doce.
–¿Cómo puedes usar estas cosas? –Reí, acostada en la cama viendo como Jungkook me quitaba las botas. –No creí que pesaran tanto, puedes matar a alguien con esto. Es del tamaño de mi cabeza. –Alzó una en su mano, colocándola a la altura de su cabeza haciéndome carcajear.
Acabábamos de llegar de la fiesta de Hye. Jungkook me acompañó a mi apartamento creyendo que no podría llegar a la cama o algo así, y en realidad ni siquiera me sentía tan ebria ya. En el camino de regreso dormí un poco y eso ayudó.
–¿Puedes sola con tu ropa? –Preguntó, sabiendo que la mayoría del tiempo dormía en ropa interior.
–Ayúdame a desatar el nudo. –Me senté en la cama y bajé la cabeza para que él pudiera desatar el nudo de mi top, lo sostuve por el pecho para que no se viera nada porque no llevaba brasier.
Él se dió la vuelta y yo me quité la falda y las medias, quedando sólo en tanga. Me metí de una vez bajo mi colcha tapándome hasta el pecho y suspirando de gusto en la comodidad de mi cama.
–Listo, Kookie.
Volvió a darme la cara y asintió.
–Puedo quedarme hasta que te duermas, así me aseguro de que no mueras con tu vómito.
Sonreí ligeramente.
–No voy a vomitar, pero quédate si quieres.
Jungkook no necesitó más para acostarse horizontalmente sobre mi cama, apoyando la cabeza en la almohada que le cedí para que estuviese cómodo.
–¿Qué te traías con Hyejoo? –preguntó, mirando hacia el techo– ¿Acaso te gusta?
–Sólo hablamos, ella fue muy amable en indicarme una habitación para llevar a Chanie y acostarlo. Además me quedó claro que está... interesada exclusivamente en Taehyung.
Sonreí porque recordé que Tae nos había visto hablando, aunque mi sonrisa se desvaneció al recordar que estuvimos a punto de besarnos por culpa del alcohol, claro está.
–Sólo quería joder un poco a tu hermano. –Agregué.
–Él parecía enojado.
–Oh, sorpresa. –Exclamé con ironía.
–Más bien celoso, pero no sé muy bien de quién. –Murmuró para sí mismo, aunque lo escuché perfectamente.
–¿A qué te refieres? –Él me miró y sus labios se curvaron en una sonrisa divertida, como si supiera algo que yo no. –¡Dímelo! No puedo pensar bien ahora. –Me quejé con voz chiquita.
–Pareces una bebé. –Se burló.
–Puedo ser tu bebé. –Le guiñé un ojo.
–¿Ahora quién dice cosas extrañas?
Reímos.
Abracé mejor mi almohada y cerré los ojos porque ya me estaban pesando mucho por eso no seguí insistiendo en que hablara. De un momento a otro me encontraba cayendo en un sueño profundo.
Al día siguiente cuando desperté a eso de las diez, el pelinegro no estaba por ningún lado, no me di cuenta del momento en el que se fue.
Hice mi rutina de siempre y revisé las sesiones que tenía programadas. Le envié un mensaje a Chanie queriendo saber que tal le iba con la resaca y como supuse estaba muriendo en medio de una clase. La noche anterior se pasó un poco de tragos y fue divertido verlo sin inhibiciones, pero era de los que mucho alcohol les provocaba sueño, puede que también influyera que no era de beber tanto, así que para que no se quedara dormido en alguna silla lo llevé a una habitación de aquella gran casa y cayó como un tronco. Fue un poco difícil despertarlo luego cuando nos veníamos.
De hecho me sorprendía que hubiese asistido a sus clases, pero en lo poco que le conocía me daba cuenta de que era una persona muy responsable. Y tenía que serlo porque era una tortura estar en clases con una resaca del demonio, lo sabía por experiencia.
No estaba segura si Jungkook había sido tan responsable como su amigo.
–¿Y crees que ya superaste a aquél imbécil? –Le pregunté a Gawon, mientras marcaba el contorno del diseño en su piel.
