Taehyung.

La chica de cabello castaño abrió la puerta encontrándose al chico vestido con el uniforme de la práctica de fútbol frente a ella, lo tomó de la mano guiándolo hasta su habitación.

–¿Y? ¿ Qué te dijo el doctor? –Ella miró a su novio cuando éste no pudo contener la desesperación. La angustia era muy visible en ambos.

Kim Taekyeon estaba igual de pálido que su novia, aún así se mantuvo a la espera de lo que Yuna le diría. El cruzaba los dedos para que la respuesta fuera negativa, aunque en el fondo y por la expresión de la castaña sabía que se trataba de todo lo contrario.

–Estoy embarazada, tengo seis semanas. –Pronunció con un fino hilo de voz, tratando de controlar el llanto.

–¡Mierda, Yuna! ¿Ahora que haremos? –El pelinegro estaba por explotar, quería salir corriendo.

–No lo sé. –Expresó, cabizbaja.

Yuna había decidido ir al médico porque su período no había llegado, le hicieron exámenes de sangre los cuales dieron como resultado que estaba esperando un bebé. Se sentía muy enojada porque se cuidaban, pero al parecer algo había fallado. No estaba preparada para ser madre, mucho menos lo estaba Taekyeon para ser padre, sólo tenían dieciocho años. Ambos recién se habían graduado del instituto y aún no tenían planes de que estudiar en la universidad, habían decidido comenzar a trabajar para reunir dinero y mudarse juntos.

Un silencio arrollador invadió la habitación de la castaña, ambos estaban saturados de pensamientos y emociones.

Entonces al chico se le ocurrió algo, se arrimó hasta donde estaba su novia sentada en la cama y la tomó de las manos, mirándola a los ojos con decisión y algo de miedo por lo que diría a continuación.

Las lágrimas se deslizaban por las pálidas mejillas de Yuna, aún así le sostuvo la mirada a su novio.

–¿Tú... te atreverías a... abortar? –Taekyeon soltó la pregunta intentando ser lo más cauteloso posible, pero la reacción de la castaña fue de pánico total. Aunque ella lo había pensado, de inmediato desechó la idea y trató de pensar en otra solución a la situación.

–Yo... no... podría. Me da miedo. –Se abrazó a sí misma.

–Mis padres me matarán y tu abuela estará muy enojada contigo –insistió el pelinegro–, esa es la única solución. Ambos somos muy jóvenes, no tenemos dinero y no tenemos ni idea de cómo criar a un niño.

Yuna bajó la mirada sintiendo demasiado presión, pensaba en su abuela, la única familia que tenía, y que estaría muy decepcionada. En su cabeza estaba el deseo de seguir disfrutando de su juventud, yendo a fiestas y pasarla bien con su novio. No sabía que hacer, porque también le daba terror como sería pasar por un procedimiento tan riesgoso, pero, por otro lado, nunca había pensado en tener hijos alguna vez.

–No creo que pueda abortar. –Susurró, y escuchó un suspiro de parte de su novio.

–Bueno, vale. Si no queda de otra. –Taekyeon sólo se resignó o eso intentó. No sabía cómo iba a resultar todo, pero aún así seguiría insistiendo con la idea hasta que Yuna se convenciera de que era lo mejor.

Ambos no hablaron más, él se marchó a casa con un embrollo en su cabeza y ella simplemente se quedó en su habitación, le dió a una excusa a su abuela para no cenar y pasó muchas horas llorando hasta que se quedó dormida. El único consuelo que tenía era que Taekyeon no se había desprendido de la responsabilidad.

Hasta el momento.













El pequeño Taehyung ya se había dormido, pero aún así la señora Lee no podía pegar un ojo a la espera de la llegada de su nieta. Era la tercera noche consecutiva de la semana en que salía de fiesta y llegaba a muy altas horas de la madrugada.

Salir de fiesta casi todos los días se había hecho costumbre para Yuna, desde que Taekyeon había terminado con ella y que prácticamente se esfumara de su vida por darse cuenta de que la paternidad "no era lo suyo". La castaña ahora solo recibía apoyo de su abuela que gracias a los postres que vendía y la pensión que recibía podía ayudar con los gastos del niño, porque no había obtenido respuesta del programa que ayudaba a madres solteras.

El pequeño Taehyung solo tenía un año y unos seis meses cuando su padre decidió irse.

Yuna llevaba desde entonces con una vida un poco descontrolada, no pasaba tiempo con el pequeño y gastaba dinero en cosas innecesarias.

La señora Lee estaba cansada de reclamarle a la castaña por ser una irresponsable, pero a ésta no parecía importarle. Ella cuidaba de Yuna desde que era muy pequeña y por eso le dolía su comportamiento, aunque la castaña pensaba que Taehyung estaba bien porque su abuela lo cuidaba y lo hacía mucho mejor de lo que ella podría hacerlo.

