011 ; the favor.
STRANGER THINGS FANFIC || 🕹️
❝ oh baby, I can feel the rush of adrenaline ❞
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▋⌕ capítulo once ˚ 。🪓
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【 el favor 】
SE HABÍA QUEDADO PENSANDO, si no fuera porque Steve había preguntado por los trofeos y medallas sobre su mueble ella no volvería a tocarlos.
¿Por qué? Si aquello, si aquel deporte la había mantenido viva durante muchos años ¿Por qué se olvidó de ello tan fácil?
El surf había hecho a Rachel conectar con su madre, saber que una parte de la mujer aún estaba en ella y que siempre estaría la tranquilizaba.
Y por eso mismo comenzó a pensar ¿Volvería a California al cumplir la mayoría de edad como lo había planeado con Billy? ¿Volvería al surf si lo hicieran? ¿Tendría la misma pasión que tuvo por años?
Tenía miedo.
Tenía miedo de perder aquello único que la conectaba con su madre, tenía miedo de no encontrar paz en otro lugar que no fuera el mar y su atardecer, o las olas y el amanecer de fondo. Tenía miedo de nunca volver a California. Toda su vida estaba allí y dejarla de un día al otro fue una mierda.
Tomó el trofeo que le había mostrado a Steve el día anterior.
"Final 1982 1er puesto"
Recordaba esa final, recordaba la cantidad de surfistas de alrededor del mundo que habían sido su competencia ese día.
También recordaba que fue la última final que compitió con su mejor amiga.
Mara.
Mara había sido la persona de los mellizos Hargrove.
Una sonrisa se le escapó de sus labios al recordar la mostruosidad de olas que Mara no tenía miedo de montar.
Era una excelente surfsta, la extrañaba.
Le encantaría volver a California y verla de nuevo. Era una de las cosas que extrañaba de allí.
Al momento donde dejó su trofeo nuevamente sobre el mueble la puerta de la habitación de ella se abrió revelando a Billy del otro lado.
Se giró y lo vio con su ropa de deporte, camisa blanca sin mangas, pantalones cortos oscuros.
Sospechaba que estaba por salir de los labios de su hermano.
— ¿Una sesión de boxeo? —música para sus oídos. Allí estaba el Billy que esperó durante una semana entera.
Era algo estúpido, pero cada pelea que ocasionaba el chico, su forma de pedirle perdón era aquella, entrenar los dos juntos y dejársela fácil a Rachel para que ella gane.
—Te tardaste más que la última vez —Billy sonrió de lado y cerró la puerta para que su hermana se cambiase.
Rápidamente abrió su cajón de ropa deportiva y se cambió con lo que siempre usaba para una pelea contra su hermano.
Pasó delante de la habitación de Max y la vió sobre su cama haciendo algo en su patineta.
Al llegar al salón se encontró a su hermano colocándose las vendas blancas sobre sus nudillos. A su lado estaban otros pares de vendas para ella. Se acercó y comenzó a enrollarlas en sus manos pidiéndole a Billy que las atase al rededor de su muñeca.
— ¿Dirás que lo sientes o solo dejaras que te golpee? —preguntó mientras colocaba la venda en su mano izquierda.
Billy alzó su cabeza para verla y negó con una media sonrisa.
—Ya me conoces Morti... ¿y esa no es ni camiseta? —la rubia se encogió de hombros, claro que lo era.
Morti, hace cuánto no escuchaba ese apodo. Su hermano de pequeños le decía que ella parecía Morticia de los Locos Adams cuando se había facinado con el cabello negro. Claramente nunca lo tuvo de ese color pero el apodo si se quedó.
—Morti —repitió con una mueca en su rostro—. Puede que haya extrañado ese apodo... puede.
—Sabía que te gustaba —afirmó el chico—. Aunque me hayas tirado del pelo cada vez que te lo decía —murmuró con sarcasmo.
—Era una buena excusa —se rió ella terminando de proteger sus nudillos de posibles cortadas.
— ¿Lista Morti? —ella asintió en respuesta y los dos se pusieron en posición, uno frente a otro.
