Planes.

Un día después de la muerte del señor Elliot.

Después de su trabajo, Mao se dirigió a las afueras de la ciudad, más específicamente a una gran bodega donde realizaba experimentos. Anotaba en su computadora los efectos que estas sustancias tenían al mezclarse con otras, cuando su teléfono comenzó a sonar. Decidió ignorarlo, pues no quería interrumpir su trabajo si se trataba de su pareja. Sin embargo, la insistencia del dispositivo la obligó a contestar.

—¿Sí?

—Hasta que contestas, Xiao Mao. El jefe quiere vernos —dijo una voz antes de que la llamada se cortara.

La mujer hizo una mueca de frustración. Parecía que el universo conspiraba en su contra para evitar que experimentara con los venenos. Antes de partir hacia la ciudad, guardó los frascos en lugares seguros y controlados, desconectó todos los aparatos y verificó que nada quedara fuera de lugar. Luego cerró la bodega y se dirigió a la vieja motocicleta que estaba afuera.

Tardó casi cuatro horas en llegar a la ciudad y una más en alcanzar los barrios bajos, un lugar que ni siquiera la policía quería visitar. Sabía que la estaban esperando, así que se apresuró. Caminó con prisa por la calle, la cual estaba decorada con un exquisito detalle. Las casas de los clanes se alzaban orgullosas, exhibiendo sus escudos familiares. Las miradas de los guardias de seguridad, así como las de algunos espectadores, se posaban sobre ella.

«Para la próxima, yo escojo el lugar de reunión», pensó con cansancio, sin apartar la vista del camino. Finalmente, llegó a una de las casas más grandes y lujosas, que parecía una versión en menor escala de la Ciudad Prohibida.

El símbolo de su clan, una flor de loto y una guadaña, le dio la bienvenida. Los guardias, al verla, no la detuvieron ni realizaron la inspección habitual para asegurarse de que no llevara nada oculto.

«¿Qué les pasa? ¿Por qué no me revisaron? A menos que... Jun'ichi, estás en problemas», murmuró con enfado. Aceleró el paso hasta que comenzó a correr. Las personas que trabajaban allí se hicieron a un lado para no estorbarle.

Tardó, pero al final llegó a la sala de juntas. Al abrir la puerta, se encontró con su padre, su esposo, Haku y Joel, quienes ya la esperaban.

—Qué bueno que llegaste, hija —dijo su padre con una sonrisa—. Vamos, toma asiento. —Señaló un lugar vacío a su lado.

Mao notó la mueca de desagrado que su esposo hizo ante la petición de su progenitor.

—Gracias, papá, pero me sentaré junto a Haku. Primero, quiero disculparme por llegar tarde y, segundo, ¿Qué necesita de nosotros, señor De Luca?

—Las cosas se complicaron y debemos arreglar el error. Tengo un pequeño plan, pero necesito considerar todas las posibles variantes. La policía no ha dicho nada al respecto, y los medios están presionando para que hablen, así que debemos actuar.

—¿Habla del asunto del asesinato? —preguntó la chica.

—Sí.

—Si ellos quieren a la mujer, pues les daremos lo que buscan.

—¿Qué quieres decir, hija?

—Fácil, papá. Las autoridades buscan a la mujer que asesinó al señor Elliot o a la mente detrás de su muerte. Si vuelvo a disfrazarme, puedo llevar a quien sea que me esté siguiendo a una de las bodegas que se encuentran en nuestra área.

—¿No consideras que es riesgoso atraerlo a un lugar nuestro?

—Si estoy sugiriendo llevarlo ahí, es porque esa área le pertenece a "La Patrona".

—¿Crees que acepte? Es una mujer muy quisquillosa y, a menos que le demos algún beneficio, dudo que nos brinde su ayuda —intervino Jun'ichi.

—Podemos ofrecerle mercancía nueva. Puedes decirle que les das trabajo a sus chicas o que permites que tus hombres se diviertan con las nuevas —respondió Mao con dureza.

—¿Un poco extremista, no crees?

—Sus prostíbulos son los mejores. ¿Cómo crees que su familia ha mantenido su posición todos estos años? ¿Siendo amable? ¿Siendo compasiva? Sabes que en el mundo de las mafias no se nos permite tener ese tipo de sentimientos. Solo los más fuertes sobrevivimos, ¿no es así, Joel?

—Es curioso que digas eso, sabiendo que en su momento tuve compasión por ti, Mao.

