XXXVII






— Estas advertida Haneul, si algo malo le sucede a la bebé, te prometo que la primera bala del arma que compre, la usare contigo. ¿Te quedó claro? — Impulsó su cabello hacía atrás con mucha fuerza, Haneul sollozaba pero no por el dolor que Jimin le estaba ocasionando. Si no, por su hija.

— ¿Por que te vas contra mí? Te recuerdo que Bora estaba bajo el cuidado de Soyeon — Susurró observando sus labios, Park le soltó una bofetada que le hizo voltear su mejilla, su respiración estaba agitada por el movimiento brusco que había ejercido contra Haneul desde que la tomó del cabello donde se encontraba en la habitación principal hasta la primera planta. Soyeon veía toda la escena, desde arriba escondida entre los barandales de las escaleras, sintiendo lástima por ella.

— No la metas en esto, tú no vas a tocarle ni un cabello. ¡Esto es tu culpa, fuiste tan terca al contratar una niñera, Haneul! ¡Mira las consecuencias que has traído, secuestraron a nuestra hija que tiene tan solo dos años! — Park quitó el seguro del arma y colocó la punta de esta en la cabeza de la chica, Kang cerró los ojos con temor, más que nada por el bebé que crecía dentro su vientre. — ¿Te has puesto a pensar en lo horrible que suele ser este negocio, no? Te lo mostré, se que lo sabes perfectamente Haneul. Y no es nada bueno, me repugna el pensar que algo le estén haciendo a Bora. Y créeme que si no sale de esta, no me voy a compadecer de ti.

Jimin disparó tres veces hacía el techo, se encontraba cabreado. Demasiado. Soyeon nunca había visto a su padre de esa manera por lo cual sentía la necesidad de encerrarse y no verlo por un buen tiempo. Los nervios le invadían por todo el cuerpo. Él siempre fue tan lindo, compresivo y buena persona pero verlo tan de repente muy furioso sosteniendo el arma y maltratando a Haneul, se llevó una gran decepción.

—  No, papá, no lo hagas — Susurró para si misma en cuanto soltó el arma y golpeó a Haneul en el rostro. Lo hacía una y otra vez, parecía que ella le había dicho algo que lo provocó. Soyeon sabía que estaba embarazada y no podía permitir que su padre le hiciera todo aquello. Con un poco de valentía, se levantó del suelo y corrió escaleras abajo — ¡Papá, suéltala! ¡Por favor! — Gritó con lágrimas avecinándose, Jimin soltó de golpe a Kang, aprovechó para limpiar la sangre que escurría de su labio. Lo único "bueno" de todo esto, es que los golpes habían caído en dirección al rostro.

— Soyeon, vete — Ordenó, la primogénita negó con frenesí y se acercó a Haneul para tratar de ayudarla pero Jimin la empujó con su brazo izquierdo — He dicho que te vayas, no te metas en esto. Enciérrate en tu habitación.

— ¡No, papá! ¡¿Como puedes hacerle eso?!  Está embarazada, es tu esposa, debes respetarla.... Esto quiere decir que ¿a mi también me golpearas en algún momento? — Lo miraba con decepción, Jimin lo notó en sus ojos. Tantos años, tanto tiempo estuvo lejos de su padre tratando de que no se enterara lo que verdaderamente hacía con las mujeres y dentro de la organización. ¿Ahora como vería a su hija a los ojos? A su bebé. Sabiendo que ella ya no lo admiraba. ¿Y como iba hacerlo después de lo que vio? Tenía quince años pero no era para nada tonta, estaba en contra del maltrato hacía la mujer, de que las trataran de esa manera y demás. Soyeon no se iba a quedar de brazos mirando lo que su padre le hacía a su esposa. Además, esta embarazada.

Park secó las gotas del sudor que estaba formadas en la frente con el dorso de su mano derecha. Su cabello estaba totalmente despeinado debido a que había pasado sus manos repetidas veces por el. Sin decir algo más, le dedicó una última mirada a su esposa que tocaba su rostro con una mueca en sus labios. Él se había prometido no tocarla más, no golpearla. Por último, salió de la casa con dos hombres detrás de él, aún seguía cabreado con todo esto. Y aún más, sin saber nada de su hija.