Estuvieron recibiendo golpes en todas partes por unos largos treinta minutos. Rachel esquivaba los que iban hacia su rostro pero aún no lograba dominar los ágiles reflejos de su hermano cada vez que su puño iba a parar a su abdomen.
Su padre no era muy partidario de que su hija sepa sobre métodos de defensa, creía que Billy siempre estaría para cuidarla, tanto a ella como a Max, y aquellas eran las constantes discusiones entre los mellizos y su progenitor.
Cuando Billy le propuso a Rachel enseñarle boxeo no lo dudó mucho y aceptó. En ese momento hacía cualquier cosa por molestar a Neil.
Y así empezó, una hora cada día hasta que se volvió rutina el tener sesiones como la de ese momento.
El timbre de fondo no los detuvo cuando Billy tuvo que tomar el brazo de su hermana que iba en dirección a su rostro y mucho menos la detuvo a Rachel cuando pateó a su hermano para no ser rodeada por sus brazos.
El timbre sonó una vez más y Billy frenó de golpe para tomar aire y gritar.
— ¿¡Max vas a abrir o que!? —le gritó sobre la música que estaba en el salón.
— ¡Ya voy! —contestó la pelirroja para aparecer segundos después por el pasillo.
Billy tomó una toalla y se la pasó por el cuello. Rachel giró para ver a Max mirarlos y luego salir de la casa cerrando la puerta detrás suyo.
¿Quien había fuera y por qué su mirada era de nerviosismo?
Volvió hacia su hermano y lo vio quitándose las vendas.
— ¿Te rendiste tan rápido?
Billy contestó sin quitar la vista de sus manos.
—Iré a bañarme, saldré en la noche —se limitó a responderle. Rachel bien sabía que su hermano odiaba las interrupciones cuando estaba entrenando.
Iba a decir algo pero Max volvió a entrar apresuradamente y se dirigió hacía ella.
—Rachel ¿puedes ayudarme con algo? —le preguntó hablando tan rápido que la rubia hizo un esfuerzo para entenderle.
—Si claro, ¿con qué?
Max estaba por hablar pero la voz de Billy se interpuso.
— ¿Con quién demonios hablabas? —el semblante de Billy estaba completamente serio mirando a la pelirroja. Rachel se calló en el momento que lo escuchó.
—Mormones —se apresuró a responder, también con el mismo tono de voz que él.
— ¿Mormones? —repitió incrédulo, cómo si no le creyera. Rachel, por su lado, estaba segura que no eran mormones.
—Muy conversadores —aseguró con la cabeza—. Te espero en mí habitación Rachel —pasó por el lado de Billy ignorándolo completamente.
El rubio, no muy seguro de la respuesta de Max, se acercó a la puerta y la abrió para asegurarse de que no había nadie fuera.
— ¿Es enserio? —cuestionó incrédula mientras se acercaba por la espalda.
—Max está relacionándose con esos mocosos, no me caen bien, sobre todo ese Sinclair —cerró la puerta y se dio la vuelta hacia su hermana.
— ¿Sinclair? No me jodas Billy —puso sus ojos en blanco. Ahora resultaba ser el hermano mayor que no aprobaba las amistades de su hermanita—. Son niños, si quieres pelear búscate alguien de tu edad al menos.
Luego de decir aquello se acercó a la habitación de Max y al abrirla se apresuró a cerrarla cuando vio al chico que Billy odiaba a través de la ventana.
—Sinclair, carajo —se apoyó en la puerta como si su hermano llegase a entrar. Pasó su mirada del chico a Max y de Max al chico antes de suspirar y cerrar con fuerza sus ojos.
—Lucas, soy Lucas —se presentó el chico que estaba del lado del patio. Rachel alzó una ceja, eso no era importante en esos momentos—. Si lo siento, no te interesa... —murmuró negando con su cabeza.
—Max puedes explicarme que hace —miró al chico— Lucas —nombró con lentitud— en nuestro patio.
—Es largo y complicado de explicar pero necesitamos de tu ayuda —no fue Max quien contestó aquello— o la mayor posible...
— ¿Tienes aún el bate de acero? —Rachel giró automáticamente su cabeza hacia Max.