—Ambos necesitábamos un beneficio. Tú quieres nuevos subordinados para cuando tu abuelo se retire, y yo quería una vida tranquila, sin preocupaciones. Pero las cosas tomaron un rumbo diferente al que planeamos —argumentó Mao.

Joel solo pudo reírse, pues era verdad.

—Como decía, me vestiré nuevamente como la mujer que buscan. Con suerte, llamaré su atención, me seguirán para atraparme y, cuando menos lo esperen, los raptaremos.

—Es algo arriesgado. Si algo sale mal, no solo quedarás en custodia de la policía, sino que también podrías poner en peligro a los nuestros.

—Tengo entendido que su hermana fue a sus oficinas. ¿No sabe si obtuvo alguna información? —preguntó la mujer a Joel.

—Es posible que sí tenga algo. Ella no se arriesgaría de esa manera si no tuviera algún tipo de plan en mente —respondió con seriedad.

—Entonces pregúntele qué encontró y envíelo a Haku. Si las cosas se ponen aún más serias, tendremos que distraerlos para que no continúen con la investigación.

—¿Qué planeas, Xiao Mao? —preguntó Haku.

—Salvar nuestros traseros —respondió ella.

—¿La policía te ha dicho algo, N?

—No, pero J me mandó un mensaje. En tres días nos quieren otra vez en la comisaría.

—Nico, sé que estás pasando por un mal momento, pero ¿no crees que esto sea algún tipo de venganza? Es decir, tu padre fue un hijo de puta, así que no me sorprendería que alguien quisiera saldar cuentas con él —argumentó la pelimorada.

—Puede ser, pero ¿Quién no querría tomar represalias contra él? —preguntó.

Uzi solo se encogió de hombros.

—Como sea... Dime, ¿te gustó el desayuno?

—Más bien sería almuerzo, Nicolás, pero sí, está delicioso —respondió ella, mostrando su plato con unos pocos trozos de waffles y frutas—. Si no fuera por tu padre, te aseguro que serías un gran chef, aun si no lo ejercieras de manera profesional.

—Jejeje, me alegra mucho que lo disfrutes. Por cierto, tu cumpleaños se acerca. ¿Planeas algo para esa fecha?

—Con todos estos problemas, ni me acordaba. Pero no creo que sea buena idea celebrarlo, N.

—¿Por qué lo dices, uvita? Sé que te gusta mucho, más aún porque es en Halloween.

—La gente espera que rindamos algún tipo de luto por tu padre, así que celebrar mi cumpleaños cuando "recién" ocurrió una muerte no es algo prudente. Además, no quiero que piensen que utilizaré el cadáver para un ritual o cualquier otra cosa que se imaginen —expresó.

—No creo que piensen eso, uvita. Sé que la gente es muy... imaginativa, pero...

—Según mi madre, la abuela enloqueció a tal punto que quiso llevarme a hacerme un exorcismo solo porque nací en un mes de "maldad y del diablo". Si alguien de mi propia sangre piensa así de mí, ¿Qué esperar de personas totalmente extrañas y ajenas a mí?

—Buen punto, pero aun así quiero celebrarlo.

—Lo consideraré —admitió con voz suave.

Terminó su comida y fue a dejar su plato en el fregadero. La tarde era fría debido a la lluvia.

—Ya no pude preguntarte, pero ¿Qué pasó con el problema que tenía Lizzy?

—El equipo de programación no encontró nada fuera de lo común, pero aun así reforzamos su seguridad.

—¿Seguro?

—Sí. ¿Por qué preguntas eso, Uzi?

—Llámame loca, pero hay algo que no me gusta de Lizzy. Es como si ocultara algo —dijo seria, recordando las pocas ocasiones en las que había convivido con ella.

N, por otro lado, pensaba en lo que su amiga había dicho. Si bien a él también le había extrañado su regreso, Lizzy no había hecho nada para perjudicar a la pelimorada o siquiera a él. Cuando le brindó su ayuda, no hubo intentos de coqueteo ni acercamientos inapropiados.

«Bueno, ahora sabes lo que siento cuando estás con ese tipo» —pensó él, aunque, claro, no se lo diría. A menos que quisiera dormir afuera de la casa.

J estaba en la mansión, más específicamente en su cuarto. Se encontraba acostada mientras miraba las noticias en su celular. Muchos de los titulares eran especulaciones sobre lo que le había pasado a su padre; algunos tenían sentido según su opinión, mientras que otros eran tan imaginativos que su estómago dolía de la risa.

—Ya no saben qué inventar —dijo con humor, llevándose a la boca un trozo de flan.