La mujer mayor estaba realmente preocupada por el destino del pequeño Tae, ella no era eterna, comenzaba a tener problemas de salud y le angustiaba el hecho de que su nieta no quisiera a su propio hijo, si antes no pasaba suficiente tiempo con él, ahora era como si le hubiese tomado rencor por el hecho de que Taekyeon la hubiese dejado. En un principio a la mujer le decepcionó que hubiese salido embarazada, pero decidió apoyarla y la convenció de quedárselo cuando la chica pensaba en darlo en adopción al nacer. Ella siempre la apoyaría porque al final de cuentas solo eran las dos desde que los padres de la castaña murieron en un accidente automovilístico hacía muchos años.

Taehyung no recibía amor de su madre, ni lo recibió de su padre. Cuando nació no fue un motivo de felicidad para ninguno de los dos, para ellos simplemente era un error con el que tenían que cargar. En ese momento ambos jóvenes habían decidido vivir juntos en casa de Yuna, pero su relación se llenó de problemas. Ella atravesó por una fuerte depresión post parto por varios meses que no le permitía relacionarse con el pequeño por lo que la señora Lee era la que se encargaba de atenderlo, además de eso discutían cada vez que Taekyeon llegaba del trabajo y éste pasaba poco tiempo con el bebé porque ponía el cansancio como excusa.

Al final fue él quien decidió desaparecer tiempo después y dejar que Yuna se las arreglara por su cuenta.

Los padres del chico nunca estuvieron de acuerdo en la relación de ambos jóvenes e insistían en que el pelinegro dejara a la castaña y, cuando ésta salió embarazada, decidieron no apoyarlos y dejar que se encargaran de lo que tener un hijo conllevaba, ni siquiera querían conocerlo. Taekyeon fue a hablar con ellos después de mucho tiempo y les dijo que ya no quería tener nada que ver con Yuna y que prefería dejar que ella criara al niño sabiendo que en realidad, éste, pasaba más tiempo con la señora Lee. Entonces sus padres decidieron que era mejor irse de la ciudad para así no tener nada que ver con el niño y que su hijo pudiese seguir con su vida.










Desde que la señora Lee murió, Yuna había tenido que tomar su papel de madre o eso se suponía debía hacer, pero ella seguía comportándose igual que antes de que su abuela falleciera. Trabajaba, salía de fiesta y dejaba a Taehyung, que ya tenía dos años, al cuidado de una vecina. Muchas veces el pequeño se quedaba en aquella casa sin ver a su madre por tres días seguidos. La mujer que lo cuidaba y que vivía sola le daba mucha pena que el pequeño pasara por eso y más que ayudar a la chica, lo hacía por él aunque sabía que no podía ofrecerse a cuidarlo siempre.

Para Lee Yuna habían pasado demasiadas cosas en muy poco tiempo. Ahora vivía con el dolor y la frustración de haber sido abandonada por quien amaba con locura, haber perdido a su abuela con quién fue muy malagradecida y sobretodo la responsabilidad de tener un hijo que requería una gran dedicación, cosa que ella no estaba dispuesta a dar. Por eso prefería salir y olvidarse de todo.

Cuando la despidieron del trabajo y se vió en una situación muy complicada, un día estando en la casa en la que vivió con su abuela desde que tenía uso de razón, recibió el periódico como era lo usual y comenzó a buscar ofertas de trabajo, pero una noticia sobre una gran donación que habían hecho para un Orfanato en Geochang, su distrito, le dió una idea.

Pensó que Taehyung estaría mejor allí que con ella. Así que tomó a su hijo, empacó un poco de su ropa en un bolso y otras cosas, salió con él hasta donde quedaba dicho Orfanato, aunque no podía simplemente presentarse allí y dejarlo; sabía que muy probablemente llamarían a la policía. No podían verla.

Al llegar al lugar notó que tenía un parque al frente y podía ver a algunos niños jugar. Se acercó a una banca acostó a Tae que dormía ajeno a lo que estaba sucediendo, dejó el bolso con sus cosas a un lado y rápidamente fue a esconderse a esperar que alguien notara al pequeño en la banca. Pasaron unos pocos minutos cuando uno de los niños lanzó una pelota que cayó cerca de donde se encontraba el pequeño de dos años dormido, el niño al darse cuenta de él se devolvió corriendo hacia el edificio y rato después dos mujeres salieron, fueron hasta la banca y una de ellas cargó en sus brazos a Taehyung que poco a poco comenzó a despertar, miraron alrededor y al no ver a nadie más llevaron al pequeño adentro.

Yuna se mantuvo en su escondite hasta que las mujeres con su hijo desaparecieron por las puertas del recinto, luego comenzó a caminar hasta la parada de autobús.

Algunas lágrimas salieron de sus ojos, mientras se alejaba.

«Es lo mejor para ti, Tae.»













