XLIV
— Papá, ¿vienes aquí a tratar de recuperarme? — Soyeon, sin poder creerlo, realizó aquella pregunta directamente a Jimin quien sólo indicó a todos sus hombres que se alejaran del lugar.
— Si, hice todo lo posible por varios días para que regreses a casa. No debes estar con Jungkook, no lo conoces y estás demasiado chica para tener algo con él.
Soyeon soltó una pequeña carcajada causando que Park frunciera el ceño ante eso. Su primogénita avanzó dos pasos hacía él y negó con la cabeza repetidas veces, todo esto sin perderle la mirada.
— Déjame te refresco la memoria, pero no se si recuerdas que a los diez años me mandaste a otro país totalmente desconocido, obligándome a aprender su idioma y cuando más te necesitaba, no estabas ahí conmigo para orientarme.
— Sabes perfectamente que lo hice por tu bien, Soyeon. El tenerte aquí sería muy peligroso y no tendrías una vida normal como cualquier otra niña — Park colocó sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón. Su hija, trataba de no echarse a llorar, pues quería demostrarle a su padre que era lo suficientemente fuerte.
— En Estados Unidos no la tuve, yo solo quería que mi padre estuviera conmigo, por lo menos que me llamaras pero lo hacías una vez por semana o algunas veces no era así. Papá, me estoy sintiendo mejor con Jungkook y debes entenderlo — Susurró las últimas palabras, Jimin soltó una gran carcajada y echó su cabello hacía atrás.
— Soyeon, todo el tiempo he estado muy ocupado. Trataba de llamarte a pesar de que no podía hacerlo. Eres una niña aún para entender bien las cosas, tan solo tienes quince años y ¿crees que Jeon te tratará bien? Por supuesto que no, tú no entiendes nada sobre este mundo y créeme que no deseo que lo entiendas. Además, Jungkook es demasiado grande para ti, ¿que haría él con una niña? Si todo el tiempo está con una y otra mujer de su edad.
— Eso es mentira, él me dijo... — Park la interrumpió antes de que prosiguiera.
— ¿Que te dijo? ¿Que va a cuidarte y serte fiel? No cariño, Jeon no es ese tipo de persona, nunca lo ha sido. Y si no me crees, tienes toda la libertad de ir a preguntarle a Haneul, fue su ex novio en el instituto y no la trató como se lo había prometido. Y antes que lo digas, las personas solo cambian si están dispuestas a hacerlo, Jungkook no es una de ellas, al contrario, se volvió una persona mucho más cruel de lo que tú te imaginas. Y no voy a permitir que algún día me den la noticia de que estás desaparecida, porque eso es lo que suele hacer con todas sus mujeres.
Soyeon se quedó estática ante aquellas palabras de su padre, sin embargo, ella comenzaba a aferrarse por Jungkook. Le había prometido tantas cosas, una de ellas era cuidarla y realmente nadie lo había hecho, es por ello que cayó ante los encantos de Jeon.
— Antes de responder a tu discurso, ¿porque me dices estas cosas cuando has sido un asco de persona con Haneul? ¿Crees que no me percaté de todo lo que hacías? Como en la madrugada llegabas y lo hacías con ella, las veces que le gritas o pegas cuando te molesta cierta cosa a pesar de que se encuentra embarazada. Papá, tú no tienes derecho de venirme a decir ese tipo de cosas sobre Jungkook si eres mucho peor — Para este momento, Soyeon no soportó retener las lagrimas así que estas bajaban demasiado por sus mejillas pálidas, recordando los momentos que su padre la hacía pasar en casa.
Indirectamente le hacía daño, pues Soyeon se percataba de cada problema que tenía su padre con Haneul, lo que hacía con ella y las veces que solo llegaba ebrio y la trataba mucho peor. ¿Como esa chica podía soportar todo aquello?
— No te metas en situaciones que no te interesan, son problemas entre ella y yo.
— Entonces, tú tampoco te metas en este tema con Jungkook.
