dieciséis. ii
Bea Miller - THAT BITCH.
The Rose - She's In The Rain.
Tomé una gran bocanada de aire con la mano puesta en el pomo de la puerta del baño. Hace un rato que me desperté viendo a Tae a mi lado aún dormido y todas las imágenes de lo que hicimos vinieron a mi, torturándome.
Ya había cruzado el límite y estaba jodida.
Me levanté de la cama directamente al baño para ducharme esperando que al salir ya no estuviese. No es como si fuéramos a desayunar juntos o algo así, sólo fue sexo y nada más que eso.
Quité la mano del pomo y acomodé el nudo de mi bata de baño por enésima vez.
No puedes ser tan cobarde, Hani, sólo es Taehyung... Quién te dio la follada de tu vida. Jé.
Joder. Había olvidado como amanecía de resentido el cuerpo después de una buena sesión de sexo.
Ya, basta.
Volví a respirar profundo y abrí la puerta encontrándome a Tae poniéndose su camisa, ya estaba vestido con sus pantalones. Ambos cruzamos miradas y la apartamos al mismo tiempo.
Incómodo.
Bien, él también estaba arrepentido. Supongo que eso me quitaba un peso de encima.
Caminé hasta mi tocador no pudiendo evitar recordar cómo ese idiota me tuvo totalmente a su disposición y que me azotó sin dejar de enterrarse en mi una y otra vez. Maldición. Ya había comprobado que Tae no le huía a los azotes, tenía que tragarme todas mis palabras y lo que no exterioricé también.
Él si supo cómo callarme la boca.
Cinco estrellas. Excelente servicio.
–Ni una palabra de lo que pasó a Jungkook. –Le dije en el momento que me senté frente al espejo.
–No planeaba hacerlo. –Respondió.
–Sólo fue una vez, olvidémoslo.
–Ya sé, de todas maneras planeo ir en serio con Hye.
No pude evitar dejar salir una risa porque me parecía absurdo que después de follar decidiera ir en serio con la chica que según le gustaba.
Me giré hacia él quien mantenía una expresión seria en su rostro.
–Entonces tendrías que serle sincero con respecto a...
–Eso ya no sería asunto tuyo. –Me interrumpió.
Y sin más se dió la vuelta saliendo de mi habitación cerrando la puerta detrás de él, dejándome con una asfixiante sensación de enojo.
Me recosté en la silla estirando mis brazos hacia arriba, ya había limpiado todo después de que se fuera mi último cliente. Tuve una sesión de casi tres horas con un chico al que le estaba tatuando toda la pierna izquierda, aún le faltaba dos sesiones más pero el resultado valdría la pena.
Cada vez estaba más cerca de poder comprarme la moto sin necesidad de recurrir a Bill para un préstamo y me sentía muy feliz por eso, había tenido muchas sesiones largas que dejaban buena cantidad de dinero. Al parecer se había corrido muy bien la voz sobre mi trabajo y los clientes no dejaban de aumentar, sobretodo los que querían hacerse algún diseño cubriéndose toda una extremidad, y a pesar de lo cansado que pudiera ser lo disfrutaba mucho.
Escuché un toque en la puerta de mi cubículo, sólo estábamos Junghwa y yo en el estudio. Dabin había pedido el día. Della y Wolfie terminaron más temprano, y nosotras éramos las que teníamos más clientes por ese día.
–Pase. –Dije. Al segundo, Junghwa se asomó y noté su incomodidad porque ella y yo sólo nos hablábamos lo necesario, más que todo si estábamos con los demás. –¿Qué pasa?
–Eh... Ya yo terminé, sólo quería saber si tenías otro cliente para así dejarte las llaves de la puerta del almacén.
–Yo también terminé por hoy.
–Bueno, espero a que salgas.
–Vale. –Volvió a cerrar la puerta.
Terminé de guardar mis cosas en el bolso y en medio de eso la música que sonaba en todo el estudio se detuvo señal de que Junghwa la había apagado, debía estar apagando todas las luces mientras esperaba a que yo saliera. Cuando estuve lista, ella, ya me esperaba en la puerta del estudio, yo activé el sistema de seguridad después de cerrar. Caminamos por el almacén apenas iluminado con los pequeños bombillos amarillentos, salimos de este y Junghwa cerró con llave.