Taehyung a sus seis años era un niño muy tranquilo y un poco tímido, no solía juntarse con otros niños a no ser para hacer alguna actividad y hablaba cuando así lo quería. Para las profesoras y algunos coordinadores que podían mantener una conversación con él les parecía un niño muy inteligente y ocurrente.

Era un pequeño muy adorable, sus grandes orejas le daban un toque tierno. Su voz al hablar era muy dulce y pausada, pero en sus grandes ojos se podía ver la soledad y tristeza que albergaba su interior.

Así los años pasaban y ninguna familia se interesaba en él. Taehyung ya tenía ocho años y pensaba que nunca iba a salir de aquél lugar, muchos de los otros niños decían que era raro y un poco tonto, entonces comenzó a creer que por eso nadie lo quería.

Él llegó a preguntarse muchas veces donde estaban sus padres y el por qué lo dejaron en ese lugar, frecuentemente tenía sueños muy raros, en esos sueños solo veía rostros que lo confundían mucho. Una de sus maestras le dijo que ellos no podían cuidarlo y que por eso lo llevaron hasta allí, entonces dentro de su inocencia pensó que algún día volverían por él, pero luego uno de los otros niños le dijo que a veces los padres abandonan a sus hijos porque no los quieren.

Entonces entendió que sus padres no lo querían y se hizo la idea de que nunca lo iban a querer por ser raro y tonto.








El pelinegro fue llevado a la oficina de una de las coordinadoras del Orfanato porque unas personas querían verlo, sabía que serían las mismas que habían ido unos días atrás. Aunque al entrar se sorprendió de ver no sólo al hombre y la mujer de antes sino también a dos niños y una niña como de su edad, se puso muy nervioso aunque recordó sus modales así que se limitó a hacer una reverencia.

–Tae, los Jeon quisieron venir a verte de nuevo y también para presentarte a sus hijos. –Le dijo la señorita Sae, como él la llamaba.

–Hola, cariño. –La mujer de cabello rubio fue quien habló primero, sonriéndole de una forma agradable al pelinegro.

Cuando Hyorin vió las fotos de Tae por prime vez, algo en su corazón le indicó que ese pequeño los necesitaba. En sus ojos pudo notar el miedo, la soledad y la tristeza que la conmovieron al nivel de las lágrimas, las mismas que justo ahora amenazaban con aparecer de nuevo porque la conexión que sentía con él era muy fuerte, lo mismo le pasaba a Junhyun.

Taehyung hizo una reverencia, miró al hombre quien le sonrió de igual manera, para ambos el chico era muy educado.

–Campeón, ¿cómo te encuentras?

–Bien. –Taehyung siempre daba respuestas cortas, aunque por los nervios se volvía aún más tímido.

–Mira, ellos son nuestros hijos –el hombre señaló a los niños que miraban con curiosidad a quien ellos estaban seguros de que sería su nuevo hermano– Quisieron venir a conocerte. Preséntense, chicos.

La niña que llevaba un vestido color amarillo con margaritas estampadas, le dedicó una dulce sonrisa. –Me llamo Jang Massielle.

A Tae le pareció curioso que tuviera un apellido diferente, pero comprendió enseguida que era adoptada. Su nombre también le pareció muy raro.

–Soy Jeon Jungkook.

–Y yo Park Jimin. –ambos chicos lo saludaron cortésmente y él volvió a hacer una reverencia, a la vez que le sorprendió que el chico más bajo también fuera adoptado– ¿Cuántos años tienes?

–Once. –Respondió.

–Como yo. –Dijo la niña sonando entusiasmada, sacándole una sonrisa. Le hizo gracia que se emocionara sólo por eso.

–Nosotros tenemos doce. –Dijo Jimin, señalando a Jungkook y a sí mismo.

–Es lindo, ¿podemos llevarlo con nosotros? –La niña preguntó mirando a sus padres, quienes no pudieron evitar soltar una risa.

Taehyung frunció el ceño, sintiéndose un poco ofendido por la manera que había hablado de él.

–No soy un perro. –Dijo, intentando aún así sonar educado.

Lo que provocó que todos rieran por la interesante interacción. Jimin y Jungkook miraron a su hermanita recordando que ella había dicho algo muy parecido cuando la conocieron. Massielle rió sintiéndose avergonzada y se disculpó porque no quería que su futuro hermano se enojara con ella.

Después de que la coordinadora Sae le permitiera a Tae volver a sus clases y que se despidiera de aquella familia, el pelinegro se preguntaba si de verdad lo adoptarían. Sentía miedo, pero al mismo tiempo les agradó conocer a esas personas.

Sólo quería estar con una familia que lo quisiera y lo tratara bien, que no lo hicieran sentir como un bicho raro o como un tonto.















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Aquí vimos un poco del pasado de Tae y lo que tuvo que vivir siendo tan pequeño:(

¿Aún recuerdan en Reformed cuando Jimin, Jungkook y Max se conocieron? xd

Espero les haya gustado, gracias por leer💜

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