siete. ii

The Neighbourhood - A Little Death.

Taehyung.

Los chicos y yo pedimos la cuenta porque teníamos que ir a prepararnos para la fiesta en casa de Peniel, como cada viernes nos reuníamos en Epiphany a pasar el rato, Jungkook iría conmigo en el auto y al parecer Hani también, aunque desde nuestra discusión no la había visto. Siendo sincero estuve cerca de disculparme con ella porque estaba consciente que dije cosas que no debí decir. Mi excusa podría ser que me dejé llevar por el enojo de su actuar tan desvergonzado bajo mi techo. Ella podía besarse con quién se le diera la gana, era su vida, pero una cosa era estar casi haciéndolo con Byungchan en un lugar que no era su apartamento, ya tenía suficiente con encontrarme a Jungkook en situaciones muy incómodas, para mi, claro está, como para soportar algo así.

Sus aires de grandeza y que le daba igual todo podía conmigo a veces.

Jungkook estuvo insistiendo en que me disculpara, pero sabía que Hani en vez de aceptar mis disculpas podría salir con algún comentario no tan agradable y volveríamos a discutir, así que prefería ahorrarme un mal rato.

Al salir del bar nos encontramos con una escena que ninguno, mucho menos Hyungsik, podría haber esperado.

–¿Esa es Gawon? –Inquirió Seojoon a mi lado, perplejo al igual que yo.

El auto de Hyungsik estaba rayado con aerosol y dos personas, una de ellas suponía que Gawon porque estaba con una capucha y cubrebocas, estaban lanzando huevos contra éste.

–¡¡¿Gawon?!! –Hyunsik se enfureció y comenzó a acercarse. Ese auto era su vida. –¡¿Qué mierda haces?! ¡Te volviste loca!

Me fijé en la otra persona, también tenía un cubrebocas, pero su forma de vestir y los tatuajes que adornaban sus brazos, que no alcanzaba a distinguir del todo por la distancia, me recordaban a alguien. Estaba casi seguro que era Hani y en esta situación no dudaría que se tratara de ella, Hani era sinónimo de problemas. Me resultaba curioso que conociera a la ex de mi amigo, pero una cosa era segura y es que ella probablemente fue la que indujo a Gawon a hacer esto, porque la chica era muy dulce e incapaz de atentar contra la integridad de alguien o contra su propiedad. Aunque quizás Hyungsik se lo ganó, él la había engañado de la peor manera, los chicos y yo no lo sabíamos hasta hace unas semanas que nos lo confesó. Su comportamiento no me pareció el correcto, debió serle sincero desde el principio y no lastimarla como lo hizo, debía atenerse a las consecuencias.

De seguro Hani convenció a Gawon de vengarse y le dió la idea.

La chica estaba histérica gritando cosas y lanzando huevos por eso tuvimos que retroceder, confirmé que la otra persona se trataba de la demente de mi vecina cuando su objetivo sólo era yo. Todos sus tiros venían directo a mi.

Un huevo cayó a mis pies, salpicando mi pantalón y mis zapatos.

–¡Mierda!

Miré alrededor y varias personas observaban semejante espectáculo, entre risas y asombro, además que algunos grababan. Seguramente el vídeo se haría viral en redes.

Alcancé a ver cómo Gawon y Hani comenzaron a correr alejándose. Hyungsik caminó hasta el auto, viendo como lo habían dejado, nosotros hicimos lo mismo. Estaba muy enojado porque mi ropa también estaba arruinada, fui el único, los chicos salieron ilesos. 

Las personas comenzaban a alejarse después de presenciar todo.

–¿Quién era la otra chica? –Preguntó, Wooshik.

–Debe ser alguna amiga de Gawon. –Opinó, Seojoon. –¿La reconociste? –Le preguntó a Sik que parecía a punto de explotar, se masajeaba las sienes intentando calmarse.

–No. 

Yo decidí no revelar que conocía a la otra persona, se podría decir que estaba a mano con Hani. Aunque aún me debía una.








Al llegar a casa fui directamente al baño, no podía más con el olor que desprendía mi ropa. Hyungsik decidió llevar su auto al autolavado, aunque era imposible que allí se le quitaran los rayones, debía mandarle a retocar la pintura y cambiar el parabrisas. Él no iba a hacer nada en contra de Gawon, no la iba a meter en problemas y creo que en el fondo sentía que merecía lo que había pasado, aún si lo negara.

Estuve un buen rato en la ducha y cuando salí, tomé una siesta para calmar el enojo que aún estaba latente dentro de mi. Cuando desperté, Jungkook estaba en su habitación cambiándose, Hani ya lo había ayudado con su disfraz. Él si se lo tomó muy en serio, en cambio yo sólo compré una máscara de Jason. Iría como un asesino a la fiesta, no era fan de la película, simplemente fue la primera máscara que vi en una tienda.

Allá vería a Hyejoo que iría con su prima, habíamos planeado que se quedaría conmigo luego de la fiesta.

–Pareces un zombie de verdad. –Le dije a Jungkook cuando tomamos el ascensor. Hani aún no estaba lista así que la esperaríamos abajo en el estacionamiento.

–Nini hizo un buen trabajo. –Se miró en el espejo.

Al llegar a dónde estaba aparcado mi auto decidí contarle la locura que había sucedido hace un rato.

–Pasó algo cuando estaba con los chicos. –Ambos nos recostamos del capot del auto.

–¿Qué?