Muchos pensarían que, de las dos, la más impulsiva sería ella, pero ese no era el caso. Jessica era del tipo que analizaba las cosas con cuidado antes de tomar una decisión que pudiera perjudicar o beneficiar tanto a ella como a su familia. Por eso, para los medios, resultaba extraño que ningún miembro de los Elliot saliera a dar declaraciones sobre el tema de Uzi. La única que realmente quería dar su opinión era V, pero su gemela la había amenazado con destruir su preciado jardín de narcisos si decía algo.

—Eres una... Mmm... ¡Bien, no diré nada! ¡Te odio! —gritó V enojada ese día.

—Y yo te quiero mucho, hermanita —contestó J con altanería, recordando el momento con gracia.

«Bueno, me alegro de que al menos Uzi ya no esté a la vista de estas hienas» — pensó, dejando su teléfono a un lado y observando el techo.

—Me pregunto qué temática tendrá la fiesta de este año... Bueno, conociendo a Uzi, lo más seguro es que sea de alguna película de terror —susurró la rubia, recordando cómo el año anterior su cumpleaños tuvo temática de zombis.

—¿Y qué opinas?

—Suena bien, pero ¿Cómo vamos a entrar a la casa? —preguntó Lizzy, con el ceño fruncido.

—No te preocupes, los Doorman siempre nos invitan a su cumpleaños. Lo único de lo que debemos preocuparnos es, ¿Dónde contactaremos a ese hombre?

—Supongo que solo hay que estar atentas —dijo Lizzy, observando cómo la rubia recargaba su mejilla en su mano—. Debo irme, V. Ya sabes, cosas que hacer.

Vanessa solo asintió y cortó la videollamada. Lizzy rodó los ojos, fastidiada, al escuchar cómo tocaban la puerta de su cuarto.

—¡Pasa! —gritó.

Joel entró en la habitación.

—¿No interrumpo, verdad?

—Ya terminé la llamada, así que no. ¿Qué quieres saber?

—¿Qué encontraste en esa oficina? Y quiero saberlo todo, Lizzy.

—Pues es una fichita el "respetable señor Elliot". Encontré muchos contratos turbios, algunas drogas, fotos de Uzi y su madre llenas de semen, algunos papeles relacionados con Martha y otros con ideas para su empresa. Creo que estos últimos los podemos tomar prestados para nosotros —dijo, mientras enumeraba con sus dedos los hallazgos.

Joel abrió los ojos ante la mención de las dos mujeres Doorman. Un nudo se formó en su estómago y sus puños se cerraron con fuerza.

«Qué bueno que maté a ese hijo de puta. Dudo mucho que el hijo supiera de los actos asquerosos de su padre» pensó con ira.

—¿Qué planeas hacer con la información? —preguntó la rubia.

—No debes preocupar a tu linda cabecita con cosas sin importancia, hermana.

—Importante o no, me preocupo, porque los dos estamos involucrados y sabes que, de una u otra manera, averiguaré qué planeas. Así que es mejor que me lo digas —argumentó con seriedad. Lizzy observó preocupada los orbes jade de su hermano. Él solo suspiró y se sentó en la cama.

—Planeamos secuestrar a uno de los investigadores y amenazar a la policía para que dejen enfriar el caso. Pero si eso falla, habrá asesinatos a lo largo de la ciudad para que tengan una sobrecarga de trabajo.

—¿Y no crees que eso sería aún más sospechoso? Además, no pueden ir matando gente como si fueran cucarachas.

—Obvio que no. Los cuerpos que hallarán serán de traidores, algunas prostitutas que han dado problemas o drogadictos —dijo Joel, mirando a su hermana.

—Solo espero que sepas lo que haces, hermano. Tal vez no esté involucrada como tú en el negocio familiar, pero eso no impide que me preocupe por ti.

—¿De qué estabas hablando con Vanessa? —preguntó para evitar hablar de ese tema.

—Planeamos arruinar el cumpleaños de Uzi y necesitamos tu ayuda para eso. Nuestro plan es que V nos deje pasar a la fiesta y tú harás un escándalo. No será difícil.

—A excepción de cómo es que vamos a pasar desapercibidos —contestó con fastidio.

—Esa es la mejor parte. Según V, todos sus cumpleaños son de fiesta temática, así que prácticamente ningún guardia sabrá que dos invitados no deseados se colaron en la casa. Solo hay que esperar la invitación y ver de qué temática va a ser —expresó feliz, mientras se levantaba de la silla y se acercaba al hombre—. Bueno, ahora que sabes, puedes ir a hacer tus cosas de malandro. No te preocupes, yo te paso la información que conseguí en unos minutos. —Tomó el brazo de Joel y lo arrastró fuera de su habitación.