— Llama al jefe de policía y que inicie una investigación sobre lo que sucedió. ¡No puedo creer que nadie haya visto nada! ¡Pero donde me enteré que alguien estuvo implicado, será mejor que escape del país! — Gritó, los demás hombres se mantenían correctos ante la situación de su jefe, no podían decirle algo o actuar diferente porque era muy probable que una bala les atravesara por alguna parte de su cuerpo.

— ¡Papá! — La chica salió de la casa desesperada, buscando a su padre por todos lados hasta que lo vio dentro del auto en la parte trasera a punto de irse. Jimin le indicó al chofer que parara para prestarle atención a su hija.

— ¿Que pasa, Soyeon? — Susurró sintiéndose débil ante su mirada.

— Haneul tiene una crisis o algo así, no lo sé. Se volvió loca, está lanzando todos los objetos por todos y está apunto de beber alcohol. No podré con ella si te vas — Colocó dos mechones de su cabello detrás de las orejas, Park no tuvo de otra más que bajarse del auto y encaminarse para tratar de ayudar a su esposa. La entendía en cierto punto, se habían llevado a su hija, ni siquiera saben de quién podría ser y eso les atormentaba aún mucho más. Jimin comenzó a insultarse una y otra vez debido al gran error que había cometido, ¿por que no podía controlarse? No quería golpearla más.

Encontró a Haneul gritando barbaridades hacía los empleados de Jimin que las cuidaban, un cigarillo adornaba sus dedos delgados y un montón de cristales regados por todo el suelo. Park se acercó a ella, cuando está volteo a verlo, le dedicó una mirada furiosa. Su rostro estaba golpeado, por supuesto, su labio inferior seguía sangrando a pesar de que ya lo había secado repetidas veces.

— Haneul, vamos a recuperarla — Trató de tomarla de los brazos para acércala a él pero la chica lo empujó con fuerzas.

— No tienes idea de lo mucho que te estoy detestando ahora mismo. Me tienes harta, Jimin. Estoy cansada de ti, si pudiera irme de este lugar créeme que con todo gusto lo haría — Golpeó su pecho con el dedo índice, Park no le quitaba la mirada de encima. Iba a permitir que Haneul le golpeara su así lo quería.

— No digas eso, se que estuvo mal... es solo que estaba muy cabreado. Te prometí que no volvería a tocarte de esa manera pero esto.... — Soltó un suspiro — Nuestra hija de encuentra desaparecida, ¿crees que no me duele? La quiero tanto como a Soyeon, así como a ti también.

— No seas un hipócrita, Park. Sabemos que no es así. ¿Que me dijiste aquel día cuando llegó Soyeon? ¿ah? — Soltó una carcajada y negó con la cabeza repetidas veces, lo esquivo y apagó el cigarillo en el cenicero. Recargó sus manos en la mesa con la cabeza hacia delante y cerró sus ojos con fuerza.

¿En que momento había pasado a tener una vida así?

— Vete y mas te vale que la encuentres, porque no voy a tener compasión de ti — Repitió casi las mismas palabras de Jimin que le había dicho hace unos momentos atrás.

— Yo no tengo la culpa de que haya desaparecido. Te dije miles de veces que no te embarazaras, pero eres terca. No se que pasaba por tu mente.

— Lo hice a propósito — Hablo rápido — me embaracé a propósito — Se dio la vuelta para encararlo.

— ¿Y porque hiciste eso? Sabias que las cosas aquí están muy mal, todo el tiempo corremos peligros y a ti se te antojo ese capricho de niña chiflada.

— ¿Ah si? Y dime, ¿entonces eso quería decir que todo mi vida me quedaría encerrada en esta casa? Sin tener hijos o un esposo que si me quiera de verdad. Contigo no hay futuro, que eso te quede claro porque como tanto tú y yo, sabemos que tienes otra familia. A la que si quieres, estás enamorado de esa mujer y parece que la tratas como lo mejor qué hay en el universo. ¿O es que acaso estoy mintiendo?