— Por supuesto que lo hago, eres mi hija y tienes quince años. No eres mayor de edad, Jungkook te lleva el doble — Jimin optó por buscar el cigarillo que había guardado en sus bolsillos junto al encendedor, Soyeon seguía sollozando porque no lograba que su padre la entendiera.
Al estar ambos en un pequeño silencio, lograron escuchar los pasos de Haneul, quien portaba zapatos de tacón y estos resonaban por toda la planta en donde se encontraban. Ella hizo presencia a un lado de Jimin, la primogénita se sorprendió por su gran vientre, parecía ser que en cualquier momento daría a luz.
— ¿Ya arreglaron sus problemas? — La pregunta fue directamente a Jimin quien soltó una pequeña risa llena de sarcasmo.
— Adivina quien está aferrada a Jeon Jungkook, tratando de convencerse así misma que es buena persona — Habló Park, observando los labios de su chica quien los mantenía tintados de color rojizo. Le encantaba.
— No, no lo es.
— Si lo es, Soyeon. Como experiencia, te aconsejo que te alejes de él pero bueno, esto no es algo que me interese mucho, arregla las cosas con tu padre y por primera vez, escúchalo — Por algunos momentos dirigió su mirada hacía ella, Haneul pensó que Jeon iba tan rápido que su vestimenta había cambiado por completo, se veía como una chica de veinte años. Claramente, para que nadie se enterara que tiene quince años.
Dicho aquello, solo se despidió de Jimin con un beso en sus labios y prosiguió su camino hasta la habitación, se encontraba demasiado cansada y con unas tremendas ganas de dar a luz, todo el cuerpo le dolía.
Pero en ese momento, una voz que reconocía perfectamente, se hizo presente tras ella. Haneul detuvo sus pasos de manera brusca, se dio la vuelta lentamente y lo vió.
— ¡Haneul, tanto tiempo sin verte! — Exclamó con alegría, por dentro ella estaba demasiado furiosa que deseaba lanzarle cualquier objeto sobre su cabeza.
— ¿Que haces aquí?
— Vengo de visita para tratar algunos temas con mi increíble socio, ¿no te parece fascinante? — Sonrió, Haneul odió sus palabras tan hipócritas al igual que la sonrisa que le regalaba — Deshazte de esa cara cariño, se que tú pensabas que me encontraba muerto. Pero Park Jimin no podía desperdiciar un gran socio que le ayudara con sus nuevos proyectos.
La chica espero que Jimin se hiciera presente, en cuanto escuchó sus pisadas, prefirió no mirarlo porque las cosas entre ellos irían de mal en peor.
— ¿Que hiciste? — Preguntó Haneul aún con la mirada en ese hombre que le sonreía con burla.
— Lo que realmente tenía qué hacer, ¿pensabas que iba a obedecerte? — La tomó de la barbilla, obligándola a mirarlo fijamente. Haneul estuvo a nada de soltar lágrimas pero hizo todo lo posible para no mostrarse de esa manera ante Park.
— ¿No pensaste en todo lo que me hizo? A él no le intereso abusar de mi, así que a mi tampoco me importará si está vivo o no — Susurró, Jimin sonrió con el cigarillo entre sus labios, con la mano restante lo quitó, expulsando todo el humo grisáceo en su rostro.
— Si, pero recuerda que aquí se hace lo que yo diga. Te guste o no, Haneul.
— Créeme que todo esto lo pagaras muy caro, empezando por el trauma que le ocasionaste a Taehyung. Me gustaría que te grabaras mis palabras, pero se perfectamente que no vas a creerme, así que solo espera el momento — Haneul sonrió con mucho gusto, como si aquel bebé que lleva en su vientre, nació — Porque te juro Park Jimin, que tú, serás el que se encuentre de rodillas suplicándome para que te deje en paz y a ru preciosa hija.
Jimin zarandeó a Haneul, la acorraló contra la
pared importándole poco que ella está embarazada. Pero la chica sonrió, quería hacerlo enojar.
— ¿Como sabes lo de... — Ella lo interrumpió con una carcajada, su mano derecha tomó con fuerza la muñeca de Park.
— No te metas conmigo, mi amor, que las cosas entre tú y yo, recién comienzan.
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