Joel no supo cómo reaccionar y, cuando menos se dio cuenta, su hermana cerró la puerta detrás de él.

—Esa mocosa me sacó de su cuarto... Bueno, me alegro de que dejara el tema por las buenas —murmuró. Al no ver más razones para estar ahí, se fue al suyo.

Al llegar, prácticamente se tiró a la cama, sintiendo la suavidad de esta. Con un suspiro de satisfacción, frotó su rostro contra las sábanas. No había podido dormir mucho debido a que la reunión tardó más de lo previsto.

«Bueno, sin querer llevé al infierno a uno de sus demonios» —pensó, cuando un pequeño ruido le llamó la atención desde el cajón de su buró. Otro teléfono sonaba. En las notificaciones, vio que era un mensaje de su hermana: "Aquí está la información", adjuntando un link. Lo envió a Haku, quien le respondió con un "ok", y apagó el teléfono. Pero otra vibración lo alertó.

Señor, la chica no ha salido de la casa. Al parecer, está conviviendo con su prometido.

Quiero una foto.

Joel, sin duda alguna, le daría un aumento a su subordinado. La imagen era preciosa, aunque esa palabra le quedaba corta según su criterio. Se trataba de ella sonriendo a la cámara (aunque, claro, no sabía que había sido fotografiada), siendo abrazada por lo que él sabía era N, mientras ella le devolvía el gesto. Para su suerte, el rostro del hombre no aparecía en la toma. Por las ropas que traía, se notaba que estaba en pijama.

«Se ve adorable, aunque bueno, es normal que se despertara a estas horas. Según Lizzy, velaron el cuerpo toda la noche», pensó mientras una sonrisa tonta se dibujaba en su cara. Al ver nuevamente la foto, sin dudarlo, cambió su fondo de pantalla (que era de Lizzy y él ayudándola a apuntar bien un arma) por la foto de la pelimorada.

—Sé que no te agrada, hermana, pero ahora ya no eres la única mujer que vivía en mi corazón —dijo con un poco de culpa—. Si no estuvieras comprometida, o si nos hubiéramos conocido antes, ten por seguro, querida Uzi, que pondría el mundo a tus pies.

El sueño empezó a llamarlo. Sin cambiarse de ropa, dejó que el mundo de los sueños se encargara de cumplir la fantasía de Joel de ser él quien, aquella mujer, lo miraba con felicidad y amor.

—Hay que mandar este correo a la lista de contactos que tenía el señor Elliot —dijo Haku a Jun'ichi. Este solo asintió, mirando con una sonrisa la información que tenían. Parecía que la suerte estaba de su lado. Los documentos mostraban múltiples contratos con otras empresas en las que se mencionaba un intercambio sexual, en los que los interesados daban como "pago" a parientes femeninas para pasar algún tiempo con él. Otros documentos eran de evasión de impuestos, algunos recibos de prostíbulos que estaban a nombre de "La patrona", por lo que sabían que él era cliente de la anciana. También había recibos donde el hombre compraba drogas, entre más cosas, pero uno en particular les llamó la atención, pues era el contrato de compra-venta de Martha Amaro.

—¿Qué crees que significa, Haku? —preguntó Jun'ichi.

—Ni idea, pero sospecho que esta información no debemos saberla —respondió Haku.

—Tenemos suerte de que Mao no esté aquí, ella sería capaz de robar esto e investigar por su cuenta —dijo Jun'ichi, a lo que su acompañante asintió. Según el siguiente paso, cuando tuvieran la información, contactarían a los involucrados y los amanecerían junto con la policía. Si esto no daba resultado, empezarían a regar cadáveres por toda la ciudad para generar caos y miedo.

Esto haría que la policía dejara de lado la investigación y se concentrara en atrapar al asesino o asesinos. Aunque, bueno, con la amenaza de posibles filtraciones de contratos sexuales que empresas más pequeñas habían realizado, no era precisamente lo más amigable que el público quería ver, sin mencionar que los mismos hijos Elliot harían hasta lo imposible para evitar que ese tipo de escándalo llegara a conocerse.

—¿No su madre se llamaba Marta? —preguntó Jun'ichi.

—Es un nombre bastante común, no creo que haga referencia a ella. Como sea, debemos apurarnos y enviar esta información mañana temprano —respondió Haku, haciendo un ruido de confirmación mientras seguía trabajando en la computadora.