–Cuando salimos del bar, nos encontramos a la ex de Hyungsik y... a otra persona lanzándole huevos a su auto, además lo habían rayado con pintura en aerosol de varios colores.

–¿En serio? –soltó una risa divertida– ¿Por qué harían eso?

–Él le fue infiel a su ex.

Soltó otra risa más escandalosa. –Que venganza. –Siguió riendo.

–La otra persona que estaba ahí era Hani. –Revelé. Su risa fue cesando poco a poco.

–Entonces... –se calló y desvió la mirada, su actitud me pareció un poco sospechosa. –No creo que sea capaz de hacer algo así.

–¿Acaso te estoy hablando de la Madre Teresa de Calcuta? –Bufé, sarcástico.

–¿De quién?

–Olvídalo –suspiré y continué– Tenía un cubrebocas, aún así la reconocí y lo confirmé cuando me lanzó huevos a mi. –Volvió a reír y yo rodé los ojos.

–¿Estás seguro de que era... ¡Wow! –Se interrumpió a sí mismo cuando giró su cabeza hacia el frente.

Yo también lo hice y vi a Hani caminando hacia nosotros disfrazada de ¿monja?. Pero no era una monja como las que se veían en las iglesias o conventos, no lucía para nada así; esto resultó ser una extraña casualidad para lo que acababa de decirle a Jungkook, quien no dejaba de halagar a la castaña.

Su cuerpo estaba enfundado en un corto vestido negro de cuero y que se ceñía muy bien a su figura, debía decir. Sus piernas estaban cubiertas con medias de nylon negras hasta los muslos y que tenían un diseño de encaje, llevaba unos botines negros de tacón alto. Un velo negro cubría su cabello y un manto blanco cubría parte de su pecho, no estaba seguro si esas prendas tenían nombres específicos. Un rosario colgaba de su cuello y el crucifijo se escondía dentro de su escote.

Intenté no quedarme viendo esa zona más de dos segundos.

Obviamente su disfraz no era para causar miedo o puede que si, dependiendo de cómo se interpretara. Que escogiera disfrazarse de monja era tan irónico e irreverente, al puro estilo de la castaña.

Que Dios y los ángeles nos protejan, amén... ¿Que mierda, Taehyung?

Traté de mantenerme inexpresivo, pero a decir verdad una ola de calor me invadió por completo y me odié por eso.
No me mentiría a mi mismo. Se veía sexy, muy, pero no iba a hacerle saber que su atuendo me había llevado por un segundo al cielo y que luego me bajó de golpe. Primero muerto.

–Límpiate la baba, muñequito. –Sonrió burlona.

Maldita seas, Hani.

No dije nada y simplemente me di la vuelta para subirme al auto.







Después de un viaje en el que Jungkook y Hani se dedicaron a hablar de cualquier cosa, no incluyéndome en su conversación y no era como si quisiera participar de todos modos, llegamos al vecindario donde vivía Peniel. Había un montón de autos estacionados y de personas entrando a la casa.

Todos iban con disfraces unos más terroríficos que otros, al parecer les entusiasmó la idea de la temática de Halloween. Peniel había ambientado la casa, tenía algunas telarañas colgando del techo y figuras de calaveras en las esquinas y en los sillones, también en el jardín delantero. La música sonaba muy fuerte y había un sistema de luces led que se disparaban hacia todos lados, alumbrando de vez en cuando los cuerpos que se movían por todo el lugar.

El zombie y la monja me dejaron para irse quien sabe a dónde, quizás Jungkook quería presentarle a sus amigos o habían ido por un trago, vi al dueño de la casa bailar muy alegremente con algunas personas y sosteniendo una botella de vodka en su mano, parecía estar ebrio. Me dediqué a pasar entre todas las personas hacia el jardín trasero, ahí estaría Hyejoo según el mensaje que me envió minutos antes. Me topé con otros zombies, vampiros, diablas, ángeles, personajes de series o películas, como los de The Purge. Me preguntaba si Jungeun estaría por algún lado, ella y yo habíamos dejado en claro que no seguiríamos teniendo encuentros íntimos, ella estaba conociendo a alguien y me parecía bien porque a mí me interesaba Hye.

Afuera habían grupos haciendo juegos, como beer pong y el embudo. No veía a mis amigos por ningún lado. Hyungsik en un principio no quería asistir a la fiesta, porque su ánimo no era el mejor aunque lo convencimos de que así olvidaría lo que había sucedido por un rato. Di un recorrido hasta que me encontré a mis amigos, Suji también estaba allí, Hyejoo, Minyeon y otra chica que no tenía idea de quién era. Los chicos habían optado por lo mismo que yo de comprar máscaras, Suji estaba disfrazada como el muñeco de Saw, Minyeon tenía un disfraz de bruja y la otra chica tenía uno de caperucita roja.

Saludé a todos, Wooshik me tendió su vaso y probé el soju con cerveza que estaba tomando. Me situé a un lado de Hye quien me presentó a la caperucita como una amiga y compañera de clases, me dijo su nombre pero de inmediato lo olvidé.

Observé el disfraz de la pelinegra, me dió algo de gracia.

–Que linda, Merlina. –Ella rió.

–¿Te gustan mis trenzas? –Las movió de un lado a otro.

–Si, pero tú eres demasiado amigable para ser Merlina.

–Tu no eres como Jason. –Señaló, divertida. La máscara la tenía sobre la cabeza. –¿O eres un psicópata y yo no lo sé? –Alzó una ceja.