Ambas avanzamos en silencio por los callejones oscuros. Con el tiempo me acostumbré a andar por este tipo de zona tan solitaria, aunque yo nunca bajaba la guardia porque cualquier loco podía esconderse y atacar de repente. Aunque según no teníamos de qué preocuparnos porque era zona controlada por el novio mafioso de Della y nadie podía venir a molestar.
–Hani. –Miré a la pelirroja a mi lado, ambas nos detuvimos justo al llegar a una calle más concurrida.
–¿Si?
Ella apretó los labios dudando en hablar y yo simplemente la miré atenta.
–Ehm. Quiero disculparme, sé que tú una vez intentaste arreglar las cosas y yo no quise escucharte –suspiró, apenada– De verdad lo siento, dije cosas que no debía. No puedo obligar a nadie a sentir algo por mi y más allá de eso, tu eres una buena persona y me arrepiento mucho de arruinar nuestra amistad.
–No arruinaste nada, yo lo siento si hice algo que te confundiera. Nunca sería mi intención jugar con tus sentimientos y no te preocupes, acepto tu disculpas. –Sonreí. Sus palabras significaron mucho para mi, fue algo inesperado que ella decidiera dar el paso y hablarme.
A decir verdad extrañaba pasar tiempo con ella porque la consideraba mi amiga aunque las cosas se hubiesen complicado.
–¿Puedo darte un abrazo? –Cuestionó con algo de timidez, no siendo algo común en ella.
–Claro.
Nos abrazamos por unos segundos, separándonos en medio de sonrisas.
Quizá ya nada volvería ser como antes, quizá ella aún mantenía ciertos sentimientos hacia mi pero este era un gran paso para recuperar nuestra amistad y cortar con la incomodidad que sentíamos. Sólo sería cuestión de tiempo y yo estaba dispuesta a dejar todo atrás.
Después de esa breve charla, ambas seguimos nuestro camino juntas hasta que nos tocó separarnos para ir cada quien a casa pero a mitad de camino me di cuenta que no quería volver aún, me sentía un poco tensionada y quería relajarme con unos tragos. El problema es que no tenía con quién, Jungkook estaba en Incheon por el fin de semana con su grupito de amigos hackers, incluyendo a Chanie, así que en ese momento no tenía a nadie que me acompañara.
Deseé tener a mi grupo cerca. A Ian, Max y Ri, también a Hanse.
Finalmente decidí ir a un bar, no importaba si estaba sola. Llegué a uno donde se presentaban grupos o solistas en vivo, me senté en una mesa y pedí una botella de soju.
Justo un grupo se subió al escenario y sus voces capturaron por completo mi atención, eran preciosísimas y transmitían demasiados sentimientos. No pude evitar pensar en Taehyung, en aquella noche de tormenta en la que me consoló después de que tuve una horrible pesadilla con mis padres. Me tranquilizó con su relajante voz que ni me di cuenta en el momento que me quedé dormida.
Maldita sea. Odiaba que todo me recordara a él.
No dejaba de pensar en Taehyung y la verdad hubiese deseado no ser tan estúpida como para haberme acostado con él. Nos habíamos cruzado algunas veces después de esa noche pero no nos dirigíamos la palabra mucho menos la mirada, además que él parecía estar muy feliz con Hye. Una noche que subí a la azotea los vi ahí riendo y no iba a mentir, me enojó verla allí y sabía por qué pero no quería pensar demasiado en eso.
Aquella sensación rara no abandonaba mi cuerpo y cuando estaba sola se acentuaba mucho más.
Suspiré y rellené mi vaso con soju, bebiéndolo de una vez.
Un tipo más alto que yo y algo fornido se acercó a mi mesa cruzando sus brazos sobre esta con una estúpida sonrisa plasmada en su rostro. Genial, no tenía ni diez minutos en el bar y ya venía alguien a molestarme.
–¿Quieres tomar algo conmigo?
Alcé una ceja, fijándome en él. Tenía el cabello corto a los lados y más largo arriba, algunos tatuajes se asomaban por las mangas de su chaqueta.
Su postura era un poco arrogante y por alguna razón no me dió buena espina.
–No. –Respondí cortante.
