XVI





Todos en el club seguían haciendo de las suyas con aquellas femeninas. ¿Que pensaría Haneul al enterarse de todo lo que Park hacía en el club? Sería un desastre total. Y pertubador.

La cadena de tráfico, drogas y armas de Park Jimin era inmensa pues no solo se distribuía en Asia, si no en todo el mundo. Y es que Jimin no tenía compasión con nadie, ¡era un monstruo en verdad! Observó como Min Yoongi parecía divertirse con una chica de quince años en un sofá y bueno, el mencionado no era tan grande de edad a comparación de él. A lo lejos se escuchaban gritos de chicas asustadas, pero eso no le importó a Jimin.

Estaba más que acostumbrado a escuchar los gritos de las chicas que se asustaban por lo que sus grandes amigos les harían. Eran de lo peor.

Bebió y bebió hasta perder el conocimiento de donde se encontraba, solo veía a una chica frotarse arriba de él y podía calcular que esta tenía por lo menos veinte años. Ya era legal. Kang Haneul no le pasaba por la mente ni de chiste y era muy seguro que hasta la había olvidado por completo, era demasiado obvio que él no le sería fiel en ningún momento pues teniendo a tantas chicas y tentaciones le era difícil. ¿No?


Por otro lado, Haneul no podía conciliar el sueño debido a lo mal que se sentía por Taehyung y su familia. No podía hacer más hasta el momento, era tener una relación con Park a tener que acostarte con miles de hombres de diferentes edades y volver al mismo sufrimiento como tanto psicológico y mental. Día tras días se arrepentía de haber asistido a su discoteca pero ella no tenía culpa de nada.

El reloj marcó las cinco de la mañana cuando escuchó ruidos provenientes del salón de abajo, empezaba el temor. Se acurruco un poco más esperando que abrieran la puerta y se descubriera un Park Jimin totalmente despeinado, su camisa desabrochada, en su cuello y parte de su abdomen se encontraban chupetes que «obviamente» fueron causados por una mujer. Desde kilómetros podría notar lo ebrio que se encontraba pues ni siquiera podía caminar correctamente.

Él miró a Haneul pero decidió por ignorarla, solo se dejó caer a la cama sin siquiera cambiarse. El olor a alcohol mezclado con alguna droga le penetro las fosas nasales al instante, hizo una mueca de asco cuando sintió su brazo rodearle la cintura. Una lágrima cayó rodo por su mejilla debido a que extrañaba su vida normal. Donde Park Jimin no estaba de por medio.








Haneul despertó debido a un movimiento en la cama, se trataba de Jimin quien recién también había despertado pero con un fuerte dolor de cabeza. Observó a Haneul con detenimiento y por su mente vago aquel pensamiento "Se veía preciosa aún recién despierta".

—¿Podrías llamar a la sirvienta?—Le preguntó en un susurro, cualquier mínimo ruido era uno grande para él. La chica asintió y se encaminó hasta donde se encontraba el teléfono. No había necesidad de bajar la grandes escaleras ni mucho menos gritar desde la habitación aunque esa sería una mala idea para el estado de Park.

—¿Estuviste en aquel club toda la noche?

—Si, ¿por que?—Se levantó de la cama, Haneul desvió su mirada al instante cuando observó su abdomen. Era algo incómodo para ella a pesar de que ya lo había visto anteriores veces desnudo pero no se concentró en su cuerpo si no en el sufrimiento que estaba recibiendo en ese entonces.

—Solo preguntó—Se encogió de hombros y empezó a jugar con sus dedos.

—¿Por que no me miras? Ya me has visto sin nada de ropa—Hablo en tono burlón. Haneul trago saliva y negó.

—Si, pero yo no pedí verte de esa manera ni mucho menos tener relaciones contigo. Me hiciste pasar por malos momentos.

En segundos Park se encontraba frente a ella totalmente serio tomándola del brazo y haciéndola levantarse de la cómoda cama. El hombre le apretaba demasiado el brazo tanto que Haneul parecía querer llorar por la fuerza que usaba contra el, ¿por que se molestaba con aquellas palabras? No era más que la simple verdad.

