaba eso; siempre quise tener una familia en un lugar así, más allá del calor que odio...me gusta acá y llevo dos horas solamente.

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