Ella había venido a tatuarse de nuevo y me dió mucho gusto verla con un aura distinta, se veía más feliz. Adicional a eso, me llené de emoción cuando me dijo que quería tatuarse una serpiente, provocando que su emoción aumentara, ella ya había supuesto que me gustaban porque vió la que tenía en el antebrazo y el muslo, pero le dije que tenía otra y que además tenía una como mascota, por supuesto se sorprendió, así que le mostré fotos de Coco como la madre orgullosa que era. Y de mi trasero obviamente, nunca era mal momento para presumir de el, además que el diseño de la serpiente que tenía allí era mi favorito.
Ella quiso un diseño estilo minimalista en el antebrazo derecho y de unos diez centímetros, sería todo en tinta roja.
Las serpientes podían tener interpretaciones negativas pero para mí era lo contrario, yo los veía como animales poderosos así como los leones. Los tatuajes que tenía de ellas eran muy significativos, para mí eran un símbolo de poder, fuerza, sensualidad y me recordaban cada día todo por lo que había pasado y lo mucho que había superado de ello, además que también eran un recordatorio de que si algo salía mal podía empezar de nuevo. Eran un símbolo de lo que soy como persona.
Para Gawon representaba algo parecido: una renovación, un "comenzar desde cero" debido a su experiencia y me daba gusto plasmarlo en su piel.
–Hay cosas que me recuerdan a él, pero ya no siento nada ¿sabes? Pensé que tardaría más en que dejara de doler la ruptura o que la rabia permanecería por más tiempo, creo que ya lloré lo que tenía que llorar. Ahora me estoy enfocando en mi y quiero permanecer lejos de los hombres por un tiempo.
–Eso siempre es una buena idea.
Gawon se fue feliz con su nuevo tatuaje, no sin antes sugerir que algún día saliéramos a tomar algo, a lo que acepté porque sentía que podíamos ser buenas amigas después todo.
Como la acompañé hasta afuera del almacén me quedé al inicio del callejón fumando un cigarrillo, en eso escuché unos pasos detrás de mi. Se trataba de Junghwa.
–¿No tienes clientes ahora? –Le ofrecí de mi cigarrillo y ella aceptó dándole una calada.
–En media hora. –Respondió. –¿Qué tal estuvo la fiesta?
–Entretenida. Te hubieses divertido.
Ella sonrió levemente, metiendo sus manos en su chaqueta.
–Tenía cosas que hacer.
–¿Qué tal si vamos por pollo frito cuando terminemos? –Sugerí.
–Claro.
Me di la vuelta para entrar de nuevo al estudio y creí que ella me seguía pero al voltear noté que permanecía en el mismo sitio, mirando hacia sus pies. Su actitud era extraña, me acerqué a ella y su cabeza se alzó al darse cuenta.
–¿Pasa algo?
Junie paseó su mirada por el callejón hasta que se centró en mi nuevamente, dejó salir un suspiro pesado como si estuviese meditando muy bien si contarme lo que ocurría.
–Tu... yo... –dudó e inspiró profundo, cerrando los ojos por un segundo– ¿Tú me ves como tu amiga?
Su pregunta me tomó por sorpresa y supe de inmediato de qué se trataba todo.
Demonios. No sabía si quería tener esa conversación ahora.
–Si. –Respondí. Quise decir algo más pero preferí callar.
–Sólo eso, ¿no? –Sonrió, decepcionada.
–Ve al punto, Junghwa.
–Me gustas –confesó–, estar contigo ya no es simple diversión para mí y es una mierda porque para ti no es igual.
Maldita sea.
–Desde un principio quedó claro que no era algo serio. Para ambas. –Recalqué.
Sentí que ella me estaba recriminando por no corresponderle, tampoco era mi culpa que sus sentimientos crecieran.
–¡Creí que... –su voz tembló– ¡Creí que podría ser diferente, que tú te darías cuenta y...
–¡Por favor, Junghwa! –Exclamé, incrédula y enojada. No podía creer que estuviese pasando esto. De nuevo.