—Mira Haneul, no porque tengamos una relación tienes el derecho de tratarme de esa manera. Aquí el único que da las órdenes soy yo, tú me debes obedecer a lo que te pida.—La lanzó de nuevo a la cama, echo su cabello hacia atrás y sin pensarlo dos veces se colocó arriba de ella.

—Por favor no lo hagas—Suplicó, Park no hizo caso a sus súplicas sólo empezó a besarla con desesperación y fuerza. Haneul sabía perfectamente que en cualquier momento aquel suceso pasaría pero nunca de manera forzada, de nuevo.

Park Jimin la lastimó de nuevo, debido a lo fuerte que la penetraba segundo tras segundo. Ella lloraba fuerte tanto que Park se frustró y con su mano derecha tapó su boca. La puerta principal de la habitación se abrió dejando ver a la sirvienta que asustada dejó la caja de pastillas con un vaso de agua en el piso y salió rápidamente. Todos en aquella sabían perfectamente, es más, tenían en claro lo que él realizaba tanto como en su casa como en otros lugares. Nadie hablaba...O les iba muy mal.

Haneul no le dijo nada hiriente a Park, eso estaba claro...entonces, ¿porque le había molestado sus palabras?

Una vez terminaron, Park se levantó y tomó entre sus manos la caja de pastillas para el dolor de cabeza y el agua. Los sollozos de Haneul habían ocasionado más dolor. La chica se quedó en la cama con las sabanas totalmente cubriéndola, los sollozos habían disminuido pero se encontraba observando un punto fijo.

—¡Sabes que odio escucharte llorar!—Le grito pero ella lo ignoro por completo. Jimin soltó un suspiro frustrado para después adentrarse a la habitación de baño y empezar a darse una ducha.

Haneul se envolvió en las sábanas y salió de la habitación hacía la que ocupaba cuando fue secuestrada. En ella se daría una ducha también para relajarse y despojarse de todo el dolor que cargaba. Ya no dolía en su zona para nada y eso fue algo bueno que agradeció por que de lo contrario, no podría ni siquiera levantarse o caminar correctamente como la anterior vez. Y en verdad era un dolor que no le deseaba a nadie.

Después de por lo menos una hora de estar en la ducha, salió. En el gran pasillo se encontró con una sirviente que suspiró de alivio por verla, Haneul la miró confundida.

—Señorita Haneul, me da mucha alegría que esté aquí. El señor Park la está buscando como loco, ha pensado que se escapó—Sl saludarla le dedicó una reverencia, la chica quiso soltar una pequeña risa por lo desconfiado que era Jimin. ¿Por que escaparía? No ganaría nada bueno.

—Lo siento si las trato mal o algo parecido—Se disculpo sinceramente. La señora negó con la cabeza y le sonrió.

—Estamos acostumbradas al humor del señor Park.—Dicho eso se dio la vuelta para llegar a su destino que era la cocina, tal vez. Haneul se encaminó hacia la habitación que ahora compartía con Jimin donde lo encontró hablando por teléfono, al verla solo susurró un "No hagas nada, aquí está" y colgó.

—¿En donde estabas? ¿Ibas a escapar?—Se acercó a ella ya con ropa nueva y planchada, como siempre; un traje asquerosamente caro.

"¿Acaso estoy en condiciones de hacerlo?" Quiso responderle pero ahora le temía.

—No, solo fui a la otra habitación para darme una ducha—Los esquivo para empezar a buscar ropa en el closet donde Park había trasladado su ropa nueva. No era para nada impresionante encontrar con marcas caras como: Dior, Chanel, Louis Vuitton y demás. Tomó entre sus manos un conjunto de Chanel que en verdad quedó fascinada con aquello por ser tan precioso.

—Ese está perfecto, te llevare a un negocio.