A la mañana siguiente, muchos CEOs entraron en pánico cuando en sus correos electrónicos personales recibieron un enlace en el que se les amenazaba con que, si cooperaban con la policía en el caso del asesinato del patriarca Elliot, la información que tenían saldría a la luz. Nerviosos, decidieron hacer una junta virtual con los involucrados.

—¿Dónde demonios consiguieron esta información? —preguntó uno de los hombres, de complexión robusta.

—Quién sea esa persona, debe ser un buen hacker o logró colarse en la oficina de James —respondió otro.

—¿Dónde está su hijo? Esto también le concierne —intervino otro.

—No sé si fumar demasiado afectó tus neuronas, pero es obvio que Nicolás no sabe nada de los negocios de su padre —dijo la única mujer, mirando seriamente a sus compañeros.

—¿Qué? ¡¿Cómo estás tan segura de que no tiene idea?! —exclamó un hombre.

—Una vez le pregunté a James si su hijo sabía acerca de esto, y él me confirmó que no sabía nada —respondió ella, calmada.

—¡Genial, estamos solos en esta mierda! —gritó un hombre de complexión mayor. —¿Qué planeaba James al no decirle nada a su hijo? ¿Qué él solo descubriera la mierda en la que estaba metido?

—Según sus palabras: "Los tratos que hicimos con él no tienen por qué afectar sus futuros contratos con nosotros" —replicó la mujer, con tono serio.

—Qué estupidez más grande. En algún momento, el mocoso sabrá sobre los acuerdos que teníamos con su padre —dijo un hombre, visiblemente enfadado.

—En mi opinión, esto es una forma de limpiar el desmadre que James ya había hecho. Además, los tratos que hicimos con él fueron nuestro problema, no el del niño —continuó la mujer, con un tono tranquilo, como intentando ser la voz de la razón.

—De algunos esperaba que estuvieran involucrados, ¿pero de ti? Rouse, la mujer que precisamente lucha contra la trata de blancas, siendo colaboradora de los instintos más primitivos del sexo... Wow, es toda una sorpresa —comentó un hombre, burlón. La mujer, visiblemente sorprendida, sintió sus mejillas arder.

Los demás hombres la observaron, esperando una reacción o pelea de su parte. Sin embargo, ella se limitó a salir de la videollamada, dejando a los demás en silencio antes de que comenzaran a reírse entre ellos por lo sucedido.

—Bueno, caballeros, les sugiero que eliminemos todo lo que nos relacione con los tratos que hicimos con James. Hablemos con las personas con las que "negociamos" y, si es necesario, utilicen la fuerza para evitar que hablen —dijo uno de los hombres, y los demás asintieron con la cabeza.

—¿Tendremos que cortar lazos comerciales con ellos? —preguntó otro hombre, mirando a sus compañeros.

—Seguiremos en contacto con ellos. Si de repente empezamos a deslindarnos, no solo llamaremos la atención de los hijos, sino también de la policía. Y lo que menos queremos en este momento es ser investigados —dijo uno de los hombres con firmeza.

Los demás asintieron, comprendiendo la gravedad de la situación. Cuando estuvieron seguros de su plan, se desconectaron de la llamada, cada uno listo para hacer lo necesario y salvarse a sí mismo.

—Sigo pensando que podemos hacer que alguien se disfrace, Mao —dijo uno de los involucrados, claramente no convencido de la idea.

—Y yo dije que puedo hacer esto, además no es como si fuera a enserio venderme —respondió Mao con una sonrisa desafiante mientras se ajustaba la peluca.

La noche había caído, y la primera parte del plan ya estaba en marcha. Según la información de su infiltrado, la policía recorrería la calle *** donde, habitualmente, las prostitutas ofrecían sus servicios.

—Si queremos que salga bien, la mujer debe estar ahí —sentenció Mao, mientras se miraba en el espejo de cuerpo completo. Su atuendo consistía en un corset rojo con encaje negro en la parte superior, combinado con una falda tableada de cuero. Su cabello, rizado y llegando a la altura de los hombros, estaba perfectamente arreglado, y los tacones negros daban el toque final. El maquillaje era discreto, pero acentuaba sus rasgos asiáticos con elegancia.

—¿Cómo me veo? —preguntó, mirando a su esposo desde el espejo.

—No me gusta cómo te ves —susurró él, con la voz cargada de molestia.