Sus ojos se llenaron de lágrimas y una punzada se instaló en mi pecho, no quería verla mal y mucho menos sufriendo, pero no había mucho que yo pudiera hacer.
Exhalé profundamente.
–Lamento no sentir lo mismo por ti –pronuncié con sinceridad, notando como mis palabras le afectaban– y nunca será mi intención lastimarte, sólo puedo ser honesta contigo.
Ella se apartó las lágrimas que habían escapado de sus ojos, con frustración y enojo.
–Eso es lo mejor que sabes hacer ¿no? Cortar con todo y pasar a la siguiente persona de tu lista –expresó con resentimiento–. No te importan los sentimientos de los demás.
–Junie...
Ella caminó junto a mi directo al almacén, dejándome sola en el callejón. Tuve que volver después de fumarme un segundo cigarrillo y por el resto de mi jornada de trabajo traté de olvidar lo que había pasado con Junie, no quería tener un humor de mierda y que mis clientes se dieran cuenta.
Al finalizar mis horas, Della y los demás habían planeado ir a comer algo pero yo inventé una excusa y Junghwa tampoco aceptó. Della no era tonta y probablemente intuía que algo había pasado porque ya estaba enterada de que entre nosotras existía una clase de vínculo, pero no lo preguntaría directamente hasta estar segura.
Yo no quería que esta situación alterara nuestra dinámica como equipo de trabajo, ni que las cosas se volvieran incómodas para todos pero sabía que no sólo dependía de mi. Junghwa estaba dolida y no podía pretender que actuara como si nada.
Sólo esperaría a que pasara algo de tiempo para poder hablar con ella y tratar de arreglar las cosas. Si es que había algo que se pudiese arreglar.
Llegué a casa con la cabeza embotada por tantos pensamientos. Y justo minutos después Jungkook llegó, como si de un ángel se tratase, con helado y pollo frito. Él no sabía que algo había pasado sólo quería cenar conmigo y por eso llamó a mi puerta, porque minutos antes me había preguntado si me encontraba en el apartamento. Supe que si había ido a la universidad, pero a partir de la segunda hora porque se quedó dormido.
Ambos comimos mientras le contaba lo que había ocurrido con Junghwa, su opinión fue que yo no tenía la culpa de que ella se hubiese ilusionado, pero, no mentiría, me sentía como la mierda y muy culpable. Además pensaba que hiciera lo que hiciera terminaría lastimando a los demás.
Hablar con la verdad era lo mejor, aún si pudiese doler muchas veces, y justo eso era lo que me hacía sentir como una persona horrible.
–No tengo una jodida lista de personas esperando para que me acueste con ellas. –Bufé, recordando las palabras de Junghwa.
Me metí una cucharada de helado de vainilla a la boca, molesta con la vida. Jungkook y yo estábamos en mi cama, él disfrutaba de su helado de chocolate y chispas, mientras Coco se arrastraba por encima de su cabeza. Él era una de las pocas personas que no temía de mi bebé y a ella le agradaba mucho.
–Niki, quizás hay algo que pueda animarte.
"Niki."
Pasó alrededor de diez minutos diciéndome opciones de un nuevo apodo, todo para tratar de mejorar mi ánimo.
Debido a mi gusto por las serpientes llegó al "apodo correcto", según él.
Snake igual a Niki. No me convencía, pero tampoco lo pondría a discusión.
–¿Qué?
–¿Recuerdas a Serim?
Lo miré, Coco ahora descendía por su pecho.
–Claro que la recuerdo –existía una cantidad de clientes que no olvidaría nunca y ella era una– ¿Qué pasa con ella y que tiene que ver conmigo?
–Espera –se acomodó y dejó el bote de helado sobre mi mesita de noche–. Ella y yo... ya sabes, hemos estado juntos.
–¿Juntos, juntos?
–Si. Juntos, juntos –sonreí, eso sí me interesaba–. Ella no había tenido mucha experiencia en ese aspecto y además solía reprimirse de probar ciertas cosas...
–Vale, le has dado la follada de su vida. Ve al grano.