–¿Por qué? ¿Tienes novio?
–No me interesa tomar nada contigo. Esa es la razón. –Me serví otro poco de soju y lo bebí de un sólo trago.
Al parecer era de esos que no estaban acostumbrados a recibir una negativa.
–Entonces si tienes novio.
–De hecho, no me gustan los hombres.
–No pareces lesbiana.
Reí, y negué con la cabeza. Había perdido la cuenta de las veces que escuché eso.
–Vaya, no sabía que las lesbianas teníamos un cuerno pegado a la frente que nos distingue de las que no lo son.
Mi contestación tan mordaz y sarcástica no pareció agradarle para nada ya que su expresión cambió rápidamente a una más seria.
–Malditas lesbianas. –Soltó de forma despectiva antes de alejarse de la mesa quien sabe hacia donde.
Y por fortuna lo hizo porque no quería seguir lidiando con un imbécil como él, pero de igual manera esa situación terminó por arruinar aún más mi humor así que fui a pagar la botella que estaba casi llena. Me la llevaría a casa y continuaría bebiendo allí en compañía de mi Coco.
Salí del bar con la botella en una bolsa, caminé por la acera alejándome cada vez más de aquella zona concurrida, andando lentamente pensando en todo y nada a la vez hasta la parada de autobús. Tenía algo de tiempo antes de que llegara el próximo.
De pronto al pasar frente a un callejón oscuro entre dos edificios un brazo salió de este, pero no me dio tiempo a nada cuando ya me estaban arrastrando hacia adentro mientras tapaban mi boca. Intenté moverme con todas mis fuerzas para soltarme de la persona que me tenía agarrada, solté la bolsa para así luchar mejor y lo primero que se me ocurrió fue morder la mano que tenía presionada contra mi boca.
–¡Maldita perra!
Aproveché que quedé libre y corrí hacia la salida del callejón pero me alcanzó arrastrándome hacia atrás de nuevo así que grité tratando de llamar la atención de alguien por lo que enseguida volvió a taparme la boca. Me pegó contra una pared ocasionando que se me escapara el aire de golpe, entonces pude ver a la persona que me estaba haciendo daño gracias a la poca iluminación.
Era el mismo tipo del bar. Ni me di cuenta de que me seguía, debí estar más atenta.
Él sonrió de una forma muy siniestra ocasionando que mi miedo fuera en aumento, pero más eran las ganas de hacer algo para que me dejara en paz.
Quitó su mano para luego bajarla a mi cuello y mantenerla presionada ejerciendo algo de fuerza, mi pecho subía y bajaba furiosamente. Se pegó a mi y sentí unas náuseas terribles por tenerlo contra mi cuerpo.
–¿Creíste que podías burlarte de mi?
–Que llorón eres. –Me reí en su cara.
Era el miedo actuando por mi.
Su expresión se endureció así como su agarre alrededor de mi cuello, cortándome el aire. Intenté quitar sus manos notando la diversión en sus pupilas al verme luchar para poder respirar. Me resultaba imposible alejarlo y las lágrimas ya inundaban mis ojos mientras abría la boca tratando de llevar oxígeno en mis pulmones, aunque a los pocos segundos me soltó pero no me dió tiempo a tomar aire porque me tiró hacia un lado. Caí al suelo sobre mis manos y sentí que algo se me clavaba en una de mis palmas pero ignoré el dolor tratando de ponerme de pie aunque no lo logré porque él se subió sobre mi, impidiéndome cualquier movimiento.
–Después de lo que haremos te gustarán los hombres. –Dijo en mi oído, provocándome mucho asco. –Vas a complacerme, pequeña zorrita.
Sentí sus dedos intentando desabrochar los botones de mi pantalón y debido a eso podía mover mis brazos pero era imposible defenderme y quitarlo de encima, él era mucho más fuerte que yo y eso me frustraba demasiado. Por un momento dejé de moverme, transportándome a cuando tenía diecisiete y estaba pasando por la misma situación, algo dentro de mi se activó entonces miré a mi alrededor mientras sentía los asquerosos labios de ese tipo en mi cuello y sus dedos seguían batallando para desabrochar los botones. Por fortuna ese día decidí usar un cinturón y dicho accesorio retrasaba el completar su cometido.