–¿Quieres averiguarlo? –Inquirí, acercándome más a ella e ignorando al resto a nuestro alrededor. Ella sonrió levemente y enredó sus brazos alrededor de mi cuello para acto seguido unir sus labios con los míos.

–¡Hola, chicos! –Nos separamos porque Jungkook llegó junto a Hani.

Noté las miradas de mis amigos en la castaña y como sonreían más de la cuenta.







No estaba disfrutando tanto de la fiesta y el hecho de que fuera por la presencia de Hani me hacía sentir estúpido. A mis amigos les cayó muy bien de inmediato, no la reconocieron de antes por supuesto, estaban actuando como si nunca antes hubiesen visto a una mujer o no estuviesen rodeados de alguna. Ella y Seojoon entablaron conversación y él simplemente quedó fascinado, hasta dijo que iba a tatuarse con ella cuando nunca antes había mostrado ser fan de los tatuajes. Suji también dijo lo mismo, ambas se llevaron muy bien y me pareció que Hani estaba ligando con ella, aunque a la castaña le resultaba muy fácil ser coqueta, pero no estaba seguro si mi amiga se dió cuenta. También fue muy amable con Hyejoo que al parecer también le cayó bien, se halagaron sus disfraces. En parte sentía que ella hacía todo eso a propósito para fastidiarme y lo peor es que yo estaba dejando que lo hiciera.

Después se fue con Jungkook a bailar, creí que Byungchan estaría aquí pero al parecer no pudo asistir a la fiesta por asuntos familiares, de lo contrario imaginaba que se la pasaría pegada a él porque se notaba que le gustaba mucho. No creí que fuera su tipo de hombre. En realidad no era mi problema.

Entré a la cocina para recargar mi trago, sería el último. No bebería más porque conduciría, tenía buena resistencia al alcohol pero aún así no quería sobrepasarme, eso significaba que sería el niñero de Jungkook.

Serví soju en un vaso y en ese momento alguien llegó justo a mi lado, era Hani quien también se sirvió de la misma bebida.

–¿Te estás divirtiendo? –Hablé alto, aunque la música en esta área se amortiguaba un poco.

Ella se giró hacia mi, recostándose de la barra.

–Si. –Sonrió.

–¿Crees que no te reconocí antes? –Cambié el tema repentinamente, porque planeaba enfrentarla por lo ocurrido anteriormente.

–¿De qué hablas? –Ladeó la cabeza haciéndose la desentendida.

–Estabas con Gawon destruyendo el auto de Hyungsik. Me lanzaste huevos. –Acusé.

Ella soltó una risa y se acercó más a mí, cosa que no esperé por su desagrado al estar tan cerca el uno del otro. El resto de las personas a nuestro alrededor solo se encargaban de rellenar sus vasos y salían, así sucesivamente.

Me hizo una seña para que me inclinara un poco, lo cual hice, para así hablar sin tener que alzar la voz.

–Las monjas no hacemos ese tipo de cosas, Taehyung. Yo me arrodillo y me dedico a orar ante Dios, ¿quieres ver? –El sonido de su voz aterciopelada y la manera en que lo pronunció tan lentamente adrede envió una corriente a todo mi sistema y que pulsó justo bajo mi pantalón, claramente el sentido de esas palabras no eran tan inocentes como habían sonado.

Lo único que pude hacer fue una cosa: alejarme.

Salí de la cocina dejando a la castaña atrás, sintiéndome sofocado de pronto. Había actuado como un completo tonto, no entendía que me estaba pasando y porque mi cuerpo reaccionaba de esa forma, era molesto.

Hani sólo estaba jugando conmigo, así era ella; una desvergonzada. Podía imaginarla riéndose de mi.

Volví con Hyejoo y la vi bailando con las chicas, mis amigos estaban en los sillones, pero aún así decidí subir al piso de arriba. Necesitaba un momento a solas porque a decir verdad lo que había sucedido con Hani me dejó un poco descolocado.

Varias de las habitaciones estaban ocupadas, pero entré en la de Peniel donde extrañamente no había nadie en la cama, me asomé en el baño que tenía la luz encendida y también se encontraba vacío. Caminé hasta el balcón, abrí las puertas y me apoyé en el barandal teniendo la vista del gran jardín trasero. Saqué mi juul y comencé a fumar, viendo a las personas, nadie se daría cuenta que estaba allí. Expulsé todo el humo después de haberlo retenido por algunos segundos, sentía la esencia de vainilla en mi paladar.

Comencé a fumar en el instituto, experimenté la primera vez con cigarrillos normales, aunque mis hermanos no supieron sobre eso en ese momento. Luego ocurrió todo el asunto de Minny y las drogas, así que lo dejé porque sabía que era dañino y no quería que mis padres se enteraran. Un tiempo después volví a hacerlo porque toda la situación con mi hermana me afectó mucho y era una manera de relajarme. Eventualmente lo dejaría, o eso esperaba.

Después de unos minutos decidí volver con los demás antes de que empezaran a preguntar por mi. Caminé hasta la puerta pero justo en ese instante se abrió, sobresaltándome, dejándome ver a Hani. Ella también se sorprendió al verme, pero cerró detrás de sí.

–Estoy buscando a Jungkook. –Dijo.

–No lo he visto. –Sentí la incomodidad crecer al recordar sus palabras en la cocina, aunque ella actuaba como si nada.