—¿Que tipo de negocio?—Preguntó algo asustada pero tratando de esconderlo. Jimin metió sus manos en los bolsillos de su pantalón de vestir observando cada movimiento que ella realizaba. Observó sus preciosas piernas, su cabello rojizo que le quedaba perfectamente con su piel pálida, un leve sonrojo le llamó la atención en la chica y no fue por vergüenza o por qué le haya dicho algo lindo si no que, ella solía sonrojarse sin razón alguna haciéndola ver más preciosa, según Park Jimin.

—Nada del otro mundo, solo trata de una cadena de cafeterías. Te daré el honor de que las puedas manejar—Mordió sus labios aún mirándola, Haneul se dio la vuelta con el conjunto y su ropa interior en manos con aura de sorprendida.

—¿En verdad?—Sonrió, Jimin asintió.—¿Podrías salir? me cambiaré.

—No, arréglate frente a mí. Ya lo has hecho y seguirá siendo así.

Haneul asintió y con mucha vergüenza se deshizo de la toalla que la cubría. Sentía la mirada penetrante del hombre sobre ella pero empezó a repetirse en su mente que ignorara el hecho de que Jimin se encontraba en la misma habitación.

—¿Puedo preguntarte por Min Yoongi?—Su tono de voz fue duro. Pensaba que él no se había percatado de aquello.

—¿Que sucede?—Los nervios le invadieron con aquella pregunta, tomó entre sus manos  sudorosas la tela de su falda.

—¿De donde lo conoces? No me digas que no es verdad, vi como se miraban—La tomó de la cintura por detrás apretándola contra él. Haneul tragó saliva al instante y los besos en el cuello empezaron.

—Es de mi instituto—Jimin seguía besando su cuello y con sus manos acariciaba su cintura.

—Más te vale, Haneul.

La soltó y salió de la habitación sin decirle nada, Haneul pensó lo bipolar que solía ser. Marcaban las once de la mañana cuando ella bajó las escaleras con mucho cuidado para acompañar en el comedor a su gran novio. Él ya se encontraba sentado mientras que las sirvientas colocaban el almuerzo en la mesa con mucho cuidado, Park se mantenía concentrado en su celular.

—Buenos días señorita Haneul.—Algunas empleadas de Park le regalaron una reverencia la cual ella respondió al instante. Parece que Jimin le había informado a todos que ahora ella es su novia recibiendo así un gran privilegio en muchas cosas.

—Espero no se te olvide tomar la pastilla del día siguiente, Haneul—Desvío su mirada de su celular hacía ella. La chica tomó asiento a un lado de él.

—¿Donde la consigo?—Tomó el cucharón y empezó a servirse un poco de fruta con yogurt.

—¡Dongju!—Alzó la voz, una señora se hizo presente rápidamente como si de flash se tratara. Haneul la miró con una sonrisa pequeña para después empezar a comer el desayuno.

—¿Si, señor Park?

—Necesito que compres una pastilla del día siguiente para Haneul, no permitas que se te olvide—Hablo seriamente. La señora asintió y se fue en cuanto Park se lo hizo saber.

—¿No te gustan los bebés?—Park la miró enseguida con el ceño fruncido—Es decir, solo es una pregunta no es como que yo quisiera estar embarazada y darte un bebé.

—No, Haneul. Sería un gran problema que estuvieras embarazada, no lo aceptaría—Negó rotundamente y siguió concentrando en su celular. Haneul asintió pero no dijo nada más.




El almuerzo fue tranquilo, solo compartieron algunas palabras y nada más. Ahora mismo Jimin la llevaría a la principal cafetería de la ciudad donde se administraba todas las demás que poseía en la ciudad y fuera.

—Te dejare todas a tu cargo, supongo que no tendrás problemas ¿cierto?—Se adentraron al auto que tanto amaba Park. Haneul negó un poco dudosa.

—No, pero si sucede algo acudiré a ti—Sonrió sin mostrarle sus dientes. Colocó sus manos en su regazo jugando con ellas.