Prefería que las personas fueran directas y no dieran tantas vueltas en decir lo que pensaban. O querían.
–Ella me comentó que una de sus fantasías es tener un trío, en este caso sería conmigo y otra chica, y... tú le pareciste muy bonita.
Entendí por dónde venía y caí en cuenta del por qué estaba actuando tan extraño conmigo, quizás quería probar que tan fácil podría ser que yo aceptara hacer algo así estando él incluido.
–Creemos que eres la persona perfecta para esto.
Su expresión era lo más parecido a un cachorro hambriento, con sus ojos más grandes de lo usual y alternando estos entre su brazo, que ahora tenía a Coco enrollada en el, y mi cara. Desentonaba totalmente con el hecho de que me estuviese ofreciendo hacer un trío.
No imaginé que el antes y después de Serim resultara en algo así, mucho menos que quisiera que yo estuviese incluida.
–¿Por eso estabas actuando extraño?
Alzó los hombros. –Sólo fueron intentos de sacar el tema.
–Veamos –me levanté de la cama–. ¿Crees que mi ánimo mejorará con un poco de sexo?
–¿Si...?
–Vale, está bien.
–¿En serio? –Le sorprendió el hecho de que aceptara tan rápido. –¿Te has acostado con clientes antes?
–Si, un par –admití–. Serim me parece bonita, es mi tipo. El problema eres tú y... ¿sabes qué? –me toqué la barbilla con el dedo– Tendría que pensarlo mejor.
–¿No te parezco lindo? –Exclamó, ofendido.
Reí. –Claro que sí, pero es... es raro. ¿No?
–No te tocaré si no quieres.
–¿Cómo es que un aventón a su casa terminó en... que se acostaran?
Dejaría lo del trío de lado por un momento porque tenía mucha curiosidad.
–Cuando la llevé intercambiamos números y comenzamos a hablar, un día ella se tomó la confianza de contarme asuntos más personales, uno de esos fue sobre la relación con su ex y el hecho de que estuvo con él porque éste le insistía y le decía que no podía esperarla más, ¿entiendes a lo que me refiero? –asentí– sólo le interesaba el sexo y nada más.
–Que imbécil de mierda.
–También influyó el que sus amigas se burlaran de ella por no haber tenido su primera vez.
–Que amigas de mierda.
–Lo sé. –Resopló.
Era indignante que se hubiese visto presionada a hacer algo que no quería o con lo que no se sentía cómoda aún sólo por complacer a alguien; ese hecho era muy grave, pero más común de lo que se creía. Además, la vida sexual de una persona no era asunto de los demás y esas idiotas no tenían por qué opinar de algo que no era de su incumbencia.
Aunque yo lo hacía si se trataba de cierta persona, pero sólo era por joderlo. Me daba completamente igual como usara su pene.
O eso quería creer.
–Luego de hablar tanto por mensajes me invitó a su casa cuando sus padres no estaban y una cosa llevó a la otra. –Sonrió.
–Ahora eres su maestro del sexo.
Soltó una risa y negó con la cabeza.
–¿Te gusta?
Tardó un poco en responder y yo alcé una ceja.
–¿Y...? –hice un ademán con las manos para que hablara– No te estoy pidiendo que resuelvas un problema matemático.
–Es linda y divertida –respondió al fin con una tenue sonrisa– Me gusta que esté empezando a hacer lo que quiere después de pasar casi toda su vida acatando lo que debería o no hacer y... no lo sé, es muy excitante ser parte de eso.
Creo que le interesaba de verdad, quizás ahora no lo quisiera admitir porque aún seguía con la idea de que "amaba" a SuA, pero no debería cerrarse en conocer a una persona más allá del sexo.
Seguimos hablando del asunto del trío y quedamos en que él no me iba a tocar más de la cuenta, además que si en el momento yo no me sentía segura de continuar me iría.
Al día siguiente después del trabajo, Jungkook me dijo que Serim le envió un mensaje preguntando que si podíamos ir a su casa porque sus padres estaban fuera por un asunto de trabajo y que no volverían esa noche. Aceptamos.