— ¿Como sabes eso? — Alzó la voz. Haneul chasqueó la lengua y desvió su mirada. Lo que no sabía es que ella se había encargado de vigilarlo en todo momento, sabía lo que hacía. Por las noches iba al aeropuerto para recoger a las nuevas y así transportarlas a las mansiones lejos de la ciudad y totalmente escondidas entre los bosques. Además, diferentes veces vio las imágenes de él con esa mujer, tenían dos hijas. Pareciera que no está preparado para recibir otro hombre en la familia.

— Contactos, Jimin — Se encogió de hombros, este asintió y volteó hacia su hija que los miraba con tristeza. No quería que ellos discutieran de esa manera.

— Vete a tu habitación, Soyeon. No salgas hasta que te lo indique ¿estamos?

— Bien, Haneul, si necesitas hablar... estaré arriba — Ensanchó su bonita sonrisa, Kang asintió y la siguió con la mirada hasta que desapareció por los pasillos.

— Me tengo que ir, organizaré a los demás que se encuentran en la bodega. Tenemos que buscar a Bora, puede ser muy probable que Jeon la tenga — Colocó sus manos en la cintura, mirando al suelo. Mordía su labio inferior pensando en cómo pudo ser tan distraído para que se la llevaran en silencio.

— Solo espero no vayas con aquella mujer, como la otra vez — Susurró, Park la miró seriamente. Haneul lo había descubierto hace tiempo con la misma mujer que le mencionó lo anteriormente. Y ¡oh sorpresa! El día de ayer lo escucho conversando con ella, eso quería decir que desde entonces no la había dejado. Le causaba una furia enorme saber que estaba con otra mujer cuando ella estaba como tonta a su lado, con una hija y un embarazo.

Le frustraba no poder salir de casa para torturar o realizar sus andadas, había entrado a ese negocio. Uno peligroso y ahora debía estar más cuidadosa de que nadie sospechoso se acercara a ella. Lamentablemente, se habían llevado a su hija y haría lo posible para ir por ella.

— ¿Es que acaso no lo superas? Eso fue hace dos años, Haneul. Entiéndelo, me hartas.

— Yo te hartó pero ella no, que ironía. Mira que desde hace dos años no has podido desprenderte de su lado — Tomó la cadena de oro entre sus dedos, sin importar el mareo que se hacía presente se plantó frente a él mirándolo fijamente. Ya no era la Haneul de antes que ni loca haría algo así.

— No se de que hablas, Haneul. No tengo a nadie más, ¿que ganaría? — La chica soltó una carcajada y negó con la cabeza. Park se dedicó a no soltarle la mirada. Le causaba risa sus palabras, era tan hipócrita que le daba asco pensar por todas las mujeres a las cuales les abrió las piernas.

— Ganarías mucho, Jimin. ¡Demasiado! Para tu placer, para sentirte mejor y demás, lo sabes. Vamos, eres un mafioso que todos los días convive con muchas mujeres ¿o es que acaso tienes la memoria de Dory? Bueno, mira, te recuerdo que lo que me hiciste a mí, se lo estás haciendo a más mujeres. Las llevas al club, a las mansiones y ¿acaso me vas a decir que se sientan en el jardín para tomar una taza de café? — Alzó sus cejas para después cruzarse de brazos, Jimin trató de tomar sus mejillas pero ella retrocedió y soltó su cadena — No me toques.

— Esas mujeres ahora son reclutadas por ti, tú vas a las escuelas y las eliges. Estamos juntos en esto — Le susurró, Haneul sonrió y acarició el cabello de Jimin claramente con otra intención. Park la tomó de la cintura con fuerza y estampó sus labios con los de ella. Y por supuesto que Haneul accedió a ello.




Después de lo que había sucedido, Park se retiró de la casa prometiéndole a Haneul que buscaría a su hija. La chica le hizo saber que debía hacerlo y rápido.