Vi una botella que estaba un poco apartada de mi cuerpo y si estiraba un poco mi brazo podría agarrarla. La suerte estaba de mi lado, podía sentir la adrenalina correr por mis venas.
No va a pasar de nuevo. No lo permitas.
Y con ese pensamiento estiré mi brazo todo lo que pude hasta que mis dedos rozaron el pico de la botella sin que el sujeto sobre mi se diera cuenta y, cuando la tomé firmemente, sin dudar ni un segundo la estrellé contra su cabeza con toda la fuerza que pude, al mismo tiempo que mis ojos se cerraron por el impacto. Lo siguiente que supe fue que tenía todo el peso de su cuerpo sobre mi, me escabullí rápidamente quitándolo de encima a la vez que me colocaba de pie.
Sus ojos se encontraban cerrados y la sangre comenzaba a brotar de su cabeza.
«¿Lo maté?»
Mi respiración seguía agitada y mi corazón empezó a latir con más fuerza. Aún así no podía despegar los ojos del cuerpo en suelo.
Taehyung
Desperté viendo a Hye a mi lado que seguía dormida, ambos pasamos el día en el centro comercial porque ella necesitaba comprar algunas cosas, luego fuimos a un parque a pasear y después vinimos a su apartamento. Al llegar pensamos en ver una película pero terminamos tomando una siesta que se alargó porque desde la ventana podía ver que ya había anochecido.
Hye y yo íbamos en serio en nuestra relación. De hecho ella se me adelantó porque asomó la opción antes de que yo pudiera hacerlo, ambos hablamos de a dónde queríamos llevar lo que teníamos y concluimos en que queríamos intentar llevar las cosas al siguiente nivel. Hye me gustaba, era agradable pasar tiempo con ella porque teníamos varias cosas en común pero no podía dejar de pensar en Hani y eso me tenía confundido, todo por la atracción que sentía hacia ella.
Aunque después de la noche que pasamos todo fue muy incómodo. Era obvio que se arrepentía, como predije. No fue buena idea que nos dejáramos llevar.
Hye no sabía que ella y yo nos habíamos acostado, pero si le dije que estuve con alguien. Le dió igual porque no teníamos nada serio en ese momento y no es como si pudiese reclamarme por eso.
La pelinegra se removió a mi lado y alzó la cabeza para mirarme, sonrió levemente y yo dejé un beso en su frente.
–Dormimos mucho.
–Según íbamos a ver una película. –Reímos.
–Podemos pedir algo de cenar y vemos una. –Sugerí.
Ella volvió a abrazarme recostándose en mi pecho y asintió.
Por un segundo tuve un flashback de Hani recostada en mi pecho y yo cantándole una canción para calmarla.
–¿Tae?
Hye me sacó de mis pensamientos. Joder. Necesitaba dejar de pensar en Hani.
–¿Si?
–Te preguntaba que quieres comer.
–Lo que tu quieras.
–Está bien, iré por los folletos para escoger.
Ella se incorporó en la cama y dejó un beso en mis labios que se fue alargando hasta que yo quedé sobre su cuerpo sin aplastarla. Su mano fue hasta mi nuca y subió hasta hundir sus dedos en mi cabello, mientras nuestros labios se saboreaban lentamente.
–Tenemos que comer. –Susurró sobre mi boca con una pequeña sonrisa.
–Eso puede esperar. –Besé su cuello y ella jadeó mientras colaba sus manos por debajo de mi camisa.
De pronto mi celular comenzó a sonar en la mesita que estaba junto a la cama y yo quise ignorarlo, pero Hye se separó de mi haciéndome un gesto con la cabeza para que contestara.
–Puede ser importante. –Dijo con la respiración agitada y los labios un poco hinchados.
Le hice caso y quedé sentado sobre el colchón, alcancé el aparato viendo el nombre de mi hermano reflejado en la pantalla, deslicé el dedo por esta y me lo llevé a la oreja.
–¿Que-...
La voz desesperada de Jungkook me interrumpió y de un tirón me puse de pie, tratando de entender las palabras atropelladas que salían de su boca.