En el camino al vecindario en donde vivía, Jungkook y yo hablamos de cualquier cosa como de que Junghwa y yo nos ignoramos por completo en el estudio, en realidad ni nos vimos por estar metidas en nuestros cubículos, hasta que finalmente llegamos a una zona de clase bastante acomodada. Kook aparcó unos metros más atrás de la casa de la chica, me dijo que solía hacer eso por precaución.
Fuimos a pie hasta la casa y al llegar noté que era muy bonita, con un estilo oriental y moderno fusionados. La podía ver a través de las rejillas del portón de unos cinco metros que se alzaba frente a nosotros. Jungkook llamó al intercomunicador y pudimos escuchar la dulce voz de Serim, un segundo después la puerta junto al portón se abrió y nos adentramos. El jardín estaba muy bien cuidado, todo parecía sacado de un drama; mucha perfección. Jungkook y yo no figurábamos para nada en este ambiente.
Avanzamos por el caminito de piedras, Serim nos esperaba en la puerta con una sonrisa. Tenía puesto un vestido color lila de tirantes y su cabello iba recogido en una cola.
Ella saltó encima de Jungkook en cuanto lo tuvo cerca, quien la recibió gustoso y cuando la dejó en el suelo depositó un beso en su frente. La escena me pareció muy íntima para tratarse de unos simples follamigos.
Serim me abrazó por unos segundos, cosa que me tomó por sorpresa. Ella era una persona de abrazos, yo no tanto si se trataba de extraños o alguien con el que no tenía mucha confianza, pero de todas maneras entraríamos en confianza luego y por eso le correspondí.
–¿Cómo están? ¿Quieren algo de beber?
–Eh...
–Vamos. –No nos dejó responder porque nos tomó por la muñeca a cada uno y comenzó a arrastrarnos hasta adentro de la casa.
Jungkook y yo nos miramos y sonreímos al mismo tiempo. La chica no podía ocultar su emoción por experimentar debido a su necesidad de vivir una vida digna de recordar como le dijo el pelinegro y eso estaba bien. Me ponía, siendo sincera. Porque se sentía como si la estuviésemos "corrompiendo" de alguna manera.
En el camino a quien sabe dónde pude ver algunas fotos familiares, sólo eran sus padres y ella.
Entramos a la cocina, todo brillaba de lo impecable que estaba. Nos indicó con un gesto de la mano que podíamos tomar asiento en las sillas junto a la barra, Jungkook lo hizo con la confianza de quien ya había estado aquí en reiteradas ocasiones.
–¿Quieren whisky o...?
–Whisky está bien. –Él me miró buscando una confirmación y yo asentí.
Serim sacó una botella de uno de los estantes, tomó tres vasos de vidrio, sirvió tres cubos de hielo en cada uno y luego vertió el líquido ambarino en ellos.
–Lo hiciste justo como te enseñé. –Le dijo Jungkook y ella le dió una mirada cómplice.
–Vaya, al parecer no sólo le enseñas en una cama. –Comenté, dándole un trago a mi bebida después de que ella pusiera el vaso frente a mi.
–Bueno, obviamente no sólo le enseño en una cama. –Pronunció con sorna.
Serim, que se había sentado del otro lado de la barra, se sonrojó.
–¿Qué tal la experiencia? –Le pregunté directamente.
Ella y el pelinegro volvieron a intercambiar una mirada cómplice, ya los comenzaba a shippear. Esta Serim era muy distinta a la que había ido al estudio, ya no parecía una especie de cyborg con respuestas programadas, actuaba de una forma más natural aunque sin dejar algo de la timidez que la caracterizaba.
–Con Jungkook me he sentido bien, más libre y lo disfruto –sonrió–. No es un idiota egoísta que se preocupa por su propio placer, él me ha dejado claro que nunca haríamos algo con lo que no me sintiera cómoda, podemos hablar de lo que nos gusta o no, le he dicho lo que quiero y lo que me gustaría probar. No me ha juzgado, ni se ha enojado –bebió de su vaso, arrugó un poco el ceño no estando acostumbrada al sabor amargo del whisky–. Mis amigas dirían que soy una zorra, pero no me importa.