— ¿Por qué carajos quieres un bate de acero Maxine? —si no le explicaban que estaba pasando iba a empezar a preguntar todo.
—Solo... ¿recuerdas que me dijiste que cuando necesitara tu ayuda estarías? Bueno te necesito ahora, ya.
—Si. Pero no era con nada que implique un bate de acero, carajo —pasó su mano por su cabello.
— ¿Puedes solo ayudarme sin preguntar? Te explicaré en el camino.
—Oh, ¿hay que ir a un lugar?
— ¿Pueden apurarse? Dustin y Steve están esperándonos —apuró el moreno.
Rachel volvió su mirada a Lucas esta vez confundida con la mención de Steve.
— ¿Steve? ¿Qué tiene que hacer Steve con niños de diez?
—Trece Rachel, trece.
—Lo que sea —intereumpió a Max—. Quiero saberlo, enserio.
—Pues lo sabremos cuando estemos allí —obvió el moreno moviendo sus manos.
—Okay está bien ¿a dónde vamos? ¿puedo bañarme al menos?
— ¿Bañarte? —se desesperó Lucas— ¡Esto es de vida o muerte! ¡No me interesa si quieres bañarte hay que ir! —las dos lo miraron—. Lo siento, pero hablo enserio, apurense.
Max se acercó y la tomó de los brazos ganándose toda su atención.
—Escucha, busca un abrigo, tu bate de acero y guárdalo todo en una mochila.
— ¿En qué nos iremos Max? No puedo llevarme el auto de Billy.
La pelirroja cerró los ojos con fuerza pero los volvió a abrir cuando recordó algo.
— ¿Neil arregló su moto no? Tu sabes conducirla, úsala.
Rachel dudaba de absolutamente todo lo que Max estaba diciéndole. No sabía a dónde iban, no sabía porque quería un bate de acero o porque ella tenía que acompañarla pero le había prometido estar con ella cuando le pidiera ayuda y no podía negársela justo en ese momento que parecía tener más desesperación que cordura.
Reaccionó en el momento donde el moreno volvió a llamarlas. Rachel salió de la habitación de Max escuchando la ducha abierta cuando entró en la habitación de su hermano para buscar el bate que estaba dentro de su clóset.
— ¡Billy! —gritó para que él escuchara sobre el ruido de la ducha.
— ¡Que! —respondió aún más fuerte que ella.
— ¡Llevaré a Max a casa de una amiga! —mintió mientras sacaba lentamente el bate de dónde estaba guardado. Era una locura lo que estaba haciendo y ni siquiera sabía porque lo estaba haciendo.
— ¿En mí auto? —preguntó y Rachel pudo escuchar el momento donde su hermano cerró la ducha.
Carajo, carajo, carajo.
—No, usaré la moto de papá para que puedas salir —antes de que a Billy le diera tiempo de hablar nuevamente Rachel se apresuró a salir de la habitación, ir hacia la suya, tomar una mochila, un abrigo y volver a la de Max
Fue en tiempo récord.
—Listo, vamos —movió su cabeza para ir hacia la entrada.
Lucas dijo el lugar a donde tenían que ir y la rubia frunció el ceño.
— ¿Dónde mierda es eso Lucas? No somos de Hawkins, recuerda.
—Está bien, siganme.
Las dos chicas fueron hacia el frente, Rachel tomó las llaves de la moto y fueron hacia el garaje dónde se encontraba.
—Vas a explicarme durante todo el camino que es lo que está pasando —le aseguró subiéndose a la moto mientras Max se colocaba la mochila que le había dado.
—Te contaré lo poco que me contaron —asintió y Rachel comenzó a seguir a Lucas hacia donde sea que vayan mientras intentaba procesar todo lo que Max estaba contándole.
¿En qué estaban metidos estos niños y por qué Harrington también?
Ignoremos el hecho de que los locos addams se estrenaron en los 90's y hagan de cuenta que fue en los 80's JSKJSJAJAJ ES QUE EL APODO LE QUEDA BIEN.
ST FANFICTION!
旗BY BUGHARTHHEDA | 2022.
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