–Quiero fumar. ¿Tienes cigarrillos? Dejé los míos en casa.

–Uso un juul.

–Si vas a joderte los pulmones hazlo bien. –Resopló.

–Que interesante manera de pensar.

Ella abrió la boca para decir algo, pero en ese momento escuchamos como intentaban abrir la puerta que ocasionó que me pusiera alerta y en un reflejo agarré a Hani de la mano y nos metimos en el baño justo cuando oí la puerta abrirse. Cerré con seguro y ambos retrocedimos unos cuantos pasos. 

Se escucharon las voces de un hombre y una mujer, aunque no las reconocí.

–Pudimos haber salido y ya está –Hani habló bajito, pero lo suficientemente alto para que pudiese escucharla– No entiendo para que nos encerraste aquí.

–Si era Peniel, no quería que nos viera. –Contesté en el mismo tono.

–¿Por qué? Solo iba a pensar que estábamos follando.

–Por eso. A diferencia de ti, yo respeto los lugares ajenos. –Ella blanqueó los ojos.

Los gemidos comenzaron, así que estaríamos allí por un rato y esperaba que no tuvieran más rondas.

–Ojalá tenga eyaculación precoz, así podemos salir rápido. Quiero bailar. –Se quejó cruzándose de brazos. No pude evitar reír por lo bajo. Eso fue cruel.

La incomodidad y la tensión creció en el baño con el pasar de los minutos. O al menos yo lo percibía así, Hani estaba recostada de la pared y yo de la encimera del lavabo, frente a frente. Nos separaban unos tres metros de la puerta.

Mis ojos comenzaron a vagar por todo el baño, jugué en mi mente a encontrarle formas a los patrones que tenía la cerámica del piso, hasta que me topé con los zapatos de Hani, seguí ascendiendo por sus piernas y noté el tatuaje de una serpiente en su muslo izquierdo, tenía varios en realidad que se notaban a través de sus medias, desvié la vista hacia un lado de inmediato antes de continuar con mi recorrido indiscreto. Tragué saliva, no quería mirarla más de la cuenta, pero era como si tuviera un imán que simplemente atraía mi mirada. Creo que el soju me estaba haciendo efecto.

Podría ser raro escuchar a otras personas tener sexo, pero yo comenzaba a sentir un poco de calor y la presencia femenina frente a mi no ayudaba. Intenté pensar en otra cosa, como en perritos y gatitos.

Era imposible ignorar los gemidos de la chica y al parecer yo no era el único que comenzaba a excitarse, vi como Hani apretaba sus muslos, su mirada estaba fija en algún punto en la ducha a nuestro lado, aunque era seguro que podía sentir mi mirada en ella, mordía sus labios y jugaba con sus manos juntas, quizás intentando pensar en otra cosa al igual que yo, que me quedé como idiota viendo sus piernas. También era imposible ignorar la dureza bajo mi pantalón. Hice el intento de bajar mi camisa lo que más podía, pero no llegaba a la zona, era inútil.

Me giré hacia el lavabo, haciendo una pobre simulación de que me iba a lavar las manos. Todo porque no quería que ella notara mi erección.

Parecía un puto adolescente hormonal.

Sentí un toque en mi espalda y me giré sobresaltado. Hani estaba muy cerca de mi. Tragué saliva, sintiéndome nervioso.

–Puedo ayudarte con eso.

–¿Q-Qué? –Abrí los ojos en grande.

¿Se refería a lo que yo pensaba? ¿Había escuchado bien?

–Necesitas un alivio y yo puedo ayudarte. –Repitió, sonando muy segura sin dejar de observarme a los ojos.

No parecía ser una broma, tampoco se veía ebria.

Me tomé mi tiempo para examinarla con detenimiento, sus ojos marrones, que brillaban con lo más parecido a deseo y no sabía si era cosa mía, las cejas que los enmarcaban, las pestañas que los adornaban, su pequeña nariz doblemente perforada, sus labios gruesos pintados de un rojo carmesí. Si, era Hani. La misma persona con la tenía una relación difícil.

Ella sonrió de medio lado, quizás, por mi estado de shock, pero esa simple sonrisa fue mi condena.

Posó su mano en mi pecho como si tanteara el terreno o esperara que yo me negara, un escalofrío me recorrió la columna y sentí otra puntada ahí abajo. Demonios, sólo fue un simple toque.

Mi respiración comenzó a agitarse y ni siquiera la detuve cuando sus dedos viajaron hasta mi cinturón desabrochándolo, siguiendo con el botón y el cierre, en parte porque me parecía demasiado surrealista lo que estaba sucediendo a la par que una chispa dentro de mi se encendió. Me acarició con parsimonia por encima del bóxer arrancándome un jadeo, sentía que iba a explotar y en el momento en que lo bajó y que su cálida mano rodeó mi hinchada erección sentí un alivio muy placentero, mi cabeza cayó hacia atrás, mis ojos se cerraron disfrutando de como ella acariciaba toda mi extensión lentamente, de arriba a abajo sin apretar demasiado.

La temperatura estaba a tope.

Su mano recorría desde la base hasta el glande, un gruñido se me escapó cuando acarició mis testículos con suavidad. Mi pene dió una sacudida cuando aceleró el ritmo, se ayudaba con el líquido preseminal que se hizo presente ofreciéndole una mejor movilidad.