Eso es lo que yo llamo un excelente compañero para el sexo.
Pero basta de habladurías y de sus amigas hipócritas.
Me acabé el whisky de un solo trago y me levanté de la silla recortando la distancia entre ella y yo, sus ojos se abrieron como los de un cervatillo al encandilarse por la luz ante mi cercanía. Quizás no esperaba que la acción comenzara tan rápido o que yo sería la que diera el primer paso.
–¿Has besado a una chica antes? –Pregunté a pesar de que ya sabía la respuesta.
–No... pero, desde hace mucho que he pensado como sería. –Pronunció con cautela, como si le diera un poco de vergüenza admitirlo en voz alta.
Me fijé en como mordisqueaba su labio inferior con nerviosismo, llevé mi mano derecha a su mejilla y noté como sus oscuros orbes brillaron con algo de anticipación.
–Es un placer ser tu primera vez. –Dije, antes de unir mis labios con los suyos.
Empecé lento, pero ella fue tomando la batuta en esto y sólo le seguí. Era como si de un segundo a otro dejara la timidez atrás y reaccionara ante sus instintos, lo cual me parecía muy excitante. Saboreé lo amargo del whisky, mientras su lengua se abría paso dentro de mi boca dándole mucha más profundidad al contacto, incliné un poco mi cabeza y terminé por presionar su cuerpo contra la barra.
Nos separamos rato después ante la falta de aire y ambas sonreímos al mismo tiempo, había sido un buen comienzo.
–¿Qué tal va el tatuaje?
–Ya lo verás. –Expresó, coqueta.
Ya entendía por qué a Jungkook le gustaba.
De quien nos habíamos olvidado por un momento, volteé a verlo. Su mirada se había oscurecido y observaba a Serim con deseo.
–Vamos arriba. –Habló, alternando su mirada entre ambas. Su voz salió más grave de lo usual.
Jungkook fue adelante, saliendo de la cocina y nosotras le seguimos tomadas de manos, como si en realidad se tratara de su casa. Debía admitir que ese lado dominante era interesante de presenciar.
Subimos unas escaleras y avanzamos por un pasillo con varias puertas, hasta una que estaba al final. Jungkook la abrió y nos dejó pasar primero. La habitación era muy amplia de paredes blancas y detalles en varios tonos pasteles.
Serim no dudó en casi saltarle encima al pelinegro para plantarle un beso que él siguió de inmediato, tomándola de la cintura mientras ella tenía los brazos enrollados en su cuello. Me situé detrás de ella comenzando a acariciar su espalda con algo de lentitud, pasando hacia sus pechos los cuales apreté sintiendo como se estremecía por mi tacto y por los besos que dejé en su cuello. Mis manos descendieron por toda su figura hasta llegar al borde de su vestido suelto y comencé a subirlo con la idea de quitarlo, por lo que ella y Jungkook se separaron en ese instante, ambos respirando agitados. Terminé de quitar la prenda y Serim se giró hacia mi, sus mejillas estaban enrojecidas y sus labios hinchados. Me fijé solo un segundo en su tatuaje al recorrer su cuerpo, ahora simplemente cubierto por ropa interior de encaje morado, porque se veía tan preciosa que sólo quería besarla.
Pero me detuvo en mi intento de probar sus labios nuevamente, al vocalizar su deseo.
–Quiero que se besen.
Miré a Jungkook, que ahora se encontraba sin camisa y por un momento vi la duda en sus ojos, pero no me detuve a analizarlo demasiado así que lo atraje a mi agarrándolo por el cuello y estampando mis labios contra los suyos, acto seguido sus manos me pegaron a su cuerpo mientras nuestras bocas se buscaban la una a la otra de forma demandante. Podía sentir la mirada de Serim clavada en nosotros, aquí ella era la protagonista y nosotros queríamos complacerla.
Jungkook no besaba mal, de hecho lo hacía muy bien. Pero aún así se me hacía raro.
Raro. Raro. Raro.