La calentura se me bajó de golpe al oír todo lo que decía y mi corazón comenzó a latir con fuerza sintiendo un escalofrío recorrerme de pies a cabeza. Salí de la habitación olvidándome de Hye, su prima quien estaba en la sala viendo algo en la televisión me lanzó una mirada extraña que ignoré al seguir de largo hasta la puerta, donde estaban mis zapatos.
Corté la llamada con Jungkook después de decirle que iba en camino.
–Tae, ¿qué sucedió?
Escuché a Hye detrás de mí mientras me colocaba mis zapatos con rapidez.
–Tengo que irme. Ocurrió algo, lo siento. –Dije, comprobando que tuviese las llaves del auto en mi bolsillo.
–Pero, ¿está todo bien? ¿Le pasó algo a tus hermanos? –Preguntó preocupada.
–Después hablamos.
No dejé que dijera algo más porque salí casi corriendo del apartamento dejándola quizá más preocupada de lo que estaba, pero mi cabeza iba a mil por segundo sólo pensando en una persona.
Al estar conduciendo por la calle tenía que controlar mis ganas de acelerar porque no quería que me multaran, eso me retrasaría demasiado y necesitaba llegar lo antes posible, aún así manejé casi saliéndome del límite permitido en algunas avenidas. El cielo se iluminaba con relámpagos cada ciertos segundos y eso sólo incrementaba mi nerviosismo; por las noticias dijeron que serían varios días de lluvia.
Finalmente llegué frente a la estación de policía después de veinte minutos, me coloqué una sudadera porque algunas gotas ya comenzaban a impactar en el vidrio y cuando salí del auto un relámpago alumbró mi camino hacia la entrada del recinto.
Jungkook me había llamado desesperado porque Hani lo llamó diciendo que estaba detenida y que necesitaba que alguien pagara la fianza, no le dio detalles pero él estaba lejos e iba a tardar en llegar por eso decidió llamarme para que viniera por ella.
Empujé la puerta encontrándome con algunos uniformados detrás de un mostrador y me acerqué llamando su atención.
–Buenas noches, vengo por una persona que se encuentra aquí. –Pronuncié alternando mi mirada entre los tres hombres que se encontraban allí.
–¿Ella es a quién buscas? –Uno de ellos señaló hacia un lado.
Entonces giré mi cabeza hacia la dirección que señalaba y a través de unas puertas de vidrio pude ver a Hani sentada en una silla frente a un escritorio. Ella estaba quieta con la cabeza gacha y sus brazos hacia atrás con las muñecas esposadas.
Sentí verdadera impotencia al verla con esas esposas, al menos no la habían metido en una celda.
–Si. –Respondí, mi voz saliendo un poco inestable ante la imágen de la castaña, volviendo mi vista al hombre de uniforme.
–Fue traída hace una hora. ¿Va a pagar la fianza?
–Si. ¿Puede decirme porque está detenida?
–Agredió a un hombre en la calle estrellándole una botella de vidrio en la cabeza, por suerte el hombre está bien y recibiendo ayuda profesional. La señorita Lim podrá salir con la fianza, pero tendrá que conseguir un abogado y esperar a la audiencia. A menos que la víctima retire los cargos dentro de las próximas setenta y dos horas. –Explicó, dejándome atónito.
No podía creer que ella hubiese hecho algo así sin alguna razón.
–¿Está seguro de que sucedió de esa manera? –Me atreví a preguntar.
–Los agentes que patrullaban por la zona se encontraron con la escena, el hombre apenas estaba consciente pero pudo contar lo que pasó y ella misma lo confirmó. Por los testimonios del hombre y las heridas que presenta, todo indica que la señorita Lim lo atacó con premeditación. Sus niveles de alcohol no eran altos así que era consciente de lo que hacía y el que no huyera también demuestra que quería comprobar que tan grave había sido la agresión.
Esto no me estaba gustando nada.
–¿Cuál fue el testimonio?
El hombre suspiró cansado, parecía fastidiarle tener que explicarme pero no me importaba. Necesitaba saber lo que había ocurrido o lo que ellos creían que había ocurrido.
–La señorita comenzó a agredir verbalmente al señor Kang Bohwan dentro de un bar porque éste no quiso comprarle más tragos, entonces lo siguió hasta que él se detuvo en un callejón para fumarse un cigarrillo y ella sin mediar palabra lo atacó con la botella.