La imagen de ella haciéndome una paja era tan caliente que la tomé por el cuello con mi mano derecha, vi un destello en sus ojos y noté que no se lo esperaba, aunque le gustó. Hice que retrocediera hasta pegarla a la pared, observé sus labios que estaban tan cerca. Quería probarlos.

–No vas a besarme. –Adivinó mis intenciones, y si ella no quería yo tampoco lo haría, entonces con mi otra mano atrapé uno de los tirantes de su vestido deslizándolo hacia abajo, mis dedos quedaron en el borde del vestido sobre su seno derecho y cuando planeaba bajarlo porque necesitaba verla y tocarla, jugar con sus pezones, detuvo todo movimiento sobre mi. La miré a la cara, sonreía divertida. –No quiero que me toques ahí.

Asentí e inspiré profundamente cuando retomó sus movimientos en mi miembro, su dedo presionó la punta y por consecuencia pegué mi frente contra la suya, nuestras respiraciones entremezclándose; la suya también era agitada. Toqué sus carnosos labios con mi pulgar, ella lo lamió arrancándome un gemido por lo que anclé mi dedo dentro de su boca apoyándolo detrás de sus dientes, su lengua comenzó a juguetear con el.

Quería verla de rodillas con su boca alrededor de mi pene. Saqué mi dedo de esta sin dejar de sostenerla por la mandíbula.

–¿Puedes... Puedes usar tu boca? –Mi voz salió en una súplica y más grave de lo normal.

–No.

Sus negativas y el que no me permitiera tocarla como yo quería me llevaban cada vez más al borde en vez de enfriarme. Contemplé su rostro, la excitación dibujándose en éste, lo podía ver en sus pupilas dilatadas, en sus mejillas teñidas de un rojo muy leve y en cómo mordía su labio inferior cada tanto. Le encantaba verme enloquecido por ella.

Disminuyó un poco sus movimientos. Era incómodo mantener un ritmo así, debía estar cansada.

–Hace tiempo que no estoy con un hombre y tú eres grande. –comenzó a hablar de forma lenta y provocativa, así mismo acariciaba mi erección– Por tu caballerosidad irías lento, ¿verdad? Pero no quiero que sea así, quiero que me folles muy duro.

–Joder. –Apreté la mandíbula, choqué la palma contra los azulejos detrás de ella y apoyé mi frente en la zona en el que su hombro y cuello se unían inhalando todo su aroma de vainilla combinado con el sudor, quería lamerla, morderla, besarla pero probablemente se detendría y no quería eso.

–¿Puedes imaginarlo? –murmuró cerca de mi oído, en combinación con el ritmo tortuoso de su mano en mi– ¿Puedes imaginar que me llenas hasta el fondo?

Gruñí.

Mi imaginación simplemente voló. La podía visualizar sobre una cama abierta de piernas y yo entre ellas llenándola por completo una y otra vez, viendo como mi pene desaparecía en su interior, admirando el bamboleo de sus senos, su ceño fruncido, sus ojos cerrados, su boca entreabierta; una bonita expresión llena de gozo. Podía sentir su piel sudada contra la mía, sus pezones endurecidos, su corazón latiendo frenéticamente al igual que el mío. O a ella situada de rodillas y yo detrás empujando contra su trasero hasta el cansancio, haciéndola gritar y suplicar que no me detuviera, casi podía sentir su estrechez, el como sus paredes calientes y húmedas se amoldaban a mi, como me apretaban. Su cabello estaría despeinado y yo tomándolo en una cola, hundiendo mis dedos en el. Joder, podía imaginarnos a los dos en todas las posiciones posibles, envueltos en lujuria y placer, alcanzando el punto máximo de éxtasis juntos.

–Te sentirías increíble, Tae. –Gimió. Mi pene dió otra sacudida en su mano.

Ella estaba jugando con los estímulos, con sólo hablarme y tocarme ya estaba llevándome al puto paraíso. No iba a poder aguantar más.

–Vas a correrte, lo puedo sentir. Hazlo. Imagina que lo haces dentro de mi.

Oh, mierda.

Cuando me sentí a punto la aparté porque no quería manchar su ropa, seguí masturbandome sintiendo un temblor recorrerme de pies a cabeza, la sensación asentándose en mi pelvis y segundos después me corrí, expulsando chorros de semen contra los azulejos. Apoyé mi antebrazo en éstos, respirando pesadamente sin dejar de mover mi mano.

Después de que me recuperé de la conmoción por el orgasmo fui consciente de la llave del lavabo ser cerrada detrás de mi. Sólo giré un poco mi cabeza, aún sosteniendo mi pene ahora aliviado y flácido, para ver cómo Hani salía del baño sin dirigirme ni una mirada, entonces me di cuenta que ya los gemidos no se escuchaban. Sólo podía oír la música a lo lejos, amortiguada.

Me apresuré a limpiarme y limpiar lo que había ensuciado, sin dejar de pensar en lo que acababa de suceder.

¿Qué jodidos pasó?

Fue una de las situaciones más excitantes que había experimentado en mi vida.

Había comprobado que Hani era realmente peligrosa. Perversa. Me sentí intimidado por un instante debido a su iniciativa, pero después de que me sumergí en las sensaciones no hubo vuelta atrás y realmente me gustó perderme en el placer gracias a ella.