Sus fríos dedos se escabulleron bajo mi camisa y la alzó, haciendo que nos separáramos y él pasara la prenda por mi cabeza. Serim se acercó a mi y cuando íbamos a besarnos escuchamos voces provenientes del piso de abajo.
–¡Mis padres llegaron! –Exclamó asustada, pero tratando de no alzar la voz.
Fue una fracción de segundo en que los tres nos miramos como idiotas sin saber que hacer.
–¡Hija! ¡¿Ya comiste?!
–¡La reunión terminó temprano y decidimos regresar hoy! ¡Serim!
Por supuesto sus padres podían subir y no creo que les hiciera gracia encontrar a su hija medio desnuda a punto de hacer un trío con un hombre y una mujer.
La castaña parecía entrar en pánico.
–¿Acaso no regresaban mañana? –Expresé con dureza.
Serim reaccionó y señaló hacia la ventana corrediza, mientras tomaba su vestido para ponérselo.
–¡Salgan por el balcón!
–¡¿Qué?! –Jungkook y yo exclamamos al unísono.
Ella comenzó a empujarnos mientras se disculpaba una y otra vez, vi que Jungkook alcanzó a recoger nuestras prendas.
–¡Hija!
Una voz masculina se hacía más clara y los pasos más cercanos. Normalmente los hombres eran más protectores con sus hijas, no conocíamos a su padre ni lo que era capaz de hacer. Temía más por Jungkook que por mí.
–¡Ya voy, padre! ¡Estaba tomando una ducha! –Respondió ella intentando no sonar tan nerviosa, mientras nos empujaba por el balcón que daba hacia el jardín trasero y me pregunté como demonios íbamos a salir de allí.
Pero no lo pensé por mucho más tiempo cuando Jungkook pasó sus piernas por la baranda de metal, la distancia no era mucha desde allí. Saltó, cayendo sin problemas en el césped y luego extendió sus brazos hacia mi para que me tirara, lo hice sin pensarlo porque confiaba en que me atraparía.
Al dejarme en el suelo sana y salva se apresuró a tomar mi mano y arrastrarme hasta el costado de la casa.
Desde que era una adolescente que no me escabullía de esta forma de algún lugar.
–¿Vamos a saltar? –Pregunté lo suficientemente alto para que me escuchara, cuando vi que nos dirigíamos al muro de concreto el cual lo tapaban algunas enredaderas y arbustos.
No quería morir, podíamos escondernos y encontrar el momento para salir. O mejor, que Serim dijera la verdad y no tendríamos que poner nuestra vida en peligro. No podía dejar a Coco huérfana.
Ok, estaba exagerando.
–No.
Iba a preguntar que haríamos entonces, cuando me di cuenta que entre las enredaderas había una reja escondida que tenía unas cadenas, pero Jungkook las destrozó en menos de un segundo y sólo forzó un poco la reja porque ya estaba algo oxidada. Salimos a un pequeño callejón vacío y no disminuimos el ritmo al llegar a la calle principal nuevamente.
Así que aquí íbamos Jungkook y yo, corriendo por las calles de un vecindario de clase alta. Él con el torso expuesto y yo en sujetador, propensos a que alguien nos viera y llamara a la policía por andar de locos exhibicionistas. ¡Qué día!
Iba a matarlo.
–¡Te mataré! ¡Te mataré!
Lo empujé mientras corría a su lado, haciendo que se quejara.
Por suerte su auto no estaba tan lejos, nos subimos rápidamente después de que quitara el seguro y al fin pudimos respirar mejor.
Hicimos contacto visual y estallamos en carcajadas.
Eso había sido una buena inyección de adrenalina.
–¿Cómo... –tomé una bocanada de aire, secándome las lágrimas que se me habían escapado por la risa– ¿Cómo sabías lo de la reja?
–Serim lo dijo, ¿no escuchaste?
–No, sólo podía pensar en como me había metido en esto.
Él rió nuevamente.
Vi la camisa en su mano y me di cuenta que no tenía la mía.
–¿No habías agarrado mi camisa?
Alzó la prenda en su mano, dándose cuenta que faltaba mi camisa.