Algo no me cuadraba. Me resultaba muy ilógico que Hani actuara así por una razón tan absurda, aunque claramente la policía no planeaba investigar a fondo porque se habían conformado con que ella hubiese "confesado".
Algo no estaba bien.
–¿Cuál podría ser la sentencia del Juez?
–Hasta un año en prisión por agresión agravada.
Maldición. Me tenía que estar jodiendo.
Después de eso pagué la fianza y tuve que firmar un papel. Otro agente trajo las cosas que supuse le habían quitado a Hani, era un bolso negro mediano junto a su celular, lo dejó sobre el mostrador en una cesta y fue hasta donde estaba ella sentada. Le indicó que se levantara y ambos regresaron hasta donde yo estaba, ella se veía muy tranquila.
Cruzó miradas conmigo por menos de un segundo antes de darse la vuelta para que le pudiesen quitar las esposas. Sentí una punzada nuevamente en mi pecho al ver sus muñecas rodeadas por esos objetos metálicos y aún más al notar que una venda cubría su mano derecha, probablemente se lastimó al estrellar la botella pero entonces me fijé en su ropa; su chaqueta y sus pantalones estaban sucios y vi unas pequeñas roturas en ellos, más específicamente en su pierna derecha y no creía que en realidad fueran así. Era una muestra de que quizás estuvo en el suelo luchando, la habían arrastrado o de que quiso huir de alguien, mejor dicho del tipo a quien agredió, y no podía ser el único que se hubiese dado cuenta de eso.
Pero antes de poder decir algo, Hani se dió la vuelta nuevamente al estar libre.
–Ya se me había olvidado como se sentía estar esposada –le sonrió al policía, aunque sus ojos no reflejaban nada. Era como si hubiesen arrebatado toda emoción de estos. –Thank you, señor oficial.
Acto seguido tomó sus cosas del mostrador y salió por la puerta sin mirar atrás, yo la seguí después de hacer una reverencia hacia los agentes que quedaron un poco descolocados por la actitud de la castaña.
Ya en el exterior seguía lloviznando y la calle se encontraba vacía, obviamente las personas se apurarían a resguardarse de la lluvia.
Hani estaba parada a un lado de la puerta del edificio y parecía buscar algo en los bolsillos de su chaqueta. Me acerqué a ella en busca de una explicación de lo que en verdad había pasado.
–Hani.
–Esos imbéciles me quitaron mis cigarrillos. –Se quejó, ignorándome.
–Estás apunto de pasar un buen tiempo en la cárcel ¿Y te importa eso? –Bufé.
Hani alzó su cabeza, mirándome con una frialdad que nunca antes había visto en ella.
–No me arrepiento de lo que hice, si me encierran habrá valido la pena. –Y sin más comenzó a caminar, alejándose de mi.
Su respuesta me dejó un poco en shock, pero reaccioné a tiempo y fui tras ella por el medio de la calle.
La detuve por el brazo con suavidad, girándola hacia mi.
–¿Por qué hablas así? ¿Qué fue lo que sucedió realmente? –pregunté, escaneando su rostro– ¿Ese tipo te hizo daño? Hani...
–¡No es tú jodido problema! –Me gritó, soltándose de mi agarre.
Su reacción me sorprendió, preocupó y enojó en partes iguales.
–¿No lo es? –inquirí, apretando la mandíbula– ¡Dejé a Hye sólo para venir por ti, manejé como un loco para venir a pagar tu fianza, así que creo que tengo el derecho de saber!
No quería alzar la voz, pero eran demasiadas cosas que no me pude controlar.
–¡Regresa con ella, entonces! –espetó, sus ojos me miraban con rabia– Y si es por el dinero, te lo voy a reponer. Ahora déjame en paz, no te necesito. –Se giró y comenzó a caminar nuevamente.
No era Hye, no era el dinero, no era nada de eso. Sólo quería entender lo que había ocurrido, y el por qué ella parecía tan fuera de sí.