— ¿Cuantos hombres hay a la redonda? — Preguntó Haneul llegado a lado del jefe de seguridad el cual Jimin le había otorgado aquel puesto.

— Cuarenta, señora — Respondió sin mirarla, el hombre seguía verificando todo a su alrededor, ya sea una persona sospechosa y demás.

— ¿Cuarenta hombres y nadie se enteró del secuestró de mi hija? Quiero que me investigues a cada uno de ellos, en donde estaban y que hacían en ese periodo de tiempo. Ve por la cámaras del seguridad o que se yo, pero necesito a esas personas frente a mí a más tardar mañana.

— Si, señora. Así será.

— Bien, otra cosa, consigue armas y hombres que en un rato jugaremos — Sonrió pensando en su magnífica idea. El hombre realizó una reverencia y desaprecio de su vista para seguir las órdenes de Haneul.

La chica se dirigió a la habitación principal para cambiarse de prendas, debía optar por algo cómodo y no muy llamativo. Amarró su cabello en una cebolla, tomó las llaves del auto y se dirigió a la habitación de Soyeon.

— Hey, saldré. Llegaré con tu padre hasta la noche, no hagas nada de lo que te puedas arrepentir.

Dicho aquello, cerró con fuerza la puerta y corrió escaleras abajo.

— Señora, tenemos las armas y los hombres listos. Solo díganos que debemos hacer — Veinte personas estaban frente a ella sosteniendo sus armas, la chica asintió mirando a cada uno con detenimiento. Lo que se venía sería un punto débil para Jimin.

— Bien, eso fue rápido. Iremos al estacionamiento de un departamento que se encuentra cerca del centro. Todos deben seguirme, estar atentos y cubrirme. Verificar la zona y que no haya nadie más que pueda hacerme daño, yo me encargare de exterminar a esa persona. ¿Entendido?

— Si, señora — Respondieron al unísono.

— De acuerdo, vámonos.

Todos fueron detrás de ella para subirse a las camionetas negras y blindadas, menos Haneul quien conducía un auto de último modelo. Aceleró en la carretera porque de verdad le urgía llegar a ese lugar, su arma estaba cargada y lista para solo presionar el gatillo. Ella había prometido que Jimin le pagaría cada lagrima que haya derramado en el pasado y esta por cumplir la primera de miles.

Al entrar al estacionamiento, las llantas del auto rechinaron pero nadie se percató de ello. Haneul tomó el teléfono móvil y llamó al jefe de seguridad.

— Diles a todos que deben rodearme en cuanto yo baje, estén atentos y no permitan que me disparen. Solo apunten — Colgó. Haneul vió a la mujer bajar del auto luciendo impecable como todos los días, con una sonrisa plasmada en su rostro porque era feliz de tener a un hombre tan... guapo como lo es Jimin. Su vida era bonita, suponía. Pero ya no más.

Haneul bajo con el arma en sus manos, se acercó a pasos rápidos y se detuvo cuando estuvo lo suficientemente cerca de la mujer.

— Adiós, querida.

Tres estruendos se escucharon en el estacionamiento causando un fuerte eco, la mujer cayó al suelo de inmediato. Ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar o suplicar por su vida. Kang se acuclilló y susurró:

— Lo siento, de verdad. Pero te metiste con el hombre equivocado — Se levantó para darse la vuelta y descargar su arma — Encárguense del cuerpo y las cámaras de seguridad. Aquí no sucedió nada.

Haneul se había encargado de deshacerse de esa mujer, la cual Jimin babeaba por ella. Que lástima, ahora no estaba. Y ese era el propósito de Kang desde que los vio juntos siendo felices.

Ahora, iba por su hija. Y debía prepararse porque Jimin le declararía la guerra en cuanto se enterara de lo que había hecho.

Chicas, si les gusta los temas de trastornos, tengo una nueva historia que se llama Anxiety Disorder con Taehyung. Está basada en hechos reales con sentimientos verdaderos de una persona que padece de trastorno de ansiedad.

Y si les gusta donde la mujer tiene el mando, tengo Anxietatem de Yoongi.

¡Las quiero, cuídense!

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