Bajé las escaleras viendo que la fiesta estaba en pleno apogeo, recordé mi trago al que no le di ni una probada y que lo había dejado arriba. Decidí ir a la cocina a servirme otro, lo necesitaba. Me encontré a mi mismo buscando entre las personas a una castaña disfrazada de monja, pero no la vi por ningún lado. Me daba curiosidad saber como serían las cosas de ahora en adelante, lo más probable es que ella haría como si nada y yo trataría de hacer lo mismo.

Me dirigí a la zona donde vi a Hyejoo y el resto la última vez pero mis amigos ya no estaban, sólo se encontraba la pelinegra con su prima y su amiga, ahora sentadas en un sillón grande. Llegué a ellas, sentándome a un lado de Hye quien me sonrió.

–¿Adónde fuiste? –Me habló al oído.

–A fumar. –Respondí, ella asintió dándole un trago a su bebida. Obviamente no le diría lo que pasó en la habitación de Peniel, no le caería bien saberlo aún si no tuviésemos nada serio.

Noté que su amiga que estaba sentada junto a Minyeon, veía hacia un lado, luego le comentó algo a ésta al oído haciendo muecas de desagrado y se inclinó para compartirlo con Hye. Yo miré hacia donde la chica tenía su atención segundos antes y me encontré a Hani en otro sillón besándose muy intensamente con una rubia disfrazada de ángel, quien tenía una mano bajo el vestido de la castaña. Para la amiga de Hye podía ser desagradable, pero a mí me causó todo lo contrario y creo que a algunas personas que estaban alrededor que tenían su atención en ambas les pasaba lo mismo. Por un momento me imaginé sentado en el medio de las dos, reemplazando la mano de la rubia, viendo de cerca como se comían la boca. Aparté mi vista porque no quería volver a tener otra erección. Me pregunté si le habían echado algún tipo de droga a mi bebida, porque no era posible que estuviese tan caliente aún y teniendo ese tipo de fantasías.

Hani debió quedar muy excitada, quizás pensaba bajarse la calentura con la chica, pero ¿por qué no me lo había pedido a ...? No me gustaba por dónde se estaban yendo mis pensamientos.

No podía seguir estando cerca de aquella escena por lo que invité a Hyejoo a bailar un poco. Ella y yo bailamos unas tres canciones hasta que decidimos ir al jardín donde se encontraban mis amigos jugando al beer pong, las chicas se unieron aunque yo sólo me dediqué a ver. En realidad no dejaba de revivir lo que pasó en el baño, pero trataba de no hacerlo, cosa que me resultaba muy difícil. Por alguna razón no podía sacar eso de mi cabeza.

Tenía rato de no ver a Jungkook, aunque si a sus amigos, hasta que unos gritos eufóricos se escucharon dentro de la casa y todos decidimos entrar a ver qué ocurría.

Me encontré con la escena de mi hermano y Hani subidos sobre una mesa haciendo twerk como si se tratara de una competencia, todos los animaban, gritaban y bailaban con ellos también. A la castaña se le había subido el vestido y por poco se le veía la ropa interior, aunque no parecía importarle. Así que pensé que era hora de irnos, esos dos estaban muy ebrios.

Todos parecían haber perdido la cabeza con la monjita y el zombie.

Pude comprender mejor a Minny cuando iba con nosotros a fiestas, sobretodo las de Peniel que se descontrolaban un poco, y tenía que vigilarnos y lidiar con nuestras estupideces si se nos pasaban los tragos. Una vez ella y Jimin terminaron en una pelea tirándose del cabello en el jardín de la misma casa porque éste había vomitado dentro de su bolso, había ayudado a Jungkook cuando quedó atascado con el trasero dentro de un refrigerador y a mí me había salvado de unas chicas que me tenían encerrado en una de las habitaciones, muy loco y perturbador. Y así, habían pasado infinidades de cosas que tuvo que aguantar.

Me giré hacia Hyejoo que veía la escena divertida.

–Los llevaré a casa –me incliné hacia ella para que me escuchara– ¿Te vienes conmigo, no?

–Quiero quedarme un rato más con las chicas. Podría ir a tu casa luego. –Sugirió.

Escuché gritos femeninos y vi a mi querido hermano quitándose la camisa, ya estaba en plan de stripper.

–Vale. –Le dije antes de acercarme a la mesa y hacer que Jungkook bajara, lo hizo sin dejar de reírse por la atención que recibía.

Cuando vi que la castaña iba a subirse el vestido la detuve, casi me asesina con la mirada al igual que otros chicos que estaban ahí pero no me importó. La ayudé a bajar y escuché algunos abucheos.

–Nos vamos. –Le dije. Jungkook ya se había puesto la camisa de nuevo y antes de que hicieran algo más los guié a ambos hasta la salida, no sin antes despedirme de mis amigos que casi botaban la baba segundos antes debido al baile de la castaña.

Ya en la calle Hani se soltó de mi agarre mirándome molesta, se tambaleaba un poco.

–No quiero irme.

–Yo tampoco. No seas amargado. –Expresó Jungkook arrastrando las palabras.

–Falta poco para el amanecer y ambos ya están muy ebrios. –Les expliqué intentando no perder la paciencia.

–¡Claro que no! Mira, mira. –Hani intentó hacer un cuatro con sus piernas pero no pudo mantenerse ni un segundo. El pelinegro la imitó, fallando igual. 

–Camina, Jungkook. –Le ordené y éste comenzó a andar hasta donde él creía que estaba el auto. Kook era el mayor, pero a veces no se comportaba así.

–No me iré. –La castaña alzó la voz, cruzándose de brazos.