Volví a alcanzarla y a ese punto la lluvia se había hecho un poco más fuerte, la tomé del brazo otra vez y cuando quedamos frente a frente distinguí las lágrimas rodando por sus mejillas que pudieron haberse confundido con las gotas de lluvia, de no ser porque noté sus ojos rojizos al igual que su nariz gracias a la iluminación de un poste a unos metros de nosotros. Y sin dudarlo la atraje a mi, envolviendo mis brazos a su alrededor. Creí que me alejaría pero sentí sus brazos corresponderme unos segundos después.
Nos mantuvimos en aquella posición hasta que caí en cuenta de que estábamos abrazados en medio de la calle y que la lluvia caía sobre nosotros con más intensidad.
–Vamos a casa, te puedes resfriar. –Me separé un poco mirándola, aunque ella mantuvo su cabeza gacha.
Me dejó quitarle el bolso del hombro y me lo guindé en el mío, pero apenas dimos unos pocos pasos cuando ella se detuvo.
–¿Escuchaste eso?
–¿Qué? –Miré a todos lados y no escuchaba nada más que el golpeteo de la lluvia contra el pavimento y sobre algunos autos que estaban cerca.
Ella caminó hacia el poste en donde se encontraban algunas cajas, me pareció muy extraña su actitud y mi instinto fue seguirla.
De inmediato vi lo que llamó su atención, se trataba de un pequeño gatito gris con rayas blancas que yacía dentro de una de las cajas, su madre no parecía estar cerca. Sus maullidos muy apenas se escuchaban, se veía un poco desnutrido y temblaba por el frío. Hani lo agarró con mucho cuidado y el pequeño animal se acurrucó contra su cuerpo en busca de calor. Al ver eso me quité la sudadera y se la di a ella para que lo cubriera con esta.
–Vamos, está lloviendo más fuerte.
Ambos caminamos rápidamente hasta donde se encontraba mi auto aparcado y nos subimos, encendí la calefacción para que el pequeñito entrara en calor, y nosotros también.
Salí del hombrillo, calle abajo. Encendí la luz dentro del auto cuando Hani me lo pidió para ver mejor al gato.
–Tiene una pata herida, creo que está rota. –ella lo revisaba con cuidado, teniéndolo sobre sus piernas –Hay que buscar una clínica veterinaria, Tae.
Yo saqué mi celular del bolsillo de mis pantalones y se lo entregué a ella para que buscara alguna cercana mientras mantenía mi atención en el camino. De pronto comenzó a llorar de nuevo, revisando aún al gato.
–También le falta un pedazo de orejita. Está muy mal. –Sollozó, llevándose una mano a la cara.
El pequeño gato la acompañaba en su llanto, porque quizá no sólo maullaba por el hambre o el frío, sino también por el dolor que debía sentir que, además, Hani parecía tomar como propio. Creo que lo que había pasado antes quedó en un segundo plano para ella porque su atención estaba totalmente en el pequeño.
–Tranquila, tendrá ayuda y se pondrá bien. –Traté de consolarla tomando por un momento su mano, al mismo tiempo que alternaba la vista entre ella y la vía. –Busca la clínica, anda.
Ella finalmente se calmó un poco y pudo encontrar una clínica, yo puse la dirección en el GPS y sólo tardamos unos diez minutos en llegar.
El veterinario nos recibió sin poder ocultar su impresión porque dos personas llegaran en medio de un aguacero con un gato tan herido. Hani le contó como lo habíamos encontrado y de inmediato el hombre se lo llevó para revisarlo.
Ahora sólo estábamos esperando que nos diera un diagnóstico.
La pequeña sala de espera se sentía cálida lo que nos venía bien al tener la ropa un poco mojada por la lluvia. Hani y yo estábamos sentados en dos de las cinco sillas que había, frente a nosotros estaba el mostrador de la recepción y a un lado la puerta por dónde entró el veterinario para revisar al gato.
–¿Crees que pueda mejorar? –Hani habló después de que transcurrieran varios minutos de silencio entre ambos, con sólo el sonido de la lluvia de fondo.
–Eso espero. –Respondí. La miré y luego me fijé en su mano derecha con la venda, que tenía algunas manchas de sangre. –A ti también hay que llevarte a qué te revisen. –Ella miró su mano. –¿La venda te la dieron en la estación de policía? –Asintió lentamente, soltando un suspiro pesado que ocultaba muchas cosas que quizá ahora no era momento de preguntar.
–Esto no es nada.