–Creí que lo había hecho o quizás se cayó en algún lado, lo siento –me miró–. Póntela. –Me dió la suya y del asiento trasero tomó una chaqueta que ya tenía allí desde antes.
Ambos nos vestimos y cuando arrancó el auto su celular comenzó a sonar.
–Es Jimin. –Dijo antes de contestar la videollamada, colocando el aparato en el soporte que estaba sobre el tablero del auto. Jimin apareció en la pantalla. –What's up, bro. ¿Qué haces?
–Acabo de salir de un entrenamiento y quise saludarte. –Moví el soporte para que pudiera verme y agité mi mano. –¡Hola, víbora! –Sonrió, y yo reí por su apodo al cual ya estaba acostumbrada. –¿Qué hacían?
–Paseando por la ciu-...
–Intentando hacer un trío y fallando estrepitosamente. –Jungkook me interrumpió, riendo al ver mi expresión asesina.
–¡Oh, mierda! ¡¿Qué?! –Jimin parecía más emocionado que otra cosa. –Cuéntenmelo todo. Están locos, chicos. –Se deshizo en carcajadas.
Durante todo el trayecto pasamos de un tema a otro, desde como surgió el trío fallido hasta como nos iba a cada uno en nuestras propias ocupaciones. Básicamente nos estábamos poniendo al día. Jimin estaba entrenando muy duro para una próxima pelea y casi podíamos palpar su emoción por conocer un nuevo país, en este caso Alemania. Le enseñé algunas palabras en alemán, ya que, según él para eso tenía una amiga políglota. Aunque mi fluidez en ciertos idiomas había disminuido con el pasar de los años.
Jimin se despidió cuando llegamos al apartamento de los chicos, Jungkook insistió en que comiéramos algo juntos y yo acepté, la escapada despertó nuestro apetito. Serim no se había comunicado y él dijo que esperaría un poco para llamarla.
–Eso salió muy mal, pero ya comprobé una cosa. –Dijo después de tragar el bocado de arroz frito con kimchi hecho por la señora Ji.
–¿Qué?
Ambos estábamos sentados en la barra comiendo como si no lo hubiésemos hecho en días.
–Que no es divertido besarte, fue raro, quiero decir, besas muy bien pero se sintió raro. –Hizo una mueca.
Reí.
–Sentí lo mismo. No sé en que momento creí que sería buena idea hacer un trío contigo.
Nuestro tipo de amistad estaba bien y no había necesidad de ir a más, aunque ya la habíamos reforzado. Definitivamente iba a recordar este día para siempre y creo que Jungkook se lo contaría como anécdota a sus nietos.
–Al menos ya sabes que soy un buen besador.
–Claro. –Sonreí divertida.
En ese momento salió Taehyung del pasillo, Jungkook y yo nos sobresaltamos. Ni se me había pasado por la cabeza que podía estar en el apartamento.
Los dos guardamos silencio y seguimos comiendo. Tae estaba vestido con un pantalón y camisa de algodón, su cabello estaba revuelto. Parecía que recién despertaba de una siesta o quizás ya iba a dormir.
–Creí que no habías llegado aún. –Le dijo Jungkook sin mirarlo.
Tae abrió el refrigerador, sacó una jarra y procedió a servirse agua en un vaso.
–Llegué hace unas horas –contestó con voz ronca–. Tengo que estudiar para un parcial.
Él no parecía haber escuchado nuestra conversación y Jungkook, a diferencia con Jimin, no mostraba ganas de querer contarle lo que había ocurrido y es que, probablemente, ni le interesaría.
Se dió la vuelta para salir de la cocina y nuestras miradas se cruzaron, pero no pasé por alto la frialdad que destilaban sus ojos como si estuviera enojado por algo y yo ni siquiera le había dicho nada.
¿Ahora que mierda le sucedía conmigo? ¿Acaso seguía molesto por lo de Hye?
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👀🔥
#HanKook best friends 4ever jskajsjs
Opiniones del capi aquí.
Gracias por leer💜 Lxs amo mucho:'3
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