XI





Haneul ya se había rendido, era claro que nunca iba a salir de ese lugar. Estaría condenada toda su vida. Todo el dolor en su cuerpo era horrible ¿Como ellos no tenían piedad sobre las chicas? Nunca se había sentido un juguete ni mucho menos la habían tratado de una manera similar. Ella anhelaba que él entrará en razón sobre todo el daño que le estaba causando, psicológico y físico.

Pero a Park Jimin le daba igual si ella sufría o no, lo único que le interesaba era ganar más y más dinero.

— Escoge, entras al vestidor y me muestras como te queda — Le ordenó, Park la había llevado a tiendas muy famosas, donde ella solía comprar su ropa. Pero ahora la vestimenta que Jimin le pedía era totalmente diferente, demasiado corta o escotada como solía usarla.

Al entrar en aquellas tiendas, la vergüenza le invadió a Haneul, todas las personas que pasaban junto a ella vestían formalmente al igual que Jimin, quien portaba una traje caro. Y ella solo un conjunto deportivo. Nunca en su vida había paseado por el centro comercial de esta manera.

Observó sus prendas colgadas en aquel vestidor, deseaba tanto que Jimin se distrajera por algún lugar para salir corriendo como si su vida dependiera de ella, bueno, eso si era literal. Lo estuvo pensando cada segundo desde que salieron de casa y no había ningún problema por regresar a Seúl, sus padres contaban con una casa en Busan donde se encontraba un dinero escondido. Era una gran ventaja pero no había muchas posibilidades.

Una vez puesto su vestimenta que consistía en un pantalón de cuero negro y un top que si llegaba a levantar sus brazos estaba muy segura que sus pechos saldrían al aire. Con cierta vergüenza salió del vestidor para encarar a Park.

— Me gusta, resalta mucho tu cuerpo— Haneul se quedó quita mientras él la rodeaba admirando por completo su cuerpo — A partir de este momento, vestirás de esa manera. Y me importa muy poco si a ti agrada o no. ¿Estamos? — Ella asintió, Jimin realizó una seña invitándola a volver al vestidor para seguir con las demás prendas.

Espero unos segundos a que Jimin se alejará del vestidor, Haneul se colocó su conjunto deportivo y con demasiado cuidado se asomó por la puerta verificando que el hombre no estuviera. A lo lejos observó a Jimin hablando por teléfono y de espaldas, ningún guardespaldas se encontraba con ellos pues según estaban de trabajo. Respiro profundamente por lo menos dos veces y se insulto por lo que haría, tendría que aguantar el dolor de todo su cuerpo. Con rapidez salió del vestidor y corrió hasta la puerta de la tienda yendo hacía la salida del centro comercial, agradecía mil veces que hubiera muchas personas pues así se lograba camuflajear. Se colocó el gorro y cuando por fin salió del centro comercial volteó hacia los costados optando por ir por el lado derecho, corrió y corrió hasta que estuvo demasiado lejos.

Lo había logrado, escapó de Jimin.

Entro a aquella casa con su respiración demasiado agitada donde busco la llave por debajo de las plantas. Recorrió la gran casa por dentro con sus ojos ni siquiera tenía el tiempo para sentarse a disfrutar de ella, solo se dirigió hacia el dinero que se encontraba en la pequeña oficina de su padre. Solo tomaría un poco para volver a Seúl rápidamente, era un alivio que ropa de ella todavía se encontraba en una de las habitaciones. Se observó en un espejo que estaba a diez pasos de ella, una parte le decía que no lo hiciera pero terminó por acercarse a el y observar con detalle cada parte de su rostro y cuerpo.

Se veía fatal y con ojeras pronunciadas. Todo su cuerpo dolía aún más por haber corrido demasiadas calles. Pero no fue en vano, así que no le importaba el dolor.

Antes de salir de casa pensó dos veces la situación, sabía que Jimin iría a verificar si se encontraba en el aeropuerto o en la estación de trenes. Retrocedió y se dirigió al garaje, su padre guardaba un auto del año 2015, según era viejo pero aún servía solo esperaba a que solo se descompusiera. Rogaba que aún se pusiera en marcha.

Y así fue, el auto prendió. Se colocó gafas, sombrero y una mascarilla para ocultarse perfectamente. Conduciría por cuatro horas aproximadamente, solo esperaba que todo saliera bien.





Haneul llego a Seúl con un gran alivio, bueno, no del todo pues Jimin en estos momentos la estará buscando hasta por debajo de las piedras. Y eso le daba temor. Pero llegó a pensar que él se hacía la idea de que no podia salir de Busan por no tener nada de dinero, esperaba que esa fuera su idea por el momento.

Eran las cinco de la tarde y una tarde preciosa, reconoció aquel auto fuera de casa. Taehyung. Agradecía que su casa estuviera protegida, se sentía segura. Bajo del auto con rapidez y abrió la puerta.

Su familia, amigos y su novio estaban allí. La mirada de ellos cayó en ella quienes la observaron con sorpresa.

— ¡Dios mío! ¡Haneul! — Su madre grito fuerte y soltó la taza de té que se encontraba en sus manos sin importarle si está se rompía. Corrió hacia ella y la abrazó mientras aquellas dos mujeres sollozaban al igual que los demás que estaban en casa.

Se dejó caer al suelo cuando llegó el turno de abrazar a Yeosang, su hermano la había extrañado tanto que no dormía en las noches. Taehyung se unió al abrazo, estaban contentos de poder tenerla con ellos después de tanto tiempo.

— ¿En donde estabas? ¿Que sucedió? —  Su novio empezó a mirar su cuerpo para verificar que no estuviera lastimada. A simple vista no lo estaba.

— Tae, tranquilo. Debemos esperar a que ella quiera hablar — Respondió, la chica lo miro con ternura y observó su barba en crecimiento junto a un gorro que solo dejaba al descubierto su perfecto rostro.

— Está bien, no pasa nada. Les diré— Haneul con lentitud camino hacía el sofá. Sentía que sus piernas fallaban por tanto dolor.

Haneul empezó por relatar todo lo que había sucedido sin omitir nada, le dolía ver que su madre jadeaba de la impresión y no paraba de sollozar, por parte de los hombres, solo maldecían. Estaban furiosos y juraban que Park Jimin las pagaría.

Pero Park Jimin no iba a la cárcel por ningún motivo y era algo que las autoridades sabían.

En verdad sufrí demasiado, en este instante tengo dolor horrible en todo mi cuerpo por hacer esfuerzo cuando no debía. Ellos me dejaron muy lastimada hasta el punto de sangrar y elegí la opción de escapar aún así si mi cuerpo dolía. No fue en vano, aquí estoy.—Haneul quizo sonreír pero solo fue una mueca lo que se formó en su rostro. Necesitaba descansar y pasar el tiempo junto a sus seres queridos.

—Princesa, no sabes cuánto te amo.—Su novio se acercó a ella, dándole un abrazo corto pues debido a las palabras de su novia, prefería darle su espacio personal y solo dedicarse a consentirla.

—Aún así tengo temor, no se si él vendrá a buscarme—Sollozo, Taehyung quien de encontraba más cerca de ella tomó sus manos para después besarlas con delicadeza.

—No te pasará nada, te lo prometo Hannie. Solo opino que deberías cambiar tu look para pasar desapercibida. Aún así Seúl es muy grande pero...es mejor hacerlo—Le sonrió, después de mucho tiempo Taehyung lo hacía. Haneul se sintió en paz por un momento y asintió. Había encontrado su felicidad ¿no?

Pero Park Jimin tenía contactos por todos lados, nada se le escapaba.


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