–Si es algo.
Ante mis palabras nos mantuvimos la mirada, yo observándola con seriedad por querer quitarle importancia al asunto. Ella entreabrió los labios para decir algo pero en ese instante salió el médico.
El diagnóstico no fue para nada bueno.
El pequeño además de que estaba desnutrido y deshidratado, tenía una lesión en una de sus patas delanteras pero no era fractura, también había sido atacado quizá por otro gato más grande que él y por eso le faltaba parte de su oreja. Lo grave era que tenía un tumor en su cerebro por lo que no le quedaba mucho tiempo de vida. Así que la única opción era ponerlo a dormir para no alargar su agonía, por el momento había logrado estabilizarlo un poco dándole suero y comida. Se quedaría allí hasta que tomáramos una decisión.
Obviamente esa noticia no nos cayó muy bien, volvimos decaídos al auto porque la ayuda sólo sería momentánea ya que el pequeño no iba a mejorar a largo plazo.
Nos mantuvimos en silencio mientras yo manejaba hacia el hospital más cercano. Hani no protestó al llegar, por fortuna, porque la hubiese hecho entrar así fuera a rastras.
La atendieron rápidamente y yo me mantuve a su lado viendo como la curaban, ella le explicó a la enfermera que se había tropezado y aterrizó sobre sus manos por lo que se clavó algunos pedazos de vidrio que estaban en el suelo, aunque yo sabía que había mucho más detrás de eso. Y la mujer también, aunque al parecer creía que yo tenía algo que ver porque me miró de una forma extraña pero no se atrevió a decir nada. Probablemente se había hecho ciertas ideas en su cabeza, quizá pensaba que yo era su novio abusivo y que la tenía amenazada.
La enfermera sacó uno a uno los pequeños pedazos que habían quedado clavados en su palma, también tenía cortes en sus dedos que luego de curar cubrió con banditas y volvió a vendar su mano después de desinfectar los cortes. Le recetó un analgésico que yo me ofrecí a buscar a la farmacia que quedaba en el segundo piso del hospital, y de seguro aprovechó ese momento para interrogar a Hani con respecto a mi.
Me sorprendió que hubiese aguantado tanto tiempo teniendo los pequeños vidrios incrustados en su piel y mi enojo hacia esos policías que no hicieron nada por ella sólo creció más.
El viaje de regreso fue en total silencio de nuevo, habían sido demasiadas emociones en poco tiempo y los dos parecíamos procesar todo lo que pasó. Al llegar al edificio nos subimos en el elevador, Hani parecía estar en otro mundo, pero yo me contuve de seguir insistiendo con la situación porque tampoco quería que se alterara de nuevo e iniciar una discusión.
Salimos del ascensor y ella se giró hacia mi, me fijé en sus ojos que estaban hinchados y lucían muy cansados pero eso no opacaba para nada lo bonito de su rostro.
–Gracias por no dejarme allí. –Dijo, intentando sonreír un poco pero fue más una mueca.
–No es nada. Ehm... Si quieres yo pued-...
–Quiero estar sola. –Me cortó, adivinando lo que quería decir.
Se dió la vuelta y comenzó a caminar por el pasillo hacia su apartamento. Yo sólo me quedé mirando como se alejaba sintiendo que todos los muros que ella había dejado abajo conmigo volvía a alzarlos para así dejarme afuera.
De pronto recordé las palabras que le dijo Minny a Jungkook hace unos días.
Los que la queremos y sabemos todo lo que ella ha vivido no estamos cerca, por eso te pido que le brindes tu apoyo si ves que algo anda mal.
La sensación de que algo no estaba bien con Hani no desaparecía, se acentuaba cada vez más en mi pecho y debido al recuerdo de esas palabras tomé una decisión.
Troté hasta ella que ya estaba ingresando el código de su puerta, volteó cuando sintió mi presencia a su lado y su ceño se frunció en confusión.
–No voy a dejarte sola.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Este capi me resultó un poco difícil de escribir :'c
Opiniones aquí.
Gracias por leer 💜
P.D: Vengo a hacerle promoción a la nueva historia que hay en mi perfil que tiene como protagonistas a Jin y a Jimin (no shipp). Me encantaría que le dieran una oportunidad♡
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