–Bien. –Hice como si me fuera a dar la vuelta para dejarla allí, pero acto seguido la sorprendí agachándome para tomarla por las piernas, la alcé en mi hombro como un costal de papas. Con una mano presioné el borde de su vestido contra sus muslos para que no se le subiera. Sus gritos e insultos no se hicieron esperar, aún así no me importó. No planeaba dejarla en un lugar donde no conocía casi a nadie.

Comencé a caminar hasta donde estaba el auto estacionado. Jungkook iba un poco alejado, en una dirección equivocada así que lo llamé y éste se devolvió corriendo. Rió escandalosamente por como llevaba a Hani en mi hombro.

–Quiero... vomitar. –En lo que oí aquello la bajé con cuidado, pero ella salió corriendo en dirección a la casa, fue una trampa. De todas maneras no llegó muy lejos porque la atrapé alzándola de nuevo, pero pegando su espalda de mi pecho, entonces se dió por vencida.

La dejé en el piso cuando llegué donde estaba Jungkook que miraba todo divertido y los tomé a los dos por sus muñecas y prácticamente comencé a arrastrarlos como si se trataran de dos niños pequeños y malcriados. Hani decía cosas que ni podía entender, creo que en otro idioma, como ruso o alemán por lo que pude identificar. No sabía que el alcohol le hacía hablar en otros idiomas.

De seguro me estaba insultando, aunque no lo podría saber. Jungkook sólo se reía como si le comprendiera.

Llegamos al auto y lancé a mi hermano a los asientos de atrás. Ayudé a subir a Hani al asiento de copiloto, le coloqué el cinturón y luego me subí encendiendo el motor. Me aseguré de activar los seguros para niños, así evitaría alguna tragedia.

Pasaron algunos minutos en silencio, yo iba manejando tranquilamente en dirección a casa hasta que escuché a Jungkook, que estaba acostado en el asiento de atrás, tarareando una canción que poco a poco se hizo más clara.

My loneliness is killing me... –Comenzó.

And I... –Hani le siguió, aplaudiendo y moviendo su cabeza de un lado a otro.

I must confess, I still believe. –El tono fue subiendo y junto con ello la emoción.

Still believe... –Hani quiso hacer una nota alta que le salió terrible.

When I'm not with you, I lose my mind.

Give me a siiiign... –Cantaron juntos.

–¡Hit me, baby, one more time! –Hani se inclinó hacia mi gritando en mi oído, por poco dejándome sordo. Así que coloqué mi mano extendida sobre su cara, sin dejar de mirar el camino, haciendo que se sentara correctamente en el asiento de nuevo. Dejó salir una escandalosa carcajada.

Los dos siguieron cantando Baby One More Time de Britney Spears con una precisión impresionante teniendo en cuenta su estado de embriaguez, pensé que se callarían al terminar o que alguno se dormiría, pero siguieron torturándome con sus voces al cantar Baby Shark al menos tres veces y Bang Bang Bang. Tuve que bloquear las ventanas porque a Kook se le ocurrió sacar la cabeza al exterior mientras cantaba la cancionsita de la familia tiburón a todo pulmón. Fue gracioso y exasperante al mismo tiempo, me aguanté las ganas de abandonarlo en la autopista. Bueno, a ambos.

Cuando llegamos al edificio, tuve que ayudar a Kook porque al parecer el alcohol lo convirtió casi en un peso muerto y decía que quería quedarse a dormir en el auto, pero yo no podía dejarlo allí. Hani me ayudó a sacarlo, ya no se veía tan ebria como antes. Llegamos al apartamento finalmente entre tropezones.

–Espera aquí. –Le dije antes de irme con Jungkook por el pasillo.

Entramos a su habitación y él se tiró encima de la cama boca abajo, no se movió más. Le quité los zapatos e hice maniobras para sacarle la camisa ya que él acostumbraba a dormir solo en bóxers, no pude con el pantalón así que lo dejé así. Cerré la puerta al salir.

Me encontré a Hani sentada sobre la barra de la cocina con la caja del cereal favorito de Jungkook en sus manos y me pregunté si era la misma persona que unas horas atrás me había hecho un handjob de la manera más excitante, mientras me hablaba sucio y que ahora se encontraba comiendo cereal con sus mejillas llenas, pareciendo un hámster, a la vez que balanceaba sus piernas de adelante hacia atrás. Nunca creí que le palabra adorable pudiese combinar con ella, pero así se veía.

Que tuviera esa dualidad la hacía aún más peligrosa.

–Te acompañaré a tu apartamento.

Ella tragó todo lo que tenía en la boca y dejó la caja que ya estaba vacía a un lado. Jungkook se enojaría al ver eso.

–¿Me llevarás a la cama?

Tragué saliva fuertemente por su pregunta que estaba casi seguro de que fue formulada con doble sentido. Ella me miraba fijamente, veía la malicia en sus ojos que hacía contraste con su sonrisa inocente.

–Eh... –me aclaré la garganta– Te acompañaré hasta ella. –Soltó una risa por mi respuesta y se bajó de la barra caminando hasta la puerta.

La seguí, avanzamos por todo el corredor en silencio hasta entrar en su apartamento aunque se tardó un poco en colocar la clave, se le había olvidado, pero la recordó al tercer intento.

–Quiero darle un beso de buenas noches a Coco. –Antes de que saliera corriendo hacia el hogar de su mascota, la detuve. Yo le tenía miedo a las serpientes aunque ella dijera que la suya no podría morder a un humano. Si, claro.