—Eso es obvio—Encendió el auto a la misma vez que sus labios sostenían un cigarrillo. Como si fuera el pan de cada día.

Llegaron a la cafetería principal que por cierto, era muy grande. Haneul se impresionó por que ella solía visitarla de vez en cuando antes de conocer a Jimin. Estaba tan cerca de él y no lo sabía.

—Es una de mis cafeterías favoritas—Le confesó, Jimin le dedicó una pequeña sonrisa lo cual le pareció muy raro. Siempre se mantenía serio.

Se adentraron por detrás de la cafetería directamente a las oficinas, Park la tomó de la cintura cuando la mayoría la miraba. No todas las personas estaba enterados de lo que Park Jimin era o más bien, a lo que se dedicaba. Fuera de aquellos negocios horribles de trata de blancas y demás, nadie más lo sabía.

—Sook, ella es Kang Haneul; mi novia.—La presento frente al encargado de aquella cafetería. Se dedicaron una reverencia.

—Un gusto, señorita—La miró de pies a cabeza, Haneul miró a Park con el ceño fruncido al notar que el chico le recorría el cuerpo.

—Ella se encargará de la cadena completa, cualquier reclamo, problema o que se yo; se lo dirán a ella—Explicó firmemente. Jimin miró al chico quien asintió ante sus órdenes.

—De acuerdo, bienvenida.—Haneul le sonrió al chico pero al instante borro su sonrisa cuando Jimin la miraba serio.

—No estarás aquí todo el tiempo, solo vendrás cuando lo necesiten—Le susurro al oído para después depositar un pequeño beso en su cuello.

Haneul siguió al chico llamado Sook mientras Jimin haría algunas llamadas.

—Es impresionante para todos nosotros saber que el señor Park tiene novia. Nunca antes había sucedido esto.—Le ofreció una taza de café que con todo gusto acepto.

—Es algo impresionante, te entiendo. Para mí lo es mucho por que nunca pensé tener algo con él—Trato de sonar feliz y amable. Sook la miraba con una gran sonrisa mientras en sus pensamientos vagaba  "Que preciosa es".

—Eres muy bonita—El chico tomó asiento a un lado de ella y acarició su mano que descansaba en su regazo, Haneul la apartó al instante por su extraña acción.

—Gracias—Contestó cortante.

—Si no fuera por el señor Park—Susurró acariciando su cabello para después tocar su cintura. La puerta principal se abrió donde se vio a Park totalmente serio y furioso, tomó a Haneul del brazo y la sacó de la oficina. Todos miraban la escena algo confundidos pero sabían que Jimin era de carácter fuerte.

Jimin estaba que echaba fuego por sus orejas cuando la encontró de esa manera con su empleado. Llegaron al auto de inmediato y sin más, la abofeteó.

—¡Deja de andar de ofrecida! ¡Dices no querer acostarte con otros hombres pero les coqueteas!—Le gritó. Haneul tocó su mejilla con su mano izquierda mientras su mirada se encontraba en el piso. Ella no tenía la culpa.

—Él me tocó en ese momento que entraste, me había alejado anteriormente—Susurró con temor.

—¡¿Y piensas que te crea?! ¡Creo que no te quedó en claro que no debes mirar a otros hombres! ¡¿Que pensarán las personas sobre mí?!—Le grito, probablemente aquellos gritos se escuchan hasta fuera del auto.

Haneul no respondió por el gran nudo que crecía en su garganta. Ella solamente negaba con frenesí.

—¡Responde!—La tomó del cabello con fuerza haciéndola mirarlo.

—No coquetee con él, Jimin. Te lo juro—Trago saliva, Park bufo y la empujó. Haneul recargó su cabeza en el ventanal del auto mientras sollozaba por lo bajo.

De inmediato tomó su cajetilla de cigarrillos y tomó uno para encenderlo. Haneul limpió sus lágrimas y acomodo su cabello cuando encendió el auto. Ella sabía que se había metido con un hombre realmente horrible de carácter. Y eso no era nada comparado a demás situaciones que él no toleraba.

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