XII
Había transcurrido una semana desde que Haneul logró escapar de manos de Jimin y desde entonces no dormía en su casa por miedo que un día fuera por ella y la sacara a la fuerza. Por lo tanto, decidió refugiarse a las afueras de Seúl donde sus padres poseían una casa que ellos comenzaban a vender pero cancelaron todo por su hija, que era más importante su seguridad. Haneul aún no olvidaba esos sucesos qué pasó junto a su peor pesadilla, todas esas violaciones donde el dolor no era comparado con otra cosa, actualmente, seguía recuperándose.
Deseaba tanto volver a su instituto donde era feliz junto a sus amigos y novio, quien estaba con ella en todo momento. Su mente la traicionaba día a día con preguntas que le atemorizaban, ¿Y si Jimin la descubría? ¿Estaría buscándola todavía? No sabía pero al pensarlas le causaban unas terribles ganas de llorar. Quería su vida de vuelta, esa que Park Jimin le arrebató.
— ¿Aún no estás preparada? — Preguntó Tae al entrar a su habitación con un bote de helado de sabor chocolate. En toda la semana estuvo consintiéndola pero en ningún día se atrevía a describir lo que sus criminales le habían hecho. No quería denunciarlos porque sabía que sería más peligro para ella.
— Supongo que ya es hora, Taehyung — La chica se hizo hacía atrás topándose con la cabecera de la cama. Kim le sonrió grandemente no por que por fin le diría todo, si no que él solía sonreírle día a día aunque Haneul no lo hacía, no tenía ánimos de hacerlo.
Haneul se tomó unos segundos para recapitular todo lo ocurrido, recordarlo le dolía en el alma pero en verdad quería que Taehyung lo supiera.
— Ellos me hicieron muchas cosas horribles, cuando me subieron a la camioneta estaba aquel chico que me encontré en la discoteca. Él se presentó ante mi y me dijo que era el dueño, fue algo raro en ese momento porque solo se atravesó por mi camino, eso quiere decir que ya desde hace un rato me tenia en la mira. Tú no sabes lo tanto que me arrepiento de haber bajado al baño, tal vez si no lo hubiera hecho todo estaría bien — Su mirada estaba perdida en sus manos que jugaban entre ellas, Taehyung acercó su mano izquierda hacía las suyas en señal de apoyo.— Lo primero que hizo fue comprarme un vestido muy revelador y me llevo hacia un bar donde se encontraban dos hombres más. Uno de ellos me manoseó frente a todos y pago por mi, él me violo y no solo sucedió esa vez, fueron a lo menos cinco veces o más. La última vez me dejaron muy adolorida, cuando llegaba a casa el siguiente en violarme era ese idiota que conocí en la discoteca, hasta el punto de hacerme sangrar. Estoy empezando a sentirme muy mal psicológicamente ¿sabes? Llevo demasiadas violaciones en mi vida como si fuera un trofeo, ¿que es lo que causo para que me hagan esto? ¡Yo solo quiero vivir tranquila sin problemas! ¿Ves mi aspecto? ¡Estoy hecha un asco! No duermo desde hace mucho, mis pesadillas las causan esos hombres. Estuve a nada en rendirme ante él.
Taehyung sentía furia por dentro, deseaba encontrarse a aquellos hombres y matarlos con sus propias manos. ¿Como pudieron hacerle tal cosa a su novia? Ella era muy buena persona con todo el mundo, nunca buscaba tener problemas con nadie pero las desgracias la perseguían. Por supuesto que Haneul no tenía la culpa de nada, ¿solo por ser guapa la habían violado y tratado como un juguete? No, así no eran las cosas. Toda la sociedad debía sacarse ese pensamiento tan estupido que siempre solían argumentar cuando una chica era violada y en otras ocasiones terminaban asesinadas y tiradas como una basura, era un alivio que Haneul se salvó. Pocas mujeres se salvaban y ella agradecía haber salido de esa casa viva y no envuelta en una bolsa negra.
Por eso mismo, Haneul se había decidido por no denunciarlos. Aparte ellos eran hombres muy poderosos, sería meterse en la boca del lobo. Prefería esconderse un momento y tal vez en el futuro mudarse a otro país.
— No puedo creerlo, Haneul. Esos idiotas en verdad te lastimaron demasiado y... —Taehyung grito de frustración, la chica solo sollozaba abrazando a sus piernas. Los últimos días se había manifestado ataques de ansiedad y tendría que tratarlo con una psicóloga que sus padres le asignarían.
Taehyung no dijo mas y se acercó a ella para abrazarla fuertemente contra su pecho. Haneul se aferro a su camisa haciendo que sus lágrimas la empaparan pero eso no le importaba a Kim. Estuvieron así por un largo tiempo, las lágrimas de Haneul habían cesado y su respiración se había vuelto tranquila.
— Tengo mucho miedo, ¿que pasará si viene por mi? Estoy tan segura que él me buscaría por cielo, mar y tierra — Se alejó un poco de Taehyung causando que se miraran fijamente. El chico le dedicó una sonrisa pequeña, eso hizo sonreír a Haneul sinceramente después de unos días duros.
— Estaré contigo en todo momento Han, te lo prometo. Te protegeré de cualquier persona que quiera hacerte daño preciosa — Beso con delicadeza su frente con miedo a que Haneul reaccionara de mala manera y se espantara pero no fue así, sentía una gran confianza.
Haneul lo abrazo por el cuello para después besar su mejilla. Kim amaba tenerla de esa forma con él pues aún podía decir que una pequeña parte de su corazón era totalmente de Haneul. Volvieron a mirarse sin despegarse, Taehyung la tomaba de su pequeña cintura y ella descansaba sus manos en sus hombros. Su novio observaba cada parte de su rostro pensando lo hermosa que era aunque ella dijera que no era así.
— Te quiero mucho, Tae — Susurró.
—Yo aún mucho más, como no tienes idea.
Sin pensarlo Taehyung acercó su rostro hacia ella, sus labios rozaban. Los dos empezaban un gran error pero no les importaba. Él remojó sus labios antes de besarla lentamente, los dos lo disfrutaban pero aquella vocecita dentro de la mente de Haneul le dio aviso que estaba muy mal.
— Lo siento, esto no puede pasar. Dame tiempo — Se despegó de su mejor amigo, Taehyung la miró algo decaído, era cierto pero llevaba demasiado tiempo queriéndolo hacer.
— Si, es verdad. Lo siento Haneul, no quiero que tengas un mal concepto de mi ¿si? Olvidemos esto, no quiero perder tu amistad—Haneul asintió comprendiendo sus palabras, volvieron a abrazarse y en ese momento la puerta de su habitación fue azotada.
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