—Entonces si me veo bien —respondió Mao con una sonrisa pícara, disfrutando de ver cómo su pareja refunfuñaba incoherencias mientras ella mantenía su postura confiada y desafiante.

«Hace frío», pensó la chica, temblando mientras observaba cómo las demás mujeres parecían no inmutarse. Algunas fumaban, otras conversaban, y sus risas se mezclaban con el ruido de la gente y el sonido de los autos que pasaban por la calle.

Muchos hombres se le acercaron, pero se alejaban al ver que ella no tenía muchos atributos, hasta que, de reojo, vio cómo dos hombres se acercaban a ella. Discretamente, se apartó del grupo para que la vieran. Los hombres, al verla, se acercaron, y Mao comenzó a caminar, alejándose, pero ellos la empezaron a seguir. Uno de ellos la tomó del brazo.

—¿Podemos hablar? —preguntó con rudeza, apretando su agarre en su brazo.

—Aquí no, ya que hay oídos y ojos indiscretos —respondió ella. El hombre aferró aún más su agarre para evitar que se escapara, y se dirigieron al auto en el que llegaron. Pero, antes de siquiera llegar, una furgoneta blanca frenó de manera abrupta. De ella bajaron cinco hombres, que sin dudarlo los tomaron y los metieron al vehículo. Este arrancó con un chirrido, dejando marcas negras sobre el pavimento y una nube de humo.

Las personas alrededor gritaron en pánico y algunos llamaron a la policía, pero cuando estos llegaron a la escena del crimen, los principales testigos (las prostitutas) ya no estaban, dejándolos por el momento sin pistas de lo que había sucedido.

Sus ojos estaban pesados, se negaban a abrirse. Se levantó ligeramente, sintiendo cómo su cabeza punzaba. Al tocar el área afectada, un pequeño chichón y su cabello ligeramente húmedo le confirmaron sus suposiciones: la habían golpeado en la cabeza y luego bañado.

—Supongo que lo hicieron para no levantar sospechas —murmuró con dolor. Intentó ver a su alrededor para orientarse. Cuando sus ojos dejaron de ver borroso, vio que estaba en una habitación de estilo chino antiguo. Su ropa había sido cambiada por un camisón de seda verde agua. —Les habrán ordenado a la servidumbre que me bañaran —dijo en voz baja.

Se levantó suavemente de la cama, permitiendo que su cuerpo y vista se adaptaran al entorno. Cuando vio que estaba lo suficientemente estable, se paró y caminó hacia la puerta, abriéndola ligeramente.

純一在哪裡?[¿Dónde está Jun'ichi?] —preguntó al guardia que estaba al otro lado de la puerta.

我馬上給您打電話,女士 [Enseguida lo llamo, mi señora] —respondió el guardia. Mao asintió, cerró la puerta y se sentó en la cama. 15 minutos después, un hombre abrió las puertas de par en par mientras jadeaba. Sus cabellos negros estaban desarreglados y sus ojos esmeralda reflejaban preocupación y alegría al verla despierta.

—Qué bueno que estés despierta, cariño —murmuró, acercándose a ella y sosteniendo su rostro con suavidad.

—¿Qué pasó? —preguntó ella.

—Las cosas se salieron de control, pero logramos raptar a los dos oficiales. También estamos castigando a los idiotas que te maltrataron —respondió. Mao lo miró sin expresión y soltó un suspiro, hasta que cayó en cuenta de algo.

—¿Castigamos a quiénes? Y ¿Quién más está contigo? —preguntó, sorprendida.

—A los pendejos que te maltrataron, tuvieron la audacia de tratarte como una mujer vulgar. Eres mi esposa y dueña de este clan. Deben mostrar miedo y respeto ante tu presencia, mi amada Mao y bueno tu padre es quién está conmigo —declaró con orgullo, dándole un beso. Ella cortó el beso, recibiendo una mirada lastimera por parte de él.

—Solo hacían su trabajo. Si había cámaras o más testigos y veían que me trataban con delicadeza, el plan se iría a la mierda, Ichi. Dile a mi padre que los deje y que los lleven a la enfermería —ordenó la mujer con seriedad. El hombre sonrió, acarició los cabellos azabaches de ella y salió de la habitación, dejando ver que una sirvienta traía un carrito con comida.

esignacionExilon, Kiara145uwu, King--Kazma, Nana_Gacha5, Solecitomedusa11, The_Walking_Pendejo, UniCri2, Emi_68181

La imagen del Banner de Uzi y N son de la artista mishimo, en su red social la encuentran como: @mishim0.

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