–Ella está bien, no la molestes. –Casi la arrastré por el pasillo hasta entrar en su habitación. Busqué el interruptor y encendí la luz.

–Se sentirá triste, Taehyung. Soy su mamá y tengo que darle amor. –Hizo puchero haciéndome reír.

–Más tarde le das amor.

Ella no dijo nada y desistió de su idea de sacar a Coco, entonces procedió a quitarse los zapatos, luchó un poco, aún así no dejó que la ayudara.

–Ayúdame a quitarme esto. –Se dió la vuelta para que le bajara el cierre del vestido. Comencé a sentirme nervioso de nuevo, pero antes de pensarlo demasiado hice lo que me dijo, manteniendo mi vista en cualquier lado menos en ella mientras bajaba el cierre.

–Listo. –Me aseguré de mantener algo de distancia entre ambos.

Se giró rápidamente, bajando la prenda, quedando en ropa interior frente a mi, una muy sensual cabe acotar. Mi respiración se entrecortó y un nudo se instaló en mi garganta, tragué fuerte, pero aún así no pude despegar mis ojos de su cuerpo. Noté el tatuaje que tenía en medio de los senos, aunque no se podía ver completo, era una rosa en tinta negra, invertida, con su tallo y hojas. De ella se extendía un hilo hacia abajo del que colgaba una araña, una viuda negra más específicamente, la cual casi llegaba a su ombligo. Tétrico.

El hecho de que ella sólo tuviera su ropa interior, el velo negro del disfraz y las medias me había prendido en segundos. Era una imágen demasiado caliente, aún así debía controlarme. Se sacó el velo de un tirón sin dejar de mirarme y sin más se dió la vuelta para acostarse en su cama, como si no supiera lo que causó en mi, pero en eso se tropezó con una de sus botas y yo reaccioné de inmediato sosteniéndola por la cintura para que no se cayera. La ayudé hasta que se acostó en la cama y aprovechó que aún estaba cerca para atraerme a su cuerpo, sólo alcancé a colocar mi brazo sobre el colchón para no aplastarla. Quedamos muy cerca.

Se habían intercambiado los papeles esta vez.

–¿Puedes quedarte? –Su mano seguía contra mi nuca, porque lo que no podía poner más distancia, aunque no me incomodaba.

Sonreí. –Si eso pasara me matarías al despertar.

–No... eso no es verdad –frunció el ceño– Podríamos terminar lo que comenzó en aquél baño.

La imagen de nosotros en el baño me golpeó con fuerza. ¿Por qué me pasaba esto a mi?

–Yo... n-no puedo. –Ni siquiera sabía lo que decía por el alcohol en su sangre, además en una situación así yo jamás me aprovecharía.

Su mano se deslizó hasta mi mejilla enviando una extraña corriente por todo mi cuerpo, mi corazón latía a un ritmo anormal. Aunque lo ignoré cuando vi que sus ojos se empañaron en lágrimas, pero una tenue sonrisa se extendió por sus labios. No entendía que estaba pasando.

–Tú serías incapaz de lastimarme, Tae. No eres como él. –Susurró.

Me soltó y se dió la vuelta en la cama para abrazar una de sus almohadas. Enseguida noté las alas tatuadas en su espalda, en el área de sus omóplatos, que parecían las de un demonio. Más abajo tenía algunas flores como dientes de león o algo parecido, tenían una forma muy particular. Y más abajo me topé con un tatuaje de una serpiente en su glúteo izquierdo, lo podía ver perfectamente porque llevaba una tanga. Ya me quedaba claro su gusto por las serpientes porque también tenía una en el antebrazo, además del muslo. Me sentí como un jodido pervertido por observarla, así que le lancé la colcha encima tapándola casi por completo.

El tatuaje de serpiente en su trasero era una locura, pero, extrañamente, me pareció genial al mismo tiempo.

Me levanté de su cama y apagué la luz antes de salir de la habitación.

Ya en el apartamento me aseguré de que Jungkook no hubiese vomitado o algo parecido, pero estaba dormido profundamente. Me acosté en mi cama después de haberme cambiado a unos pantalones de chandal y simplemente me quedé viendo hacia el techo en medio de la oscuridad de mi habitación.

Había sido un día de locos, con muchas emociones y sensaciones. Todo gracias a una sola persona. No dejaba de pensar en Hani y yo encerrados en el baño, en lo bien que se sintió lo que hicimos, lo que ella me hizo y en cómo por unos minutos olvidamos nuestras diferencias debido a la calentura. Si alguien me hubiese dicho que pasaría por eso con ella me habría parecido algo muy absurdo e imposible.

Realmente no sabía cómo sentirme, era extraño.

Las palabras que dijo antes de dormirse quedaron rondando en mi mente. Me dió a entender que alguien la había lastimado y quería saber de que forma, a quien se refería, me preocupaba a decir verdad. También dijo que yo sería incapaz de hacerle algo malo, quizás fue el alcohol que le hizo soltar aquello porque no creía posible que confiara en una persona que no conocía del todo y con el que había tenido muchos problemas, aún así muy dentro de mi me hizo sentir bien escucharlo.

Me sería muy difícil conciliar el sueño con tantas cosas en la cabeza.













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Bueno, amixxx... Esto ya se descontroló🔥

¿Qué tal el cap? ¿Cuál fue su parte favorita? Cuéntenme 😏☕

Gracias por leer 💜

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